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Así fue - por DoralúR.
Tal como le cuento Don Miguel; todo sucedió temprano en la mañana. De las haciendas y hatos vecinos llegaron hombres y mujeres dispuestos a ayudarnos para evitar que el fuego se extendiera al resto de las casas. Perdimos mucho ganado. El que así hablaba, era Federico, el capataz del Hato El Elegido.
—Recuperarnos de las pérdidas va a ser muy cuesta arriba para nosotros solos. —Dijo Don Miguel, dueño del hato, y luego continuó: Buscaré ayuda y nos concentraremos en reconstruir y modernizar.
—Estoy de acuerdo. Le informo también que iniciamos la búsqueda de los animales que huyeron monte adentro, y creo que por ahora es preferible llevarlos a otras tierras. Ya verá Don Miguel como pronto recuperamos a casi todo el ganado. —Dijo Federico.
Las pérdidas ocasionadas por el incendio obligaron a Don Miguel a solicitar apoyo a los bancos y a todos sus amigos, incluyendo a su amigo Bernardo que tenía muchos años sin ver. Con gran pesar por las pérdidas en ganado, en zonas de pastoreo y siembra, Don Miguel ensilla su caballo e inicia el viaje hacia el hato de Don Bernardo, que se encuentra más allá del piedemonte andino. En este primer encuentro, tan solo lo acompañan “Libélula y Coquina”, las vacas preferidas de Eloísa, su hija más pequeña.
El largo camino en soledad, le hizo recordar cuando conoció a Bernardo y por molestar lo llamó “Beerr”; al instante, Bernardo replicó: “Si soy chivo o cabra, tú eres un moco peludo”, y se inició una pelea a puños que no dejó ganador pero sí ojos morados.
Además, entre nostalgias de momentos hermosos de su infancia y juventud temprana, llegaron sus recuerdos de las luchas por alcanzar uno de sus sueños y el de Beerr: ser dueños de un gran hato lechero.
Incluso recordó aquel día que explorando las casas del pueblo llegaron ante una gran puerta roja que tenía un cartel muy mal dibujado que parecía tener sopotocientos años, y decía: “Casilda y sus espíritus leen manos, cartas, ojos y almas”. Su amigo Beerr se atrevió a tocar la puerta. Nadie abrió. Volvió a tocar, esta vez mucho más fuerte… nadie abrió.
—Golpea fuerte Beerr, debe ser una vieja sorda. Toma, golpea con este palo para que oiga; dale duro, sin miedo.
Cuando Beerr se dispuso a golpear nuevamente, oyeron un chirrido como de cochino enjaulado mientras la vidente abrió la puerta. Ambos muchachos quedaron paralizados, sin habla, y con ojos desorbitados. Ella los miró de arriba abajo, los empujó hasta el centro de la habitación y comenzó a dar vueltas a su alrededor y sacudiendo unos pañuelos con polvos rojos y azules dijo: —“el gato comió sus lenguas”. Luego, comenzó a rociarles con un líquido mal oliente que al mezclarse con el fuerte olor a incienso maltrató sus finos olfatos juveniles, mientras recitó:
“Los seres mayores de estas montañas los mantenga separados pero unidos;
los habitantes del mar les permitan estar lejos pero cerca,
la brisa todopoderosa los mantenga aquí, allá y en el acullá,
y esto es ahora y siempre.”
Y los objetos comenzaron a verse desdibujados de tanto humo. Casilda continuó hablando largo rato de manera incomprensible para los muchachos.
—Es todo. Son y serán más que amigos… serán hermanos de vida ¡Fuera de aquí! ¡Largo, largo!
Don Miguel, también recordó que salieron aterrorizados, corriendo como perseguidos por una manada de cochinos de monte. Nunca volvieron a encontrar la casa de la puerta roja, ni a Casilda, la misteriosa adivina. El impacto fue tan fuerte que lo sucedido se convirtió en secreto y jamás hicieron bromas sobre ello.
Esos y otros recuerdos hicieron el viaje más ligero, y a pesar de que sus sueños están rotos va alegre porque esta tragedia se convirtió en una oportunidad de reunirse una vez más con su amigo de la infancia.
Al anochecer llegó a las puertas del Hato El Cigarrón. El encuentro inició con un fuerte abrazo para dar paso a los cuentos que estuvieron acompañados con un plato de pisca andina con arepa y continuar hasta el amanecer con abundante miche donde los recuerdos y metas nuevas se entremezclaron.
Comentarios (10):
Otilia
20/12/2024 a las 14:10
Hola, Doralú, gracias por presentarnos tu historia.
Se lee fácilmente y me ha gustado. Empieza con una tragedia y termina felizmente con el encuentro de los amigos.
En mi opinión tienes que mejorar la escritura de los diálogos y tener en cuenta los tiempos verbales para no pasar del pasado al presente.
—Recuperarnos de las pérdidas va a ser muy cuesta arriba para nosotros solos. —Dijo Don Miguel, dueño del hato…
El punto sobra y dijo es con minúscula como todos los verbos de habla.
Nos leemos. Saludos.
Silvina
20/12/2024 a las 15:00
Hola ¿Cómo estás?
Me gustó tu relato, algunas palabras las busqué porque no sabía bien a que se referían, como hato y miche, que para serte sincera, le dan como una calidez a la historia, la hacen muy propia.
Ojalá pueda seguir leyéndote.
Saludos
Nadia
20/12/2024 a las 19:42
Hola Doralu R. Soy Nadia. Fue muy grato leerte. Tenes una narrativa que te ubica en el momento y se siente. Me quedé con ganas de saber más de estos maigos y que sucedió con el Hato. Me interesa cuando la lectura me invita a aprender. No sabía lo que era un hato y ahora voy a tener que descubrirlo. Pero no me detuvo l alectura porque se sobreentendia con el contexto. Lo único que podría aportar es que en un momento se me mezclaron las historias. Los tiempos digo. No recorde si lo que estaba sucediendo era presente o era un telato del pasado. Para corroborarlo debería volver a leerlo pero estoy viajando y me gana la ansiedad de comentar. Nos seguimos leyendo. Saludos!
Doralú
20/12/2024 a las 23:54
Hola Otilia,
tienes toda la razón, los tiempos y como escribir el verbo dicendi verbales tengo que corregir, poner mas atención al corregir.
Gracias por tus palabras.
Doralú
21/12/2024 a las 00:08
Hola Silvina,
Me alegra que te haya gustado. En busca de la brevedad, hay datos que no aparecen, que creo que hacen falta. Es una historia donde Miguel vive en el llano venezolano y Bernardo vive subiendo hacia los andes venezolanos. la Pisca es un plato de sopa regional, que en este caso lo acompañé con arepa andina o de trigo y el miche es una bebida alcoholica artesanal, tambien típica de la región.
Nos seguiremos leyendo
Doralú
21/12/2024 a las 00:20
Hola Nadia,
me alegra saber que a pesar de faltar datos, se entendió el relato a pesar de tener los problemas con los tiempos verbales. Es algo que todavia no logro corregir, pero bueno, la práctica hace al maestro, ya aprederé.
El hato, es una hacienda, una finca, un rancho. Aqui en Venezuela, tambien tenemos la palabra fundo, dependiendo la extensión del terreno. Por lo general se cria ganado y otros tipos de animales, tambien puede haber siembra.
Nos seguiremos leyendo
Silvina
21/12/2024 a las 12:57
Doralú, gracias por la explicación, me encanta aprender cosas nuevas a través de la lectura, y que mejor a través de la autora! Nos seguimos leyendo. Saludos
Moldy Blaston
23/12/2024 a las 20:07
Hola Doralú, encantado de leerte. Me ha gustado mucho que Don Miguel y Federico muestren una determinación y un sentido de la responsabilidad que son inspiradores. Incluir a Bernardo y el vínculo de amistad de la infancia añade una capa emotiva importante. Creo que los diálogos son naturales y ayudan a avanzar la trama de manera efectiva.
El final es satisfactorio y ofrece un buen cierre a la historia. La reunión de Don Miguel con su amigo y la mezcla de recuerdos y nuevas metas es emotiva y esperanzadora, aunque en mi opinión podrías añadir un toque más de reflexión o un guiño al futuro para hacer el final aún más impactante.
Te animo a que sigas por este camino y si quieres darte una vuelta por mi relato estoy en el 47.
Nos leemos…..
Dante
31/12/2024 a las 08:44
¡Hola Doralú!
Antes que nada agradezco el comentario que dejaste en mi relato y ahora te dejaré el mío, para lo cual trataré de seguir la guía que nos sugiere Literautas:
I.- FORMA:
I.- 1.- GÉNERO, TONO Y LENGUAJE:
Si bien no soy partidario de una división tajante entre géneros, creo que este relato bien podría considerarse bucólico en cómo retrata a la vida rural. Pero también, en lo que concierne al fuego y el estrago que causó, es realista.
El tono es ambivalente. Es como un “día seminublado”. Y eso está genial: cuando Federico relata la desgracia (las nubes) deja entrever rayos de sol: no todo está del todo perdido y las cosas no fueron peor gracias a los vecinos. Luego vuelve a estar “nublado”: se ven las consecuencias del desastre, pero también invade la melancolía y la nostalgia. Para luego dar paso al “sol”: al encuentro con el amigo.
Es un tono que oscila entre grave (por distintos motivos: la conciencia de la devastación y la melancolía y nostalgia) y luminoso (la solidaridad, la esperanza, la amistad).
Esto es perfectamente acorde al contenido y al tema que lo atraviesa como hilo conductor (volveré sobre esto al tratar del contenido), y el lenguaje utilizado está en un todo conforme con el tono y con el género.
I.- 2.- ATMÓSFERA O AMBIENTACIÓN:
Este es un punto formal muy bien logrado, porque lograste sumergirnos de lleno en ese ambiente rural, en la atmósfera de una comunidad frente a la desgracia y podemos empatizar ya desde el vamos con Don Miguel. Incluso se puede visualizar cómo ha sido el camino de Don Miguel desde su hato hasta el de Beer.
A pesar del dolor y la tristeza que sentimos con Don Miguel, Federico y los vecinos, el imaginarse todo ese paisaje, el camino, los hatos, la comunidad, sus lazos, las vacas preferidas de Eloísa, el caballo de Don Miguel, todos esos detalles se disfrutan. Son un goce estético.
Excelente trabajo.
II.- 3.- EL RITMO Y LA ACCIÓN:
El ritmo viene dado por el desarrollo de la acción. Es un ritmo pausado y no se advierten grandes cambios de ritmo.
No lo veo mal para nada. Todo lo contrario. En efecto, se cuenta la historia de una desgracia, de la recepción inicial del afectado, de un shock y de la necesidad de volver a empezar. Es un medio rural, casi bucólico y el camino hacia el amigo del protagonista debe ser emprendido a caballo y cerca de las montañas. Y luego concluye todo con un encuentro de dos grandes amigos, hermanos de la vida, después de un largo tiempo, el que da paso a una comida compartida.
La acción y el ritmo no pueden ser sino pausados. Si así no fuera, tanto la forma como el contenido del relato “crujirían”, y lo que es un texto atractivo que nos convoca, si tuviera otro ritmo y si la acción se desarrollara de otra forma, casuaría el efecto opuesto: nos repelería.
Muy buen trabajo también en este punto formal.
I.- 4.- EL RITMO, LA CONSTRUCCIÓN DE FRASES, ORTOGRAFÍA, PUNTUACIÓN Y GRAMÁTICA:
El ritmo también puede ser analizado desde otro punto de vista, puesto que en su conformación también inciden la construcción de las frases, la ortografía, la puntuación y la gramática.
Trataré, en lo posible, de tocar estas cuestiones por separado (aunque no siempre será posible, dada su interrelación o por estar presentes en una misma oración o párrafo).
A) ORTOGRAFÍA:
No he detectado faltas de ortografía.
B) GRAMÁTICA Y CONSTRUCCIÓN DE LAS FRASES:
La gramática y la construcción de las frases también son correctas en general.
Sólo encuentro una sola oración que si bien no sería incorrecta, quizás podría mejorarse en su construcción para facilitar la fluidez en su lectura y realzar la sonoridad del texto en ese pasaje:
“Las pérdidas ocasionadas por el incendio obligaron a Don Miguel a solicitar apoyo a los bancos y a todos sus amigos, incluyendo a su amigo Bernardo que tenía muchos años sin ver.” En su lugar te invito a considerar la variante: “Las pérdidas ocasionadas por el incendio obligaron a Don Miguel a solicitar apoyo a los bancos y a todos sus amigos, incluyendo a su amigo Bernardo a quien no veía hace muchos años.”
Con respecto a la gramática, sí llamaría la atención sobre la coherencia de los tiempos verbales.
Se trata de una historia que está narrada en pasado, y pese a ello -y dejando de lado todo lo que sean diálogos o recuerdos de ellos- se han intercalado algunos verbos en presente. No se evidencia tampoco que sea un relato que está en presente y rememore el pasado o que parta del pasado y continúe en presente. Con lo cual los tiempos verbales deben unificarse: o todo se relata en presente (salvo los hechos que desde el presente se refieran al pasado) o todo se relata en pasado. En tal sentido, siendo que el relato se titula “Así fue” y que la frase obligada es “la vidente abrió la puerta”, es lógicamente necesario que la única alternativa sea utilizar el tiempo pasado.
Por eso es que deberían revisarse estas oraciones:
“Con gran pesar por las pérdidas en ganado, en zonas de pastoreo y siembra, Don Miguel ensilla su caballo e inicia el viaje hacia el hato de Don Bernardo, que se encuentra más allá del piedemonte andino. En este primer encuentro, tan solo lo acompañan «Libélula y Coquina», las vacas preferidas de Eloísa, su hija más pequeña.” En su lugar debería decir: “Con gran pesar por las pérdidas en ganado, en zonas de pastoreo y siembra, Don Miguel ensilló su caballo e inició el viaje hacia el hato de Don Bernardo, que se encontraba más allá del piedemonte andino. En este primer encuentro, tan solo lo acompañan «Libélula» y «Coquina», las vacas preferidas de Eloísa, su hija más pequeña.” (A Libélula y Coquina las entrecomillé en cada nombre. Creo que no correspondería abrir comillas en un nombre y cerrar en el otro: o ambos nombres van sin comillas o se le coloca comillas a cada uno, puesto que son dos seres distintos).
“Esos y otros recuerdos hicieron el viaje más ligero, y a pesar de que sus sueños están rotos va alegre porque esta tragedia se convirtió en una oportunidad de reunirse una vez más con su amigo de la infancia.” Esta oración debería reformularse así: “Esos y otros recuerdos hicieron el viaje más ligero, y a pesar de que sus sueños estaban rotos iba alegre porque esta tragedia se había convertido en una oportunidad de reunirse una vez más con su amigo de la infancia.”
C) PUNTUACIÓN:
La puntuación es en general muy correcta. Sin perjuicio de eso, haré algunas consideraciones.
C.1) NORMAS OBJETIVAS DE PUNTUACIÓN:
Sólo encontre dos casos objetivamente incorrectos.
Ocurre en las oración:
“El que así hablaba, era Federico, el capataz del Hato El Elegido.”
“Don Miguel, también recordó que salieron aterrorizados, corriendo como perseguidos por una manada de cochinos de monte.”
La coma después de “hablaba” en la primera y la coma posterior a “Don Miguel” en la segunda son supuestos de la llamada “coma criminal”. es aquella que se ubica entre el sujeto y el verbo o entre el verbo y el objeto. Esa pausa no debería graficarse porque nterrumpe la secuencia natural de una oración (Este detalle de la “coma criminal” me lo hizo ver una vez Isolina, una compañera de Literautas de anteriores ediciones, y la verdad prestarle atención me ha sumado mucho, por eso te lo señalo). Esa coma, en ambos casos, debe suprimirse.
Fuera de estos casos, la puntuación es absolutamente correcta y lo que puede señalarse o bien es subjetivo, o bien depende del efecto que se quiera lograr en relación al lector. No estaríamos hablando de incorrecciones formales.
C. 2) CUESTIONES OPINABLES ACERCA DE LA PUNTUACIÓN:
Lo que te señalaré a continuación es absolutamente opinable, meramente subjetivo. Cuestión de gustos, podría decirse. Sin embargo, trataré de tamizarlo a la luz de lo que yo llamo “intención narrativa”, que vendría a ser lo que quisiste contar y cómo quisiste hacerlo (que puede ser discordante con cómo efectivamente se contó). Es algo que entiendo que puede percibir el lector.
“Tal como le cuento Don Miguel; todo sucedió temprano en la mañana.” Te invito a que consideres si no convendría cambiar el punto y coma por dos puntos: “Tal como le cuento Don Miguel: todo sucedió temprano en la mañana”. En mi opinión, los dos puntos le darían más inmediatez a lo que afirma Federico y el impacto que se produce en Don Miguel (y en el lector que empatiza con el protagonista) sería mucho más fuerte. Sería un “shock”. Esta solución me parece conveniente también porque, acertadamente, comenzaste el relato in media res, en el medio de la acción y acentuar la inmediatez siempre será un punto a favor al utilizar ese recurso porque como lector te conmina a prestar atención: lo que ha sucedido y en el medio de lo que está el protagonista (y vos también como lector) es urgente e importante. Requiere atención urgente y acción urgente que sea relevante.
“—Golpea fuerte Beerr, debe ser una vieja sorda. Toma, golpea con este palo para que oiga; dale duro, sin miedo.” Esta oraciones no tienen una puntuación formalmente incorrecta. Sin embargo, podrías considerar subdividir la segunda en dos: “—Golpea fuerte Beerr, debe ser una vieja sorda. Toma. Golpea con este palo para que oiga; dale duro, sin miedo.” Ese punto y seguido aislaría al “toma” (que supone la entrega del palo) a la invitación/orden (en modo imperativo) de golpear. Es como que realzaría la acción de golpear. Y unido al punto y coma posterior, que sugiere pausa pero cierta relación causal o contextual, la acción de golpear quedaría definitivamente subrayada. Y terminará cumpliendo su objetivo: servir de “trampolín” para que ocurra lo que debía ocurrir pero que se afirmará en pasado “la vidente abrió la puerta”. Entonces si la causa se realza, también ocurrirá lo mismo con su efecto.
“Ella los miró de arriba abajo, los empujó hasta el centro de la habitación y comenzó a dar vueltas a su alrededor y sacudiendo unos pañuelos con polvos rojos y azules dijo:” En mi opinión personal y meramente subjetiva, creo que después de “alrededor” debería ir una coma y por ende quedaría así: “Ella los miró de arriba abajo, los empujó hasta el centro de la habitación y comenzó a dar vueltas a su alrededor, y sacudiendo unos pañuelos con polvos rojos y azules dijo:” La razón por la que correspondería consignar la coma es porque se tratan de acciones encadenadas pero diferenciadas entre sí. Son acciones secuenciales, por lo que las comas ayudan a graduarlas, ya que aunque se integran en un mismo proceso o cadena causal se distinguen perfectamente entre sí y aunque la coma implique marcar una pausa, permite también que la lectura sea más fluida porque la atención del lector repara en cada elemento de la cadena y percibe la unidad del mencionado proceso.
D) CONCLUSIÓN:
Más allá de los pequeños detalles que he señalado, creo que tanto la ortografía, como la gramática, la construcción de las frases y la puntuación son en general correctas y adecuadas en relación al ritmo y coadyuvan favorablemente a su construcción.
El ritmo es adecuado tanto si se lo mira desde el punto de vista de la acción como si se lo enfoca desde la óptica de estas otras cuestiones formales.
En especial la puntuación está muy bien trabajada. Prácticamente no hay cosas para marcar (objetivamente hablando) y eso es un gran logro, porque el ritmo de un relato, además de la acción, depende en gran medida de la puntuación. Si la puntuación es correcta, la lectura será ágil y se minimizará también la posibilidad de que se encuentre comprometida la sonoridad del texto.
I.- 5.- SONORIDAD:
Creo que la sonoridad del texto es adecuada. Leyéndolo en voz alta o en silencio, las palabras no “chocan” entre sí, no generan un “ruido mental” en el lector.
La sonoridad se aviene muy bien con el lenguaje utilizado y se asocia perfectamente al género que oscila entre realista y bucólico y a ese tono ambivalente entre serio y luminoso.
I.- 6.- PUNTO DE VISTA:
El punto de vista es el de un narrador en tercera persona omnisciente. Lo considero un gran acierto, ya que este tipo de narrador, y más aún reforzado por un comienzo in media res en primera persona merced a una línea de diálogo de un personaje, nos sumerge absolutamente en ese ambiente bucólico y en la interrupción de ese “estado de gracia” del lugar a partir del infortunio del fuego.
Es un narrador perfecto para este tipo de historia porque contribuye a la ambientación y puede colarse hasta el detalle en pensamientos, recuerdos, sentimientos, descripciones e intercalarse con los diálogos, de manera que el “cuadro” completo o la “película” completa termina siendo estética y expresiva tal como el ambiente y personajes que se ha querido retratar.
Excelente elección.
I.- 7.- DIÁLOGOS:
Los diálogos en sí mismos considerados, en su contenido, son inobjetables, ricos y adecuados.
El área de mejora estaría dado en su representación gráfica y en la de acotaciones y en la manera de intercalarlos respecto de lo contado por el narrador. A su vez, en ocasiones habría que reparar en la uniformidad de su representación gráfica.
Empecemos con este último detalle.
Que el recuerdo de lo que Bernardo le dijo a Don Miguel cuando le llamó Beer esté entre comillas, me parece un acierto porque marca claramente que es un recuerdo.
Ahora bien, todo lo que aconteció con la vidente también está en el recuerdo pero a su vez posee más acción, por lo que no veo mal representar las líneas de diálogo con rayas para distinguirlo de aquel recuerdo más lejano. Lo que no correspondería es mezclar raya de diálogo y comillas, como sucede con los parlamentos de Casilda la vidente.
Dicho esto, pasemos a la representación gráfica de los diálogos, las acotaciones y el modo de intercalar el texto.
“Tal como le cuento Don Miguel; todo sucedió temprano en la mañana. De las haciendas y hatos vecinos llegaron hombres y mujeres dispuestos a ayudarnos para evitar que el fuego se extendiera al resto de las casas. Perdimos mucho ganado. El que así hablaba, era Federico, el capataz del Hato El Elegido.”
En esta línea de diálogo falta la raya inicial y la última oración, que parece ser una acotación, es en realidad un nexo con el resto del texto. Habría dos formas de corregir este inconveniente:
“—Tal como le cuento Don Miguel; todo sucedió temprano en la mañana. De las haciendas y hatos vecinos llegaron hombres y mujeres dispuestos a ayudarnos para evitar que el fuego se extendiera al resto de las casas. Perdimos mucho ganado.
El que así hablaba era Federico, el capataz del Hato El Elegido.” (AQUÍ AL SEPARAR CON PUNTO Y APARTE QUEDARÍA CLARO QUE ES EL NARRADOR INTRODUCE ESTE NEXO PARA ARTICULAR CON LO QUE SIGUE)
“—Tal como le cuento Don Miguel; todo sucedió temprano en la mañana. De las haciendas y hatos vecinos llegaron hombres y mujeres dispuestos a ayudarnos para evitar que el fuego se extendiera al resto de las casas. Perdimos mucho ganado —señaló Federico, el capataz del Hato El Elegido”. (ESTE CASO SERÍA EL DE UNA ACOTACIÓN. Coloqué el verbo “señaló” pero puede ser cualquier verbo dicendi, o verbo del habla).
“—Recuperarnos de las pérdidas va a ser muy cuesta arriba para nosotros solos. —Dijo Don Miguel, dueño del hato, y luego continuó: Buscaré ayuda y nos concentraremos en reconstruir y modernizar.”
En esta línea de diálogo nos encontramos con dos problemas. El primero es que “Dijo”, el verbo dicendi de la acotación no va en mayúsculas y el punto después de “nosotros solos” no concuerda con las convenciones sobre representación gráfica de los diálogos. El segundo viene dado porque la expresión “y luego continuó” no constituye una acotación sino una especie de articulación del narrador, lo que “rompe” la línea de diálogo y se aparta de las mencionadas convenciones acerca de su representación gráfica. Dado que has elegido representar el diálogo con una raya, ajustando la representación gráfica a esa convención:
“—Recuperarnos de las pérdidas va a ser muy cuesta arriba para nosotros solos —dijo Don Miguel, dueño del hato—. Buscaré ayuda y nos concentraremos en reconstruir y modernizar.” (De este modo la acotación queda clara y respeta las convenciones sobre representación gráfica de los diálogos).
“—Estoy de acuerdo. Le informo también que iniciamos la búsqueda de los animales que huyeron monte adentro, y creo que por ahora es preferible llevarlos a otras tierras. Ya verá Don Miguel como pronto recuperamos a casi todo el ganado. —Dijo Federico.”
En esta línea de diálogo hay un inconveniente menor: el verbo de la acotación se ha escrito en mayúsculas cuando corresponde que sea en minúsculas:
“—Estoy de acuerdo. Le informo también que iniciamos la búsqueda de los animales que huyeron monte adentro, y creo que por ahora es preferible llevarlos a otras tierras. Ya verá Don Miguel como pronto recuperamos a casi todo el ganado. —dijo Federico.” (Aquí podrías considerar cambiar “dijo” por cualquier otro verbo dicendi o del habla. Por ejemplo: “afirmó”. La idea sería no repetir el “dijo” de más arriba, que correspondía a Don Miguel. Sin embargo, como bien se recomienda a veces, es preferible repetir a que las acotaciones suenen confusas sólo por consignar un verbo distinto cada vez o bien que parezcan artificiales).
“Ella los miró de arriba abajo, los empujó hasta el centro de la habitación y comenzó a dar vueltas a su alrededor y sacudiendo unos pañuelos con polvos rojos y azules dijo: —«el gato comió sus lenguas». Luego, comenzó a rociarles con un líquido mal oliente que al mezclarse con el fuerte olor a incienso maltrató sus finos olfatos juveniles, mientras recitó:
“«Los seres mayores de estas montañas los mantenga separados pero unidos;
los habitantes del mar les permitan estar lejos pero cerca,
la brisa todopoderosa los mantenga aquí, allá y en el acullá,
y esto es ahora y siempre.»”
En estos diálogos de Casilda la vidente nos encontramos con estos inconvenientes: se mezclan afirmaciones del narrador con representación de los diálogos y se incluyen comillas (que sería una cita textual o recuerdo) en donde ya se había consignado una raya de diálogo (que también es cita textual pero muestra una acción más inmediata). Por otro lado, más allá de que representaste con comillas los recuerdos (lo que Beer dice cuando Miguel lo conoce), bien pueden representarse con ellas los diálogos, en vez de utilizar la raya. Lo que no sería correcto es mezclar una y otra forma de representación.
Ajustando entonces estas oraciones a las convenciones sobre representación gráfica de los diálogos, debería quedar:
“Ella los miró de arriba abajo, los empujó hasta el centro de la habitación y comenzó a dar vueltas a su alrededor y sacudiendo unos pañuelos con polvos rojos y azules dijo: [esto lo dice el narrador]
—El gato comió sus lenguas. [Esto lo dice Casilda, sin comillas porque va antes la raya de diálogo]
Luego, comenzó a rociarles con un líquido mal oliente que al mezclarse con el fuerte olor a incienso maltrató sus finos olfatos juveniles, mientras recitó: [Esto lo intercala el narrador: muestra acción y lo usa como nexo con la línea de diálogo siguiente]
“—Los seres mayores de estas montañas los mantenga separados pero unidos;
los habitantes del mar les permitan estar lejos pero cerca,
la brisa todopoderosa los mantenga aquí, allá y en el acullá,
y esto es ahora y siempre.” [Esto lo dice Casilda, sin comillas porque va antes la raya de diálogo. El único caso en que podrían ir comillas sería si la vidente estuviera citando un hechizo textualmente y siempre y cuando nos lo hiciera saber expresamente. Como ello no sucede aquí, las comillas deberían eliminarse].
I.- 8.- DESCRIPCIONES:
Las descripciones son uno de los elementos formales más complejos de una narración. Son como la conocida frase sobre la relación entre la medicina y el veneno: la diferencia la hace la dosis. Es posible pecar por defecto como en exceso (siempre es más frecuente esto último). Y además, también hay que considerar el factor finalidad de la descripción: ¿para qué se utilizan? Esto último es lo que, en última instancia, define cuál es la proporción adecuada para la descripción. A veces conviene más, a veces menos, y otras veces lo poco o lo mucho que se utiliza se hace adrede (o incluso para “imitar” -en buen sentido- cierto estilo: por ejemplo, si es necesario para el diálogo o acotaciones de un narrador de otra época en la que solía ser común un estilo alambicado o cargado de descripciones).
En tu relato las descripciones son adecuadas. Están insertadas en su justa medida y son perfectamente atinentes para la finalidad que persiguen: construir la trama, la atmósfera o realzar los diálogos. Y por supuesto, también funciona lo que yo llamaría la “descripción por vía indirecta”. Esto se logra a través de la ambientación donde aún narrando, o reproduciendo diálogos o mostrando personas, hechos, acciones, animales, paisajes, etc., aún sin describir el resultado es tan gráfico que a los efectos prácticos equivale a una descripción. Esto también está muy logrado en tu relato.
Muy buen trabajo con un elemento que es difícil de dominar.
I.- 9.- CONFLICTO:
El conflicto está presente y es lo que concita nuestra atención y la mantiene a lo largo de toda la trama.
Hay dos o tres conflictos, según cómo se lo mire. Uno (o dos) es/son externos: hombre vs. fuerza de la naturaleza (el fuego, que lo es aún si fuera provocado por el hombre) y el otro aunque no se lo suele llamar así, es un conflicto de índole económica: las consecuencias de ese conflicto principal. Por eso, como son consecuencias señalo que puede tratarse como un conflicto como dos separados.
El otro conflicto es interno, intrapersonal, de Don Miguel consigo mismo: su sueño de toda la vida se ha derrumbado. Y aún cuando se lo vea tranquilo en su accionar, en sus pensamientos, recuerdos, etc., el conflicto persiste. Y en gran medida este es el motor de la historia: levantarse de nuevo, construir otro sueño nuevo. Quizás este sea el conflicto principal.
Como sea, los conflictos están íntimamente ligados y se amarran perfectamente para conferirle una estructura sólida a la trama.
I.- 10.- INTRIGA:
La intriga deriva del conflicto y pese al ritmo pausado del relato y que sabemos que en definitiva Don Miguel se encontrará con Beer, queremos saber qué pasará a continuación y cómo será ese encuentro. El narrador crea expectativas y las satisface con un final luminoso que puede calificarse como brillante, como muy bien logrado (esto lo resaltaré al tratar del contenido).
I.- 11.- PERSONAJES:
Los personajes están muy bien construidos. Con respecto a los secundarios podríamos decir que están bien caracterizados pese a que el reducido límite de las 750 palabras no permitiría mucho más y teniendo en cuenta que el foco está puesto en el protagonista. No se los lee a la luz de sus conflictos, pero sí de sus dichos, actitud y acciones. Tanto los vecinos (apenas mencionados) como Federico y Casilda son fáciles de imaginar para el lector (por virtud del texto) y cada cual tiene su propia voz, su sello distintivo.
Más profundidad todavía se aprecia en Beer, a pesar de que aparece en el recuerdo y sólo al final. Pero justamente como Don Miguel es profundo, al ingresar el narrador omnisciente en su fuero íntimo y en sus recuerdos, le confiere profundidad a Beer por carácter transitivo. El narrador opera de manera tal como si la luz de Don Miguel terminara iluminando también a Beer.
Con respecto al protagonista, Don Miguel, su profundidad viene dada por la existencia de los dos o tres conflictos antes apuntados. En algún lugar (lamentablemente no recuerdo dónde) se recomendaba que para hacer a los personajes redondos convenía que tuvieran un conflicto externo y otro interno o consigo mismos y de la conjunción de ambos, se tornarían más humanos, más profundos, más redondos. Pese al estrecho límite de 750 palabras del taller y a que, en definitiva, se trata de un relato breve (no parece haber intención de ir más allá y en principio no parecería necesario ni necesariamente aconsejable) ese objetivo de que el protagonista sea un personaje redondo, profundo, lo cumpliste con creces. Es también determinante para conferirle profundidad a Miguel ese narrador omnisciente que nos muestra todo sobre él y sobre el medio donde vive, que nos muestra sus sueños y toda su vida, que nos resalta qué es lo importante para él.
Te felicito por haber logrado tanto en tan poco espacio y aún cuando la historia es apropiada para cuento o relato breve. Porque lo que en definitiva mueve a las historias son los personajes (aún en aquellas que se dice que son “plot driven” o manejadas por la trama) y las historias nos importan porque son cosas que le pasan a “alguien”. Cuando ese “alguien” es profundo, redondo, interesante, mayor será el interés que la historia nos despertará. Como en este caso.
II.- CONTENIDO:
El contenido del relato gira en torno a un tema principal: la esperanza, que va a acompañado de un subtema que casi se mimetiza con el principal. Ese subtema es la amistad. Y hay otro más: la solidaridad.
Tanto a nivel literal como simbólico hay una realidad en el relato: el fuego.
El fuego tiene la propiedad de extinguir, de consumir todo cuanto toca, cuanto se interpone a su paso. También puede causar miedo, confusión, huida. Pérdidas.
Esto es lo que sucedió al protagonista del relato: un fuego que se desató destruyó su ganado, tierras de pastoreo y sembrado, su propiedad en general, todo lo construido durante toda una vida. Arrasó con nada menos que la concreción de su sueño.
En otras palabras, quedó en la ruina. Con prácticamente nada.
El hato del protagonista, Don Miguel, quedó reducido a cenizas.
Pero como en el mito, Don Miguel, transmutado en una suerte de Ave Fénix, resurgirá de las cenizas.
¿Cómo resurgir de la nada, cuando todo está perdido?
Aquí aparece el tema principal del relato: la ESPERANZA.
Que no es una actitud pasiva. Al contrario, es ACTIVA. Don Miguel espera algo mejor. Espera que la vida siga. Espera recuperarse. Espera volver a empezar. Pero para que venga aquello que espera se pone a CAMINAR. Es él el que sale al encuentro de lo que espera.
¿Y cómo puede haber esperanza cuando está todo perdido? ¿Cómo y por qué caminar? ¿Desde dónde? ¿Hacia dónde?
La esperanza surge de lo colectivo y de lo íntimo. El punto de partida ya no es la desgracia: es la LEALTAD de Federico, el capataz, y la SOLIDARIDAD de los vecinos. Están también las vacas preferidas de su Eloísa, su hija más pequeña. Está también la fuerza que confiere el amor paterno-filial, la FAMILIA.
Don Miguel no está solo. Y nunca estuvo solo. Aquí es donde aparece la vidente: la vidente no predice nada concreto en cuanto a hechos. No predice éxitos ni fracasos, triunfos ni desgracias. Pero sí deja una certeza: Miguel y Bernardo (Beerr) serán más que amigos, serán hermanos de la vida. Con o sin poderes quizás la vidente nada predijo: sólo constató lo que ya existía en la realidad, lo que cualquiera intuía.
Así, a partir de su recuerdo, aparece ahora el destino, el hacia dónde caminar. Hacia su amigo. Aparece la AMISTAD.
Una vez más, Don Miguel no está solo. Está también su AMIGO Beer. Y aunque camina hacia él, en realidad Beer ya está con él. Por lo que, pese a que el narrador nos diga que Don Miguel emprendió el camino en soledad, eso vale sólo en lo externo, que es lo que literalmente se nos dice. Pero en lo interno, que se cuela por los intersticios del texto, en eso no dicho, en eso implícito, nos queda claro que la meta ya estaba en el camino: porque Beer ya estaba DENTRO de Miguel.
La escena final, además de bella, encierra una profunda simbología. Después del abrazo entre Don Miguel y Beer, el narrador nos cuenta que entre ellos hay una comida. Este detalle me trae a la mente un libro muy interesante: Leer como un profesor, de Thomas Foster, en el cual el autor en un capítulo indica que cuando dos o más personajes se sientan a la mesa y comparten una comida hay una COMUNIÓN. Esto creo que se ve claramente en el fin de tu relato, cuando “los recuerdos y las nuevas metas se entremezclaron”. Porque hay un pasado común (recuerdos) y un presente común (la comida compartida), habrá un futuro común (las nuevas metas). Por eso se podrá esperar el futuro porque JUNTOS ese futuro será construido.
En definitiva, hay ESPERANZA porque hay COMUNIDAD. Hay esperanza porque hay lealtad, porque hay solidaridad, porque hay familia, porque hay amistad. Hay esperanza porque Don Miguel no está solo, porque nunca estuvo solo. Y aunque un sueño concretado haya quedado reducido a cenizas por un fuego destructor, la esperanza permite nacer a otro sueño. Que quizás sea todavía más grande. Y SE ENCIENDE COMO OTRO FUEGO: UN FUEGO DE VIDA, EL QUE MANTIENE LA LLAMA INTERIOR, QUE ESTIMULA A VIVIR Y REÚNE EN TORNO A SÍ A LA COMUNIDAD.
No pude evitar relacionar ese núcleo del relato con un fragmento de “El mundo”, un breve texto de Eduardo Galeano en su obra “El libro de los abrazos”:
“…Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás.”
“No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tanta pasión que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca se enciende.”
Pese a lo destructivo, y pese a que quemó, el fuego que arrasó el hato de Don Miguel fue un fuego “bobo”. Y cada personaje del relato fue “fuego loco que llena el aire de chispas”. Cada uno de ellos ardió “la vida con tanta pasión que no se podía mirarlos sin parpadear” y al acercarse unos a otros, todos se encendieron, unos a otros.
En esta intertextualidad, quizás algo caprichosa pero plausible entre tu texto y el de Eduardo Galeano, puede concluirse que un fuego (el destructor) llevó a otro fuego (el de la comunidad, el de la esperanza, el de la amistad) y que así un fuego venció a otro fuego.
Pese a las apariencias, el fuego destructor no pudo cumplir su cometido porque terminó encendiendo a su némesis fatal: el fuego de la esperanza cuyas eternas llamas son la lealtad, la solidaridad, la familia, el amor, la amistad.
El corazón, el alma del relato es un bellísimo mensaje que es bueno no olvidar nunca y basta con ver la historia de la humanidad y cómo se levantó después de grandes catástrofes o analizar aspectos de la historia de algún pueblo o detenerse en la resiliencia de algunas personas: siempre que alguien tiende una mano a otro, siempre que hay comunión habrá esperanza y se podrá volver a empezar.
Los fuegos de la ira, del odio y de la maldad pueden destruir. Incluso el fuego “natural” es decir, impersonal, el que no provenga de aquellos orígenes. Pero el fuego sagrado de la comunión, de la esperanza, de la solidaridad, la familia, la comunidad, el amor, la amistad siempre arderá en los corazones, en el todos y cada uno, permite esperar, caminar e ilumina permitiendo ver que detrás de las nubes o la noche oscura otra vez saldrá el sol.
III.- COMENTARIO PERSONAL:
Tu relato me ha gustado mucho por su sencillez (en el mejor de los sentidos) y solidez.
Tiene un mensaje positivo, mueve a reflexionar, el hilo conductor o tema es claro, todo el desarrollo de la trama es absolutamente coherente con el tema, hay un correcto manejo de los elementos formales (en especial la puntuación, que destaco favorablemente) y a nivel contenido utiliza simbología, lo cual es de agradecer porque enriquece el sentido del relato. Tiene todos los condimentos para ser considerado buena literatura.
En este sentido, también es atinado el título: “Así fue”. Que podría entenderse como “Así fue lo que pasó” (lo que se sigue del comienzo, del parlamento de Federico) y “Así fue como salimos adelante” (que es lo que sucede durante el desarrollo -contenido ya desde el diálogo de Federico al aludir a la ayuda de los vecinos- y sobre todo, en el luminoso y simbólico final).
Espero que hayas disfrutado escribiendo el relato tanto como nosotros al leerlo.
Saludos y nos seguiremos leyendo.
Dante
31/12/2024 a las 11:56
¡Hola Doralú! Quería decirte que entre los comentarios de mi relato, te he dejado un agradecimiento personal por tu comentario y también he efectuado uno general para todos, que, obviamente te incluye.
Gracias por haber leído y comentado mi relato.
Aprovecho también para desearte que termines bien el año y tengas un muy feliz Año Nuevo.
Saludos.