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Un favor multiplicado por mil - por Lidia VillaR.
Esta historia comienza en otra de esas navidades en las que el local de Frida lucía asombrosamente nevado por lo poco frecuentado que era. A la desganada mujer, le costó apartar la nieve de la puerta con el pie debido a su edad. Y mientras giraba el cartel para indicar que estaba abierto, se preguntaba si estas no sería su última Navidad ayudando a los demás.
Frida consideraba su don una bendición, ya que, simplemente rayando un papel con su pluma, era capaz de esclarecer aquello que otra persona no era capaz de ver.
Aquella tarde, se recostó en su sillón dorado con una magdalena en la mano, pensando que, como estas semanas atrás, no aparecería nadie por el local. Resignada, procedió a dar un mordisco al manjar, cuando la campanilla que estaba fuera de la puerta tintineo.
De inmediato, Frida se incorporó. Tomó unos minutos para arreglarse el pañuelo que llevaba al cuello, y asomándose a la entrada, preguntó en voz alta quien era. Como nadie contestaba, supuso que sería un bromista, por lo que la vidente abrió la puerta con decisión.
Para su sorpresa se encontró frente a sus pies, a un bebe de piel canela de apenas unos meses, metido en una caja de cartón.
Frida se preguntó qué situación habría tenido que pasar una madre para abandonar a su criatura en Navidad, y ante tan baja temperatura, no dudo en envolver al niño en su pañuelo y entrar con él.
No le tomo mucho tiempo pensar cual sería el siguiente paso. Sentó al bebe en su mesa camilla, y una vez acoplada frente a él, comenzó a rallar su cuaderno intentando esclarecer la situación mediante preguntas.
Quiso comenzar averiguando su nombre, y entreviendo las rayas que aparecían en el papel, dio con el nombre de Abraham. Pensó que era perfecto para aquel niño de cabellos rizados, pero aun necesitaba saber más.
Se concentro en el corazón de quienes le cuidaban, para averiguar cómo llegar hasta ellos, y tras hacer la pregunta, Frida manifestó una sensación de inmenso malestar. Entendió que quien tuviera a Abraham, pese a sentirse culpables e inmensamente tristes con su decisión, pensaron que dejarlo era la mejor solución ante un problema enorme.
Sin previo aviso, se le presentó una visión a cámara lenta. Pudo ver a una chica cobriza, de aspecto pálido y enfermo. Parecía estar severamente desnutrida, y cargaba con dificultad al pobre angelito en brazos. Frida no se esperaba esa respuesta, ya que el niño parecía sano, pero viendo la angustiosa situación de su madre, decidió ayudarla.
Mientras buscaba entre los pocos artículos esotéricos que conservaba algún viejo conjuntito de sus nietos para abrigar al pequeño, daba vueltas a la cabeza para averiguar donde había podido ver a esa mujer; cuando encontró una moneda que enseguida la hizo recordar.
Hace unos meses, Frida se desplazó a un gran supermercado de las afueras, el cual no frecuentaba. Cuando fue a hacer la compra, se dio cuenta de que los carritos necesitaban monedas para ser utilizados, y no llevaba ninguna encima. Al verla apurada, una encantadora pareja se acercó para ayudarla. Le dieron una moneda, y tras una agradable charla le insistieron en que se la quedará de recuerdo. Ante tanta insistencia, Frida aceptó la moneda como un símbolo de buena suerte, y antes de despedirse, les dijo que, en otra ocasión, ella les devolvería el favor multiplicado por mil.
En aquel momento, todo quedo en una tierna anécdota, pero ahora, Frida lo tenía claro. Cogió al pequeño y se apuró a aquel supermercado. Busco por todos los pasillos y secciones, pero no había ni rastro de la pareja.
Salió del lugar desdichada, pensando en volver a su negocio para continuar haciendo preguntas al oráculo, cuando vio en una esquina del aparcamiento, junto a aquellos carritos, a la mujer de cabello cobrizo.
Y así fue hijo, como tu hermano Abraham y yo llegamos a la vida de la yaya Frida. Yo estaba embarazada de ti cuando nos rescató, y ella lo supo inmediatamente a pesar de mi desnutrición. Nos refugió en su hogar cuando no teníamos nada. Fue nuestra familia cuando papa falleció. También fue quien nos cuidó y alimentó durante el frío invierno, compartiendo lo poco que tenía. La yaya Frida cumplió su promesa, y es por eso que ahora en cada Navidad, leemos esta historia en su cuaderno, y encendemos una vela junto a una foto de papa, la yaya Frida, y una moneda.
Comentarios (8):
David Llurba
18/12/2024 a las 21:04
Un relato muy bonito, la verdad, y bien ambientado, por la época del año.
Me ha parecido que tiene una estructura y un ritmo genial. Todo queda cohesionado y con sentido. Un tono y un léxico acorde, pero, me sabe muy mal, porque hay que corregir un puñado de faltas.
Todo lo que diga a continuación no estaría de más que lo investigaras por tu parte, pero estoy bastante convencido que las correcciones no están mal:
La primera frase me resulta un tanto larga. Suprimiría el “que era”. Hay que evitar abusar del verbo ser y aquí es suprimible.
“A la desganada mujer, le costó…” sobra la coma.
“se preguntaba si estas no sería su última Navidad ayudando a los demás.” “esta” en singular o “serían sus últimas navidades”.
“…al cuello, y asomándose a la entrada, preguntó…” La coma tras la “y”: “al cuello y, asomándose a la entrada, preguntó…”
“Para su sorpresa se encontró frente a sus pies, a un bebe de piel canela de apenas unos meses, metido en una caja de cartón.” La frase podría ir sin comas, pero es verdad que es larga. Falta un acento en “bebé”.
“…Navidad, y ante tan baja temperatura, no dudo en envolver…” Aquí admitiría el acento antes de la “y”, pero añadiría otro justo después: “…Navidad, y, ante tan baja temperatura, no dudo en envolver…”. Falta acento en “dudó”.
“No le tomo mucho tiempo…” tomó.
“…en su mesa camilla, y una vez acoplada frente a él, comenzó…“ lo mismo: “…en su mesa camilla y, una vez acoplada frente a él, comenzó…”
“…de cabellos rizados, pero aun necesitaba…”. “aún” con acento.
“Se concentro en el corazón…”. “concentró” con acento.
“Entendió que quien tuviera a Abraham, pese a sentirse culpables e inmensamente tristes con su decisión, pensaron que dejarlo…“. Aquí pondría: “quienes tuvieran a Abraham” para la concordancia del plural del complemento directo con el indirecto, o, es más, lo pondría todo en singular porque, como descubrimos más adelante, solo hay una persona autora del hecho: “Entendió que quien tuviera a Abraham, pese a sentirse culpable e inmensamente triste con su decisión, pensó que dejarlo…”
“Mientras buscaba entre los pocos artículos esotéricos que conservaba algún viejo conjuntito de sus nietos para abrigar al pequeño”. Habría que reformular o puntuar esta frase.
“ insistieron en que se la quedará de recuerdo.” “quedara” sin acento.
“ todo quedo…”. acento en “quedó” y luego en “Buscó”.
“…junto a una foto de papa, la yaya Frida, y una moneda.” Sobra la última coma.
Insisto, que me sabe mal tachar tanto error y más porque creo que con una revisión tú misma lo sabrías ver. He encontrado más, pero no deja de ser una repetición de lo ya señalado arriba.
Has hecho un buen trabajo. Buena relación del título con el relato, pero quizá, déjame añadir algo de broma, es lo más erróneo del relato. Si lo que recibió Frida fue una moneda, calculo que de un euro, máximo dos, lo que le debe a esa gente son mil euros. Y, al precio que está criar a un niño, yo creo que Frida les ha devuelto el favor multiplicado por ¡un millón!
Y, para acabar, he de decir que la resolución del reto no la acabo de ver. No sé dónde está el encuentro con el amigo de la infancia.
Un saludo y nos leemos.
Lidia Villa
20/12/2024 a las 02:33
Respuesta para David Llurba:
Muchas gracias por tomarte el tiempo de corregir mi relato con tanto interés.
Me sabe fatal que os guste mi narración y no se disfrute su lectura al completo por tener tantas faltas de ortografía y/o puntuación, pero gracias a la sinceridad que has tenido, podré seguir mejorando.
Un saludo!
Don Kendall
20/12/2024 a las 09:51
Hola, Lidia. Después de la relación completa de David Llurba en cuanto a los aspectos formales del texto que propones, no encuentro detalle que aportar en ese campo.
A propósito del relato, EnMiDespreciableOpinión (EMDO) cumple con los estánderes de una manera más que correcta buscando la emoción del lector, llevando la trama con el recurso de un narrador omnisciente total sin fisuras.
Tal vez, mereciese la pena investigar un poco, dado que estamos en un taller, y arriesgarse a buscar el ”punto de vista” o lugar desde dónde se presenta la historia, con independencia de la querencia de cada cual en los estilos de escritura.
Quede claro, que el trabajo es tuyo y mi comentario es tan despreciables como el de cualquiera.
Gracias por el aporte a este Taller. Un abrazo y salud
José Torma
20/12/2024 a las 20:03
Lidia.
¿Qué te cuento?
Tu relato es tierno, sí, por lo que se hace odioso mostrar fallas. No retomare el excelente trabajo que hizo David.
“Esta historia comienza en otra de esas navidades en las que el local de Frida lucía asombrosamente nevado por lo poco frecuentado que era.”
Esta entrada me ocasiono problemas y la sigo leyendo y no me cuadra algo, tal vez solo sea mi percepción de como me gusta acomodar las palabras, pero siento que aquí, algo falta. Ahorita que lo escribo, me doy cuenta de que el brinco de renglón entre “lucía” y “asombrosamente” fue cosa del editor. Me queda claro ahora.
Te comento que, en mi modo de escribir, soy muy dado a utilizar los adverbios terminados en “mente” y, para mí, es un ejercicio adicional eliminarlos. Cuestión de gustos.
Al final me quedo con lo lindo de la historia y te recuerdo que aquí vinimos a aprender y todos los comentarios que recibamos, van con esa intención.
Felicidades.
Carmenigne
22/12/2024 a las 15:48
Hola Lidia. Con respecto a lo formal ya está dicho. Los comentarios son muy útiles, al menos para mi, porque es asi que aprendemos en la medida en que nos lleva a investigar, buscar, probar, etc. El relato me pareció muy agradable. Es fluído, se hace fácil de leer y deja un hermoso mensaje.
Saludos
Amilcar Barça
22/12/2024 a las 20:50
Bueno Lidia, como a David se le quedó pequeño su relato, yo solo te diré que debes discernir entre rayar y rallar ya que ambas cosas son diametralmente opuestas en su significado. Infiero que eres joven, ya que esa suplantación la hacéis a menudo. salu2
Alicia Commisso
23/12/2024 a las 22:32
¡Hola, Lidia!
Me alegra mucho que te haya gustado mi cuento y que lo hayas vivenciado; gracias por ello.
Te aclaro que Lolo, el apodo del camarero, aquí en Argentina, corresponde al nombre Manuel.
No fue intencional, podría haberle nombrado Felipe, Pedro.o cualquier otro. Tampoco, en este caso, tiene que ver ni con la edad ni con el nivel social. Gracias por hacérmelo saber, uno siempre aprende con distintas culturas.
Saludos. Abrazo.
¡Qué comiences un muy feliz 2025!
Sabas Efrain bou
28/12/2024 a las 13:40
Me gustó mucho tu relato. Es dinámico, agil y fresco. El enfoque que le das me resulta original, pues todos hemos colocado como protagonista a la persona que visita a la vidente, ( curioso también que hemos considerado, la mayoría de nosotros, al personaje esotérico como mujer) y sin embargo tú decides que sea la vidente la protagonista de tu relato.
Estoy de acuerdo con David Llurba, que parece demostrar estar más adelantado, al menos que yo, de temas de sintasxis, composición etc. personalmente aprendo mucho también, pues como tú, cometo muchas faltas de todas estas partes tan importantes que complementan un buen texto. Por lo tanto, estas críticas constructivas me benefician mucho, como dices, para mejorar nuestra manera de escribir. Gracias a los dos. No obstante, insisto, me gustó mucho la idea de tu relato y el desarrollo que has hecho del mismo.