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Lo que mata es la humedad - por Mónica Bezom
Web: http://letrasturquesa.blogspot.com
Hola, Tacho.
Soy yo. ¡Abrime plis! Que me escurro por la rejilla. Viste qué día horrible, la humedad se ensañó con mi juanete y la tormenta con el paraguas. ¿Vos lo viste pasar? Era de Ñubels.
Para colmo ¡tuve un vencimiento en un juicio! Mientras lo imprimía se cortó la luz (la compañía eléctrica siempre tan empática) y cuando volvió, ya tenía el plazo encima. A causa del atropello me equivoqué, la impresora se trancó y me agarró un golpazo de calor. Sales hidratantes mediante, levanté vuelo hacia el Juzgado.
Crucé envalentonada la Nueve de Julio padeciendo algún espejismo; confundí el edificio de Tribunales con un oasis y los autos con camellos de colores.
Irrumpí en el Juzgado cual tromba desnortada. "¡Permisoo, que vence", chillé euforizada, pasando alevosamente por una fila sudorosa y sufrida de colegas en estado vegetativo. Hice el milagro de que recuperaran su presencia de ánimo, Tacho; tragando su transpiración me contestaron en cacofónico coro: “Falta media hora, doctora. ¡Haga el favor de ponerse en la fila!" ¡Urg! Después de palparme rabiosamente la cabeza en busca de los lentes, revolví en la cartera y cuando decidí volcar su contenido, un colega espantado se tocó la calva indicándome que yo llevaba ¡los dos! pares de lentes en la cabeza. Esos de colores, ¿viste? de dos mangos.
Le sonreí abanicándome con el vencimiento y volví a la carga para que lo recibieran. Los de la fila me miraban con pena y los de mesa de entradas me repetían que aguarde casi con dulzura, Tachito.
En la espera estuve a punto de transmutar en un charco. Jurídico, eso sí. Y el vencimiento, en una carabelita a la deriva. Finalmente, por cansancio o por la humedad, faltando cinco minutos lo recibieron, fecho lo cual me vaporicé hacia la oficina.
Sin embargo, las llaves no calzaban en la cerradura por más fuerza que aplicaba. En eso estaba, bastante frenética, cuando la vidente abrió la puerta. ¡Ay, Tacho! Erré la entrada y fui sorprendida forzando la cerradura de mi vecina. La vidente, lejos de molestarse, me ofreció un viaje astral sin cargo, “visto su estado de enajenación” susurró, con una comprensión sospechosa. Horrorizada y pegoteada me disculpé, encerrándome de un portazo en mi oficina.
Más tarde salí para oír cantar a Nico, pero ¡me equivoqué de lugar, Tacho! Leí algo de Ciencias Económicas y di por sentado que era en la Facultad. Ergo, allá fui. Llovía como en el diluvio universal y yo deambulaba por las escaleras preguntado aquí y acullá, ¡siempre al mismo pobre hombre!
No pude cometer más desaciertos (por mi presunta deshidratación, quiero pensar) ya que Ale sí había entendido y fue al Consejo de Ciencias Económicas. La llamé, le dije que allí no era, que venga a la facultad. La pobre dio media vuelta con semejante bajón de día y nos arrastramos por las escaleras, yo como una baba en dos patas, malhumorada y saturadísima. "Seguro nos perdimos en este laberinto", pensé, furiosa, echándole la culpa. Ella me mandó a lo más alto del mástil, pero con carpeta: "Ma, me voy. Chaucito". Me miró con un dejo de lástima, ¿viste? Ni que yo sufriera chifladuras esporádicas, Tacho.
No contenta con eso, entré a la sala de profesores preguntando por el show de Nico. Me invitaron a desalojar informándome que ¡cantaba en El Consejo!
Fui corriendo. Pero todo había acabado.
Me senté a cavilar cómo llegué a semejante situación de desastre mientras se largaba una granizada feroz y la ciudad parecía Pompeya en el Sahara, Tacho. Los de seguridad se apresuraron a cerrar indicándome la salida. Me zambullí en la tormenta contra mi ajada voluntad y repté hacia el estacionamiento.
Ya en el auto, éste se combustionó y anduvo a los trancazos. Imaginé un campo de flores para cambiar mi realidad (eso es descontrol mental, Tacho, no te rías), pero el auto parecía un caballo salvaje. De flores, ni las farolas. Me insultaron un poco; era hora pico de regreso, viernes con lluvia en pleno centro.
Por fin, llegué a casa. No había luz, Tacho. ¿Te das cuenta? Edenor me mandó la factura esa que te conté; la que cuando fui a pagar la billetera lloró conmigo. Y cortaron la luz ¡justo hoy!
Por eso vine, Tachito. Estoy rota y tengo calor. ¿Me abrís?
—…
Ah… No anda el ascensor. ¿En serio?
— …
No, Tacho. Son doce pisos. Me voy… No importa, ya te conté todo por el portero. Dejá nomás. En la plaza hay una fuente que acepta lagrimones.
Comentarios (22):
Otilia
18/12/2024 a las 17:41
Hola, Mónica, gracias por comentar.
He leído tu divertido relato. Esa mujer, como decimos aquí, se había levantado con el pie izquierdo o es gafe. Has reflejado bien su estado de enajenación. Ja, ja, ja.
Por aportar algo, please lo escribiría en cursiva. Se recomienda usar primero las comillas angulares para entrecomillar texto.
Gracias por tu relato. Saludos.
Patricia Redondo
18/12/2024 a las 20:02
Hola Monica! Me asomé a tu relato picada por la curiosidad que me provocó el título. Y vaya si me alegro de haberlo hecho!
Muy bueno, agil, dinámico , divertido , loco como el dia y el monologo de la protagonista.
La frase final “En la plaza hay una fuente que acepta lagrimones.” magistral , un cierre perfecto. Felicitaciones.
Estoy en el 7 por si te apetece
Nos leemos!
Lore M.
19/12/2024 a las 13:15
Es interesante cómo la protagonista se va describiendo a sí misma y a su estado de ánimo según va explicando todos los imprevistos e impedimentos que ha tenido durante su día. Y cuando parecía que iba a tener un respiro, resulta que va a tener que consolarse sola. Un final muy acertado. Me parece una historia divertida, simpática y cercana. Te felicito.
Nos seguimos leyendo.
Un saludo.
Hilda G.M.
19/12/2024 a las 14:31
Hola, Mónica.
Me ha gustado tu relato. Para el lector resultan muy divertidas las peripecias de tu personaje, aunque para ella misma ese debió ser un día “apocalíptico”. Y para colmo Tachito no parece ser muy solidario con su amiga, a menos de que ella sea siempre así y que ya lo tenga un poco harto 😉
Creo que se te ha ido un participio en lugar del gerundio “preguntando” en esta frase: “y yo deambulaba por las escaleras preguntado aquí y acullá”.
Aprovecho para desearte felices fiestas. Saludos y gracias por leer mi texto y comentarlo.
Mónica Bezom
19/12/2024 a las 21:40
Hola, compañeros.
Otilia, me alegro que te hayas reído, es la idea. Agradezco tus palabras y las recomendaciones de las comillas, tienes razón. En cuanto al “plis”, está en lenguaje coloquial, a tono con la naturaleza del relato. Por eso no lo escribí en inglés, que en ese caso sí iría en cursiva.
Patricia, Lore: gracias por pasar y me da gusto que se hayan divertido, como le comenté a Otilia, es la idea.
Agradezco sus palabras.
Hilda:igualmente agradezco tu visita, comentarios y por señalar el error de dedo en “preguntando”. Increíble quese me pasara pese a las veces que lo leí y el corrector de word que no parece muy fiable, jaja.
Saludos y felicidades a ustedes.
Yvonne
19/12/2024 a las 22:37
Hola Mónica,
Me encantó tu monólogo. Tan original y distinto a lo que cabía esperar, pero ágil, suelto y descriptivo. Colocaste la vidente cómo buenamente pudiste sin que se note costura alguna añadiendo una nota truculenta más a la lista de desaguisados sufridos por la protagonista. Una buena descripción de una alocada histeriquilla pero no mala gente. La forma de monólogo dirigido a un interlocutor invisible es un recurso interesante para dar acceso al interior de la mente de la protagonista.
Felicidades
Esther
20/12/2024 a las 04:04
Hola Mónica, gracias por pasar por mi relato y ayudarme
a corregir mis errores. Lo del guión bajón no me pude acordar como se hacía.
Lo del cambió de e
narrador es un problema que debo superar, me pasa muy a menudo. Tendré que leer más, no sé.
Tu cuento me resultó cómico, muy agitado y loco. De pronto vas leyendo tan rápido que estás con la respiración contenida. Es una sucesión de hechos, todos hilvanados con la premura del vencimiento causando a la protagonista un estrés disparatado, que se trasmite al lector.
Me atrevería a decir que hasta un poquito exagerado, pero que no le resta calidad. Srludos
Te seguiré leyendo.
Don Kendall
20/12/2024 a las 12:00
Hola, Mónica. Magnífico relato. Y sobre todo, teniendo en cuenta que estamos en un taller, magnífico modelo de estilo: Punto de vista clavado, voces narrativas cumpliendo su objetivo, descripciones veloces, todo en su sitio. Con tu permiso copio y pego un comentario a propósito de un libro de técnica del escritor argentina Guillermo Martínez :«Es así una premisa que no cabe discusión: el uso de las técnicas solo se aprehende trabajando, esto es escribiendo, experimentando, fracasando. Del trabajo llegará el acierto».
Este trabajo tuyo, es un ejemplo de esa recomendación.
Gracias, gracias, por este disfrute y diversión.
Un abrazo y salud
El autor del párrafo que copié es Alfonso Salazar y el libro de Guillermo Martínez es “Once tesis (y antítesis) sobre la escritura de ficción”
José Torma
20/12/2024 a las 18:58
Mónica.
No hay mucho que pueda decir, te lanzaste a hacernos felices al leer y lo lograste. ¿Qué más le puede pasar a esta pobre mujer? De otras cosas ya te hablaron.
Relato logrado y bien escrito, me lo leí dos veces, no por haberme perdido de algo, sino para volver a disfrutarlo.
Felicidades.
Carmenigne
20/12/2024 a las 23:01
Hola Mónica! Lograste trasmitir a través de un ritmo mas que dinámico, urgente, las peripecias de un personaje sometido a todo tipo de demandas, laborales, dómesticas, maternas, climáticas. El relato va arrastrando generando sensaciones incluso físicas, de prisa, de contrariedad.
Sin fisuras, con un cierre que se va desprendiendo y anticipando: mas contrariedades pudiendo finalmente hacer una elección, irse, creo yo que ya mas relajada y resignada. Creo que refleja muy bien ciertos ritmos citadinos. Me gustó mucho la historia, muy bien lograda. Saludos
Vespasiano
20/12/2024 a las 23:19
Buenas noches, Mónica Bezom:
Nuevamente nos volvemos a encontrar y me alegro de haber leído un relato ágil y dinámico con una serie de desventuras que a cualquier ciudadano normal le hubiera vuelto loco.
Ahora voy a señalarte, con el mayor respeto del mundo, algunas cosas que me han parecido interesantes comentar por si pudieran servirte para mejorar la presentación de tu historia.
Hola, Tacho. (Quizá dos puntos vendrían bien aquí. Hola, Tacho:)
Soy yo. ¡Abrime plis! Que me escurro por la rejilla. (Echo de menos la raya de diálogo: —Soy yo. ¡Abrime plis! Que me escurro por la rejilla.)
¿Vos lo viste pasar? Era de Ñubels. (Perdona, pero esta expresión no la entendí.)
Irrumpí en el Juzgado cual tromba desnortada. “¡Permisoo, que vence”, chillé euforizada, (Aunque se sobreentiende, la palabra “euforizada” no consta en el diccionario).
Los de la fila me miraban con pena y los de mesa de entradas me repetían que aguarde (“aguardara”. Pretérito imperfecto) casi con dulzura, Tachito.
Finalmente, por cansancio o por la humedad, faltando cinco minutos lo recibieron, fecho (en principio me extrañó “fecho”. Pero yendo al diccionario vi que dicha palabra se refiere a: fecho
Definición
Del lat. factus ‘hecho’.
1. adj. En una oficina, dicho de un expediente: Que tiene su resolución cumplimentada. U. t. c. s. m.
2. m. Nota que se pone generalmente en las minutas de documentos oficiales o al pie de los acuerdos, como testimonio de que han sido cumplimentados.)
Llovía como en el diluvio universal y yo deambulaba por las escaleras preguntado (preguntando) aquí y acullá, ¡siempre al mismo pobre hombre!
No pude cometer más desaciertos (por mi presunta deshidratación, quiero pensar) ya que Ale sí había entendido y fue al Consejo de Ciencias Económicas. La llamé, le dije que allí no era, que venga (“viniera”. Pretérito imperfecto) a la facultad. La pobre dio media vuelta con semejante bajón de día y nos arrastramos por las escaleras, yo como una baba en dos patas, malhumorada y saturadísima. “Seguro nos perdimos (“perdemos”) en este laberinto”, pensé, furiosa, (sin coma: “pensé furiosa”.
Aunque estoy de acuerdo con el comentario y la recomendación de Don Kendall, en cuanto a que: «el uso de las técnicas solo se aprehende trabajando, esto es escribiendo, experimentando, fracasando. Del trabajo llegará el acierto», he creído oportuno señalarte lo expuesto en mis comentarios para dar testimonio de mi lectura crítica, pero constructiva.
Por último, decirte que el final era lo más apropiado que le podría pasar a la protagonista. Llorar como una Magdalena en la fuente de la plaza. Mucho mejor que arrojarse desde el duodécimo piso.
Feliz Navidad. Nos seguiremos leyendo.
Verso suelto
21/12/2024 a las 13:07
Hola Mónica. ¡Qué decir de tu relato! Nada, cualquier cosa que diga no estará a la altura. Ahí hay todo un personaje y un lenguaje.
Solo queda levantarse y aplaudir.
Magnífico.
Muchas gracias por pasarte por mi relato.
Mónica Bezom
21/12/2024 a las 15:34
¡Hola, compañeros!
A todos, muchísimas gracias por darse una vuelta y dejar sus comentarios y recomendaciones de las que tomo debida cuenta.
Me da gusto que, además de la finalidad de taller por la que estamos aquí, se hayan divertido.
Vespasiano: Ñubels es el nombre coloquial del club de futbol rosarino (Rosario, Argentina) llamado Newell’s Old Boys, del cual salió Messi y otros.
Don Kendall: gracias por el libro que me recomiendas.
¡Muchas felicidades!
Don Kendall
21/12/2024 a las 15:46
Aclaración a comentario anterior
En comentario anterior hice referencia a una cita de Guillermo Martínez :«Es así una premisa que no cabe discusión: el uso de las técnicas solo se aprehende trabajando, esto es escribiendo, experimentando, fracasando. Del trabajo llegará el acierto».
El trabajo de nuestra colega cumple ampliamente con esta recomendación. Quede como constancia de mi criterio y consideración de forma indubitable.
Salud
Mónica Bezom
22/12/2024 a las 00:29
Don Kendall, hola.
Así lo entendí ya en tu comentario anterior a éste. Aprovecho esta segunda intervención tuya para expresarte -otra vez- mi agradecimiento por tus palabras. Sobra decirte que estoy chocha. Jaja.
Saludos.
Adrián Rodríguez
22/12/2024 a las 22:25
Hola Mónica: Ante todo gracias por tu comentario a mi relato, en cuanto al tuyo, es difícil agregar algo nuevo a lo que han dicho los compañeros.
En lo personal me ha encantado ese ritmo frenético que le has dado a tu protagonista.
Nos seguimos leyendo
IGNACIO
23/12/2024 a las 16:05
Hola Mónica. Tu relato tiene ritmo, tensión y un toque de elegancia. Lo del ritmo y la tensión es evidente, y te lo están diciendo todos los compañeros. Lo del toque de elegancia se refiere a que tenemos que escribir cumpliendo una condición, en este caso la presencia de una adivina en el relato, y la mayoría de nosotros convertimos esa presencia en parte del argumento. Tu tenías una historia que contar; en esa historia no hace falta ninguna adivina y has cumplido el reto con mucha elegancia, forzando una escena secundaria en que aparece y desaparece la señora en cuestión. Eso es magia y lo demás tonterías. Felicidades
Kelvin I. Márquez
23/12/2024 a las 16:06
Saludos Mónica
Me ha ocurrido a veces que me levanto con el pie izquierdo y todo me sale mal durante el día. Pero la prota de tu relato es la mala suerte en persona, jaja. Muy divertido tu relato y al final terminé compadeciendola un poco, aunque con algo de culpa pues estuve sonriendo mientras leía. Me imaginé practicamente cada escena y eso hace que me guste mucho mas tu relato.
Felicitaciones y nos leemos!
CARMELILLA
23/12/2024 a las 20:33
Hola, Mónica. Gracias por leerme.
Me costó dos lecturas para pararme en palabras que no son tan conocidas para mí y ralentizaron la primera.
No obstante, me resulta un relato muy divertido.
Original forma de expresar las mil y una desdichas que a uno le pueden pasar de manera consecutiva, de verdad que me he reído desde el principio hasta el final.
A pesar de mis dos lecturas no le quito el valor a tu relato que me parece un acierto hasta la manera en la que entró en el mismo la vidente…jajajaja!!!!!!
Buen trabajo, Mónica.
Seguimos leyéndonos.
Hasta la próxima y saluditos.
Wolfdux
23/12/2024 a las 23:47
Hola Mónica,
que locura de relato. Una lectura muy divertida. ¡Nos leemos!
Pilar (marazul)
25/12/2024 a las 19:25
Mónica, me encanta ese estilo al escribir. Es rápido y divertido por eso lo leí de un tirón. Es verdad que hay palabras que no están en mi vocabulario —me refiero a giros propios del español hablado en Argentina—, pero se entiende todo perfectamente por el contexto. Algunas exageraciones :”que me escurro en la rejilla”, “la billetera lloró conmigo” son muy buenas. Todo el monólogo es genial. La vidente bien encajada y el tema de la humedad y el mal tiempo como protagonista secundario que preside el relato con el título.
Una delicia, Mónica
Mónica Bezom
26/12/2024 a las 14:56
¡Hola, compañeros!
Adrián Rodríguez, Ignacio, Kelvin, Carmelilla, Wolfdux, Marazul: muchas gracias por su visita y sus aportes.
Nos seguimos leyendo.