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PREMONICION - por SABAS EFRAIN BOUR.
El autor/a de este texto es menor de edad
Los estudios me absorbían en la habitación. Era una tarde fría del mes de octubre y mis libros se amontonaban en el borde de la mesa, destacando “El banquete” de Platón.
Siento una gran debilidad por la filosofía clásica desde que tuve el primer contacto con ella en el colegio, cuando estudiaba el bachillerato, pues es la base de nuestra cultura occidental. El ambiente de la habitación estaba envuelto por una suave música de Beethoven, que salía del pequeño equipo de música ubicado en el primer estante que alberga algunos de mis manuales de medicina. Estos momentos de soledad me resultan muy agradables y a la vez estimulantes para concentrarme en mis estudios. Mi despacho situado en el planta baja de mi casa unifamiliar está orientado hacia el sur, por lo que generalmente absorbe mucha luz, sobre todo, los días de primavera y otoño, lo que todavía aumenta más mi motivación, cuando realizo mis trabajos por la mañana.
En un momento de descanso, aproveché para hacer un recuento de los ejemplares de mi abultada biblioteca, que cubre las cuatro paredes del habitáculo, y encontré un libro de temática de enigmas, misterios y adivinanzas. Su contenido se centraba básicamente en el tarot, que como todos sabemos, se trata de predecir el futuro a través de unas específicas y características cartas. Abrí el tratado por la primera página arrastrado por mi curiosidad y comencé a leer:
<< La vidente abrió la puerta entrando en la sala oscura donde me encontraba sentado frente a una mesa camilla, cubierta por unos faldones de satén que colgaban hasta rozar el suelo. Con aire de majestuosidad, sin decir nada, se sentó frente a mí con la baraja del tarot en la mano. Comenzó a colocar aleatoriamente las cartas sobre la mesa y sin preguntarme nada, comenzó a narrar mi futuro. Eres un chaval joven de unos 25 años que estás preparando unas oposiciones para la especialidad, ya que acabas de terminar con éxito la carrera de medicina. Serás un gran cirujano y salvarás muchas vidas incluida la de tu mujer que padecerá un cáncer de mama metastásico muy grave… >> Cerré de golpe el libro, y un escalofrío recorrió toda mi espalda.
El texto que acababa de leer era de la edición del año 1960 y reflejaba fielmente todo mi pasado, y lo que estaba padeciendo con mi familia en ese momento. Lo había tenido al alcance de mi mano tantos años, y jamás me detuve a leerlo hasta esta precisa tarde.
Comentarios (5):
Sabas Efrain bou
18/12/2024 a las 10:50
Perdona los errores ortográficos de mi comentario porque lo he escrito desde mi móvil. Gracias
IGNACIO
18/12/2024 a las 15:21
Buena historia con un giro curioso e inquietante.
Creo que hay un fallo de redacción en este párrafo:
“que como todos sabemos, se trata de predecir el futuro”
Sobra el “se”.
Seguimos leyendonos
Sabas Efrain bou
19/12/2024 a las 15:05
Difiero de tu apreciación estimado Ignacio, pues la expresión “se trata de…” es impersonal y no se emplea cuando nos referimos a un sujeto. Pero éste no es el caso. Al menos es lo que yo sé.
Sabas Efrain bou
19/12/2024 a las 15:13
De todas formas me quedo en la duda. Procuraré corregirlo
La Blasa
31/12/2024 a las 17:55
Hola Sabas, me ha gustado tu relato. Me gusta cómo describes con detalle la escena, que es algo que creo que siempre hace ganar enteros en los relatos cortos.
Un comentario en cuanto a la redacción: la parte de ” Mi despacho situado en el mis trabajos por la mañana.” resulta algo abrupta. Hay demasiadas comas que más que aportar restan fluidez a la lectura. Mi recomendación es que uses frases más cortas, aunque haya más.
Por otro lado es una pena que no le hayas dotado de más peso al giro de la historia, ya que al final es la parte más llamativa del relato, aunque como cliffhanger queda muy bien.
¡Nos leemos!