<< Volver a la lista de textos
La evidencia - por CarmenigneR.
Estaba terminando de acomodar su espacio de trabajo, cuando sintió otra vez esa angustia. Le dolía el cuello y la espalda. Había sido una jornada larga a pesar de que aún era temprano. Le pareció escuchar unos golpes en la puerta, suaves, casi imperceptibles. Volvieron a golpear sin esperar, con una musicalidad que le resonaba. Qué curioso pensó, así golpeaba ella cuando era niña. Miró por la ventana abriendo el visillo y vio una silueta detrás de la puerta. La sombra de la noche que iba cayendo no le permitía distinguir los rasgos. Parecía una mujer joven, podía percibir el contorno de su largo vestido, una melena abundante y una mochila.
Decidió preguntar quien era. Se escuchó de forma casi imperceptible,
—soy yo, necesito hacerle una consulta, no puedo esperar a mañana. Me dio su contacto Sara—.
Recordaba perfectamente a Sara, una señora mayor muy cálida con quien había hecho buenas migas. Sara la consultaba mensualmente, la apreciaba, así que su nombre era casi un pasaporte de ingreso.
La vidente abrió la puerta. Frente a ella vio una joven, apenas unos centímetros más alta que ella, delgada, unos ojos profundamente verdes y un cabello muy abundante.
Aun se preguntaba mientras la observaba, porque había abierto la puerta a pesar del cansancio. Ese día había sido intenso, pero mientras trabajaba no pensaba en si misma. Atenta a apoyar a las personas que la consultaban, intentando ayudarlas, evadía la angustia. Al final del día, comenzaba ese dolor en el pecho, el vacío en el estómago, un desasosiego que finalizaba en un fuerte cansancio.
Distraída volvió a mirar a la joven, su rostro amable, sus pecas, su cabello rojizo.
La hizo pasar a la sala, la joven observó todo detenidamente. Luego la miró fijamente a ella como si la estuviera interrogando. El encuentro la hizo sentir inquieta, esto no le pasaba nunca. Los años de experiencia la habían dotado de una gran seguridad en su trabajo.
Se sentaron una frente a la otra en los sillones que estaban junto a la estufa aún encendida. Atizó las brasas para que el fuego tomara fuerza.
Le devolvió la mirada a la joven y le hizo la pregunta tantas veces realizada,
—en que te puedo ayudar—
Luego de un largo silencio, ambas se movieron en el sillón de la misma manera, de esa forma peculiar que tanta gracia le hacía a quien lo observaba de afuera. Vio como la joven tomaba aire para decir
—tengo que tomar una decisión—
En un susurro para no interrumpir su pensamiento, la vidente dice
—cuéntame—
La joven continua, sin mirarla, pero hay algo en su forma de decir, en las palabras que elige que le resuenan, que no le son ajenas.
—Hace un año conocí un hombre, que me atrajo mucho, con el que puedo compartir mis pensamientos más locos y por quien soy escuchada con respeto. Con él, me siento viva. Con él puedo hablar de todo, sin pensar, puedo mostrar mis fortalezas y mis debilidades, y él también. Incluso le he podido contar a Facundo de mi habilidad. Al principio no teníamos ninguna expectativa, pero nos fuimos involucrando. Facundo fue honesto desde el principio, tiene una familia, está casado hace dieciocho años. Ama a su mujer, pero de otra manera. Nuestra relación fue creciendo. A él le parece que yo también debo tomar una decisión. Me planteó que no se va a separar de su esposa, pero me ama, es feliz conmigo y desea que sigamos juntos. Pero también quiere según sus palabras que sea consciente de todo lo que supone para mí. Es acá donde se me complica. Si me quedo en esta relación implica muchísimas renuncias, si no me quedo implica renunciar a él—.
La vidente se sobresalta. El mismo nombre. No puede dejar de pensar que hace muchos años ella misma se vio en esa situación. Una serie de imágenes penetran ese encuentro. Aún piensa en él cada día, nadie más entró en su vida.
Se ve a sí misma joven, con su melena abundante, rojiza, con su mirada profunda, su rostro pecoso. Con sus pasiones intactas.
Se ve en aquel momento que también ella decidió, se ve ahora como hace tiempo no se veía, con su tristeza, su pelo ralo, su cuerpo encorvado, casi arrepentida.
Sacude la cabeza y mira a la joven. Esta la mira fijamente a su vez y dice
— Por eso vine a verte. Te quería ver, me quería ver.
Comentarios (19):
Kathleen
17/12/2024 a las 23:18
Hola Carmenigne
Me ha gustado tu historia, me ha parecido llevadera la escritura, y me ha sorprendido el final, no me lo esperaba.
Además, cuando terminas de leer te das cuenta del significado del título.
Un saludo.
Carmenigne
18/12/2024 a las 23:10
Gracias Kahtleen por tu tiempo para leer y comentar. Saludos
¸.•*´¨`*•.¸Yoli¸.•*´¨`*•.¸
19/12/2024 a las 04:10
Hola Carmenigne
En tu relato utilizas lo que en Psicología se llama: técnica gestáltica de la silla vacía (una silla frente a la otra, en una se sienta el paciente y habla con su yo de la otra silla), es una experiencia dolorosa, pero en muchos casos, sanadora.
Describes una realidad, que parecida a la vida real, puede tener diferentes finales. Sin embargo, quedarse con un hombre casado, igual podría haberse desgastado físicamente (mi opinión muy personal 🙂 ).
Por lo que entiendo, es una chica joven con un viejo (si ya él tiene 18 años de casado).
En cuanto a mejorables:
– cuando se indica que se habla en susurro, va entre comillas lo que esté diciendo.
– los guiones de diálogo, no se, no me parecen bien puestos, tal vez otro compañero nos pueda ayudar con eso. Y que luego de guión de diálogo se escribe con mayúscula.
-Faltan algunos puntos al final de oración, algunas tildes, luego de dice se ponen dos puntos “dice:”
– —en que te puedo ayudar—, si es pregunta sería: —¿En que te puedo ayudar?—
Sigue escribiendo, se entiende bien tu redacción.
Espero haberte ayudado y gracias por permitirme aprender con tu trabajo, es un taller donde todos vamos avanzando con lo que nos indican 🙂 .
Nos leemos!
Feliz★* 。 • ˚ ˚ ˛ ˚ ˛ •
•。★Navidad★ 。* 。
° 。 ° ˛˚ _Π_____*。*˚
˚ ˛ •˛•˚ */ ______ /~\。˚ ˚ ˛
˚ ˛ •˛• ˚ | 田田 |門| ˚
Feliz ☆* 。 • ˚ ˚ ˛ ˚ ˛ • •。☆Navidad
Carmenigne
19/12/2024 a las 12:20
Gracias por los comentarios. Investigaré el material sobre diálogos del taller que vi pero no entré y por supuesto todo lo que puedan aportarme los compañeros. No pensé que se quedara con el hombre casado, me interesaba la confrontación y es cierto, tomo esto de que podría haber trabajado esa confrontación desde otro lugar porque el desarrollo del relato puede sugerir eso. Lo de los tildes lo reviso,producto del apuro. Gracias por el aporte, me sirvió mucho. Saludos
Yvonne
19/12/2024 a las 16:58
Hola Carmeningne.
Lo pasé bien leyendo tu relato y para mí esto es lo primero. Luego el estilo es fluido. Se desliza sin obstáculos a lo largo de una única línea de acción. Se ve venir poco a poco que es un viaje en el tiempo, al encuentro de sí misma, la vidente que se ve a sí misma. Es una idea original. Yo misma lo he intentado varias veces a la inversa, comunicarme con la que fui hace años, para guiarla, advertirla de algo. ¿Lo conseguí? Quién sabe.
Buen estilo, no me ha llamado la atención ningún tema formal.
Saludos
Carmenigne
19/12/2024 a las 19:45
Gracias Ivonne por tu tiempo y por tu comentario. Saludos
Amadeo
19/12/2024 a las 20:22
Carmenigne
Buen título: se lo comprende al leer el final.
Me gusto el cuento pues hay intriga que obliga a leerlo atento.
Un problemita técnico (Guiones de diálogo):
Escribes:
Decidió preguntar quién era. Se escuchó de forma casi imperceptible,
—soy yo, necesito hacerle una consulta, no puedo esperar a mañana. Me dio su contacto Sara—.
Lo correcto sería:
Decidió preguntar quién era, cuando escuchó decir de forma casi imperceptible:
—soy yo, necesito hacerle una consulta, no puedo esperar a mañana. Me dio su contacto Sara. (sin guion de cierre)
Espero haber colaborado
Cordiales saludos
Amadeo (17)
Carmenigne
19/12/2024 a las 20:47
Gracias Amadeo.Por supuesto que me sirvió. Voy a revisar realmente el tema de los diálogos. Cuando se pone punto al final, si se cierra o no con guion largo, cuando, etc. El señalamiento que me haces me es útil. Gracias por el tiempo que te tomaste y por ayudarme en este aspecto. La riqueza de los talleres me parece que es justamente compartir saberes a pesar de las diferentes experiencias, ver como la misma consigna dispara historias tan distintas. Estoy muy entusiasmada y agradecida.
Mónica Bezom
21/12/2024 a las 19:18
Hola, Carmenigne.
Antes que nada, muchas gracias por leerme y dejar tus palabras.
Me ha gustado tu Evidencia” y la forma en que vas mostrando, poco a poco, las realidades del pasado a las que se enfrenta la protagonista, causantes de su crónico desasosiego. Me parece logrado el efecto “espejo” que la confronta y que da la impresión de venír postergando o evitando.
Advertí, al igual que los compañeros, temas de puntuación y guiones que ya te han comentado.
Por mi parte, y capaz me equivoco, noté que el hilo narrativo pasa sin motivo del tiempo pasado al presente:
“En un susurro para no interrumpir su pensamiento, la vidente dice”. A partir de “La vidente dice”, el relato continúa en presente. Fíjate.
Un placer leerte.
Saludos.
David Llurba
22/12/2024 a las 01:51
Primero de todo, gracias por tu comentario en mi relato, Carmenigne.
Me ha supuesto un texto muy fluido, que atrapa e interesa. No me ha quedado muy claro cómo acaba hablando ella misma con su yo del pasado, pero como elemento sorpresivo del relato está bien.
Efectivamente los diálogos no están bien puntuados.
Los diálogos se empiezan con un guión largo, pero siempre acaban en punto. Luego, pueden haber más guiones intercalados dependiendo de si añades acotaciones en mitad del parlamento o no. De todo el texto es lo único que me ha sacado, pero, ya te digo: el ritmo, la musicalidad, el léxico, la gramática; todo eso muy bien.
Un saludo y nos leemos.
Carmenigne
22/12/2024 a las 15:34
Hola Mónica. Gracias por pasar tu también, la gratitud es mutua. En realidad la idea, no se si lograda, es que es ella misma viniendo del pasado, conectandose con ella en este tiempo y en este presente. La escena transcurre en el presente desde el inicio del relato.
El tema de los diálogos lo estoy revisando en el material que hay en el taller, espero que para la próxima mejore un poco este aspecto.
Muchas gracias, los comentarios me sirven muchisimo
Carmenigne
22/12/2024 a las 15:37
Muchas gracias David por pasar tu también y tomarte el tiempo para comentar.
Si. El señalamiento respecto de los diálogos ha sido general, lo estoy revisando, espero mejorarlo en la próxima. Gracias por el estímulo.
Saludos
Dante
22/12/2024 a las 21:41
¡Hola Carmenigne!
Qué bueno que he entrado a tu relato. Te adelanto que me ha gustado mucho.
Ahora sí, pasaré a hacer el comentario siguiendo la guía que nos sugiere Literautas:
I.- FORMA:
I.- 1.- GÉNERO, TONO Y LENGUAJE:
Si bien no soy partidario de trazar una división tajante entre géneros y hasta me permito dudar si hay géneros “puros”, el género de este relato es en principio realista, aunque podría considerarse como “realismo mágico” (ya que lo “mágico” está integrado en la realidad como algo natural) o “realismo fantástico” (aquí habría que estirar un poco la noción de fantasía -concebida como género- pero sería lo mismo: lo fantástico naturalmente integrado dentro de lo real) o realismo con toques paranormales (porque la vidente DE VERDAD tiene poderes, no es una charlatana o una estafadora. Eso es más que evidente del texto y del contexto). Puede haber también un ligero toque del género romance o romántico (y digo ligero toque por lo que voy a mencionar al tratar del conflicto: lo que en realidad hay es un conflicto de la protagonista consigo misma).
El tono que tiene es mayormente grave y tiene algunos toques luminosos en algunos pasajes, sobre todo en algún que otro diálogo y hacia el final.
Pero es un tono muy adecuado tanto al género como a la atmósfera que construiste con gran habilidad.
El lenguaje también es apropiado para el tono y el género/los géneros.
La conjunción de estos elementos es armónica y el resultado es “redondo”.
I.- 2.- ATMÓSFERA O AMBIENTACIÓN:
La atmósfera o ambientación es excelente. Todo se percibe, todo se siente. El cansancio de la protagonista, sus dudas, lo que aporta la “recién llegada”, el remover de las brasas de la estufa, se “ve” la estufa, el sillón, los silencios incómodos, las palabras que empiezan a brotar, los diálogos que hacen que un personaje afecte a otro…
Se percibe el anochecer, el cansancio, la tristeza, la nostalgia, algunos chispazos (muy pequeños, que se cuelan por los intersticios del texto) de luminosidad, alegría, ¿felicidad en gotitas?
Si bien no recurrís a expresiones que implicarían más mostrar que contar y la acción es mayormente relatada, la atmósfera o ambientación están tan, pero tan bien construidos, que por más que cuentes terminás mostrando. Esto de contar vs. mostrar que viene, según se le atribuye, de Antón Chejov, quien (cito de memoria -por ende me puedo equivocar-) decía algo así como “No me digas que la luna brilla, muéstrame cómo se refleja en los cristales rotos”. Bueno, en general el texto no recurre al recurso “mostrar” en un sentido estrictamente chejoviano, pero el RESULTADO es equivalente, porque el lector VE todo eso. Y lo ve, justamente, porque la ambientación está trabajada de manera excelente.
Es una atmósfera claramente intimista.
II.- 3.- EL RITMO Y LA ACCIÓN:
El ritmo es el adecuado y coherente para el o los géneros en los que encuadraría el relato, y también lo es en función de las expectativas que crea en el lector. Lo mismo puede decirse si se lo mide en función del tono y del lenguaje.
Con respecto a la acción, ritmo y acción se encuentran totalmente acompasados. Todo se cocina a fuego lento y se va paladeando de a poco. Lento no es sinónimo de aburrido, para nada.
Todo lo contrario. Quizás hasta el anochecer, el cansancio y el crepitar de las brasas en la estufa sean una metáfora conjunta de lo que “nos espera” -en el mejor de los sentidos- a los lectores.
Es un ritmo pausado, secuencial, que fluye naturalmente como un arroyo tranquilo y que aporta intensidad. Es breve, pausado e intenso. Y eso produce un efecto más que positivo en la recepción del lector.
I.- 4.- EL RITMO, LA CONSTRUCCIÓN DE FRASES, ORTOGRAFÍA, PUNTUACIÓN Y GRAMÁTICA:
El ritmo también puede ser analizado desde otro punto de vista, puesto que en su conformación también inciden la construcción de las frases, la ortografía, la puntuación y la gramática.
Trataré, en lo posible, de tocar estas cuestiones por separado (aunque no siempre será posible, dada su interrelación o por estar presentes en una misma oración o párrafo).
A) ORTOGRAFÍA:
La ortografía es en general correcta. Sólo mencionaré las siguientes faltas que he encontrado (algunas de las cuales no descarto que hayan sido errores de tipeo):
“Decidió preguntar quien era”. En este caso “quien” debe escribirse con tilde: “quién” porque hace las veces de pronombre interrogativo. Indirecto, sí. Pero su función es interrogativa.
“Aun se preguntaba mientras la observaba, porque había abierto la puerta a pesar del cansancio.” En este caso “porque” sería incorrecto. Debería escribirse “por qué”, ya que nos encontramos otra vez con una interrogación indirecta, dirigida hacia sí misma.
“Ese día había sido intenso, pero mientras trabajaba no pensaba en si misma.” La palabra “si” debe escribirse con tilde: “sí”. “Si” va sin tilde cuando implica una condición (Ejemplos: iremos al parque si no llueve; Si todo sale bien, llegaremos a tiempo). Pero cuando refiere a la propia persona o lo mismo cuando se utiliza como respuesta afirmativa, va siempre con tilde.
“La joven continua, sin mirarla…” “Continúa” lleva tilde. Se trata de un evidente error de tipeo.
“Sacude la cabeza y mira a la joven. Esta la mira fijamente a su vez y dice:” “Esta” debe escribirse con tilde (“Ésta”) puesto que aún las mayúsculas llevan tilde. Si bien podría tratarse de un error de tipeo, marco esto porque suele ser un error comúnmente difundido de que las mayúsculas no llevan tilde.
El otro error de ortografía que he notado está al principio de los diálogos. El inicio del diálogo es el inicio de una oración (sea como fuere que se represente gráficamente), por lo que debe ir con mayúscula. A esto me referiré al tratar de los diálogos.
B) GRAMÁTICA Y CONSTRUCCIÓN DE LAS FRASES:
La gramática y la construcción de las frases también son correctas en general.
Sin embargo, es posible realizar algunos apuntes.
Si bien no es incorrecta la oración “Me dio su contacto Sara”, en mi opinión personal sería mejor alterar el orden y cambiarlo por “Sara me dio su contacto”.
“Aun se preguntaba mientras la observaba, porque había abierto la puerta a pesar del cansancio.” Tampoco es incorrecta la oración, pero me parece que la lectura quedaría más fluida si se alterase ligeramente el orden de esta manera: “Mientras la observaba, aún se preguntaba por qué había abierto la puerta a pesar del cansancio”.
“Si me quedo en esta relación implica muchísimas renuncias, si no me quedo implica renunciar a él”
Esta oración es de extrema importancia, porque aquí está la CLAVE del relato. No es del todo incorrecta su formulación, pero te invito a repensarla. La idea es que suene natural, no artificial ni forzada, pero que a la vez sea estética, literaria (fijate que se repite implica que no es un verbo del todo sonoro para algo tan importante, que tiene que ver con los sentimientos. Es un verbo “matemático” para una cuestión de sentimientos, por más que haya algo de cálculo racional y está bien que lo haya porque se trata del futuro de la joven). Podrías considerar, por ejemplo: “Quedarme en esta relación implica muchísimas renuncias; no quedarme en ella significa renunciar a él.”
La otra cuestión gramatical que marcaría es la concordancia de tiempos verbales. Si bien es posible utilizar tiempos verbales distintos, hay que manejarlo con cuidado. Yo, por mi parte, lo hice una sola vez hasta donde recuerdo (fue en la edición N° 54, en la que todos los relatos se debían titular “Los girasoles”, en donde utilicé una narradora protagonista que recordaba hechos de su pasado -obviamente usaba tiempos verbales acordes- y luego volvía al presente, porque esos recuerdos se le habían disparado por un encuentro ansiado que iba a tener, que es la parte que se narra en presente, cuando ella se prepara y luego llega al encuentro). Cito este ejemplo porque ahí había una continuidad temporal entre el pasado del que se viene (momento en que se produjo la ausencia y se fue gestando el deseo del encuentro) y el presente en el que el deseo de reencuentro está a punto de concretarse.
Fuera de un empalme temporal, que por lo demás debe quedar claro, es riesgoso utilizar dos tiempos verbales distintos.
En parte pareciera que esto ocurre en tu relato, pero no queda del todo claro.
A lo que me refiero es que venís narrando en pasado hasta que después de la línea de diálogo “Tengo que tomar una decisión”, pasa al presente: “En un susurro para no interrumpir su pensamiento, la vidente dice…”, que ya no se abandona hasta el final del relato (en esto sí hay una coherencia: desde que aparece el tiempo verbal presente, no se abandona hasta el final).
Te invito a reflexionar sobre este punto, sobre si te resulta claro el empalme de tiempos verbales. Y eventualmente, a considerar si dada la intimidad que transmite el relato e involucra al lector, no sería conveniente narrar directamente todo en presente. Creo que le daría más realce, más contundencia y haría más inminente al encuentro consigo misma. Ni que te digo si, además, el narrador cambiara a primera persona protagonista.
D) PUNTUACIÓN:
La puntuación es en general muy correcta. Sin perjuicio de eso, haré algunas consideraciones.
D.1) NORMAS OBJETIVAS DE PUNTUACIÓN:
Sólo encontre un caso objetivamente incorrecto. Es en la oración: “Con él, me siento viva.” La coma después de “él” es un supuesto de la llamada “coma criminal”. es aquella que se ubica entre el sujeto y el verbo o entre el verbo y el objeto. Esa pausa no debería graficarse porque nterrumpe la secuencia natural de una oración (Este detalle de la “coma criminal” me lo hizo ver una vez Isolina, una compañera de Literautas de anteriores ediciones, y la verdad prestarle atención me ha sumado mucho, por eso te lo señalo).
D. 2) CUESTIONES OPINABLES ACERCA DE LA PUNTUACIÓN:
Lo que te señalaré a continuación es absolutamente opinable, meramente subjetivo. Cuestión de gustos, podría decirse. Sin embargo, trataré de tamizarlo a la luz de lo que yo llamo “intención narrativa”, que vendría a ser lo que quisiste contar y cómo quisiste hacerlo (que puede ser discordante con cómo efectivamente se contó). Es algo que entiendo que puede percibir el lector.
“Estaba terminando de acomodar su espacio de trabajo, cuando sintió otra vez esa angustia.” Esta coma, si bien no sería incorrecta, la veo innecesaria porque frena el ritmo de la lectura y la oración pierde fluidez. No hay tampoco una subordinación o relación causal entre una y otra parte. Por lo que me parecería más acorde a la intención narrativa que percibo que tuviste (que sería impactar al lector “de una” para traerlo al aquí y ahora del relato y hacerlo empatizar con la protagonista) cambiar por: “Estaba terminando de acomodar su espacio de trabajo cuando sintió otra vez esa angustia.”
“Qué curioso pensó, así golpeaba ella cuando era niña.” No veo aquí una contradicción con reglas objetivas de puntuación pero sí “no me suena” del todo bien”. Quizás sería mejor cambiar la coma por un punto y seguido o tal vez por dos puntos. Fijate: “Qué curioso pensó. Así golpeaba ella cuando era niña” O “Qué curioso pensó: así golpeaba ella cuando era niña”. En ambos casos (aunque yo preferiría el segundo) quedaría más remarcada la “pista” que querés que veamos (más allá de que la deslices). Tendríamos un primer “impacto” y una “promesa contundente” de lo que se va a venir.
“Frente a ella vio una joven, apenas unos centímetros más alta que ella, delgada, unos ojos profundamente verdes y un cabello muy abundante.” Es una opinión meramente personal y subjetiva (y como tal más que discutible), pero me da la sensación de que después de “joven” sería mejor quitar la coma, ya que de esa manera la referencia a la altura (que no es casual sino que la introducís para marcar un CONTRASTE con “cuerpo encorvado” que aparece al final) quedaría aún más aislada y remarcada. Por otra parte, antes de “unos ojos profundamente verdes” quizás faltaría un “con”, que también beneficiaría a “un cabello muy abundante”. Te invito a considerar cómo quedaría: “Frente a ella vio una joven apenas unos centímetros más alta que ella, delgada, con unos ojos profundamente verdes y un cabello muy abundante.” Percibo que esto sería más cercano a tu intención narrativa.
“La hizo pasar a la sala, la joven observó todo detenidamente.” Me parece que quedaría más fluido y, por ende, más acorde a tu intención narrativa suprimir la coma y cambiarla por un “y”. La coma separa, en tanto que “y” es una conjunción copulativa que une, y esto marca una diferencia: “La hizo pasar a la sala y la joven observó todo detenidamente.” Sin embargo, también cabría considerar si el tiempo verbal de la acción de la joven es correcto. Tal vez sería conveniente reformular la oración de modo tal que el verbo “observar” sea conjugado en pretérito imperfecto. No hay dudas de que hacer pasar a la sala debe ir en pretérito perfecto, ya que es una acción acabada. Pero si se quiere reflejar que la visitante es la primera vez que viene, que es joven y que en cierto modo está fascinada o intrigada (ya que “te quería ver, me quería ver”), sería más recomendable que observar sea una acción diferida o en curso. Para lo cual es más acorde el pretérito imperfecto. Te dejo la inquietud para que reflexiones acerca de esto.
“El encuentro la hizo sentir inquieta, esto no le pasaba nunca.” No estoy tan seguro de que la coma sea conveniente aquí, o quizás lo más pertinente sería evaluar si no sería mejor reformular la redacción. Se me ocurren dos alternativas: o bien se utiliza dos puntos en vez de coma (“El encuentro la hizo sentir inquieta: esto no le pasaba nunca”) o bien se podría reformular de algún modo (“El encuentro la hizo sentir inquieta, lo cual no le pasaba nunca”). Cualquiera de estas dos variantes creo que iría más en línea con lo que percibo que ha sido tu intención narrativa.
“Aún piensa en él cada día, nadie más entró en su vida.” Tampoco se podría apuntar aquí una incorrección. Sin embargo, percibo que tu intención narrativa fue remarcar que la vidente aún piensa en Facundo y que además nadie más entró en su vida. Por tal motivo, me parece que por lo que quisiste contar y cómo quisiste hacerlo, lo ideal sería separar esta oración en dos, cambiando la coma por un punto y seguido. Fijate cómo se realzrían ambas ideas que son CLAVE en tu relato: “Aún piensa en él cada día. Nadie más entró en su vida” (también podría agregarse algo así como “desde entonces”, si la idea fuera resaltar aún más la importancia de Facundo y transmitir al lector una pena aún mayor, para despertarle más compasión).
“Se ve en aquel momento que también ella decidió, se ve ahora como hace tiempo no se veía, con su tristeza, su pelo ralo, su cuerpo encorvado, casi arrepentida.” No puedo decir que la puntuación sea incorrecta en esta oración, pero señalaría algo análogo a la oración anteriormente analizada. Creo que sería más acorde a tu intención narrativa separar las oraciones en dos, o tal vez en tres. Por un lado, indicando que ella se ve en aquel momento, que se proyecta al pasado. Y por otro, mostrando cómo se ve ahora, en este preciso instante, y además la ambigüedad de la sensación respecto del resultado de la decisión ¿culpa?. Con lo que las oraciones quedarían así: “Se ve en aquel momento en el que también ella decidió. Se ve ahora como hace tiempo no se veía, con su tristeza, su pelo ralo, su cuerpo encorvado. Casi arrepentida”. O bien, utilizando unos dos puntos intermedios que otorguen más inmediatez y contundencia a lo que ahora ve: “Se ve en aquel momento en el que también ella decidió. Se ve ahora como hace tiempo no se veía: con su tristeza, su pelo ralo, su cuerpo encorvado. Casi arrepentida”. Pienso que esta última variante sería la que más y mejor reflejaría tu intención narrativa y la que resaltaría aún más la línea de diálogo final que es, además, el contundente final del relato.
“La joven continua, sin mirarla, pero hay algo en su forma de decir, en las palabras que elige que le resuenan, que no le son ajenas.” En esta oración hay algo que “no me cierra”. No queda claro si quien no mira es la vidente o es la joven. Pero en todo caso o bien se suprime la coma, o bien se la deja, pero se cambia la segunda por un punto y seguido. También quedaría bien subdividir esta oración en dos o tres para que lo que se dice aquí cobre mayor espesor, ya que la línea de diálogo que vendrá a renglón seguido es la CLAVE del relato. Por lo que te invito a considerar las variantes: “La joven continúa sin mirarla. Pero hay algo en su forma de decir, en las palabras que elige, que le resuena. Que no le son ajenas.” O bien: “La joven continúa, sin mirarla. Pero hay algo en su forma de decir, en las palabras que elige, que le resuenan. Que no le son ajenas”. O incluso: “La joven continúa, sin mirarla. Pero hay algo en su forma de decir que le resuena en las palabras que elige. Que no le son ajenas”.
Finalmente el otro aspecto de puntuación que podría marcar, que sí podría considerarse erróneo, está justo antes de los diálogos. Si bien hay distintas maneras de representar gráficamente los diálogos, lo cierto es que si los mismos no aparecen directamente sino precedidos de una introducción, después de la misma y antes de que inicie el diálogo no debe ir una coma sino dos puntos. Sobre esto volveré al tratar de los diálogos.
E) CONCLUSIÓN:
Más allá de los pequeños detalles que he señalado, creo que tanto la ortografía, como la gramática, la construcción de las frases y la puntuación son en general correctas y adecuadas en relación al ritmo y coadyuvan favorablemente a su construcción.
El ritmo es adecuado tanto si se lo mira desde el punto de vista de la acción como si se lo enfoca desde la óptica de estas otras cuestiones formales.
I.- 5.- SONORIDAD:
En términos generales, nada puede objetarse a la sonoridad. Leídas en silencio o en voz alta, las palabras tienen la musicalidad adecuada y se adaptan bien a la intención narrativa (lo que se percibe que la autora quiso contar y cómo).
Las palabras suenan bien, sobre todo en lo concerniente a la construcción de la atmósfera o ambientación. Solamente hay algunas pequeñas excepciones.
Por ejemplo: “Miró por la ventana abriendo el visillo y vio una silueta detrás de la puerta.” “Visillo” y “vio” suenan un tanto parecido. Por lo que te invitaría a considerar si no valdría la pena cambiar “visillo” por “cortina” (u otro sinónimo) o mantener “visillo” (que es una especie concreta del género cortina) y cambiar “vio” por otro sinónimo (aunque concedo que otro verbo quizás no sonaría tan natural).
El verbo “vio” también noto que se reitera algunas veces.
Si bien puede incidir en esto el estrecho límite de 750 palabras, es conveniente que no abunden los adverbios terminados en mente. Y sobre todo que no se reiteren (fijamente se reitera dos veces en relación a la mirada, aunque quieras hacer un “espejo” en el que una mira fijamente a la otra primero y la otra hace lo mismo después, al narrarlo podrías buscar una expresión sinónima como “centrar la mirada”) o que sean muy próximos, como por ejemplo sucede en: “Recordaba perfectamente a Sara, una señora mayor muy cálida con quien había hecho buenas migas. Sara la consultaba mensualmente, la apreciaba, así que su nombre era casi un pasaporte de ingreso.” Aquí vemos “perfectamente” y “mensualmente”, que se emplean en el mismo párrafo, a mínima distancia entre una oración y otra. Esto lamentablemente conspira contra la sonoridad.
Por último, en la oración “La sombra de la noche que iba cayendo no le permitía distinguir los rasgos”, te invito a considerar si más allá de la sonoridad, conceptualmente no sería más contundente cambiar “los rasgos” por “sus rasgos”, como para personalizarlo más en la visitante y crear un “halo” de mayor misterio, en lugar de utilizar “los”, que es más abstracto.
Fuera de estos pequeños detalles, la sonoridad está muy bien trabajada también.
I.- 6.- PUNTO DE VISTA:
El punto de vista es el de un narrador omnisciente en tercera persona. Es una elección correcta y adecuada porque es posible que haya querido tomar cierta distancia para enfocar sobre los dos personajes que, en realidad, son uno. Aunque también pienso que si hubieras adoptado un narrador en primera persona y protagonista hubieras acertado también, dado el tono intimista de la narración respecto de la protagonista consigo misma y en relación al lector.
I.- 7.- DIÁLOGOS:
Los diálogos están bien construidos, pero a mi modo de ver fallan en su representación gráfica.
Con respecto a la representación gráfica de los diálogos, te comparto tres links de Literautas que me son muy útiles y los consulto a menudo (y creo que no te miento si te digo que lo mismo le sucede a más de un Literauta):
https://www.literautas.com/es/blog/tutorial-como-escribir-dialogos/
https://www.literautas.com/es/blog/post-1936/tipos-de-dialogo/
https://www.literautas.com/es/blog/post-10363/como-representar-un-dialogo-graficamente/
Tomano como base lo que te señalé respecto de la puntuación previa a los diálogos cuando son precedidos por una introducción) y los post de Literautas, te propongo reformularlos así:
“Decidió preguntar quien era. De forma casi imperceptible se escuchó:”
“—Soy yo. Necesito hacerle una consulta, no puedo esperar a mañana. Sara me dio su contacto.” (Aquí no va raya al final porque no hay una acotación. Es la misma línea de diálogo ininterrumpida. Por otro lado, inicia con un guión largo y sin espacio en relación al texto. Además, como se inicia una oración el parlamento comienza con mayúsculas).
“Le devolvió la mirada a la joven y le hizo la pregunta tantas veces realizada:”
“—¿En que te puedo ayudar?” (Nuevamente: no va raya al final porque no hay acotación y al iniciar el parlamento va una mayúscula).
“Vio como la joven tomaba aire para decir:”
“—Tengo que tomar una decisión.” (Lo mismo que respecto de los diálogos anteriores).
“En un susurro para no interrumpir su pensamiento, la vidente dice:”
“—Cuéntame.” (Lo mismo que en los diálogos anteriores).
“Sacude la cabeza y mira a la joven. Esta la mira fijamente a su vez y dice:”
“—Por eso vine a verte. Te quería ver, me quería ver.” (Lo mismo que en los diálogos anteriores. Eventualmente podrías considerar separar te quería ver, me quería ver con un punto y seguido. Quedaría: “Por eso vine a verte. Te quería ver. Me quería ver”. Esto sería a los efectos de marcar el contraste final. De todos modos, también la coma refleja el contraste y el final es impactante y redondo).
I.- 8.- DESCRIPCIONES:
Las descripciones son uno de los elementos formales más complejos de una narración. Son como la conocida frase sobre la relación entre la medicina y el veneno: la diferencia la hace la dosis. Es posible pecar por defecto como en exceso (siempre es más frecuente esto último). Y además, también hay que considerar el factor finalidad de la descripción: ¿para qué se utilizan?
En tu relato las descripciones son adecuadas. Están insertadas en su justa medida y son perfectamente atinentes para la finalidad que persiguen: construir la trama, la atmósfera o realzar los diálogos. Y en general recaen sobre la joven visitante, lo cual es funcional para el objetivo referido.
I.- 9.- CONFLICTO:
Hay un conflicto principal claro y evidente y otro conflicto secundario, que en realidad no es más que una manifestación o factor coadyuvante, un “atizador” del conflicto principal. Me es imposible no ver aquí una simbología en esta oración: “Atizó las brasas para que el fuego tomara fuerza.” Y cabría preguntarse, ¿la estufa es una metáfora del interior de la vidente y quien lo mantiene ardiendo es la “visitante” y lo que “trae” con ella? Si fuera así, esto sería brillante y desde ya te felicito.
Porque el conflicto es eso: el fuego que alimenta la “estufa” de la historia y nos mantiene al calor de la misma.
Volviendo al conflicto: es el conflicto de la vidente consigo misma, lo que queda aún más patente cuando se introduce un segundo “personaje”. Entrecomillado porque es ella misma.
Muy bien planteado el conflicto y justamente de él (como prácticamente en todos los casos) depende la existencia de la historia. Es un conflicto claro, potente, resonante en el lector y que sin dudas logra concitar y mantener la atención.
I.- 10.- INTRIGA:
La intriga deriva, en gran medida, del conflicto. Con un conflicto tan bien planteado es imposible que no haya intriga y menos todavía con un ritmo tan pausado, que fluye y aporta intensidad.
A su vez, la intriga viene dada por la habilidad con la que vas soltando las pistas e incrementás la tensión narrativa: nos mostras primero que anochece y por eso la vidente no distingue el rostro de su visitante, de soslayo, pero resaltás la musicalidad con la que golpea la puerta (que le recuerda a ella misma de niña), nos dejás caer detalles de la edad y vestimenta de la visitante, referís a ese modo particular de acomodarse en el sillón y mostrás que AMBAS lo hacen al mismo tiempo… Pusiste ladrillo sobre ladrillo y aún si alguien se encontrase total y absolutamente soprendido con el final, te podrá acusar de todo menos de “deslealtad narrativa”. Fue un “no digan que no les avisé”: el final podrá ser inesperado, sorprendente, contundente, efectivo, el calificativo que quieran, pero no es descabellado ni sale de la nada. Al contrario: procede armónicamente de la narración posterior.
Este in crescendo también es construcción de la intriga, y esa intriga contribuye a sostener la inquietud del lector y a aumentar su ansiedad (en buen sentido), de modo de que siempre quiera saber qué sucede a continuación.
Este punto también está muy bien logrado.
I.- 11.- PERSONAJES:
Si bien el relato tiene muchos puntos fuertes este es uno de los más fuertes y altos.
La vidente y la visitante están muy bien construidas y su profundidad viene tanto de la ambientación como de las descripciones, pistas que hacen a la evolución de la intriga y sobre todo, gracias a los diálogos.
El que merece un párrafo aparte es Facundo: cuando lo leí por primera vez, me atuve a la literalidad del diálogo. Mientras reflexiono al escribir este comentario, me suceden dos cosas.
La primera es que me atrae mucho más la protagonista. A la vidente actual la abrazaría y escucharía, a la versión joven, la invitaría a tomar un café y quizás le diría: “No te equivoqués” (Esto del abrazo y del café lo digo en función de si me encontrara con personas en esta situación: tan bien están construidos “los” “personajes” -o deberíamos decir EL PERSONAJE- que uno empatiza y se ve en la situación real, en la vida real, interactuando con ellos. Es un personaje que en sus dos manifestaciones es querible y te duele que le pase algo malo).
Y la segunda es que cuando pienso en Facundo como hombre, me causa repugnancia. Un miserable. Cobarde, egoísta, manipulador. Usa a una persona con un futuro por delante y se aprovecha de su ingenuidad. Quizás de su vulnerabilidad, porque es posible que haber tenido este don fuera una carga, pudo haber sido una persona solitaria, probablemente víctima de bullying e incomprensión a edades tempranas. El terreno perfecto para un “joven no tan joven” aburrido de su “rutina” y con ganas de probarse que todavía no está fuera de carrera. Un tipo que le gusta tanto “la aventura” y su compañera de aventuras que prefiere la tranquilidad de la rutina que en teoría desprecia. Ni siquiera nombra a los hijos, que ni siquiera sabemos si los tiene, pero se queda con la esposa de hace dieciocho años. Lo que nos lleva a preguntarnos dos cosas (o a mí me llevaría en la vida real si una persona me viniera con una historia así): ¿por qué se queda con la esposa: por dinero, status, comodidad? ¿Cuántas más hay como nuestra vidente? ¿Quién dijo que ella es la única? Con lo cual el número de víctimas iría aumentando. Y por lo menos tenemos dos: la esposa y la vidente.
Lograste despertar eso con sólo mencionarlo en un parlamento. Si esto no es construir bien un personaje, ¿cómo se hace entonces?
Felicitaciones por la excelente construcción de los personajes. Porque además del conflicto, lo que hace que haya historia y que sea una BUENA historia que merezca nuestra atención y nuestro tiempo son los personajes, que no son más que un reflejo de nuestra humanidad. En definitiva, toda narración es algo que le sucede a ALGUIEN y se desarrolla por lo que ALGUIEN HACE. Las historias nos importan porque involucran a ALGUIEN (que en última instancia somos nosotros mismos y la humanidad, nosotros mismos y nuestra humanidad).
II.- CONTENIDO:
El contenido de tu relato es muy interesante y atractivo. Incluso gradualmente introspectivo.
En cierto modo, y más allá del elemento fantástico, mágico, paranormal o como se quiera llamarle, utiliza el “desdoblamiento del yo” y trata acerca de él. Yoli te señala que es una técnica de la terapia gestáltica llamada de la “silla vacía” (Gracias Yoli por enseñarnos eso). Yo creo que también podría tener, aún metafórica o algo lejanamente, una resonancia psicoanalítica, ya que aquí el personaje tiene una posibilidad de enfrentarse a un momento crucial de su pasado y examinarlo para ¿resolverlo? Pero más allá de los enfoques de distintas corrientes de la Psicología, cierto es que -quizás a través de un efecto metáfora mimética que es impulsada por la literalidad del texto- muestra de modo más que inmediato algo que puede sucederle a cualquier persona en algún momento de su vida: ¿por qué hice tal o cuál cosa? ¿Qué le hubiera dicho a ese yo de tantos años antes? Si volviera a tener x años y/o a enfrentar esa circunstancia, ¿qué haría? ¿Qué haría si tuviera esos años pero supiera todo lo que sé ahora (esto vendría por la dualidad: la “visitante” tiene el problema, la vidente, que es la misma visitante pero con más años, tiene la experiencia y esa experiencia y sabiduría podrían aportar una solución oportuna al problema)? Cuando digo efecto metáfora mimética quiero decir que lo literal dice algo para representar otra cosa y que el efecto que produce es la “imitación”. Esa imitación se produce en el fuero íntimo del lector y se da cuando despierta la empatía y dice: la vidente soy yo. La vidente es cualquiera de las personas que conozco. Cuántas veces x persona me dijo algo así. Este mecanismo conecta al relato con una de las propiedades que hacen a la buena literatura y al éxito (en el buen sentido y no meramente comercial o de moda pasajera): la UNIVERSALIDAD. Más allá de que toques temas potencialmente universales (más allá de que lo hagas a través de referencias locales o de una escena pequeña y muy concreta), yo creo que aquí hay una universalidad también subjetiva: todos podemos estar en ese lugar.
Pero también, como contrapartida, veo un brillante “mecanismo espejo”: la vidente por definición (y casi diría valga la redundancia) VE. Lo suyo es ver algo externo, lo que le pasa a los demás. Ve a los demás, ve a sus problemas, quizás a veces vea soluciones y hasta destinos (ni siquiera por afirmar que estén marcados sino que puede que vea el resultado final de decisiones y conjunción de circunstancias; dicho sea de paso, al tratar, justamente de una decisión del pasado queda claro de que ni la vidente ni el narrador creen que el destino sea inexorable, ni que esté marcado ni que todo esté ya escrito). Es decir la vidente ve un OBJETO (en sentido si se quiere gnoseológico, esto es, de teoría del conocimiento). ¿Por qué entonces hablo de un “mecanismo espejo”? PORQUE ESTA VEZ LA QUE ES OBJETO DE VISIÓN ES ELLA MISMA (perdón por las mayúsculas pero no tenía otro modo de destacar esta idea). Esto surge de modo claro y contundente en la última línea de diálogo y, a la vez BRILLANTE final: “Te quería ver, me quería ver.”
“Te quería ver”, para ver cómo seré, cómo estaré.
“Me quería ver” porque yo soy vidente y quiero utilizar mi don conmigo misma. Pero como ese “don” se proyecta siempre hacia afuera, es que “te” quería ver.
Así como estaba la referencia potencialmente gestáltica o psicoanalítica hacia el pasado, también hay aquí una visión de futuro.
Y lo que anuda ambas visiones es lo siguiente: hay un momento de conflicto, pero el destino se define con lo que la protagonista DECIDE. Es decir que por más que se trate de una vidente, de lo que en última instancia se trata es de la LIBERTAD.
Aquí hay otra dicotomía con la que es posible que hayas jugado: se supone que la vidente ve el futuro. Que lo conoce. Que tranquiliza uno de nuestros miedos más profundos que es la incertidumbre. Y si lo conoce, será porque ya está escrito y en todo caso ella tiene acceso al “texto” que para nosotros está oculto.
Pero sucede que la vida es un poquitín más compleja y aparece el otro término de la dicotomía para la protagonista: yo (vidente), que tengo este don, ¿de verdad puedo saber lo que sucederá y tranquilizarme? ¿Lo puedo garantizar a los demás? ¿Y a mí misma?
De lo que surge que si el destino estuviese marcado, ella lo hubiera visto, no hubiera habido conflicto y no hubiera habido historia. Lo que definía la suerte de aquel conflicto era la decisión en un momento clave. Ella no vio su destino, ella CREÓ su destino, estuviera o no conforme con él.
Esto nos conduce a otro tema que creo que también tratás en el relato, y por cierto, muy bien: las CONSECUENCIAS que tiene toda decisión. La libertad genera responsabilidad, y la responsabilidad implica consecuencias. Que hay que asumir. Esto lo deja más que claro la línea de diálogo “Si me quedo en esta relación implica muchísimas renuncias, si no me quedo implica renunciar a él.”
Aquellos que son ayudados por la vidente quizás apenas si elijan: creen que todo estará fatalmente resuelto para bien o para mal. (Cuando digo fatalmente le doy un valor neutro a la palabra: fatalidad en sentido de inexorabilidad).
En cambio, cuando ella decidió, tuvo que aceptar y vivir con las consecuencias de esa decisión.
Lo que nos lleva a otra experiencia muy, pero muy humana (aunque con tinte metafóricamente contable): siempre hay “momentos de balance” y este fue uno.
No es casualidad tampoco que a esto se llegue un día tan intenso y de tanto cansancio. En estos momentos es cuando a veces invade la tristeza o la pregunta acerca de si tiene sentido lo que estás haciendo, o quizás acerca de la felicidad. Eventualmente, no podría descartarse que la protagonista esté atravesando un cuadro depresivo (clínicamente hablando). Ahí en ese torbellino y a veces en ese vacío repentino, llega la “intimación” interna a “confeccionar balance”.
Ese balance dependerá de las preguntas que “respira” el texto, aunque hábilmente no nos las torne explícitas: ¿decidí bien respecto de Facundo? Sea por capricho, por falta de comprensión de otros hombres, por no sentir lo mismo, ¿hice bien en que nadie más haya entrado a mi vida? ¿Nadie más entró a mi vida o yo NO PERMITÍ que nadie más entrara en mi vida? ¿Valió la pena? ¿Estoy a tiempo de que permitir de que alguien entre en mi vida? ¿Valdrá la pena? ¿Comparé a otros hombres con Facundo? ¿Es justo comparar? ¿Lo puedo evitar? Si él me comprendía tanto (incluso mi don) y me aceptaba como soy pero “no se jugó por mí”, ¿valió la pena aquella relación? ¿Él valía la pena? ¿Era realmente una buena persona un buen hombre, cuando no se jugó por mí y le siguió mintiendo a su mujer? ¿No fue un cobarde y un egoísta? Yo, que tendré mis defectos pero ayudo y mi vocación es ayudar a mucha gente, ¿puedo dejar y pude haber dejado que mi vida y mi felicidad se definan por una persona cobarde y egoísta? ¿Realmente me comprendía o me hizo creer eso y yo, siendo vidente, “no lo vi”? -Otra vez me remito al comentario de Yoli “Por lo que entiendo, es una chica joven con un viejo (si ya él tiene 18 años de casado).”: no necesariamente puede ser un viejo, pero sí sería posible (y pensable) que Facundo sea un adulto relativamente joven pero no tan joven (entre 35 y 40) y que la protagonista esté entre sus 18 y sus 25 y que con tal de cumplir su objetivo, él aprovechara esa diferencia de edad y experiencia y le “pintara un mundo de colores” y le hiciera creer que la comprende y acepta incluso con su “don”; en definitiva que la usara-
También es posible que el encuentro con su yo del pasado fuese, en medio de ese balance, un recordatorio de que nunca es tarde. Que siempre se puede ser libre. Liberándose de esa carga del pasado y siendo libre para elegir otra cosa. Libre en cierto modo también para pedir ayuda afectiva, profesional, espiritual o todas ellas, para poder liberarse de ese pasado abrumador y volver a intentar ser feliz.
Por último, en esto de los posibles temas y significados, este relato me trajo a la mente una entrevista que vi una vez (y lamentablemente no recuerdo cuándo ni dónde ni exactamente qué programa era). Entrevistaban a un hombre indígena (no recuerdo la etnia) y como respuesta a una pregunta, él contestó algo que me dejó pensando. La respuesta era algo así como (cito de memoria): “Nos esforzamos, nos matamos buscando vida en otros planetas [se refería claro está, a la vida extraterrestre inteligente] y nosotros en la Tierra todavía no sabemos y no podemos vivir como hermanos”. Por lo que yo percibí fue una respuesta muy sabia que no negaba a la ciencia sino que nos hacía preguntarnos por el sentido de lo que sabemos y hacemos.
Traslado esto a tu relato: la vidente ve y puede tener certezas de lo que está más allá de ella, pero no pudo -al menos hasta el encuentro con su yo del pasado- aplicarlo a sí misma. ¿De qué valía ese conocimiento si no había podido encontrar la paz, si no podía vivir en paz? La videncia sería una metáfora de la ciencia y sus anhelos de conocimiento cada vez más grandes (incluso para llegar a conocer otros seres inteligentes) y el desasosiego de la protagonista equivaldría a la respuesta de aquel entrevistado: “todavía no sabemos y no podemos vivir como hermanos” (en este caso “hermanos” sería en paz consigo misma, conforme con lo decidido, aceptando las consecuencias y buscando otra manera de ser feliz). Me parece que este posible paralelismo también abre la “lectura” (en sentido interpretativo) expandiéndola a otros horizontes.
Se trata, en resumen de un relato muy rico, que maneja recursos literarios y psicológicos muy interesantes y da pie a profundas reflexiones psicológicas y filosóficas.
La trama está muy bien construida y fluye, y el crecimiento de la acción está correctamente dosificado, donde hasta podemos ver “pistas” que nos permitirían intuir el final que, de todos modos, puede ser soprendente. O aún cuando no lo fuera no deja de ser contundente y es disfrutado por el lector.
El título también es de por sí sugerente: la evidencia. Es un título multívoco, de muchos significados posibles: la evidencia de que la visitante es ella misma, la evidencia de que la que necesita ayuda es ella y la evidencia de que (valga la redundancia) aunque ciertas cosas eran evidentes, ella no las pudo, supo o quiso ver a tiempo ni actuó en consecuencia. Entre otros posibles significados, todos ellos válidos, porque en realidad ese título irradia en todo el relato, tanto en lo dicho como en lo no dicho o implícito, colándose virtuosamente por los intersticios del texto.
III.- COMENTARIO PERSONAL:
Tu relato me gustó mucho y podría decir que su lectura es tan placentera como recomendable.
Existe otro aspecto que se encuentra en la guía de Literautas para comentar y que no he tocado: las expectativas. Bueno, voy a decir lo obvio pero no viene mal decirlo: tu relato siembra determinadas expectativas y no defrauda al lector, porque en todo momento nos mantiene enganchados y la resolución del final es satisfactoria.
A título personal también quería agregar algo más allá de forma y contenido y del evidente mérito literario que tiene (al que ya me he referido). Tu relato me pareció EXTREMADAMENTE VISUAL y no pude evitar pensarlo como un cortometraje (lo puedo imaginar sin mucha dificultad).
Creo que sería fácilmente adaptable y si mi percepción fuese correcta o compartida, no haría más que reafirmar tu creatividad, lo interesante de la historia y el valor narrativo y literario del relato.
Saludos y nos seguiremos leyendo.
P.D. Si quisieras pasar por mi relato, es el N° 51, titulado “La vidente”. Si lo leyeras, aclaro lo siguiente: el mes pasado por un error mío no llegué a publicar el relato. Pero a través de ese relato, que escribí respetando la consigna obligatoria y el reto opcional, pude comenzar a concretar una idea que tuve ya hace bastante tiempo. En lo que hace a Literautas, quiero ir enganchando un relato detrás de otro en la medida de que las consignas lo permitan, de manera tal que cada relato tenga su conflicto interno pero se integre en una trama mayor. Por eso el relato del que procede “La vidente”, lo compartí en el primer comentario, que debería leerse primero, para ver de dónde proviene “La vidente”. Ese relato original se llama “Una larga noche”.
Además como me vi obligado a utilizar palabras en lunfardo y que respondieran a la época del relato (fines del siglo XIX), por las dudas que algo no se entienda, en el segundo comentario puse la “traducción” (aunque del contexto en el que se insertan esos diálogos quedaría claro qué es lo que sucede).
Esto de enganchar los relatos es algo experimental y la historia “grande” encuadra en varios géneros y aparecen o actúan también personas reales como personajes (uno aparece mencionado en “Una larga noche” y otra interviene en “La vidente” y seguramente estará presente en su continuación). No descarto incluir, eventualmente, personajes literarios como “personas reales” de la época.
Adrián Rodríguez
22/12/2024 a las 22:55
Hola Carmenigne:
Te agradezco tu comentario a mi relato.
Pero aquí, debo hablar del tuyo, me encantó, pude sentir la sensación de cansancio en la vidente y el remate que le das es muy bueno.
Mientras leía , pensaba que el amor de la visitante era el marido de la vidente, pero no, era ella misma!!!
Magnífico, nos seguimos leyendo.
Carmenigne
22/12/2024 a las 23:17
Gracias Adrián por tu comentario y por tu tiempo. Saludos.
Dante
26/12/2024 a las 20:46
Hola Carmenigne! He leído tu relato y me ha gustado mucho. También lo comenté, pero el comentario tardó en aparecer y por lo que veo, quedó intercalado entre dos que son posteriores pero que se visualizaban antes. Por lo que en virtud de ese “delay” no sé si pudiste leerlo.Es el comentario Nº 13 (o el que está antes de los dos anteriores a este). Espero que te sea útil.
Saludos. Nos seguimos leyendo!
Carmenigne
27/12/2024 a las 18:30
Dante siento una profunda gratitud por tu devolución, por el tiempo que le has dedicado a la lectura y a hacerme una devolución tan constructiva, tan exhaustiva y respetuosa, que me permite aprender. Hice una primera lectura y lo primero que me surge es “ahí me veo” no tanto en las “luminosidades” que tan generosamente has vertido respecto de mi trabajo , sino en las cosas a corregir que me impulsan a “contarte” como las he ido pensando, como han impactado en principio en mí y que voy a tratar de traducir en mi trabajo.
Con respecto al mostrar y contar, es una “tensión” que me la planteo en forma permanente y estoy totalmente de acuerdo con lo que planteas, es como una voz que me insiste cada vez que escribo, “no digas, mostrá”.
Con respecto a la ortografía, los tildes si son cuestiones de tipeo y de “acelere”, sin embargo lo que tiene que ver con los diálogos son producto de una ignorancia al respecto. Ahí tengo algo en lo que debo investigar, aprender, etc.
Con respecto a la reformulación de la construcción de algunas oraciones voy a estar atenta, a veces en mi “suena” de una forma que al ponerlo en palabras no se escucha de la misma forma, voy a estar atenta a esto porque coincido con tu planteo.
Lo que tiene que ver con los tiempos, pasado y presente, algo de esto también me señaló Mónica, lo seguí pensando y ahora termino de entenderlo. A veces estoy tan metida en la historia que se generan “puntos ciegos” que se develan con la lectura que hacen los “otros”.
Reflexionar sobre esto.
La “como criminal” concepto que me era desconocido, me resulta una herramienta concreta a tener en cuenta. Estoy pensando también a partir de tus señalamientos que los dos puntos los uso poco, estaré atenta.
Como dije el estudio de los diálogos es una tarea que tomo de todas las devoluciones.
Que bueno saber que pude traducir mi intención narrativa, que es justamente la que tu describes. Con mas tiempo, y mas posibilidades de buscar alternativas, quizás hubiera planteado otra situación a través de la cual desplegar el conflicto, me quedó un poco “Corin Tellado” con todo mi respeto, pero tenía la esperanza de que se entendiera que lo importante era justamente la confrontación consigo misma.
Dante todo eso que planteas fueron cosas que quería que se “dejaran ver” para que construya cada quien según sus necesidades o circunstancias personales. Mas allá de las técnicas psicológicas, que son un dispositivo artificial para lograr ciertos efectos, sin duda en la vida estas cosas suceden, la gente hace balance en algún momento de su vida, en algún momento hay un hacerse cargo, hay una mirada hacia atrás, hacia delante y en el presente o no.
También ese reencuentro con su yo del pasado hay una conexión con la que fue y con la que aún puede ser.
El titulo intentaba abrir esas posibilidades y el juego de la Evidencia/ E – videncia.
Bueno, hay cosas que seguiré pensando, pero otra vez gracias por todo el trabajo que te tomaste y por compartir tu conocimiento y tu experiencia.
Dante
31/12/2024 a las 11:57
¡Hola Carmenigne! Quería decirte que entre los comentarios de mi relato, te he dejado un agradecimiento personal por tus comentarios y también he efectuado uno general para todos, que, obviamente te incluye.
Gracias por haber leído y comentado mi relato.
Aprovecho también para desearte que termines bien el año y tengas un muy feliz Año Nuevo.
Saludos.
Carmenigne
31/12/2024 a las 16:27
Gracias Dante!!! Los deseos son recíprocos. Felicidades!!!!