Literautas - Tu escuela de escritura

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Hay un mensaje para ti... - por marazulR.

Cuando Raquel se reencontró con Fran, un buen amigo de la infancia, ella se iba de viaje al día siguiente, no iba a regresar hasta Navidad. Quedaron para verse más tranquilamente y ponerse al día.
Sin embargo, cuando volvió, él no acudió a la cita. A ella le pareció raro porque los dos estaban muy interesados en verse; lo cierto es que no se habían olvidado.
Afortunadamente se dieron los teléfonos y las direcciones, así que le llamó varias veces. La respuesta siempre era la misma: "este teléfono no corresponde a ningún cliente."
Intrigada, una tarde decidió acercarse a la dirección que Fran le había dado, avenida de los magnolios 22. Se trataba de un antiguo edificio antiguo rehabilitado de solo dos plantas con un pequeño jardín presidido por un enorme magnolio. Lo que le sorprendió fue que en la entrada había una placa con un nombre: Alejandra de Luz (vidente).
Ella nunca había ido a una pitonisa, como las llamaba, o vidente que tampoco sabía cual era la diferencia porque no creía en esas cosas. Pero aquel día, estando tan interesada en saber de su amigo, se decidió a llamar.
La vidente abrió la puerta, era una mujer joven, rubia que vestía unos modernos vaqueros y una camisa blanca. Lo único que llamaba la atención eran los muchos anillos que llevaba en todos sus dedos.
Muy amablemente y con una sonrisa la hizo pasar.
Sentadas frente a frente se observaron sin hablar. La mirada penetrante de la vidente no incomodó a Raquel, al contrario, le pareció cálida y sincera. Colocó las cartas hasta tenerlas todas sobre la mesa, entonces le preguntó por el motivo de su visita.
Raquel le habló de su amistad con Fran desde que eran niños, de sus juegos infantiles, también ya de adolescentes de sus primeros besos. Le habló de que sus vidas tomaron caminos diferentes, de que en algún momento se olvidaron, hasta que se volvieron a encontrar descubriendo que la llama no estaba del todo apagada.
Mientras, Alejandra levantaba las cartas, apartaba algunas y las volvía a colocar, le preguntaba detalles de su amigo, nombre, cómo y en qué momento se habían vuelto a encontrar.
—Elige una carta —le pidió.
—Esta —señaló—, la tercera por la derecha.
Cuando levantó la carta, la miró y sin enseñársela a Raquel, la apartó. Después con gesto serio volvió a recoger las cartas, las mezcló, las volvió a colocar todas en hilera y le volvió a pedir que eligiera otra.
—La tercera por la derecha —volvió a decir Raquel.
Esta vez sí se la enseñó. Era la carta que representaba la muerte. La otra, la que aún no le había enseñado, le confirmó lo que sospechaba, que Fran hacía algo menos de un año había muerto.
—¡¿Cómo un año? Si hace menos de un mes que nos reencontramos! —balbuceo una Raquel totalmente desolada.
—Querida es la mente, la fuerza que tiene cuando dos personas desean volver a verse con tanta intensidad. Probablemente Fran vivió aquí, —continuó diciendo en un tono tranquilizador— en esta misma casa. Por eso te ha acercado a mí para que te diera este mensaje: "Que fuiste una persona muy importante en su vida, que nunca te olvidó."
Anochecía cuando Raquel salió de la casa. No estaba triste, más bien serena y agradecida. Respiró hondo ante el magnífico magnolio, iluminado por Navidad.
Hacía frío, empezaba a caer agua nieve. Se puso el gorro y los guantes, cerró la verja con cuidado echando un último vistazo a la casa.

Comentarios (17):

CARMELILLA

18/12/2024 a las 17:38

Hola, Marazul.
Original trama:reencontrarse con un amigo de la infancia para saber que está muerto. Tendría cuidado con el exceso de comas o a mí al menos en la lectura me ha parecido que en algunos párrafos sobraban algunas y he tenido que volver a releerlos para darle el sentido que realmente tienen. Me parece bien escrito, quizá hubiera destacado uno de los tres personajes más profundamente, pero eso es decisión de quién lo escribe. Buen trabajo mar azul. Saluditos.

José Torma

18/12/2024 a las 20:54

Marazul, un placer volver a encontrarnos.
A mi tu relato me ha parecido tierno. Si hay exceso de comas, como te comentaron, yo no lo noté porque yo también soy muy obsequioso con su uso.
Comenté en algún relato, que yo soy la clase de persona que la gente odia en el cine. Siempre adivino la trama y, malamente, lo comento en voz alta. Solo si voy acompañado, cabe aclarar jaja.
Por eso supe el destino del hombre que vino a verla como para despedirse. Pero es no le quita nada a tu relato.
Felicidades.

Ana Tirado

18/12/2024 a las 22:50

¡Hola, Marazul! Un gusto poder saludarte de nuevo después de tanto tiempo.

Me ha gustado el relato. Personalmente, me parece muy dulce la idea de poder despedirse de una vieja amiga tras la muerte.

Algún detalle que he notado con la lectura:

– Usas “antiguo” dos veces en la misma frase: “Se trataba de un antiguo edificio antiguo rehabilitado”. Probablemente es una errata.

– Esta frase me resulta confusa y poco fluida: “Ella nunca había ido a una pitonisa, como las llamaba, o vidente que tampoco sabía cual era la diferencia porque no creía en esas cosas”. Me tomo la libertad de reformularla, a ver si te parece que suena mejor: “Ella nunca había ido a una pitonisa, como solía llamarlas, o vidente, puesto que no creía en esas cosas ni sabía la diferencia entre ambas”.

– Te sobran algunas comas en el texto, aunque tampoco es algo notable. Por darte un ejemplo: “Probablemente Fran vivió aquí, —continuó diciendo en un tono tranquilizador— en esta misma casa”. Esa coma después de “aquí”, sobra.

– A lo mejor podrías haber mostrado la reacción de Raquel mediante sus pensamientos, recuerdos o sensaciones, en lugar de poner explícitamente que no estaba triste, sino serena. Es algo que ayuda a crear conexión con el personaje.

– Me parece que la introducción está muy bien porque consigue crear interés y enganchar la lectura.

– Los diálogos son muy naturales y creíbles, y las descripciones que has hecho ayudan a crear ambiente y a sentir que estás dentro del relato.

– El final es satisfactorio. Me ha dejado una sensación reconfortante. Es tan duro no poder despedirse de un ser querido, que pensar en que la protagonista pudo hacerlo y quedó satisfecha me da calorcito por dentro.

Espero que mis comentarios te aporten algo, los hice con todo el cariño hacia tu relato y con la intención de ayudarte.

Un abrazo.

Mónica Bezom

19/12/2024 a las 01:25

Hola, Marazul.
Me dio gusto leer este relato; lo hice de un tirón llevada casi en volandas por la agilidad de la prosa.
El final me sorprendió gratamente con relación a los hechos precedentes, dejándome un sabor agridulce respecto a ese amor trasnochado y truncado por la muerte.
No tengo observaciones. Te felicito.
Saludos.

Ed Gorende

19/12/2024 a las 11:08

Uau! Escalofríos. De placer. Muy muy bueno. Y cómo se ha narrado, puntuación, diálogos, giro final… todo perfecto. Mi sinera enhorabuena.

Yvonne

19/12/2024 a las 22:50

Hola Marazul. Un bonito cuento, bien llevado, ligero y con sentimiento con un pequeño deje melancólico. Se lee del tirón, despierta la curiosidad hasta el sorprendente final. Aunque trate del más allá, no resulta trasnochado sino que se encaja con naturalidad.
Saludos

IreneR

20/12/2024 a las 13:08

Buenas, Marazul.

Me ha gustado tu relato. Muy bien escrito y llevado. Tiene un ritmo que engancha y el final me ha parecido acertado. Aunque me habría resultado más impactante si Fran hubiera muerto cuando se reencontraron, o poco después, no un año más tarde.

Estoy de acuerdo con los comentarios de Ana sobre posibles correcciones.

Nos leemos.

Un saludo.

Kelvin I. Márquez

21/12/2024 a las 03:44

Saludos Marazul

Aparte de lo ya dicho por lo compañeros, solo me queda decir que es una bonita historia. Pese a que el final es triste, al menos el que Raquel pudo despedirse de Fran es algo satisfactorio (al menos yo lo veo de esa manera porque huyo a los finales trágicos).
Desde el primer párrafo captó mi atención y nunca disminuyó. Muy buen relato.
Nos leemos!

Pilar (marazul)

22/12/2024 a las 18:52

Queridos amigos literautas muchas gracias por vuestro tiempo al leer y comentar mi relato.
Carmelilla, José Torma, Ana Tirado, Mónica Bezom, Ed Gorende, Yvonne, Irene R, Kelvin… dejaré mi comentario a los vuestros.
P.D.es verdad que hay una errata al repetir tan seguido la palabra antiguo, como apunta Ana. Una cree que lo ha repasado y siempre se “cuela” algo
Tengo en cuenta vuestros apuntes, sobre todo en el tema de las comas.
Un abrazo grande

Osvaldo Mario Vela

26/12/2024 a las 01:18

Hola Marazul. Feliz Navidad. Me gusto la simpleza d tu relato y lo bien que captas la atención al leerlo. me quede esperando un final más productivo para aquellos amigos desde la niñez.
fue entonces que regrese sobre los últimos renglones para ver si había alguna pista subliminal para la continuación de la cercanía que tenían. ella recibió el mensaje de ser importante para el.
esta tierna aseveración la hizo sentirse feliz, serena y agradecida.
Para darle realce al final pintas una noche fría con aguanieve cayendo, un ambiente de poesía y esperanza y ella se arropa como esperando algo por venir. Muy bonito felicidades.

Osvaldo Mario Vela

26/12/2024 a las 14:20

Después de varios años de abstinencia del arte de escribir, al querer recordar este taller y volver a repasar mis experiencias de escritor desde la escena NUMERO TRECE HASTA LA 63, ME ENCUENTRO CON MI YO INTERNO. EN ESTOS RCORDARES ME DOY CUENTA DE MI NOVATEZ EN LAS PRIMERAS OBRAS, Y TERMINO ANTE LO QUE HOY ES MI ESCRITURA. Doy gracias a LITRAUTAS POR ES LOGRO TAN MARCADO. Espero tenr de nuevo la oportunidad de participar AUNQUE MI INSPIRACION, ALGO OXIDADA POR TANTOS AÑOS DE SEQUIA NECESITARA DE LA
AYUDA DE LOS COMPAÑEROS LITERAUTAS. GRACUAS MIL.

Pilar.C

27/12/2024 a las 19:25

Osvaldo, ¡qué alegría volver a compartir experiencias literarias! Te recuerdo, claro que sí, aunque he buscado tu relato para comentar y no lo encuentro. Espero verte en el siguiente taller.
Comparto contigo el agradecimiento a Literautas que, en mi caso, me inició en la escritura o por lo menos me dio alas para soltarme un poco jajaja…
Yo he seguido escribiendo pero fundamentalmente microrrelatos. Ahora vuelvo, no solo para dejar mis historias, sino también para seguir aprendiendo con todas las enseñanzas de Iria.
Un abrazo amigo.

Dante

29/12/2024 a las 05:18

¡Hola marazul!

He leído tu relato, que me gustó mucho, y ahora pasaré a comentarlo usando el esquema de la guía que nos sugiere Literautas.

I.- FORMA:

I.- 1.- GÉNERO, TONO Y LENGUAJE:

No soy partidario de dividir tajantemente a los géneros y frecuentemente, como en este caso, me cuesta encuadrar a los relatos en uno. Este relato parece oscilar entre el realismo con el realismo mágico. Tiene toques paranormales o sobrenaturales, pero sobre todo bordea con lo existencial. Hasta podríamos decir que pertenece a la literatura existencialista. Desde cierta perspectiva hasta podría tener alguna relación con lo religioso (según lo advierta o no el lector, sobre todo si es o no religioso).

En cualquier caso, el tono es calmo, algo apagado al principio y conforme va evolucionando la trama comienza a ser cada vez más luminoso. Y al final, es luz pura…

El lenguaje resulta apropiado y coherente para cualquier caracterización del género que se haga según los lineamientos apuntados y, sobre todo, va muy en línea con el tono y su variación progresiva.

I.- 2.- ATMÓSFERA O AMBIENTACIÓN:

Este es uno de los puntos formales altos del relato. Está excelentemente lograda y todos los elementos formales coadyuvan para conseguir ese objetivo.

Prácticamente se puede “ver” la casa, el momento, la atmósfera de la consulta con la vidente. Es muy visual la descripción de la vidente, aún cuando su descripción se hace apenas con unos pocos trazos.

Todo está en su lugar, y ni que hablar la ambientación y atmósfera del contundente final que brilla gracias a la simbología -correcta y destacadamente utilizada- que exuda.

Gran trabajo.

II.- 3.- EL RITMO Y LA ACCIÓN:

La marcha de la acción marca el ritmo del relato y sus cambios. En general el ritmo es pausado. No diría lento, sí pausado y progresivo. Se va cocinando a “fuego bajo y lento” pero en consonancia con el tono nos prepara emocionalmente para el final. La incertidumbre inicial se hace preocupación. La preocupación, se torna en tristeza porque empatizamos con Raquel. Hasta que la tristeza deviene en liberación, tranquilidad, el cierre de una etapa y el comienzo de una nueva. De la que Fran nunca más se irá.

I.- 4.- EL RITMO, LA CONSTRUCCIÓN DE FRASES, ORTOGRAFÍA, PUNTUACIÓN Y GRAMÁTICA:

El ritmo también puede medirse en función de otros aspectos formales como la ortografía, la construcción de frases, la puntuación y la gramática.
Trataré, en lo posible, de tocar estas cuestiones por separado (aunque no siempre será posible, dada su interrelación o por estar presentes en una misma oración o párrafo).

A) ORTOGRAFÍA:

La ortografía es en general correcta. Sólo encontré dos errores:

“—¡¿Cómo un año? Si hace menos de un mes que nos reencontramos! —balbuceo una Raquel totalmente desolada.” En la acotación “balbuceó” debe ir con tilde. Esto es una nimiedad en el conjunto general del relato. Seguramente ha sido un error de tipeo en el apuro.

El otro es la referencia al nombre de la calle. Avenida de los Magnolios es un nombre propio, por lo que debería ir en mayúsculas (aún cuando ni avenida ni magnolios -en cuanto una designa a un tipo de calles y el otro a una clase de planta- vayan en mayúsculas).

B) GRAMÁTICA Y CONSTRUCCIÓN DE LAS FRASES:

La gramática y la construcción de las frases también son correctas en general.

Sin embargo, es posible realizar algunos apuntes.

“A ella le pareció raro porque los dos estaban muy interesados en verse; lo cierto es que no se habían olvidado.” En esta oración no hay algo formalmente incorrecto, pero en función del ritmo y sobre todo del contenido, sugeriría revisarla en la parte “lo cierto es que no se habían olvidado”.

¿Por qué? Porque antes el narrador omnisciente nos cuenta que habían pactado un encuentro. Luego, a renglón seguido de esa frase nos encontramos con que “Afortunadamente se dieron los teléfonos y las direcciones, así que le llamó varias veces.” Y luego, cuando el narrador resume lo que Raquel relata a la adivina dice que “Le habló de que sus vidas tomaron caminos diferentes, de que en algún momento se olvidaron, hasta que se volvieron a encontrar descubriendo que la llama no estaba del todo apagada.”

El verbo “olvidar” puede ser multívoco, esto es, puede tener varios significados que cambiarán según el contexto. Si bien el lector lo entiende, al menos en mi caso me ha trabado un poco la lectura, y considero que con poco podés mejorar mucho (un relato que, en realidad está MUY bien construido y trabajado y tiene poco para mejorar). Podés con muy poco hacer brillar todavía más a un excelente texto.

A lo que me refiero es esto:

Si dos personajes pactaron un encuentro y después se alude al intercambio de teléfonos y direcciones, no haberse olvidado podría significar en un sentido literal pero sobre todo inmediato, no haberse olvidado de la cita. Lo cual sería coherente con una dificultad posterior (la leyenda grabada por la compañía de teléfono) que incrementa la tensión narrativa al alejar a quienes querían encontrarse. La inmediatez viene dada por el párrafo inicial (acuerdo para encontrarse) y la primera oración siguiente (mención de los elementos conducentes para concretar el objeto del acuerdo, esto es, el encuentro).

El otro nivel es más conflictivo, porque estarían chocando dos significados de valor equivalente y sentido opuesto. Si se dice que Raquel y Fran “lo cierto es que no se habían olvidado” es que recuerdan, tienen presente y valoran lo que fueron uno para el otro. Que en el fondo nunca dejaron de serlo y siempre se recordaron.

Pero si más tarde, aún cuando se afirme que cuando se volvieron a encontrar descubrieron que la llama no estaba del todo apagada, se dice también que “en algún momento se olvidaron”, se está sosteniendo lo contrario, pues olvidar aquí significaría a alejar de la memoria y del centro afectivo.

El conflicto (que no sería conflicto narrativo, elemento formal que analizaré después y que está bien trabajado) sería una contradicción que se desliza desde lo formal y podría comprometer lo argumental: siempre nos tuvimos en el corazón vs. en algún momento nos quitamos al otro del corazón.

Por lo tanto, te invito a que analices estas cuestiones y en caso de estar de acuerdo con lo que señalo, busques la manera de expresar lo que es más conforme con tu intención narrativa (lo que quisiste contar y cómo quisiste hacerlo, lo que puede diferir -como creo que sucede en este punto- con la manera en que efectivamente lo contaste).

A título de mero ejemplo (porque nadie mejor que vos podrá determinar cuál es la mejor opción), se podría considerar:

“A ella le pareció raro porque los dos estaban muy interesados en verse; lo cierto es que cada uno aún permanecía en el corazón del otro”.

“Le habló de que sus vidas tomaron caminos diferentes, de que en algún momento quisieron dejar atrás todo aquello, hasta que se volvieron a encontrar descubriendo que la llama no estaba del todo apagada.”

Reitero que en caso de que entiendas que hay que hacer modificaciones vos vas a ser la que encuentre la mejor variante porque la historia es tu creación. Pero por ahora te invito a que observes si hay o no diferencia entre el original y estos ejemplos. Estos ejemplos me parece que se acercan mucho más a tu intención narrativa porque es claro que nos quisiste transmitir que Raquel y Fran nunca se sacaron (ni quisieron hacerlo) uno del otro de su corazón. No importa cómo se fue resignificando el vínculo: si sólo fueron amigos, si llegaron a ser novios, si fueron amigos y después “amigovios” adolescentes o aún “amigos con derecho a roce”, si hubo un amor no correspondido por alguno -sobre la base de una sólida amistad y algunos besos inocentes- o si no se animaron a una relación seria, o lo que fuere. Lo que es claro es que el amor (como amor de pareja o como amistad, o tal vez como ambos) siempre estuvo. Esto hace que no sea contradictorio (argumentalmente hablando) que por querer seguir adelante con sus vidas, hayan querido superar el pasado (dejar atrás una relación que no evolucionó hacia una pareja o que dejó de serlo, pero que permanece como amistad y buen recuerdo, es un paso sano para seguir viviendo y, eventualmente, amar cada uno otra vez en libertad. Eso es crecer). Creo que a esto último se refiere lo que Raquel le cuenta a la vidente: quisieron seguir adelante, pero al reunirse vieron que “donde hubo fuego, cenizas [todavía incandescentes] quedaron”. Y parece que querían apostar a encender el fuego sobre esas cenizas…

“Esta vez sí se la enseñó. Era la carta que representaba la muerte. La otra, la que aún no le había enseñado, le confirmó lo que sospechaba, que Fran hacía algo menos de un año había muerto.” Dada la tremenda incidencia que tiene en el argumento o contenido la última oración de este párrafo, te invito a que te detengas sobre él y consideres reelaborar la redacción.

Más allá de detalles de puntuación, tal como está redactada la oración da a entender (en su literalidad y aplicando la lógica sobre esa literalidad) que Raquel sospecharía que Fran había muerto hace un año. Entonces surge la pregunta: ¿cómo creyó en que, efectivamente, lo encontró y habían pactado la cita? ¿Por qué fue a lo de la vidente si ya pensaba que habría o podría haber muerto hace un año? Siendo Fran alguien tan especial para ella, ¿por qué no buscó a través de videntes o por cualquier otro medio racional o paranormal, determinar exactamente qué pasó con Fran? Claramente, la formulación no se aviene con tu intención narrativa, porque eventualmente podría caer en un absurdo y no es ni cerca lo que quisiste transmitir.

A título de ejemplo, podrías considerar esta variante:

“Esta vez sí se la enseñó. Era la carta que representaba la muerte. La otra, la que aún no le había enseñado, le confirmó lo que sospechaba: Fran había fallecido. Los arcanos revelaban que un año atrás ese ser tan especial para ella había abandonado esta dimensión en la que alguna vez se derramara sobre ambos un destello de felicidad”.

Por supuesto que podrás encontrar mil y un ejemplos o formas mejores que esta. Pero este ejemplo me sirve para mostrar que lo que quisiste contar fue que la tirada de cartas primero confirmó el peor temor: la muerte. Aquí el punto y seguido nos deja un hueco, un silencio, algo que (AFORTUNADAMENTE) no dice: “Claro, Fran no asistió a la cita porque estaba muerto”. Esta elipsis es necesaria porque el lector la infiere junto con Raquel. No hace falta decirlo: es igualmente demoledor a nivel psicológico (lo que nos “golpea” a nosotros por la empatía que gracias a los recursos narrativos empleados por el narrador ya nos une a Raquel). Y luego apreciamos el “valor agregado” de los servicios de la vidente: nos enteramos (junto con Raquel -lo que se logra por ser el narrador omnisciente y por habernos metido “bien adentro” la ambientación y atmósfera tan bien construidas-) que la desgracia ocurrió hace un año. Lo que a su vez, a nivel argumental (de contenido) es un PUNTO DE GIRO, que intensifica el conflicto y la intriga. A mí me resulta claro que esto es lo que quisiste transmitir, que esta fue tu intención narrativa y que, en este caso puntual, se aleja de la manera en que efectivamente se narró este pasaje. De ahí que me tome el atrevimiento de realizar esta sugerencia.

C) PUNTUACIÓN:

La puntuación es en general muy correcta. Sin perjuicio de eso, haré algunas consideraciones.

C.1) NORMAS OBJETIVAS DE PUNTUACIÓN:

No hay casos que transgredan normas objetivas de puntuación. Buen trabajo.

C. 2) CUESTIONES OPINABLES ACERCA DE LA PUNTUACIÓN:

Lo que te señalaré a continuación es absolutamente opinable, meramente subjetivo. Cuestión de gustos, podría decirse. Sin embargo, trataré de tamizarlo a la luz de lo que yo llamo “intención narrativa”, que vendría a ser lo que quisiste contar y cómo quisiste hacerlo (que puede ser discordante con cómo efectivamente se contó). Es algo que entiendo que puede percibir el lector.

“Cuando Raquel se reencontró con Fran, un buen amigo de la infancia, ella se iba de viaje al día siguiente, no iba a regresar hasta Navidad. Quedaron para verse más tranquilamente y ponerse al día.” No hay nada incorrecto en este párrafo. Sin embargo, la oración inicial parece “estirarse” demasiado. Al menos en mi subjetiva opinión. Te sugiero que meritúes si no convendría cambiar la coma después de “día siguiente” por algún otro signo de puntuación y, eventualmente, subdividir la oración. Por ejemplo: “Cuando Raquel se reencontró con Fran, un buen amigo de la infancia, ella se iba de viaje al día siguiente. No iba a regresar hasta Navidad. Quedaron para verse más tranquilamente y ponerse al día”. O bien “Cuando Raquel se reencontró con Fran, un buen amigo de la infancia, ella se iba de viaje al día siguiente. No iba a regresar hasta Navidad, por lo que acordaron verse más tranquilamente y ponerse al día”. En cualquiera de estos ejemplos queda remarcado que no iba a regresar hasta Navidad. Esto serviría para empalmar luego con el final, ya que nos da las circunstancias de tiempo y el contexto en el que Raquel visita a la vidente, se entera de la noticia fatal y luego cierra la etapa y abre una nueva.

“La respuesta siempre era la misma: «este teléfono no corresponde a ningún cliente.»” El punto debiera ir después del cierre de las comillas, ya que es el punto final de la oración.

“Intrigada, una tarde decidió acercarse a la dirección que Fran le había dado, avenida de los magnolios 22.” Más allá de la falta de ortografía en el nombre de la calle que he señalado, sugiero que consideres un ligero ajuste de puntuación, el que consistiría en cambiar la coma después de “le había dado” por dos puntos. Fijate la diferencia: “Intrigada, una tarde decidió acercarse a la dirección que Fran le había dado: Avenida de los Magnolios 22”. De esta manera, los dos puntos resaltan la dirección, que creo que es donde puso el acento tu intención narrativa (lo que quisiste contar y cómo lo quisiste). Entiendo que tu intención es marcar este detalle, por lo que la coma contribuiría a dispersar la atención y los dos puntos, por el contrario, causarían el efecto inverso, esto es, el concitarla.

“Ella nunca había ido a una pitonisa, como las llamaba, o vidente que tampoco sabía cual era la diferencia porque no creía en esas cosas.” Si bien se entiende al leerla, esta oración queda, en mi opinión personal y meramente subjetiva, como un poco “larga” y hasta pareciera que falta un signo de puntuación entre “vidente” y “qué”. Sugeriría subdividirla o considerar una redacción alternativa. Quedaría: “Ella nunca había ido a una pitonisa, como las llamaba, o vidente. Tampoco sabía cuál era la diferencia porque no creía en esas cosas”. O bien: “Ella nunca había ido a una pitonisa, como las llamaba, o vidente, que tampoco sabía la diferencia porque no creía en esas cosas”. Más allá de la puntuación podrías considerar un cambio y en vez de referir a “la diferencia” podrías decir que tampoco sabía en qué se diferenciaban o si existía diferencia o en qué diferían, etc. Todo esto es, en fin, cuestión de preferencias, no es en absoluto un señalamiento o crítica. Es un simple apunte.

“La vidente abrió la puerta, era una mujer joven, rubia que vestía unos modernos vaqueros y una camisa blanca. Lo único que llamaba la atención eran los muchos anillos que llevaba en todos sus dedos.” Si bien no hay aquí ninguna incorrección formal, te invito a que consideres si no sería conveniente subdividir una oración, cambiando la coma después de “puerta” por un punto y seguido. Además, convendría agregar una coma después de “rubia” (porque se trata de una enumeración y la vestimenta si bien es parte de la descripción, es una cuestión aparte del aspecto físico, por lo que debería reflejarse la separación). Quedaría así: “La vidente abrió la puerta. Era una mujer joven, rubia, que vestía unos modernos vaqueros y una camisa blanca. Lo único que llamaba la atención eran los muchos anillos que llevaba en todos sus dedos.” Percibo que esto es más acorde con tu intención narrativa que, muy probablemente (por no decir seguramente) recae en marcar la impresión que le causó a Raquel la sucesión de hechos y la persona de la vidente y su aspecto. Esa misma impresión el narrador omnisciente quiere -o percibo que quiere- trasladarla a nosotros. El punto y seguido, al aportar separación entre el hecho de abrir y la aparición de la persona de la vidente (y con ello de su aspecto físico y vestimenta), y la coma, al hacer lo mismo con la enumeración de los elementos que componen la descripción, detienen por un pequeño instante la acción. Llaman nuestra atención, nos hacen detenernos y apreciar que aquí hay un punto de inflexión en el relato y que nos acercamos nada más y nada menos que al nudo del mismo. De ahí que te sugiera que reflexiones al respecto. No hay un error de puntuación, pero dos ligeros ajustes podrían generar un impacto mayor e influir positivamente sobre el ritmo del relato y confluir con la intención narrativa.

“Sentadas frente a frente se observaron sin hablar.” La puntuación de esta frase es formalmente inobjetable. Sin embargo, lo que sí te sugiero evaluar es si es la opción que mejor se ajusta a tu intención narrativa en este pasaje. Si la idea es mayor fluidez y velocidad, convendría dejarlo como está. Si, por el contrario, lo que buscas es crear una inminencia a partir de la quietud inicial (momento en el cual todo está por suceder, como las nubes que preceden a la tormenta, como el humo que anuncia el fuego), allí lo conveniente sería colocar una coma así: “Sentadas frente a frente, se observaron sin hablar”.

“La mirada penetrante de la vidente no incomodó a Raquel, al contrario, le pareció cálida y sincera.” En lo que atañe a la puntuación, tampoco se detecta una incorrección formal en este párrafo.

No obstante ello, sí cabe considerar que aquí tenemos una descripción del narrador (“la mirada penetrante de la vidente”, el efecto negativo (en sentido “matemático” +incomodó/-incomodó) sobre Raquel (no la incomodó) y la apreciación subjetiva de Raquel respecto de la mirada de la otra mujer. Son tres elementos, que, aunque interrelacionados, son bien diferentes, se distinguen muy bien. Por ello no estoy seguro de que sea lo más apropiado o conveniente utilizar una oración larga que los amalgame a todos, o usar una oración larga separada por comas. En mi opinión, todos ellos quedarían realzados si se recurriera a un punto y seguido o al uso de dos puntos, o a ambos combinados. Estas serían las variantes: “La mirada penetrante de la vidente no incomodó a Raquel. Al contrario, le pareció cálida y sincera.” O “La mirada penetrante de la vidente no incomodó a Raquel: al contrario, le pareció cálida y sincera.” O bien: “La mirada penetrante de la vidente no incomodó a Raquel. Al contrario: le pareció cálida y sincera.” Cualquiera de estas alternativas resalta a todos y cada uno de los elementos y a su conexión causal y contextual. Percibo que justamente por allí pasa tu intención narrativa.

“Colocó las cartas hasta tenerlas todas sobre la mesa, entonces le preguntó por el motivo de su visita.” Esta oración no es incorrecta. Sin perjuicio de ello, te invito a que examines si no convendría subdividirla en dos: “Colocó las cartas hasta tenerlas todas sobre la mesa. Entonces le preguntó por el motivo de su visita.” O bien cambiar por “Colocó las cartas hasta tenerlas todas sobre la mesa y fue entonces le preguntó por el motivo de su visita.” Cualquiera de las dos remarcaría cada acción y le “subiría el precio” a lo actuado por la vidente, ya que se destacaría cada paso del -llamémosle impropiamente- “ritual”. Además que al acortar la frase con el punto y seguido o ligarla con la conjunción copulativa “y”, el ritmo se aceleraría. En general las frases cortas y la separación con punto y seguido causa ese efecto.

“Raquel le habló de su amistad con Fran desde que eran niños, de sus juegos infantiles, también ya de adolescentes de sus primeros besos.” Si bien esta oración se entiende al leerla, se podría considerar, conjuntamente, revisar tanto su redacción como su puntuación. Es posible que quedara más fluida y ganara en claridad con esta variante: “Raquel le habló de su amistad con Fran desde que eran niños, de sus juegos infantiles y de sus primeros besos en la adolescencia.” Por supuesto que pueden buscarse otras variantes igualmente admisibles.

“Mientras, Alejandra levantaba las cartas, apartaba algunas y las volvía a colocar, le preguntaba detalles de su amigo, nombre, cómo y en qué momento se habían vuelto a encontrar.” La puntuación de esta oración es correcta. Sin embargo, puede que ganara brillo y contundencia si se cambiara la coma después de “amigo” por dos puntos. Quedaría: “Mientras, Alejandra levantaba las cartas, apartaba algunas y las volvía a colocar, le preguntaba detalles de su amigo: nombre, cómo y en qué momento se habían vuelto a encontrar.”

“Después con gesto serio volvió a recoger las cartas, las mezcló, las volvió a colocar todas en hilera y le volvió a pedir que eligiera otra.” Esta oración ganaría en efectividad con dos ligeros ajustes: una coma a continuación de “Después” y otra luego de “gesto serio”. Quedaría: “Después, con gesto serio, volvió a recoger las cartas, las mezcló, las volvió a colocar todas en hilera y le volvió a pedir que eligiera otra.” La coma posterior a “Después” sería conveniente porque separa el adverbio “después” de la acción principal, lo que facilita la comprensión de la frase. Además, si se coloca una coma adicional luego de “con gesto serio” esa expresión que describe el modo en que realiza la acción, queda aislada y eso conlleva más fluidez y claridad. Estos pequeños ajustes harían que la puntuación mejore el ritmo y la estructura de la oración, haciéndola más legible.

“Que fuiste una persona muy importante en su vida, que nunca te olvidó.” Si bien no hay aquí un error, te sugiero reflexionar sobre esta oración dado que su importancia es EXTREMA (perdón por las mayúsculas, pero es preciso remarcar esta idea, al igual que la que sigue. Digo esto porque, a mi modo de ver, esta oración constituye el CLÍMAX DEL RELATO. Por esa razón analizar su puntuación y las variantes que pudieran encontrarse, como así también sus implicancias, es de una relevancia sin par.

Por tal motivo, me parecería más conveniente cambiar esa puntuación por: “Que fuiste una persona importante en tu vida. Que nunca te olvidó”. Al subdividir así la oración en dos, se aislan los dos elementos y el “nunca te olvidó” crece en impacto. Es un golpe “violento” (entre comillas), fuertísimo. Y a la vez DULCE Y REPARADOR. Es lo que Raquel quería y necesitaba escuchar y sentir (no siempre lo que uno quiere y lo que necesita escuchar coinciden. En este caso sí, y eso es lo que después le trae la paz y cuando comienza a descender la tensión después de este clímax, nos prepara para el maravilloso y brillante final que viene después. Sobre esto me extenderé al hablar del contenido).

“No estaba triste, más bien serena y agradecida.” No advierto ningún error formal de puntuación aquí. Pero en mi opinión personal (cuestión de gustos), quizás sería conveniente replantear la puntuación y, ligeramente, también la redacción. En tal sentido, podría considerarse la variante: “No estaba triste: más bien se sentía serena y agradecida”. De todos modos, es un simple apunte. Ni siquiera una sugerencia. Es una cuestión absolutamente opinable y subjetiva.
“Hacía frío, empezaba a caer agua nieve. Se puso el gorro y los guantes, cerró la verja con cuidado echando un último vistazo a la casa.” Con respecto a estas oraciones debería considerarse si se escribe agua nieve o aguanieve. Por lo que he podido investigar, ambas serían admisibles (la aguanieve o el agua nieve); sin embargo al no usar el artículo no habría problema y estaría bien. En relación a la puntuación, estimo que debería realizarse un pequeño ajuste y utilizar esta variante: “Se puso el gorro y los guantes, y, con cuidado, cerró la verja echando un último vistazo a la casa”. O bien, podría considerarse que poner una coma después de “guantes” y prescindir de la conjunción copulativa “y” causaría un corte un tanto abrupto, por lo que podría reformularse la oración así: “Se puso el gorro y los guantes y cerró la verja con cuidado echando un último vistazo a la casa.” Estas alternativas creo que mejorarían el impacto del final y a su vez, generan dos efectos diferentes: la primera sería más conveniente si buscás poner el énfasis en el cuidado con el que se cerró la verja (que resaltaría el cierre de una etapa, la clausura -sobre esto volveré en el contenido-); y la segunda sería preferible si lo que querés es reflejar un estilo más fluido y directo.

D) CONCLUSIÓN:

De todo lo dicho en este punto se sigue que la ortografía, la construcción de las frases, la gramática y la puntuación son en general correctas. Sólo podrían considerarse o eventualmente resultar necesarios algunos ajustes para mayor adherencia a tu intención narrativa y para coadyuvar más favorablemente al ritmo de la narración.

El balance general es más que positivo en este punto formal. Muy buen trabajo.

I.- 5.- SONORIDAD:

En general el texto suena muy bien, tanto si es leído en voz alta como en silencio.

Solamente llamaría la atención sobre algunas pequeñas cosas que podrían conspirar contra su sonoridad.

La primera es la reiteración de algunas palabras o casi reiteración.

“Afortunadamente se dieron los teléfonos y las direcciones, así que le llamó varias veces. La respuesta siempre era la misma: «este teléfono no corresponde a ningún cliente»”
“Intrigada, una tarde decidió acercarse a la dirección que Fran le había dado, avenida de los magnolios 22.” Este es el caso de casi reiteración (“se dieron los teléfonos y las direcciones” y “la dirección que Fran le había dado”: “dieron” y “había dado” se distancian por un solo renglón, a la vez que se reitera direcciones y dirección). Este inconveniente podría superarse con dos variantes en la primera oración: “Afortunadamente intercambiaron sus datos de contacto, así que le llamó varias veces” O “Afortunadamente intercambiaron sus números telefónicos y los datos de sus domicilios”.

“Raquel le habló de su amistad con Fran desde que eran niños, de sus juegos infantiles, también ya de adolescentes de sus primeros besos. Le habló de que sus vidas tomaron caminos diferentes, de que en algún momento se olvidaron, hasta que se volvieron a encontrar descubriendo que la llama no estaba del todo apagada.” Aquí en un mismo párrafo prácticamente dos oraciones se inician igual y se repite el mismo verbo: “le habló”. Debería reemplazarse al menos uno. O ambos. Porque más que “hablar” -que es el verbo genérico que contiene todo lo, valga la redunancia, hablado- lo que hace Raquel es contar, mencionar, informar. Es cuestión de buscar sinónimos. Nada más. Con muy poco se podría superar este inconveniente y ganar mucho en sonoridad en este pasaje.

Algunas personas consideran que no suele quedar bien la abundancia de adverbios de modo terminados en “mente” en un espacio tan pequeño como el límite de las 750 palabras. En cierta oportunidad me marcaron algo así y me sugirieron que no fueran más de tres. Tomé el consejo y la verdad que, en mi opinión, mejoró la sonoridad de mis textos (aunque el consejo no iba hacia el lado de la sonoridad sino de mayor prolijidad o corrección formal).

Esto lo señalo, pero por supuesto, si creés que es el mejor modo de reflejar la idea, es mejor que quede. También puede suceder que puedas estar cerca del límite de palabras y tal vez algo que dirías de una mejor manera en un marco más amplio, recurriendo a estos adverbios ahorrás alguna cantidad considerable de palabras.

Volviendo a esos adverbios, he contado cinco: “tranquilamente” (en “Quedaron para verse más tranquilamente y ponerse al día.”); “Afortunadamente” (en “Afortunadamente se dieron los teléfonos y las direcciones…”); “amablemente” (en Muy amablemente y con una sonrisa la hizo pasar.”); “totalmente” (en—¡¿Cómo un año? Si hace menos de un mes que nos reencontramos! —balbuceó una Raquel totalmente desolada.”); y “Probablemente” (en “Probablemente Fran vivió aquí…”).

Salvo “amablemente” que está separado del resto, los otros adverbios están muy cerca entre sí. Y en el caso de “totalmente” y “probablemente” la situación se agrava, porque entre medio de los dos tenemos la línea de diálogo: “—Querida es la mente, la fuerza que tiene cuando dos personas desean volver a verse con tanta intensidad.” Esto genera que en los oídos o dentro del lector resuene la combinación: “totalmente” – “mente” – “probablemente”.

Por estos motivos, para que el texto gane más sonoridad y la redacción más prolijidad formal, te invito a reexaminar la cuestión.

Por lo demás, si se dejan de lado estos detalles, la sonoridad del texto es adecuada y atractiva.

I.- 6.- PUNTO DE VISTA:

El punto de vista es el de un narrador tercera persona omnisciente. Es un narrador adecuado, porque si bien sería una excelente variante el uso de primera persona protagonista (que sería Raquel), dándole un tono intimista que iría en línea con la intención narrativa que el lector puede percibir, tendríamos dos problemas: primero, la frase obligada está en pasado y en tercera persona (objeción superable pero que entrañaría algo más de dificultad) y segundo que es necesario ingresar “o pasar cerca” del fuero íntimo de la vidente (cuando “deduce” el mensaje y lo transmite). Dada la dinámica de los dos personajes y la necesidad de mostrar la empatía de la vidente, es mejor que el narrador tome cierta distancia.

Considero muy acertada la alternativa elegida.

I.- 7.- DIÁLOGOS:

El contenido de los diálogos es correcto, atinado, estéticamente atractivo y ajustado al contenido o sustancia del relato y al contexto en el que se insertan.

Sólo correspondería merituar si resultaría conveniente realizar un par de ajustes en la representación gráfica de algunas líneas:

“—Esta —señaló—, la tercera por la derecha.” Tal vez sería aconsejable cambiar la coma por un punto: “—Esta —señaló—. La tercera por la derecha.”

“Probablemente Fran vivió aquí, —continuó diciendo en un tono tranquilizador— en esta misma casa.” Estimo que si la acotación se colocara al final, la lectura resultaría más fluida: “Probablemente Fran vivió aquí, en esta misma casa —continuó diciendo en un tono tranquilizador.”

Fuera de estos detalles opinables, los diálogos son otro punto bien logrado.

I.- 8.- DESCRIPCIONES:

Las descripciones son uno de los elementos formales más complejos de una narración. Son como la conocida frase sobre la relación entre la medicina y el veneno: la diferencia la hace la dosis. Es posible pecar por defecto como en exceso (siempre es más frecuente esto último). Y además, también hay que considerar el factor finalidad de la descripción: ¿para qué se utilizan?

En tu relato las descripciones son adecuadas. Están insertadas en su justa medida y son perfectamente atinentes para la finalidad que persiguen: construir la trama, la atmósfera, caracterizar a los personajes o realzar los diálogos.

I.- 9.- CONFLICTO:

Pueden identificarse tres clases de conflicto en el relato, que se superponen y entretejen relacionándose entre sí: conflicto interpersonal: Raquel – Fran (¿Nos encontraremos? ¿Será verdad que quería verme? ¿Por qué no logro contactarlo?; conflicto interno o intrapersonal (Raquel consigo misma, por lo que implicó para ella la ausencia de Fran y lo que implicará en sí misma no concretar el encuentro. Más el miedo y la incertidumbre sobre su situación real); y conflicto “ser humano – fuerza exterior y superior” (o sea: seres humanos vs. muerte).

La existencia de estos tres niveles interrelacionados garantizan que el relato atraiga la atención del lector y que ésta nunca abandone al texto. En todo momento sostiene su inquietud.

I.- 10.- INTRIGA:

La intriga deriva del o de los conflictos y dado que son conflictos muy importantes que además se retroalimentan entre sí, una vez que ya quedamos metidos de lleno, en todo momento queremos saber más: qué sucederá a continuación. Nos genera expectativas y las mismas son satisfechas con un final “mixto” en parte cerrado (porque es conclusivo de la historia), en parte abierto (porque no sabemos cómo concretamente será la vida de Raquel de ahí en más) y a todas luces profundo, simbólico y estéticamente bellísimo.

I.- 11.- PERSONAJES:

Pese a la brevedad del relato y a los límites propios del taller, de tan sólo 750 palabras, los personajes se encuentran correctamente caracterizados. Tienen cada cual su propio color, su propia voz, son perfectamente distinguibles.

Son profundos, se nota el dolor, la empatía. Y los sentimientos. Incluso de Fran: el ausente que en realidad está presente.

Para lograr este efecto se combinan todos y cada uno de los elementos formales ya analizados con un contenido que realmente está bien estructurado, con una trama bien hilada y con un hilo temático conductor fuerte y profundo.

Son personajes queribles y al tocar un tema universal (lo que expresaré en detalle al tratar del contenido) hacen que nos reflejemos en ellos y que la historia nos importe, nos involucre y nos toque. Los personajes consiguen que la historia resuene en nuestro interior.

II.- CONTENIDO:

En cuanto a esquematización o sucesión de hechos el relato resultaría, en principio, simple.

Sin embargo, contra lo que pudiera parecer en una primera vista, simple no es una calificación peyorativa sino que a nivel funcional deviene sinónimo de transparente. ¿Por qué? Porque nos permite el acceso directo al “corazón” del relato, a la sustancia y ahí, además de haber tocado nuestras “fibras” emocionales o haber pulsado las cuerdas emocionales con la trama, la caracterización de los personajes, los diálogos o la atmósfera y ambientación (todo ello en sinergia), se abre el espacio para la reflexión profunda. Para la doble conexión con el lector: emocional y racional.

Más allá de cómo se pueda o se quiera encuadrar el relato en algún o algunos géneros, creo que sería innegable que constituye una metáfora existencial. Podría decirse que, aún sin relacionarlo con ningún filósofo concreto, resuena en el relato un núcleo de existencialismo. Recuerdo que alguna vez escuché un pensamiento de que la filosofía argentina estaba dentro de la literatura argentina. (Puede que sea en parte cierto). Una idea similar (similar no igual porque entiendo que creía en la existencia de la filosofía argentina y se asumía filósofo) creo que postulaba José Pablo Feinmann (escritor -de obras literarias y ensayos- y filósofo ya fallecido). E incluso en un libro suyo, “La filosofía y el barro de la historia” recordaba que había dado un taller literario y que un alumno suyo sin formación en filosofía o psicoanálisis había escrito un cuento donde trataba cuestiones de esa índole y señalaba algo así que desde la literatura (y sobre todo desde la poesía) con o sin conocimientos teóricos se podían plantear cuestiones de gran densidad. Me parece que esto es lo que sucede aquí: se plantean cuestiones que pueden calificarse como existencialistas.

Hay un llamado enérgico a vivir la vida y a aprovechar el tiempo, las oportunidades y valorar a las personas que son especiales para nosotros porque… Porque puede no haber un después. O puede no haber un mañana.

Por la rutina, el transcurso o decurso de la vida, por los aspectos laborales, por cuestiones no dichas, por relaciones no resueltas, por miedos, traumas, por no decidir a tiempo, por dudas, por rencores… por tantos motivos se puede perder o debilitar una relación. Algo así parece haberle sucedido a Raquel y a Fran. Amigos desde la infancia, quizás “algo más” (no le pondré etiquetas porque no es concluyente a qué edad sucedieron los primeros besos y tal vez el compartir más cosas) en la adolescencia o juventud, después se alejaron (no necesariamente se pelearon) pero la cercanía física y el tiempo compartido se esfumaron. Es posible confiar en la memoria, es posible confiar en el “corazón” (no en sentido anatómico, por supuesto) de que alguien fue y continúa siendo con su proyección muy importante para nosotros. Pero la vida sigue, y como se atribuye a John Lennon, “la vida es aquello que pasa mientras estás ocupado haciendo planes” (y a veces ni siquiera es necesario hacer planes). Allí puede que aparezcan vacíos, frustraciones, o que no aparezcan pero que sí haya alegrías, dificultades, algún que otro momento feliz… pero que en uno u otro supuesto falte en el aquí y en el ahora determinada persona especial para compartir algo de todo eso o todo eso.

Independientemente de la fe religiosa, de las creencias o ausencias de creencias de cada persona, la muerte marca un corte, un final y la apertura de un signo de pregunta que no se cierra, y por no cerrarse no culmina de formularse la pregunta. Y por no finalizar la pregunta, no hay pregunta. Y aún cuando se la adivine no hay respuestas. Entonces ahí aparecen, más que el dolor, la culpa, el arrepentimiento y el vacío.

Es aquí donde viene al rescate el elemento fantástico, sobrenatural o paranormal, mágico si se quiere. Viene a nuestro rescate porque dándole el cierre o un cierre a Raquel, nos lo da por carácter transitivo a nosotros. Los seres humanos somos seres narrativos y las historias resuenan en nosotros porque tocan temas universales que hacen a nuestra humanidad. Nada de lo humano le es ajeno a la literatura y a través de ella, no nos es ajeno a nosotros.

Las eternas dudas o preguntas abiertas -pero que ni siquiera terminan de formularse- y resultan lacerantes encuentran aquí la respuesta. Una respuesta que viene del más allá, pero bien mirada, tal vez provenga en parte del “más acá”. La vidente, aún cuando realmente tuviese poderes, le da a Raquel una respuesta que no atribuye a la voz de Fran. No oficia de medium. No transmite, responde. Y le atribuye un mensaje a Fran.

Lo que aquí aparece es quizás una respuesta casi tan contundente como la que nos pudiera dar un ser querido desde el “más allá”, desde “otro plano”, o como se le quiera decir: esa respuesta es que sólo el amor, cuando es puro, genuino y arraigado y ha sido cuidado -pese a los alejamientos de la vida- (y esto incluye a la amistad y al amor entre familiares) es lo ETERNO lo que permanece. El motor que nos hace vivir y el que nos conecta con los que están aquí y con los que ya no están. Más aún para quienes tienen fe en la Vida Eterna (ya que Dios es amor y manda amarse los unos a los otros). Y esa respuesta incluye también considerar a una “socia” del amor como es la empatía: independientemente de sus dones, facultades o poderes, la vidente obra desde la empatía y entrega el mensaje. Un mensaje que extrae de una afirmación basada en la probabilidad. Hay algo racional sobre una base emocional. De una afirmación probable (“Probablemente vivió aquí) se apoya en eso y en la empatía y deduce el mensaje “Que fuiste una persona muy importante en su vida, que nunca te olvidó.”. La empatía nos conecta unos con otros y nos prepara para la acción, para la respuesta de amor, que vuelque al necesitado hacia sus adentros para que reconecte con lo eterno, con el amor.

Es aquí cuando y donde Raquel encuentra la paz, y el narrador omnisciente lo expresa muy bien: “No estaba triste, más bien serena y agradecida”.

El mensaje que deja el relato no es una “moraleja” (entre comillas por utilizarla aquí en sentido despectivo) ni una “moralina”: nos conecta con nuestra fragilidad, nos invita a la reflexión, a valorar personas y momentos, a decir “te quiero”, a vivir y aprovechar cada segundo y a conectarnos con aquello que nos une para siempre: el amor y la amistad, que son lo que nos hace vivir, recordar y mantener vivos a aquellos que fueron especiales para nosotros.

Finalmente me quiero detener en otra cosa MUY interesante que tiene el relato: el uso de SIMBOLOGÍA. Esto está muy presente en el párrafo final. Vamos a desmenuzarlo:

“Anochecía cuando Raquel salió de la casa. No estaba triste, más bien serena y agradecida. Respiró hondo ante el magnífico magnolio, iluminado por Navidad.
Hacía frío, empezaba a caer agua nieve. Se puso el gorro y los guantes, cerró la verja con cuidado echando un último vistazo a la casa.”

Que Raquel salga de la casa implica un CORTE con lo anterior. El inicio de algo nuevo.

Ese algo nuevo se refleja en el ánimo, en el fuero íntimo cuyo contenido el narrador omnisciente conoce y nos lo entrega: “No estaba triste, más bien serena y agradecida”.

“Respiró hondo ante el magnífico magnolio, iluminado por Navidad.” Esta oración es riquísima desde el punto de vista que estamos analizando. Respirar hondo es una acción que traduce alivio, liberación, calma. Que el magnolio sea magnífico significa que era grande, imponente, hermoso. Que llama la atención.

Aunque el texto no lo dice, podríamos suponer que no es un magnolio caducifolio sino de hojas perennes. Si asumimos como certera la deducción probable de la vidente, Fran vivió allí. Esta es la CASA de Fran.

La Avenida se llama de los Magnolios. O sea, el magnolio pertenece a una Avenida que comparte su nombre. Con lo cual, el magnolio está junto a un CAMINO.

Si el magnolio es imponente y de hojas perennes, siempre verdes, simboliza la firmeza y la VIDA. Es negación de la muerte y símbolo de eternidad. Simboliza que de algún modo, Fran VIVE y como el magnolio es una planta, por ende está fija, anclada al suelo. En su CASA. Condensaría la afirmación simbólica: “Estoy vivo. Estoy aquí. Estoy en mi CASA [lo cual aludiría a la Tierra, a este plano, a sus AFECTOS, a sus seres queridos]. Vivo en ustedes y lo hago por siempre. Nunca me marchito. Ni el invierno [la tristeza, las preocupaciones, la muerte física] podrán quitarme mis hojas”. Las hojas son verdes. El verde es la esperanza. Invita a la espera activa: a esperar el reencuentro a través de VIVIR LA VIDA, de celebrar la vida. Como aquella canción de Laura Pausini “porque en cada sitio que estés, y que esté [yo], en las cosas que vives, yo también viviré”.

A su vez, estar junto al camino profundiza lo anterior: “Yo me quedo acá. Yo vivo. Yo estoy acá. Yo estoy en vos, en ustedes. Por lo tanto, yo CAMINO junto a ustedes porque camino dentro tuyo/suyo”. Lo que es coherente con el forraje verde, símbolo de la esperanza.

Si hay camino, hay un final. Un destino. Que bien podría afirmarse es la muerte. Pero si Fran simbolizado en el firme magnolio no ha perdido sus hojas, nos da la esperanza de que la vida, y más allá de la fe de cada uno, sigue.

No obstante que el magnolio podría tener hojas perennes, cierto es que las flores caen en el invierno. Pero en la primavera o el verano volverán a florecer. El invierno -metáfora de las dificultades, de la tristeza- podrá hacer caer las “hojas” de Raquel. Pero cuando la “primavera” o el “verano” (metáfora de la alegría, de los momentos felices, de los logros, de la amistad, del amor) lleguen a su vida, el magnolio (Fran) florecerá. Es decir que esto simbolizaría que cuando todo sea frío y gris y Raquel se sienta sola, Fran seguirá allí firme: listo para compartir con ella lo bueno. Y asumiéndolo como propio: la “primavera” o “verano” de Raquel “causan” flores en el magnolio (en Fran). Las flores son entonces el símbolo del compartir, del estar junto a la amiga.

Por si esto fuera poco, el magnolio está “iluminado por la Navidad”. La Navidad es, como mínimo, un tiempo de encuentro, de reunión, de goce, de renovación. Pero en un sentido último y religioso, es la Venida, el Nacimiento del Salvador. Del Hijo de Dios. Del que, como decía un santo (Atanasio) “se hizo hombre para que el hombre se haga como Dios”. Es un NUEVO comienzo, una nueva vida para la Eternidad. Y Dios es y trae Luz. El magnolio no sólo se ilumina “por” la Navidad sino que la Navidad ilumina al magnolio. La Navidad ilumina a Fran (magnolio) y Fran es portador de la luz de la Navidad. Que de este modo simbólico compartirá con Raquel.

Las dos últimas oraciones no son menos que las anteriores.

“Hacía frío, empezaba a caer agua nieve.” El frío o el invierno, como ya vimos podrían ser metáforas de la soledad o las dificultades. Sin embargo, no harán mella en Raquel.

Con respecto a la aguanieve, traigo a colación aquí un libro muy interesante: “Leer como un profesor”, de Thomas Foster. Por lo que recuerdo, este autor decía que en general no es casual la referencia a estaciones del año, al clima, a la lluvia o a la nieve. Con respecto a la lluvia, señalaba que podía ser purificadora o señalar un nuevo comienzo. Con respecto a la nieve, una de las cosas que apuntaba era, al analizar un cuento de James Joyce titulado “Los muertos” que ésta operaba como símbolo de la muerte (decía algo así el cuento hacia su final que un personaje contemplaba cómo la nieve caía sobre toda Irlanda, sobre los vivos y sobre los muertos). La nieve es igualadora, pura, pero también paradójicamente, podía entibiar si operaba como capa aisladora. Sobre el aguanieve lamentablemente no ofrece ningún análisis. Sólo lo menciona.

Pero bien podríamos unir lo dicho respecto de la lluvia como de la nieve y concluir que esta condición climática simboliza el aislamiento de Raquel respecto del pasado y cierta calidez o protección, a la par de que se “barre” ese pasado y se “purifica” el corazón alejando la tristeza, y de resultas de ello, hay un nuevo comienzo.

“Se puso el gorro y los guantes, cerró la verja con cuidado echando un último vistazo a la casa.” El gorro y los guantes son aislantes. La aislan de las dificultades (que es lo que simboliza ese frío). Ya no hay frío dentro de ella: el calor de Fran y la tranquilidad de saber que se amaban uno al otro, que no se olvidaron, es suficiente. Cerrar la verja es el acto mismo de CLAUSURA, de ruptura total con el pasado, con los reproches, con la culpa, con lo que pudo ser, con la tristeza. Y el último vistazo a la casa, ahora sí considerada como edificio físico, significa o simboliza que desde ahora, en este nuevo comienzo, la casa de Fran es el corazón de Raquel.

Toda esta rica simbología es sinérgica (vale más la unión que la suma de sus partes) y se entreteje otorgando una gran densidad a la narración. A su vez, es literariamente muy bella.

El manejo del recurso simbólico es genial y creo que es lo que más me ha gustado del relato. Es altamente emotivo y a la vez profundamente intelectual. Brillante.

III.- COMENTARIO PERSONAL:

Tu relato me ha gustado mucho y si bien hay áreas de mejora, son tantos los méritos que terminan convirtiéndose en simples detalles. Un poco de detenimiento y de reflexión y ya está: tu creatividad y tu trabajo harán el resto.

Por lo demás, y esto es lo importante, es un texto que combina favorablemente muchos factores: temas universales y existenciales, correcto manejo de los recursos formales, un contenido rico, personajes queribles, una trama clara y bien construida, un hondo impacto emocional y una invitación a la reflexión profunda, incluso filosófica y eventualmente religiosa. Tiene todo lo que cualquier lector busca cuando quiere acceder a la buena literatura.

Por último, me encanta el título y creo que es el “alfa” y el “omega” del relato: el principio y el final: “Hay un mensaje para ti” (Raquel) -al principio-. Que se traduce como “Hay un mensaje para ti” (lector) -al final-. Un detalle exquisito…

Te felicito por tu trabajo. Espero que hayas disfrutado escribiendo el relato tanto como nosotros al leerlo.

Saludos. Nos seguiremos leyendo.

P.D. Si quisieras pasar por mi relato, es el N° 51, titulado “La vidente”. Si lo leyeras, aclaro lo siguiente: el mes pasado por un error mío no llegué a publicar el relato. Pero a través de ese relato, que escribí respetando la consigna obligatoria y el reto opcional, pude comenzar a concretar una idea que tuve ya hace bastante tiempo. En lo que hace a Literautas, quiero ir enganchando un relato detrás de otro en la medida de que las consignas lo permitan, de manera tal que cada relato tenga su conflicto interno pero se integre en una trama mayor. Por eso el relato del que procede “La vidente”, lo compartí en el primer comentario, que debería leerse primero, para ver de dónde proviene “La vidente”. Ese relato original se llama “Una larga noche”.
Además como me vi obligado a utilizar palabras en lunfardo y que respondieran a la época del relato (fines del siglo XIX), por las dudas que algo no se entienda, en el segundo comentario puse la “traducción” (aunque del contexto en el que se insertan esos diálogos quedaría claro qué es lo que sucede).
Esto de enganchar los relatos es algo experimental y la historia “grande” encuadra en varios géneros y aparecen o actúan también personas reales como personajes (uno aparece mencionado en “Una larga noche” y otra interviene en “La vidente” y seguramente estará presente en su continuación). No descarto incluir, eventualmente, personajes literarios como “personas reales” de la época.

Don Kendall J

29/12/2024 a las 19:25

Hola, Marazul.
He leído tres veces el trabajo que presentas al taller y además los comentarios que preceden al mío.
Me he fijado especialmente en el del colega Dante, por lo generoso y exhaustivo hasta el mínimo detalle de tu narrativa, sin que quede un rescoldo sin analizar.
Con tu permiso (es tu espacio en este taller, y con el de Dante por la referencia hecha) voy a soltar así de sopetón :
¡Qué magnífico relato, si hubiéramos sabido desde donde lo ha estado mirando la «autora implícita» [Dicho de una forma simple la autora implícita es la imagen de la autora que el lector construye a partir de lo que lee. No es la autora real].
Con este punto de partida de cualquier relato, trabajo, experimento etc, la pregunta que se suscita es :
¿Quién se ubica dónde para mirar la escena?
O, mejor, como estamos hablando de lenguaje, las preguntas deben ser: ¿Quién habla, a quién, cómo, a qué distancia de la acción, con qué limitaciones?: aspectos todos relacionados con la elección del punto de vista. Dado que la autora quiere hacernos compartir su perspectiva, las respuestas nos ayudarán a descubrir su opinión, sus juicios, su actitud o su mensaje.
A partir de ahí ya puedes entrar a discutir (amistosamente jeje) sobre el narrador, la omnisciencia, el tono, la distancia o la credibilidad en el cuento que presentas, y en consecuencia la oportunidad de gestionar la trama de esta o aquella manera, la extensión de los párrafos etc.
Pero la única posibilidad de que el lector «se deje llevar» es que descubra o pueda acceder a ese lugar desde donde miró la autora .
Piensa que los lectores son (somos) muy vagos (a diferencia del Maestro Dante) y cuando vamos a disfrutar con un paisaje, un cuadro, una película, o ¡Tachááánn!! una narración necesitamos un lugar cómodo para verlo y por principio ese debería ser el del autor o autora correspondiente. Y ya si eso según avanza la cosa, vamos apreciando matices y detalles.
En resumen, EnMiDespreciableOpinión EMDO fuí incapaz de encontrar el punto de vista, o tal vez no estaba presente, tal como parecen confirmar algunas sugerencias y correcciones de Dante dirigidas especialmente a estructurar la trama haciendo arreglos y cambios muy oportunos que puedan atraer al lector que «no se dejó llevar».
Como ves, estimada colega, con el uso de esa locución tuya, que me entusiasmó, en el comentario que hiciste a mi relato aprovecho para agradecerte aquí también tu visita y sobre todo este trabajo que ofreces en el taller y que nos permite compartir experiencias y aprendizaje colectivo.
PS: Ofrezco de nuevo, un enlace disponible en la Web, que puede ayudar a entender y manejar un poco esto del “punto de vista”, y otro a propósito del “autor implícito”
https://ciudadseva.com/texto/punto-de-vista/
https://www.yubrain.com/humanidades/literatura/autor-implicito-lectura/

Pilar (marazul)

29/12/2024 a las 22:34

Hola Dante: me siento felizmente abrumada por el tiempo que has dedicado a “desmenuzar” mi humilde relato. Sinceramente, no sé si lo merece. Pero como sé que tienes una profunda capacidad de análisis —me he dado cuenta en otros comentarios que has hecho a compañeros—, y conocimientos más que suficientes como “crítico literario”, estoy segura lo haces con gusto.
Agradezco de verás el interés que le pones y que compartas tus conocimientos con los demás.
Me quedo con tu exhaustivo comentario que tendré que leer y releer con más detenimiento.
Solo decirte que mi forma de escribir es sencilla. Creo que mis relatos se entienden bastante bien —siempre habrá algún lapsus o fallo, por supuesto— son relatos fáciles que surgen de lo que leo, mi propia experiencia de vida y sobre todo mi imaginación. A pesar de esa aparente simpleza, es verdad que en “hay un mensaje para ti…” la profundidad y el simbolismo son dos aspectos importantes en el relato. Un lector entrenado como tú lo advierte, pero cada cual lo verá y lo procesará a su manera. El escritor no ha de pretender que el lector entienda todo lo que ha querido plasmar en su obra. Como bien dice Don Kendall J: si se deja llevar puede considerarse un logro.
Dante, imprimo y guardo tu comentario que se merece le dedique tiempo de lectura y análisis.
Solo decirte que en el jardín de mi casa hay un magnolio de más de cien años. Es inmenso y majestuoso. Tiene carácter. Me inspira mucho cuando escribo. Es un personaje que seguro aparecerá en más historias.
Muchas gracias y me paso por el 51

Dante

31/12/2024 a las 12:10

¡Hola Marazul! Estoy muy contento de que te haya alegrado que haya comentado tu relato.

Con respecto a si merece que lo haya desmenuzado o le haya dedicado tiempo, creo que sí. No tengas la más mínima duda de eso.

Considero que todos los compañeros mercen que le dedique mi atención, porque para eso participamos del taller, para intercambiar todo lo que tengamos a mano, lo que creamos que nos puede ayudar unos a otros. Lamentablemente, no he podido comentar tantos relatos como me gustaría, pero he tratado de hacer lo mejor posible respecto de los que he comentado. Así que lo he hecho con gusto.

En cuanto a lo que decís que tu forma de escribir sea sencilla, no veo nada malo en eso. Al contrario: es muy bueno. Cada cual tiene su estilo y lo peor que podría pasar es que queramos imitar otros (callando o no desarrollando la voz propia) y que al final pueda pasar por más “elaborado” o “complejo” (remarco las comillas) pero que en realidad no será auténtico. Y al no ser auténtico no conmoverá a nadie ni impulsará a nadie a reflexionar.

Textos escritos de manera sencilla pueden ser muy ricos, te pueden emocionar y te pueden hacer pensar.

Coincido con que tus relatos se entienden bien, pero no necesariamente les aplicaría el calificativo de fáciles, a menos de que se precise qué significaría “fácil”. Que surjan de lo que leés, de tu propia experiencia de vida y sobre todo de tu imaginación, no sólo es bueno, sino que es inevitable. El secreto está en combinar esas tres fuentes y considero que lo hacés bien. Si seguís por ese camino, vos vas a disfrutar escribiendo y tus lectores (me incluyo) leyendo.

Otra cosa muy importante es lo que dijiste: cada lector ve y procesa a su manera. Es cierto. El escritor no tiene por qué pretender que el lector entienda todo lo que ha querido plasmar en su obra, pero cuando es sencillo (en el buen sentido, como lo aplicás a tu escritura) cada lector podrá interpretar y es muy probable que todos encuentren algo que los enriquezca en esa experiencia de lectura. Y ahí sí creo que el escritor habrá logrado el objetivo de emocionar y de que se comprenda su obra. Después de todo, y creo que le sucede a cualquier obra en cualquier arte, el receptor es el que termina completando el sentido de lo que hacemos.

Gracias por compartir conmigo el detalle del magnolio en el jardín de tu casa. Acá sí que se ve la experiencia de vida y esto es lo que posibilita la escritura y abre la posibilidad de diversas lecturas por parte del lector. Me alegro de que te inspire cuando escribís, y si es un personaje que seguro aparecerá en más historias, bienvenido sea el magnolio y esas historias.

Quería decirte también que entre los comentarios de mi relato, te he dejado un agradecimiento personal por tus comentarios y también he efectuado uno general para todos, que, obviamente te incluye.

Gracias por haber leído y comentado mi relato.

Aprovecho también para desearte que termines bien el año y tengas un muy feliz Año Nuevo.

Saludos.

Pilar (marazul)

01/01/2025 a las 20:45

Contestación para Don Kendall J:
Hola Don muchas gracias por leer y dejar tu comentario. Hay dos aspectos que considero difíciles de manejar, uno es el tiempo y otro precisamente el de los diferentes tipos de narrador. En el relato que nos ocupa opté por el más fácil, o así lo pensé yo, el omnisciente. ¡Cómo lo sabe todo!, pero veo que no lo he tratado bien. Agradezco “tu despreciable opinión”, como tu lo llamas de una forma muy simpática y con modestia.
Admito con gratitud tu comentario. Ya siento que no te dejaras llevar por la narración, como yo me dejé llevar por la tuya. El punto de vista, ese punto desde donde se mira mejor…y que no he tenido en cuenta, es el culpable.
Así que no queda otra que aprender y practicar porque esto es un taller, que para eso estamos.
Los enlaces que me has pasado me van a venir muy bien. Gracias compañero literautas.
¡Feliz 2025, salud e inspiración!

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