¿Podría ser el peor año de su vida? Si no lo era, seguro que se encontraba en el top 3, no tenía dudas. Todo empezó el día que decidió hacer caso a David y acercarse a aquella feria de los horrores, fue el 31 de octubre del año pasado, Halloween, imposible de olvidar. Ya había pasado un año, y como si sus pensamientos lo invocaran, su teléfono sonó mientras ella se movía a toda velocidad por su minúscula cocina, terminando su batch cooking de la semana. Tras soltar un juramento al escuchar el tono del móvil, intentó, sin éxito, contestar sin pringar todo. Su bufido viajó a través del auricular hasta su amigo David, que lejos de amedrentarse pinchó un poco más a la bestia:

– Perdona, creo que me he equivocado de número, no era mi intención molestarla miss simpatía.- Tras otro bufido, informo que no estaba para bromas.-Pero, cariño, cuándo estás tú para bromas.- Silencio.- Vale, ya lo pillo, directo al grano y sin adornos dramáticos…

Natalia se preguntaba a menudo como dos personas tan diferentes podían haber acabado siendo amigos, pero allí estaban ellos, inseparables desde la universidad. La llamada de su amigo, por supuesto, era para informarle del plan de aquella noche, volvió a pensar en que a lo mejor sus pensamientos habían invocado aquel plan, lo último que necesitaba era otro desastre de Halloween. Después recordó que ella no creía en esas cosas… ¿verdad?

– David… Estoy agotada, ya no tenemos edad para salir al truco o trato.- Su amigo no la dejó continuar.
– Por el amor de Dios Nat ¿Qué tienes 100 años? No somos tan mayores como para quedarnos en casa. Llevas semanas sin salir, necesitas que te dé un poco el aire. A las 21:00 te paso a buscar.- Dicho esto colgó, sin darle opción a réplica a su amiga.

Una vez más, David la había liado…

A las 21:30 Natalia, David y un par de amigos de este último, llegaron a la fiesta de Halloween. La casa estaba exquisitamente decorada, con elegancia y buen gusto, no como la feria del año pasado que parecía sacada de un bazar chino. David le hizo una seña a su amiga para que se acercaran a la mesa de bebidas. Natalia se sirvió un líquido que parecía sangre, pero que tras el primer trago quedó más que claro que su componente principal era el alcohol. Cuando se giró para preguntarle a su amigo qué era lo que estaba bebiendo no le vio por ningún lado, típico de David desaparecer así. Miró alrededor, rezando para conocer a alguien más en aquella fiesta en la que no debería estar. A la vez no pudo evitar que su mente retrocediera un año…

Flashback

La vidente abrió la puerta, a Natalia no le apetecía para nada estar ahí, pero como siempre, se había dejado arrastrar por David. Ella no creía en absoluto en la astrología, le parecía una patraña y un engañabobos, se odiaba a sí misma por darle dinero a gente así, pero ya habían entrado en esa habitación, en la que hacía un calor asfixiante y olía a incienso mezclado con algo que no conseguía detectar. Por supuesto, la vidente se dedicó a decirle todo tipo de tópicos sobre cómo le iría el año a David mientras agitaba unas piedras en las manos. El enfado de Natalia iba en aumento, y también su ansiedad, llegaba su turno. Agitó las piedras como le indicaba la mujer para después devolvérselas, tras otra retahíla de obviedades, la mujer fijó sus ojos negros en ella:

– Debes tener cuidado este año, no será un buen año para ti. Percibo que no crees en mí, pero créeme si te digo que debes tener paciencia, porque justo de aquí en un año algo cambiará en tu vida para siempre, algo que has estado esperando desde hace mucho. No desesperes.

Fin del Flashback

Su mente volvió al presente, y sus ojos se encontraron con una mirada familiar, casi sintió que se ahogaba en aquellos ojos azules que no había visto desde hacía algo así como una eternidad. No había sido consciente de lo que los había echado de menos hasta tenerlos delante. La emoción la embargó mientras sus piernas la llevaban hasta la que había sido el amor de su vida, y su mente volvía una vez más a aquella noche y a aquella vidente.