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La vidente - por DanteR.+18

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La existencia de esa muchacha pendía de un hilo en ese sitio tan lóbrego en el que un farol despedía una luz mortecina que apenas permitía distinguir sus cabellos rojizos, un magullón en su rostro y poco más. Yo sudaba y mis manos temblaban, pero Marianne se mostraba segura.
—¿Eso dice tu intuición? —pregunté incrédula.
—La probabilidad lo dice —replicó—. Podrías ayudarme sosteniendo esto.
—¿De dónde lo sacaste? —inquirí.
—Cuando vislumbré que una figura espigada corría en una dirección y que otra, robusta y que se esforzaba por ocultar su rostro, se evadía por la opuesta e ingresaba en la avenida, supe que teníamos que frenar. Abrí el compartimento debajo del asiento, retiré ese bolso de emergencia y salimos —agregó ella en tanto sacaba un tubo de madera—. Interesante… —acotó al auscultar a la chica. Luego cambió sus guantes y con gran competencia aplicó gasas sobre las heridas.
«¿A quién se le ocurriría llevar un equipo así en su carruaje?», pensé. El aplomo de Marianne revelaba que no era una improvisada en estas lides.
—¡Vaya! —exclamó asombrada.
Ya estaba finalizando su labor cuando de repente se me heló la sangre: del fondo de la penumbra irrumpió un fornido individuo. Usaba sombrero y un pañuelo anudado en el cuello, vestía de negro y se veía desaliñado con rastros de golpes en su cara.
—¡Dos bacanas! ¡Qué bien quedarían en el tambo! ¡Una madama y una minita sin shacar! —dijo el desagradable extraño—. ¡Vamos a la gurda! —añadió acercándose cada vez más hacia mí.
—¡No! ¡Por favor! —supliqué llorando y dejé caer el bolso.
Enseguida se escuchó un chasquido seco y desde las manos de Marianne, que se había incorporado y volteaba, un destello plateado surcó la oscuridad.
—Si brama mi bufoso, te mando al bombo. También te puedo hacer encanar y quedarás hundido en Ushuaia. O mejor… despedite del ganso…
Mis oídos no daban crédito a lo que escuchaban: ¿cómo era posible que de la boca de una mujer tan refinada manara ese torrente de expresiones tan marginales? Lo cierto es que el matón enmudeció inmóvil.
—Va a haber buen vento si cantás todo lo que sabés de esto… —agregó Marianne.
—No doña… no soy batidor. Yo no las vi, ustedes no me vieron —respondió aterrorizado y huyó.
A duras penas sacamos a la chica del callejón, doblamos por la calle adyacente, llegamos a la avenida y, con sumo cuidado, entramos al carruaje.
Veinte interminables minutos después llegamos al Hospital San Roque y dos hombres llevaron a la desdichada en una camilla.
Entretanto, ingresamos al vestíbulo principal, donde se hallaba una mujer de ojos claros y expresión calma y afable.
—¡Marianne! ¿Qué hacés acá!
—¡Cecilia!
Marianne abrazó a nuestra anfitriona, le informó brevemente lo que había sucedido con la muchacha y luego comenzó a exponer sus hallazgos e hipótesis. En ese momento se unió a ellas un médico joven, moreno, alto, de ojos oscuros y mirada profunda y de unas facciones… Intenté seguir escuchando las explicaciones, pero me resultó imposible. «¿Quién serás?», pensé, algo agitada.
—Soy cirujana, pero no estoy autorizada a operar. Lo siento —se lamentó Cecilia.
—Yo no tengo permitido hacerlo solo —señaló el recién llegado.
—Es indispensable que ustedes se encarguen de todo —insistió Marianne—. Los ayudaré. ¡Virgilio!
—¡Madame Beaumont! —se alegró un cirujano de enrulados cabellos castaños, apenas mayor que ella y Cecilia. Claramente, mi amiga no le era indiferente, y, como parecía costumbre, no le costó convencerlo: los tres médicos se dirigieron hacia el quirófano.
Entonces sobrevino el silencio por unas horas.
A través de una ventana Marianne reflexionaba y contemplaba la lluvia que había comenzado a caer.
Yo, en cambio, me desplomé sobre un banco. «Por fin, después de tanto tiempo tengo una amiga de verdad. Salvó mi honor y esa chica probablemente le deba su vida. Pero ella me metió en todo esto… Y él… Dios, ¿qué hora es?… ¡Si mis padres supieran dónde estoy ahora y por qué!», pensé.
—La Doctora Grierson las espera en la sala al final del pasillo. ¿Emma?
—¡Beatriz! ¡Te hacía en el convento! —repuse sorprendida.
—¡Sí, pero también soy voluntaria aquí! ¡Ay Emmita quien nos hubiera conocido de niñas, jamás pensaría que visto los hábitos!
Lo único que me faltaba era encontrarme a Beatricita… Su madre era cercana a la mía. ¡Un problema más! Tan rápido como pude, me despedí de mi amiga de la infancia, y mientras Marianne entraba a la sala, oí la voz de Cecilia:
—La vidente abrió la puerta.

Comentarios (20):

Dante

17/12/2024 a las 19:32

¡Hola a todos! Tal como prometí en el post general, en este primer mensaje les comparto
el relato del que procede “La vidente”. Sugiero leerlo para que se comprenda mejor desde
dónde parte la historia y su lectura cobre más sentido. Ahora sí, va el relato anterior (que
cumplía con la consigna obligatoria de la edición N° 64 (incluir las palabras actriz, zapato
y lápida) y con el reto opcional (incluir en el relato la frase: “En la lápida no había ningún
nombre”):
UNA LARGA NOCHE
Ya había perdido toda expectativa respecto de tantas fiestas, recepciones y veladas a las
que asistí desde que me presentaran en sociedad hace siete años.
A mí la cuestión me importaba poco. O más bien nada.
No, no debería engañarme ni a mí ni a nadie: la verdad es que, como cada vez -y aquella
noche no era la excepción-, navegaba entre el aburrimiento y el fastidio.
Mis padres, en cambio, en cada oportunidad se acercaban a la frontera entre “la vida y la
muerte”. Tampoco aquella noche era la excepción para ellos.
Nada me resultaba sorprendente entonces. O eso creía.
Después de soportar estoicamente los cotilleos y las conversaciones sobre vestidos y
viajes a Europa de mis “amigas”, ocurrió lo de siempre: bajo la atenta vigilancia de mamá
y papá, otro “candidato” se acercó y se atuvo al libreto habitual. Elogió mis grandes ojos
marrones, mi grácil figura, alardeó de las miles de hectáreas que poseía, de su “cultura” y
dio rienda suelta a su vena “poética” susurrando cómo se verían mis cabellos rubios en
sus campos cuando cayera el sol de la tarde.
Yo también seguía el ritual: devolvía sonrisas de ocasión y soltaba alguna pregunta que
simulara un mínimo interés.
Cuando ya me había quedado sin recursos y el tiempo conspiraba contra mí porque
parecía que había renunciado a transcurrir, sentí un leve empujón.
—Disculpe señorita —dijo una elegante mujer enfundada en un vestido negro.
Antes de que pudiera replicar nada, prosiguió:
—Usted también caballero, excusez-moi. Necesito la ayuda de una dama.
Y sin darle chance de emitir palabra, me llevó al tocador.
—No iba a dejar que el tedio se apoderase de usted, mademoiselle —afirmó.
—¿Qué le hace creer eso? —repuse entre risas.
—Su mirada rara vez se posaba en sus amigas o en el joven apuesto sino que se
deslizaba hacia arriba. En el centro de la sala, arriba, está el reloj: señal de que no tenía
interés en la charla y ansiaba que el tiempo pasara cuanto antes. Aunque su vestido lo
disimulaba, sus pies se movían: era obvio que estaba incómoda y sus zapatos la
torturaban. Su cuerpo apuntaba hacia la puerta: era evidente que se quería ir —
argumentó mientras sus ojos verdes, que resaltaban respecto de su tez blanca y su
cabello castaño, centelleaban.
—¡Vaya! ¡A usted no puedo engañarla! —respondí riendo.
—Pero a ellos sí. Es usted una estupenda actriz. Apenas le falta un poco y todos diremos:
“Ia vieriu”.
—¿Qué?
—“Le creo”, como diría mi amigo Konstantin. Un maestro ruso de teatro que conocí en mi
último viaje a Moscú.
—Ahora veo cómo logró rescatarme: la actriz es usted —agregué con cortesía.
—Soy Madame Marianne Beaumont —se presentó.
—¡Así que es usted! Su fama la precede… —añadí con picardía.
—Soy Emma Soler Aragón.
—¿Segura? ¿No es usted Baltasar Viola? —preguntó con astucia.
—¿Cómo lo sabe? —contesté tan asustada como sorprendida.
—Muy simple: mientras usted disfrutaba de sus distinguidas compañías, yo me divertía
gracias al Coronel Victorino Villaverde. Blandía un periódico y lanzaba feroces diatribas
contra un artículo que justamente allí escribió el “señor” Viola. Usted intentaba acercarse.
Y escuchar. Fue la única vez que la vi sonreír.
—Eso no es suficiente… —cuestioné.
—No, pero el nombre del periodista, ¡oh casualidad!, procede de dos obras de
Shakespeare: Portia se hace pasar por Baltasar en “El mercader de Venecia”, y Viola por
Cesario en “Noche de Reyes”. Es culta, le sobra ingenio, no quiere que nadie elija por
usted. Y seguro disfruta irritando a aquellos, como el Coronel, que lamentan todo avance
y descubrimiento. Salvo el fuego, porque no quieren morir de frío en invierno…
—¡Fascinante! —exclamé entre carcajadas.
—Llamame Marianne —invitó con calidez.
—Decime Emma.
—Vámonos de aquí. Salgamos a respirar aire puro —agregó sin más dilación.
Todavía no me explico cómo Marianne logró convencer a mis padres: en cuestión de
minutos estábamos en su carruaje.
La noche parecía otra: ya no había rastros del hastío y, tan animada era nuestra
conversación, que comencé a lamentar cada minuto que pasaba.
—José, detenga el coche —ordenó Marianne de repente.
—¿Qué sucede? —pregunté.
—Vení. Creo haber visto algo —respondió.
A nuestro riesgo ingresamos en un callejón oscuro y nos encontramos con una sorpresa
atroz: una joven de no más de veinte años yacía ensangrentada en la acera.
—En la lápida no había ningún nombre —musitó la desahuciada antes de perder el
conocimiento.
Marianne se acercó a ella y palpó su cuerpo.
—Vivirá. Si no perdemos tiempo —sentenció centrando su mirada en la mía.

Dante

17/12/2024 a las 19:39

¡Hola a todos! Tal como también prometí en el post general de la Recopilación de
relatos de la edición, para quienes no estén familiarizados con el lunfardo, voy a
facilitar la “traducción” de las palabras que usa el personaje del matón.
Por empezar, el matón podría encuadrar dentro de lo que se entendía como
“malevo” –término también lunfardo-, que según la fuente podía ser desde un
pendenciero o buscapleitos u hombre de malos hábitos hasta un proxeneta o
rufián. Alguien traicionero, sin hidalguía, que si podía apuñalar por la espalda no
dudaba en hacerlo. Es quizás un tanto discutible la caracterización, pero resumí la
que puede encontrarse en algunas fuentes.
Con respecto a las palabras que usa, y también aquellas con las que Marianne le
responde, hay que aclarar que es muy probable que los argentinos de hoy (e
incluso de la última parte del siglo XX) hubiésemos usado otras y hasta quizás
hubiesen sonado mejor en el mismo lunfardo.
Sin embargo, dada la época en que transcurre la historia, preferí investigar y
ceñirme a las palabras de lunfardo que efectivamente se usaban entonces.
En esa investigación di con un libro titulado “El idioma del delito”, cuyo autor es
Antonio Dellepiane y data de 1894. Lo menciono porque pude encontrarlo a través
de Google, que permite descargarlo por ser de dominio público. Aclaro que libros
como este y de esa época, pueden diferir bastante de nuestros criterios actuales
(porque están teñidos del positivismo penal-criminológico que si no predominaba
al menos tenía fuerte influencia en la época en Europa y Argentina), por lo que si
alguna u otra afirmación nos resulta extraña o chocante, hay que ser conscientes
de esto y “pasarlo por alto”. No obstante, en lo que refiere al significado de las
palabras de lunfardo de la época suministra una gran ayuda.
Lo que es interesante es que ese autor titula a su obra “El idioma del delito”,
cuando con el correr del tiempo el lunfardo fue permeando a la sociedad en
general y casi no hay argentinos o extranjeros que vivan en argentina que no lo
hayan adoptado como propio.
Por eso el matón (malevo) habla como habla y es esencial y por el mismo motivo
Emma, asombrada, refiere a “torrente de expresiones tan marginales”.
Cuando vean el significado de los términos, se apreciará mejor el contexto y el
peligro que corrieron Marianne y Emma y quedará claro por qué el relato fue
marcado como +18.
Ahora sí, vamos con la traducción “aproximada”:
Malevo: “—¡Dos bacanas! ¡Qué bien quedarían en el tambo! ¡Una madama y una
minita sin shacar! —dijo el desagradable extraño—. ¡Vamos a la gurda!”
Bacana = patrona. Está queriendo significar el status o la distinción de las dos
mujeres.
Tambo = prostíbulo
Madama = prostituta experimentada que regentea el prostíbulo
Minita = diminutivo de mina (por la edad y apariencia de Emma usa el diminutivo).
Mina significa mujer. (Algunas fuentes dicen que la palabra “mina” proviene de que
como de ahí provenían las ganancias de los proxenetas que se enriquecían, las
mujeres, a manera de la minería, eran las “minas” de las que procedía la riqueza.
Sin embargo, con el tiempo esa vinculación se perdió y ya desde casi los inicios
del lunfardo “mina” y “mujer” son sinónimos).
Mina sin shacar: mujer virgen
Ir a la gurda: expresión vulgar (probablemente “mala palabra” en su época) que
significa ir a tener sexo, fornicar.
Marianne: “—Si brama mi bufoso, te mando al bombo. También te puedo hacer
encanar y quedarás hundido en Ushuaia. O mejor… despedite del ganso…”
Bufoso = Revólver o arma de fuego
Mandar al bombo = matar (con el tiempo mandar al bombo fue mutando de
significado. Hoy sería sinónimo más de perjudicar. Por ejemplo cuando hablando
de fútbol alguien dice “el árbitro nos mandó al bombo”. Hablando de fútbol, “irse al
bombo” también puede significar descender, perder la categoría. Por detalles
como estos es que fue tan importante consultar fuentes de la época, dado que el
lunfardo, al igual que el idioma español –y cualquiera- evoluciona con el tiempo y
algunos matices y significados cambian, se amplían, se enriquecen)
Hacer encanar = hacer meter preso
Quedar hundido = recibir una condena de largo plazo (la referencia a Ushuaia se
explica porque a los criminales más peligrosos los mandaban allí, donde las
condiciones del tiempo eran inclementes, el clima muy riguroso y casi equivalía a
un destierro)
Ganso = una de las formas vulgares del lunfardo de la época para designar al
órgano sexual masculino
Marianne: “—Va a haber buen vento si cantás todo lo que sabés de esto…”
Vento = dinero. “Buen vento” significa una suma importante de dinero.
Cantar = contar, denunciar, delatar, informar, soplar.
Malevo: “—No doña… no soy batidor. Yo no las vi, ustedes no me vieron”
Doña: aunque no es lunfardo y considero se utiliza en otros países
hispanohablantes, puede aclararse que sería un sinónimo un tanto más vulgar de
“señora”
Batidor: soplón, delator

José Torma

18/12/2024 a las 18:30

Hola Dante.
Poco se puede decir o modificar en tu texto. Me he leído el primero y su ahora continuación en el taller de diciembre.
La palabra que se me viene a la mente es “ambientación”. Creas una atmosfera que es, a mi ver, protagonista también, al lado de las damas en cuestión.
Una sola pega tengo y creo que la resolverás en la continuidad del relato. La frase obligada, metida con calzador que de momento me descoloca y me hace esperar para ver si encaja bien en lo que sigue.
He leído alguna de tus reseñas y esto de la escritura se ve que lo dominas. El uso del lenguaje en tus dos relatos es de calidad y espero con ansia seguir leyendo las aventuras de Marianne.
Saludos.

Borja

20/12/2024 a las 23:35

Hola!
Bueno, tal y como apunta el compañero José, creo que lo más significativo es la ambientación. Se nota. Se percibe. Buena acción. El lenguaje es adecuado. Las palabras en dialecto aún sin saber el significado completo se entienden en el contexto. Al menos la gran mayoría.
Como punto que menos me gustó( humildemente, yo no soy nadie, tan solo un aficionado sin más) en el primer relato, las idas y venidas en el diálogo se me hicieron confusas. Tuve que leer un par de veces para volver a ubicarme. Aunque puede que tal vez con una edición diferente a la que da la página se entendiese a la primera.
Buen trabajo.
Nos seguimos leyendo.

Doralú

21/12/2024 a las 02:12

Hola Dante,
Si mis recuerdos no fallan, te he leído en otras oportunidades aquí en Literautas.
Me gustó tu texto. Más que relato, parece una novela de acción, mucha acción, con varios protagonistas y conflictos diversos. Va a ser excelente cuando lo termines, ojalá lo publiques. Vas descubriendo poco a poco los personajes a través de las palabras y las acciones de los otros que lo acompañan en ese momento. Me fastidió un poco el hecho de desconocer tantas palabras, aunque después de leer el glosario y volver a leer ya fue más fácil imaginar la escena, espacio y tiempo.
seguiré leyéndote

Vespasiano

23/12/2024 a las 20:15

Estimado Dante:
¡Que atrevimiento el mío! Querer buscarle tres pies a un relato tuyo; siempre con el mayor respeto y admiración.
Pero allá voy derecho a la piscina y sin flotador.
He leído tus dos episodios que intuyo como las aventuras de una saga que tendrá un largo recorrido y mil peripecias.

En algún momento de la conversación entre las dos mujeres he tenido que leer dos veces los diálogos para entenderlos, sobre todo cuando hay ese intercambio de nombres. De los cuales deduzco que Emma es la que escribió (bajo seudónimo de Baltasar Viola) aquel artículo que tanto enfadó al coronel Victorino).
—Soy Madame Marianne Beaumont —se presentó. (¿Porque madame? Me hizo recordar a una cliente de la librería que tenía mi mujer, ella se presentaba así: «soy la señora de …»).

—¡Así que es usted! Su fama la precede… —añadí con picardía.
—Soy Emma Soler Aragón.
No sé si al editar el relato el diálogo se deformó, pero a mi entender debería haber continuado así:
(—¡Así que es usted! Su fama la precede… —añadí con picardía. —Soy Emma Soler Aragón).

Yo me divertía gracias al Coronel Victorino Villaverde. (Creo que la profesión o el cargo del personaje se escribe en minúscula: “coronel Victorino Villaverde”).

Imaginándome a las dos mujeres vestidas lujosamente me llama la atención como, casi sin poder andar y con bolso incluido (“Aunque su vestido lo disimulaba, sus pies se movían: era obvio que estaba incómoda y sus zapatos la torturaban”), se atrevieron a meterse en aquel callejón oscuro sin saber lo que se iban a encontrar. Menos mal que en el bolso de emergencia de Marianne estaba, por si las moscas, su bufoso.

Otra cosa que me ha llamado la atención, y por eso mismo pregunto: ¿El chofer donde estaba mientras tanto? ¿Escondido debajo del coche?

En el enlace del primer episodio con el segundo me ha parecido que hay una ruptura al empezarlo con la descripción de la escena que se encontraron en aquel callejón:
“La existencia de esa muchacha pendía de un hilo en ese sitio tan lóbrego en el que un farol despedía una luz mortecina que apenas permitía distinguir sus cabellos rojizos, un magullón en su rostro y poco más. Yo sudaba y mis manos temblaban, pero Marianne se mostraba segura.

En mi modesta opinión, creo que quedaría más claro iniciar el segundo episodio así:
—Vivirá. Si no perdemos tiempo —sentenció centrando su mirada en la mía.
—¿Eso dice tu intuición? —pregunté incrédula.
—La probabilidad lo dice —replicó—. Podrías ayudarme sosteniendo esto.

—¿De dónde lo sacaste? —inquirí. (Esa pregunta me parece forzada para que Marianne pueda explicar una cosa que Emma debe haber visto porque estaba a su lado en el coche).

—“Cuando vislumbré que una figura espigada corría en una dirección y que otra, robusta y que se esforzaba por ocultar su rostro, se evadía por la opuesta e ingresaba en la avenida, supe que teníamos que frenar”. (Hasta aquí veo correcto la explicación que da Marianne, porque lo de frenar el coche, fue un acto inesperado para Emma).

“Abrí el compartimento debajo del asiento, retiré ese bolso de emergencia y salimos”. (Esto no creo que deba decirlo de esa manera Marianne, pues Emma debe haber visto esa maniobra ya que estaba a su lado).

“…en tanto sacaba un tubo de madera”. (¿para auscultar?).

“interesante… —acotó al auscultar a la chica. luego cambió sus guantes y con gran competencia aplicó gasas sobre las heridas”. (No entendí muy bien a qué se refiere cuando dice: “interesante…”. (¿Es por el tubo de madera?).

En este segundo episodio en esa escena del hospital, se me ha hecho un poco exagerado, no la urgencia que requería el hecho traumático que tenía que resolverse, sino el número de personajes que intervienen y las restricciones que cada uno de los cirujanos expone para proceder.

También puedo intuir en ese encuentro multitudinario que Emma se ha impresionado con el porte del aquel médico joven, moreno y alto.

La Doctora Grierson; Beatriz y la vidente entran al final de la escena sorpresivamente. Espero que en el próximo episodio tengan más protagonismo.
Espero haber aportado algo que pueda ser interesante para tu historia.
Feliz Navidad. Un fuerte abrazo.

Dante

23/12/2024 a las 22:05

PARA JOSÉ TORMA:

Gracias por tu comentario.

Me alegro que te haya gustado la ambientación y que la consideres lograda y como un personaje más, al lado de las dos protagonistas. Este es uno de los objetivos que persigo al realizar este “experimento”. Esta es una historia más grande, cuyas protagonistas son Emma y Marianne e involucra a otros muchos personajes, y su “puerta de entrada” será un relato largo, una novela corta o tal vez una novela. Todavía no lo definí, porque primero quería ir probando qué tal va con la acogida de la idea (es una historia que encuadra en varios géneros). Y si no lo comenzaba a testear aquí en Literautas, medio común en el cual todos aprendemos de todos, ¿dónde podría encontrarse un mejor lugar? Pero como sea que se desarrolle la historia, si la ambientación falla será difícil continuarla y podría ser que no valiera la pena escribirla.

Me alegro y me tranquiliza saber que en tu experiencia como lector este objetivo haya sido logrado.

Con respecto a la frase obligada, la verdad es que me costó muchísimo incluirla, aunque ciertamente no fue con calzador.

Yo tenía más o menos claro cómo seguía el primer relato, pero cuando me encontré con la consigna obligatoria relativa a la vidente, la verdad se me complicó porque si algo no había en la historia eran elementos sobrenaturales, paranormales, mágicos, etc.

No obstante ello, conforme fui recorriendo la escritura encontré la solución: un uso si se quiere metafórico y cargado de una ironía amistosa en un momento de distensión de la tensión previa. Y además opera como el “cliffhanger” (a manera de una serie), como el gancho que nos conectará con lo que sigue. Así que acertaste: hace esperar para ver si encaja en lo que sigue (este será el punto de partida o el trampolín para lo que viene).

Y por último, si algo me alegra es que esperes con ansias seguir leyendo las aventuras de Marianne (ya que en el fondo de esto se trata: aunque ambas son coprotagonistas, en el fondo Marianne es el personaje principal a quien conocemos -al menos por ahora- a través de los ojos de Emma).

Según cuántos y qué comentarios haya, puede que en algún mensaje aparte me refiera con más extensión a los personajes.

Te mando un afectuoso saludo y aprovecho para desearte muy felices Navidad y Año Nuevo.

Dante

23/12/2024 a las 22:13

PARA BORJA:

¡Hola!

Me alegro que al igual que José hayas considerado como lo más significativo la ambientación. Tal como le expresé a él en mi agradecimiento particular, es una condición necesaria para que esta historia funcione.

También me alegra que hayas podido percibir el significado contextual del lunfardo y que entiendas adecuado el lenguaje y consideres que hay buena acción. Sin acción tampoco se sostendría esta historia. Con lo cual que como lector lo resaltes es una buena señal para la historia.

Con respecto al punto que menos te gusto, no tenés por qué disculparte. No es cierto que no sos nadie: sos un compañero de Literautas, un escritor (y lo de aficionado, hasta el autor que más admiremos de la Literatura Universal lo fue o lo es, porque sin ese “fuego sagrado”, sin la afición no hay creatividad y no hay literatura). Y por ser un escritor, alguien que tiene afición por escribir y también por leer es que sos un lector calificado. Como le decía a José: si no probamos nuestras ideas y nuestros proyectos en Literautas: ¿dónde encontraríamos un lugar mejor? Así que tomo en serio tu aporte, como el de cualquier compañero.

En este sentido, y yendo concretamente a lo que menos te gustó, revisaré lo de los diálogos porque también Vespasiano me apuntó algo. Por lo que pude ver es posible que sea por la edición de la página o que al copiarlo haya saltado de lugar algo (pude detectarlo en un detalle que acertadamente marcó Vespasiano) y eso podría complicar lo que viene después.

Me alegro que te haya gustado y que califiques a los relatos como un buen trabajo.

Me queda pendiente pasar por tu relato y leerlo y comentarlo con toda la atención que merece. Lo haré próximamente.

Te mando un afectuoso saludo y aprovecho para desearte muy felices Navidad y Año Nuevo.

Nos seguimos leyendo

Dante

23/12/2024 a las 22:22

PARA DORALÚ:

Me alegro que te haya gustado el texto.

Acertaste con tu apreciación: no es en realidad un relato. Es una historia más grande que por ahora se “encarna” en relatos encadenados en Literautas (en la medida que las consignas lo permitan) para ir viendo si varios elementos de la historia funcionan o no. Sí hay mucha acción, pero encuadra en varios géneros.

Tiene dos protagonistas: Emma y Marianne y la “puerta de entrada” de su historia está por verse si será un relato largo, una novela corta o una novela (para su primer aventura ya tengo lo principal pensado, habrá que ver cómo se concreta). Pero tanto en su primer aventura como en las que sigan, también se involucrarán a varios personajes. Y como dijiste: los conflictos son diversos y en esto se emparenta con la mezcla o fusión de géneros.

Me alegro que te haya gustado cómo se van caracterizando los personajes a través de las palabras y las acciones de los otros. Esto es particularmente relevante porque Emma es narradora protagonista y en cierto modo testigo y no sólo conocemos lo que le pasa a ella sino que conocemos todo (y sobre todo a Marianne) desde su óptica. O al menos esto es lo que intento.

Con respecto al hecho de desconocer palabras que te fastidió, lamentablemente tuve que recurrir a esa clase de palabras. No es frecuente en mi escritura, que siempre trato que sea lo más abierta posible para distintos hispanohablantes (para que nuestros matices o usos idiomáticos no bloqueen o dificulten la interpretación y el disfrute de la lectura). Sólo por excepción recurro a usos idiomáticos particulares. O como en este caso al lunfardo y al que se hablaba en cierto momento, dado que necesitaba ese contraste y además contribuye decididamente a la ambientación. Por suerte después de leer el glosario (reconozco que es incómodo, pero esto es una página web y no tenía otro modo: en un libro o archivo hubiera colocado una nota al pie) pudiste imaginar la escena, espacio y tiempo.

Gracias por tu lectura y por tu comentario.

Me queda pendiente pasar por tu relato y leerlo y comentarlo con toda la atención que merece. Lo haré próximamente.

Te mando un afectuoso saludo y aprovecho para desearte muy felices Navidad y Año Nuevo.

Nos seguimos leyendo

Dante

24/12/2024 a las 06:40

PARA VESPASIANO:

Estimado Vespasiano, ¡qué alegría encontrar tu comentario!

No es ningún atrevimiento: es un honor que hayas pasado por aquí y que me hayas dejado un comentario tan rico y detallado.

Está muy bien que le busques “tres pies” a mi relato y al de cualquiera. Incluso a los tuyos. Cuanto mayor atención se pone en la lectura y en la interpretación, mayor será el enriquecimiento mutuo que tengamos. De eso se trata Literautas, ahí creo que está su espíritu. Y por supuesto, viniendo de vos, sé que siempre es con el mayor de los respetos, lo cual agradezco.

Intuís muy bien: estos dos episodios son “las aventuras de una saga que tendrá un largo recorrido y mil peripecias”. Mejor dicho imposible.

En realidad, y como ya lo he expresado en algunas respuestas anteriores y en algunos posteos generales, sucedió lo siguiente: hace ya bastante tiempo, años quizás, tenía una idea en la cabeza y los personajes que hoy son Marianne y Emma empezaron a tomar forma. Pero por un motivo u otro nunca podía concretar la idea.

Y entonces volvió nuestro querido taller de Literautas, y entonces, ¡voilá! O ¡eureka! O como lo quieras decir. La idea empezó a tomar forma.

Me di cuenta que tenía una historia bastante grande, que encuadra en varios géneros y que transcurre en otra época (Argentina, en especial Buenos Aires, de fines del siglo XIX – principios del XX) y que tiene sus complejidades.

La “puerta de entrada” de la historia (que es posible que sea, como dijiste, una saga) podrá ser un relato largo, una novela corta o una novela propiamente dicha. Veremos.

Si bien tengo pensadas varias cuestiones, e incluso preveía la posibilidad de incluir personas reales como personajes y tal vez algunos personajes literarios como si fueran “personas reales” de la época o de algunos años anteriores con incidencia en la historia, la concreción no dejaría de ser un experimento. Y decidí trasladar el experimento al taller. ¿De qué manera? Comenzando con un relato que tendría su propio esquema principio-nudo-fin, cuyo final fuera abierto y enganchara con el que sigue. El siguiente tendría su propio esquema principio-nudo-fin y sus propios conflictos, pero integraría un conflicto o trama mayor. Y lo mismo sucedería con los siguientes. Eso sí: siempre que la consigna del taller sea compatible con la historia que estoy contando. Cada relato tiene cierta autonomía pero no independencia respecto de los demás con los que se interrelaciona como un todo: similar a lo que ocurre con las series. Y de las series tomo un elemento llamado “cliffhanger” que es un final en suspenso que sirve de enganche para el siguiente capítulo.

Como verás, es algo más que experimental y la idea es también experimentar y someter a prueba algunas cuestiones. Es por eso que como decía a los anteriores compañeros: ¿qué mejor lugar que este taller podría encontrar?

En ese sentido, más allá de la experimentación me propuse ver qué pasaba (o ver qué pasará) con algunas cuestiones que considero fundamentales: si la historia interesa, qué impacto tienen los personajes, qué sucede con la ambientación, cómo es percibido el encadenamiento de episodios, cómo funciona (o es recibida la “fusión” de géneros, que me permite, a su vez, trabajar distintas clases de conflictos que se van superponiendo y entretejiendo).

Hechas estas aclaraciones, que derivan de tu correcta intuición acerca de las aventuras de una saga que tendrá un largo recorrido y mil peripecias, paso al resto de tu comentario.
Con respecto a lo que apuntás de los diálogos, deducís bien: Emma, la narradora, es la que escribió (bajo el seudónimo de Baltasar Viola) ese artículo que enfadó al coronel. El seudónimo obedece a que si bien había mujeres que podían escribir en la prensa, no era fácil, no eran bien vistas, se encontraban con obstáculos y para una joven de una familia de la élite como Emma eso era prácticamente imposible y podía ser fuente de escándalo.

“—Soy Madame Marianne Beaumont —se presentó. (¿Porque madame? Me hizo recordar a una cliente de la librería que tenía mi mujer, ella se presentaba así: «soy la señora de …»).” No quiero “spoilear”, pero ella no es precisamente la “señora de”. Y se presenta como Madame porque es francesa (por eso le dice “mademoiselle” a Emma y se disculpa con el “candidato” con un excusez-moi). Pertenece a ese círculo social alto, pero también la valoración que el patriciado local hace de ella es ambivalente. (Por eso al presentarse mutuamente Emma le dice “¡Así que es usted! Su fama la precede…”). Hay también otro detalle muy sutil en el momento mismo en que se produce el primer contacto con Emma que daría una pauta de por qué refiere a sí misma como Madame.

Tenés razón en que el diálogo que marcás se deformó. No sé por qué, en lugar de ir en el mismo renglón, la raya de diálogo y el parlamento donde Emma se presenta, quedaron abajo. Eso no debe suceder. Está bien que lo hayas señalado.

En relación a lo que decís de que coronel iría con minúscula por ser la profesión, me has generado una duda. Pensaba que por referir al grado militar iría en mayúsculas. Investigaré esto y de ser necesario, realizaré el cambio. Gracias por hacerme notar este detalle.

Imaginándome a las dos mujeres vestidas lujosamente me llama la atención como, casi sin poder andar y con bolso incluido (“Aunque su vestido lo disimulaba, sus pies se movían: era obvio que estaba incómoda y sus zapatos la torturaban”), se atrevieron a meterse en aquel callejón oscuro sin saber lo que se iban a encontrar. Menos mal que en el bolso de emergencia de Marianne estaba, por si las moscas, su bufoso.

Pasemos a un punto que te llama la atención: sí, es verdad. Las dos mujeres están vestidas lujosamente. No sé si diría sin poder andar, pero obviamente no se moverían como hoy en día. La línea de diálogo que reproducís en realidad está dentro de una cadena deductiva de Marianne según la cual muestra la incomodidad de Emma. Más que nada con la situación, por no querer estar ahí (quizás mucho tiempo de pie conversando de temas y con gente que no le interesaban en lo más mínimo). El ingreso en el callejón oscuro no fue algo que estuviera en los planes: ocurrió por iniciativa de Marianne. Por qué es capaz de semejantes iniciativas (aunque en el segundo relato señala por qué decidió frenar y salir del carruaje) y en ese contexto podría quedar claro por qué llevaba esa clase de “bolso”. (¡Muy buena lectura: el “bufoso”, el revólver, estaba también en el bolso de emergencia!) Pero no voy a decir más porque ahí sí que sería un “spoiler” de lo que viene…

Con respecto al otro detalle que te llama la atención, esto es dónde estaba el cochero, veo que la elipsis pudo jugar una mala pasada. Dado el límite de las 750 palabras tuve que meter dentro de la elipsis el trayecto desde el carruaje hasta el callejón. En el relato “La vidente” cuando se muestra el camino de vuelta (cuando retiran a la chica) se ve que el carruaje había quedado en la avenida. La avenida daba a una calle no tan grande, la que se conectaba con un callejón adyacente, más pequeño todavía. El carruaje no entraba allí. El cochero quedó en el carruaje. Sí: es fácil que surja la pregunta, o hasta el reproche: ¡Pero es oscuro! ¿Qué clase de hombre es? (Sobre todo si lo pensamos con las categorías o la lógica de la época) Hay algunas explicaciones para eso (no diré más, se vincula con “cierta madame” que ya conocemos y que, como Emma se da cuenta, “no era una improvisada en estas lides”…) No obstante ello, te agradezco mucho que hayas marcado esto, porque en un ámbito más extenso, sin el límite de las 750 palabras no vendría mal un pasaje donde suceda algo que justifique por qué él se queda allí en el coche y no las acompaña.

Es muy interesante tu apunte acerca de cómo sería mejor comenzar ya que el primer párrafo constituiría una ruptura.

Hay una explicación (que no es una excusa): al escribir el primer relato tenía que ceñirme al límite de las 750 palabras y usar un final abierto y en suspenso que genere la suficiente intriga para querer conocer qué sucederá luego. Como ahora tenía que iniciar la segunda parte, y con el agravante de que no había llegado a publicar el primero, después de dudarlo y pensarlo mucho, usé un párrafo que sirve para recapitular, poner una pequeña pausa (porque bien puede pensarse que Emma no reacciona inmediatamente a través de su pregunta “¿Eso dice tu intuición?”) y sobre todo, para reforzar la ambientación del callejón. Este párrafo sería, si se lo pensara visualmente, como un “movimiento de cámara” que mostrara todo lo tétrico y peligroso del lugar y de la situación mientras el diálogo se produce (serían dos cosas sincrónicas: esa imagen y el diálogo).

Obviamente no es lo mismo una imagen que las palabras, y entiendo lo que señalás acerca de la ruptura. Por otro lado, dudé si no convenía recapitular así por las dudas de que si alguien leía antes “La vidente” sin haber leído primero “Una larga noche”, lo tomara como un comienzo in media res y si bien tendría algunas preguntas, al menos podría leer el relato. Y eventualmente, después al encontrar “Una larga noche”, entendería de dónde viene todo.

Sin embargo, es muy probable que como decís sea conveniente iniciar el segundo episodio con el diálogo. Más aún: cuando reelabore en un marco más amplio y sin el límite de las 750 palabras una y otra parte, el párrafo inicial bien podría desaparecer o podría ser intercalado antes, a manera de ambientación (sí es necesaria la descripción de la chica y su rostro, porque tiene incidencia en la trama), siendo el intercambio de los diálogos más fluido. Esto evitaría esa sensación de ruptura y muy probablemente el ritmo de la narración mejore. Gracias por resaltar esta cuestión, voy a pensar seriamente en este punto.

En relación a la línea de diálogo “—¿De dónde lo sacaste? —inquirí.” tenés razón: Marianne nos explica algo que de otro modo no tendría sentido, faltaría (no implica de por sí que sea forzado, pero no niego que pueda ser percibido como tal). No necesariamente Emma lo debió haber visto. ¿Pudo? Sí. ¿Debió? No necesariamente (pero no expondré las posibilidades porque sería aburrido de leer y porque parecerían excusas y aquí se trata de lo contrario: de aprovechar una marcación atinada que puede conducir a una notoria mejora narrativa). Sin embargo, bien podría mostrarse antes que Marianne llevaba el bolso y que el diálogo acerca de él se produce después. Lamentablemente, como tuve que recurrir a la elipsis por el límite de palabras en la primera parte, no quedaba otra alternativa que incluir este diálogo tal como está. Te agradezco haber marcado esto porque para una mejor narración y para mayor claridad, aunque esta línea de diálogo pudiera mantenerse o reformularse, no estaría mal que en la reescritura se detalle un poco más el tránsito hasta el callejón y se muestre, aunque sea al pasar, que Marianne sale con el bolso.

En cuanto a la línea de diálogo “—Cuando vislumbré que una figura espigada corría en una dirección y que otra, robusta y que se esforzaba por ocultar su rostro, se evadía por la opuesta e ingresaba en la avenida, supe que teníamos que frenar” como bien decís, “resulta correcta la explicación que da Marianne, porque lo de frenar el coche, fue un acto inesperado para Emma”. Y con respecto a la otra oración “Abrí el compartimento debajo del asiento, retiré ese bolso de emergencia y salimos”, es coherente con tu marcación anterior que afirmes que no debería decirlo así Marianne porque Emma habría visto esa maniobra por estar a su lado. Gracias por este apunte. En la reescritura ajustaré estos detalles víctimas de la elipsis obligada y veré si esta parte del diálogo queda (eventualmente reformulada) o si se elimina. Lo que es seguro es que la elipsis será menor y evitaré que puedan percibirse forzadas algunas preguntas o diálogos.

En lo atinente a tu duda acerca de si el tubo de madera era para auscultar, la respuesta es sí y tiene dos razones. La primera es funcional: lo que en realidad saca Marianne es un estetoscopio. Pero si hubiera usado esta palabra es probable que el lector hubiera imaginado uno parecido a los actuales y hasta donde pude investigar algunos eran así (como una especie de tubo de madera). La segunda razón es que quien nos cuenta la historia es Emma, que puede no estar muy al tanto de cuestiones técnicas médicas.

Acerca de lo que no entendiste: ¿por qué Marianne dice “interesante…” No es por el tubo de madera sino gracias al tubo de madera. Digamos que aquí conjetura algo… Lo mismo cuando exclama “¡Vaya!”. No puedo dar más detalles porque adelantaría lo que viene después. Pero sus conjeturas tienen relación con la frase de cierre del relato (cliffhanger para el que viene).

Con respecto a la escena del hospital, el número de personajes que intervienen y las restricciones que cada cirujano expone para proceder, tienen un por qué.

Como te dije más arriba, en el primer episodio se nombra a una persona real (Konstantin es Konstantin Stanislavski, a quien se lo suele conocer como el creador del “método”; su mención no es casual… pero eso vendrá más adelante en el recorrido de las aventuras) y en el segundo, que es este (“La vidente”) interviene una persona que fue real. Cecilia y la Doctora Grierson son la misma persona. Fue la primer médica argentina y la línea de diálogo “—Soy cirujana, pero no estoy autorizada a operar. Lo siento —se lamentó Cecilia.” es una dolorosa reconstrucción real. Esto se ve en cualquier biografía suya: llegó a tener título de cirujana y jamás se le permitió ejercer. Tuvo que adoptar como especialidades la ginecología y la obstetricia y además también fundó una escuela de enfermeras en 1886 (profesionalizó la enfermería en la Argentina) y también fue pionera en la kinesiología, la puericultura y la difusión de primeros auxilios.

En cuanto al médico joven, es lo que hoy diríamos un residente. Sí o sí necesitaban un cirujano titular, que todavía no había llegado. Este aspecto será mejor trabajado en la reescritura. Si bien por razones de extensión debí recurrir a una elipsis, aparece de todos modos el personaje de ese cirujano principal o titular: Virgilio. Lo que Marianne hace es convencerlo de que los otros dos médicos deben ir con él (eran quienes conocían la información relevante que les había dado ella). Emma no nos dice cómo lo convenció pero sí nos da a entender de qué se valió para convencerlo (mejor dicho manipularlo)

Sobre lo que afirmás: “También puedo intuir en ese encuentro multitudinario que Emma se ha impresionado con el porte del aquel médico joven, moreno y alto.” Un rotundo SÍ. Este es un hecho relevante. Muy relevante. Y este personaje será relevante. Pero no diré más porque si no sería otro spoiler…

Con respecto a lo que señalás “La Doctora Grierson; Beatriz y la vidente entran al final de la escena sorpresivamente. Espero que en el próximo episodio tengan más protagonismo.”

La Doctora Grierson es, como dije, Cecilia. La vidente no es una vidente en sentido literal: es una alusión de Cecilia hacia Marianne. Tiene relación con las conjeturas que compartió con ellos al llegar al hospital. Y como el peligro principal ha pasado, ahora la situación está más distendida: ella esperaba en la sala para informarles (por eso Beatriz las llama). Marianne entra antes y allí viene la frase: es una ironía amistosa que descomprime la situación y da pie a lo que seguirá en el próximo episodio.

Beatriz… Por ahora genera preocupación en Emma. Pero al igual que la Doctora Grierson tendrá más protagonismo. Seguro. Cecilia sí o sí aparecerá en el próximo episodio (y continuará el homenaje). El desarrollo de Beatriz vendría después. Ambas serán personajes potencialmente recurrentes.

Si la extensión lo permite, seguirán apareciendo nuevos personajes.

Espero que estas aclaraciones hayan echado luz sobre algunos puntos que te hayan suscitado dudas. Y por otro lado, te agradezco especialmente por tantos apuntes que, como he expresado, o adoptaré las sugerencias o reflexionaré en función de ellas para que la reescritura sea más sencilla y efectiva.

Por último quiero decirte que se ha cumplido lo que esperabas: has aportado mucho que será interesante para mi historia ya que, como te dije, facilitará el proceso de reescritura.

Gracias por tu lectura y por tu comentario.

Me queda pendiente pasar por tu relato y leerlo y comentarlo con toda la atención que merece. Lo haré próximamente.

Te mando un afectuoso saludo y aprovecho para desearte muy felices Navidad y Año Nuevo.

Nos seguimos leyendo

Lore M.

24/12/2024 a las 14:49

Dante, tengo poco más que añadir a los anteriores comentarios. He leído los dos relatos y las escenas que presentas se vuelven muy ágiles. Sabes transmitir muy bien lo que sienten los personajes, tanto que parece que el lector acompañe en todo momento a las protagonistas en esa huída y en lo que sucede a continuación. Destaco también la forma de crear la ambientación cuidada, incluso, con uso del lunfardo y las referencias literarias. Te felicito.

Un saludo.

Dante

24/12/2024 a las 18:10

Hola Lore M.

Gracias por tu comentario.

Me alegro que te hayan gustado los relatos y las escenas te parezcan ágiles.

En especial me alegra haber logrado transmitirte lo que sienten los personajes y que te parezca que el lector acompaña en todo momento a las protagonistas en lo que les sucede. En parte esta es la razón por la que elegí una narradora protagonista en primera persona desde cuyos ojos y su subjetividad empecemos a conocer a la otra coprotagonista (que es en realidad el personaje principal).

Veo que también te ha gustado la ambientación y la considerás cuidada. Gracias por tu apreciación: como ya les manifesté a los otros compañeros, esto es uno de los objetivos que quería/necesitaba cumplir al compartir este “experimento” de los relatos encadenados. Me esforzaré por seguir trabajando en la ambientación, ya que es central para la escritura de la historia y el posible disfrute posterior por parte de los lectores.

Gracias por tus felicitaciones. Te mando un afectuoso saludo y aprovecho para desearte muy felices Navidad y Año Nuevo.

Nos seguimos leyendo

Carmenigne

27/12/2024 a las 20:07

¡Hola Dante! Antes que nada, quiero decirte que me resulta difícil hacer un comentario de tu texto, porque me parece que no tengo las herramientas para hacer un análisis tan meticuloso ni tan rico de los aspectos formales, como el que me hiciste tu tan generosamente.
De todas formas, creo que de esto se trata, cada uno desde su lugar aportará lo mejor que pueda y tenga a los compañeros de taller. Así que lo hago como con todos, desde el lugar de lectora y de lo que subjetivamente aprecio.
El texto coloca rápidamente al lector en un lugar de tensión, de expectativa desde la primera oración: “la existencia…pendía de un hilo “. Las descripciones haciendo uso de los sentidos lo refuerza: la luz mortecina, el farol, la penumbra que es atravesada por lo rojizo del cabello. También vas aportando a su vez, datos e imágenes para situarnos en un determinado contexto histórico, el carruaje, la forma de vincularse, las expresiones.
El relato fluye y genera el deseo de saber que sigue, quien es cada uno de los personajes que vas presentando en la historia. Sugiere, no da todo “masticado”. Lo que me sucedió leyendo es que “me quedo con ganas” de seguir desmadejando la historia y me parece que eso lo logras por la forma en que vas delineando los personajes y las vicisitudes que atraviesan. Esta historia se resignifica si antes se leyó el relato de la consigna No64 (yo lo hice después). Lo entiendo como capítulos de una novela, o de un texto mas ambicioso. Me pasó que si bien estaba incluida la frase “obligatoria”, “la vidente…”, lo haces de forma tal que la entiendo como “la historia continuará”.
El vocabulario, aún sin la aclaración, me resultó -salvo algunas palabras- comprensible y sin duda definen y aportan fuerza a la historia.
Quiero saber como continúa, me genera interés, deseos de comprender, saber que está pasando, y quiero conocer mas a los personajes y sus relaciones. Saludos .

Carmenigne

27/12/2024 a las 20:14

Dante quiero contarte que el comentario anterior responde a una “lectura ingenua”. Con esto quiero decir que la lei sin leer los comentarios ni tener en cuenta las aclaraciones que vi que tu hiciste y desde ahi fue que lo hice. Una vez que lo publiqué si los lei y me parece buenisimo,como me cuentas, usar este espacio para experimentar, para intentar, para ver como se siente “afuera”, para probar. Me resultan muy enriquecedores los intercambios. Gracias

Dante

27/12/2024 a las 23:17

PARA CARMENIGNE:

No creas que no tenés las herramientas para hacer un análisis rico (de hecho tu comentario lo es, y me es de gran utilidad). Sos una persona que le gusta leer, sos escritora y una compañera de Literautas. Eso de por sí te convierte en una lectora calificada. En cuanto a las herramientas, se van adquiriendo en distintos lugares y momentos y, por cierto, los post que publica Iria podrán ayudarte.

Es tal como lo expresás: este taller se trata de que cada uno desde su lugar aporte lo mejor que pueda a los demás compañeros. Todos aprendemos de todos, de nuestros textos, de nuestros comentarios, de nuestros intercambios.

Que te coloques en el lugar de lectora y pongas el énfasis en lo que subjetivamente apreciás es algo muy bueno: porque en definitiva si no logramos despertar algo en el lector, debemos revisar lo que estamos haciendo a fin de poder mejorar, ser más claros, transmitir mejor. Es un excelente lugar para ubicarse cuando cada uno de nosotros lee y valora el trabajo de los compañeros. Te agradezco por ello.

Me alegro que te hayan gustado las descripciones, la ambientación y que consideres que el relato fluye y te genera el deseo de saber qué es lo que sigue y quién es quién cada uno de los personajes (en gran medida este era y es uno de mis objetivos: que los lectores se pregunten qué sucederá y quién es quién. En especial en el personaje principal -Marianne-, y por eso elegí a una narradora que además de protagonista obra como testigo y desde sus ojos accedemos a ese personaje).

Es cierto que la historia se resignifica si se lee antes el que hubiera sido el relato del MUE Nº 64 (“Una larga noche”), aunque me alegra que hayas leído antes “La vidente” e igualmente lo hayas entendido. (Una de las metas que me propuse para este “experimento” fue que cada relato tenga una relativa autonomía aunque no independencia de los demás, y para ello deben tener su propio principio-nudo-desenlace y sus propios conflictos, aunque se integren en una trama mayor).

Lo entendés bien: son como capítulos de una novela o de un texto más ambicioso. Lógicamente, adaptado a los límites de las 750 palabras, lo que obliga a recurrir a las elipsis con frecuencia (pero también ayuda a pulir la prosa para llevarlo a un ámbito más extenso).

Lo que decís es cierto: la frase obligatoria (“la vidente abrió la puerta”) está puesta como “cliffhanger” o “gancho” de lo que sigue después.

Estoy muy contento de que quieras saber cómo continúa, de que te genere interés, deseos de comprender, saber qué está pasando y que quieras conocer más a los personajes y a sus relaciones.

Valoro también que tu comentario respondiera a una “lectura ingenua” y te agradezco que luego leyeras los comentarios de los demás compañeros. Gracias por la doble lectura y la atención dispensada.

Saludos. Nos seguiremos leyendo.

Pilar (marazul)

30/12/2024 a las 21:26

Hola Dante, había leído tu relato hace ya unos días pero lo he dejado reposar. Hoy lo he vuelto a leer varias veces.
Es bueno, muy bueno. Que es parte de una historia más larga está muy claro, y tú nos lo has confirmado.
Cuando algo está bien escrito me adentro y me dejo llevar. No hay pegas que poner. La curiosidad del lector deberá esperar si quiere respuestas.
Ambientación, diálogos, lenguaje coloquial de la zona adaptado al personaje, ritmo…todo estupendo.
Es verdad que me llama la atención el título: “La vidente”, cuando solo haces referencia a ella en la frase final. Eso, querido Dante, te obliga a contar con ella para la continuación. Seguro que nos sorprendes.
Soy otra literautas agradecida por el exhaustivo comentario a mi relato. Nos regalas tiempo y experiencia.
Mil gracias otra vez.
Te deseo salud e inspiración para el 2025
Un abrazo

Dante

31/12/2024 a las 11:41

PARA MARAZUL:

Gracias por la atención que dedicaste a mi relato. Que lo hayas leído hace unos días y luego lo hayas vuelto a leer varias veces es algo que me llena de alegría y lo considero un honor.

Te agradezco tu opinión y me alegra que lo consideres muy bueno.

Tal como decís, es parte de una historia más larga. Es una historia larga, compleja, y en cierto modo experimental. Sé que corro ciertos riesgos con algunas decisiones narrativas (tengo dos coprotagonistas, una de ellas narradora, la otra es principal y la vemos desde los ojos de la narradora, tienen edades diferentes, experiencias de vida diferentes y arcos dramáticos diferentes y su historia se inserta en el cruce de por lo menos cuatro o cinco géneros, además de que se inserta en un contexto histórico específico: Argentina de fines del siglo XIX principios el XX). Si las consignas me lo permiten, seguiré continuándolo en el taller, encadenándolo con otros posteriores. Quiero continuar con esta suerte de “test” en el taller. No descarto extenderlo en otro marco bastante más grande.

Me alegro también que lo hayas considerado bien escrito y te hayas dejado llevar.

En cuanto a que “la curiosidad del lector deberá esperar si quiere respuestas.”, en parte es así, pero por las complejidades a las que me refería más arriba. Sin embargo, en todos los casos dejo pequeñas “migas” o hilos que se pueden unir.

Estoy contento de que consideres estupendos a tantos elementos como la ambientación, los diálogos, el lenguaje coloquial de la zona (el lunfardo), el ritmo. Esto significa que deberé esforzarme aún más. En esta clase de historias, la ambientación juega un rol central, y en los diálogos también se juega parte de la caracterización de los personajes. Y en el caso de las coprotagonistas creo que mucho. Con respecto al ritmo, no va a ser sencillo dar con el punto exacto o por lo menos pertinente (sobre todo si llevo la historia a un marco mucho más amplio). Será como dije, cuestión de esforzarse al máximo.

En cuanto al título, la verdad es que llegó al final. Y casi que me arrepentí porque pensé “quizás algunos compañeros lo tomen literal y no lo vean atractivo”. Pero no me arrepiento del por qué lo elegí.

La verdad es que me complicó un poco la referencia a la vidente, que como lo sugería el post general en el que se estableció la consigna, tiene un tinte sobrenatural. No hay intervención sobrenatural en esta historia.

Entonces ahí se me ocurrió lo siguiente: si Marianne al practicar primeros auxilios elabora unas conjeturas (en base a las cuales termina confirmando que es muy probable que la chica salve su vida), y si esas conjeturas las compartió con Cecilia y el médico joven (y es dable suponer, estos dos con Virgilio) y después estas se confirman, dada la relación entre Cecilia y Marianne, era el remate si no perfecto, al menos adecuado.

Lo que dijiste acerca de que el título y la frase final me obligan a contar con ella para la continuación es real: es lo que si fuera una serie sería el “cliffhanger” para el próximo capítulo.

Siendo que es una broma, una ironía amistosa que distiende una situación previa muy tensa y que Cecilia las espera en una sala, la idea es que intervengan estos personajes del hospital y se impulse la historia. Veremos cuál es la consigna siguiente, si lo podré seguir en base a ella, y qué se podrá hacer con la siguiente entrega. Lo que sí es probable que haya algunos pasajes que sean un homenaje a Cecilia que fue una persona real. Los personajes del hospital serán potencialmente recurrentes, y uno de ellos MUY relevante.

Así que no sé que tanto lograré sorprender pero la frase obligatoria sí terminó siendo el trampolín para lo que viene.

No tenés por qué agradecerme por mi comentario. Ha sido un gusto.

Salud e inspiración para vos también para el 2025 y otro abrazo para vos.

Dante

31/12/2024 a las 11:51

PARA TODOS:

Gracias por sus comentarios que me alientan a continuar con este “experimento” y me sirven para reflexionar. Sobre todo a la hora de expandir la historia a un marco mayor, y eventualmente que exceda a Literautas.

Este es un proyecto que hace tiempo se me había ocurrido y nunca lograba darle forma, y ahora gracias al taller he logrado encaminarlo y en este sentido y en este contexto, la generosidad y colaboración de ustedes como compañeros no tiene precio.

En especial porque se trata de una historia grande, que encuadra en varios géneros, que tiene dos protagonistas (una de ellas narradora, la otra personaje principal, y ambas de diferentes edades), cada cual con su arco dramático. Y será una historia que, eventualmente, tratará de algunos temas bastante duros.

Las dos protagonistas son dos personajes que había concebido hace tiempo y ahora, al darle forma a la idea, estoy puliendo cada vez más. A medida que pienso en la historia y a medida de que ustedes me han ayudado a pensar más y me han hecho pensar más, se me ocurren más ideas (sobre todo de nuevos personajes y relaciones entre ellos, y algún que otro hecho de la trama).

Espero poder delinearlas cada vez más y que les resulten atractivas, y que en virtud de eso les resulte atractiva su historia.

Más allá de que algunos géneros en los que podría encuadrarse la historia podrían ser considerados, al menos para algunos, con una mayor tendencia plot driven (historia manejada por la trama) mi intención es que sea mayormente character driven (historia manejada por los personajes). De ahí que deba trabajarlas lo mejor que pueda. A ambas. (Aunque necesitaré también toda la ayuda que Emma pueda prestarme como narradora, jaja)

Nuevamente les agradezco por su atención y espero que terminen bien este 2024.

Les deseo un muy feliz 2025 y espero que podamos concebir y concretar todos nuestros proyectos durante el año que ya comienza.

Saludos.

Nos leemos.

Borja

31/12/2024 a las 15:10

Hola!
Muy agradecido por tu comentario, Dante.
Feliz año para ti también!!
Un saludo

Wolfdux

28/01/2025 a las 22:45

Hola Dante,

algo me decia que tenía que pasarme por tu relato y no me he equivocado, he disfrutado mucho de su lectura y has saciado un poco mi curiosidad con la aportación del relato que no pudiste enviar el mes pasado. Es una historia muy buena. Espero por leer más sobre Emma en futuras participaciones.

¡Nos leemos!

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