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Bana ni tan - por OcitoreR.
Web: http://plumalanza.blogspot.com/
Pepito Peralta Pérez no era cualquier persona. El destino le había jugado una inocente broma al obligarlo a nacer en Senegal, no hablar francés, sino fula o fulani, de manera muy inadecuada, además a los cinco años había llegado en una patera a España. Fue adoptado por unos pescadores que lo vieron desamparado en una playa. La pareja de ancianos que lo encontró se compadeció de él y le brindó protección para que el pobre niño lograra sobrevivir en una tierra tan inhóspita. José y Pablo que estaban viudos, eran hermanos y vivían en una pequeña casa del pueblo de Tres piedras en Cádiz, lo enseñaron a pescar y le inculcaron los valores de la moral y la ética. En el pequeñito y oscuro ser proveniente de África pronto germinó esa esencia latina católica, dándole unas características muy especiales, dado que era alegre, comunicativo y muy, pero muy fantasioso. Hasta los dieciocho años se dedicó a los estudios y la pesca, pero un día vio un hermoso barco de la marina y decidió que su camino se encontraba en aquellas aguas. Hizo sus maletas y se despidió de sus padres, luego se ofreció de ayudante de cocinero en el Ministerio de defensa y, al aprobar todos los exámenes, se le concedió el grado de Marinero Primera y la obligación de asistir con premura todos los encargos que le dieran en la cocina de El Audaz, un barco de operaciones para la prevención de tráfico de personas y mercancías.
El buen gusto para preparar la comida le atrajo el aprecio, respeto y cariño de los 48 tripulantes de la nave. En poco tiempo, PPP desarrolló unas cualidades que le sorprendieron muchísimo. He de decir que por cuestiones de tiempo y el mismo objetivo de esta narración que no es el de convertirse más que en un cuento corto, no contaré los sueños extraños que tuvo triple pe cuando era pequeño, tampoco hablaré de sus largos diálogos con su Ángel de la guarda o Ángel custodio, quien le reveló que sería un pitoniso o adivinador o visionario o clarividente o yiyoowo labbdo como le fue dicho originalmente. Tampoco hablaré de sus cualidades físicas, su resistencia a la adversidad, su espontaneidad a la hora de reírse de sí mismo, ni mucho menos de la mujer que se le apareció desnuda en un sueño inquieto de verano gaditano o kadiis, en fulani o fulano de tal idioma, y evitaré hablar de las eternas noches estrelladas en las que triple p soñaba con el amor puro, al rojo vivo, pero puro.
Por cuestiones que, solo el mismo sino o destino o azar o como se le diga en cualquier idioma del mundo incluyendo el fulani, en el que, por cierto, esa palabra se asocia más con un plátano que con la caótica incertidumbre fatum, hado o suerte, pues se dice “bana ni tan”; llegó PPP a un pueblo mexicano llamado Catemaco. Este sitio es famoso por sus curaciones poco tradicionales, cada año miles de enfermos decepcionados de la medicina tradicional acuden a sus especialistas que llamaremos sellinoowo jaambaaro, ya que es la única forma que triple p conocía hasta ese momento.
Al desembarcar para buscar un sitio en el que los marineros pudieran hacer ejercicio, Pepito vio detrás de una palmera una aparición. Lo que notó de reojo fue una hermosa cabellera negra de pelos rizados, pero debajo se vislumbraba una piel morena de formas sensuales. Empezó a seguirla, se guiaba por las huellas de aquellos pequeños pies que dejaban unos huequitos simpáticos en la arena. Levantó la vista para tratar de adivinar el camino, lamentó que su Ángel custodio no le hubiera dado poderes para ver entre la maleza. Usa la nariz—le ordenó el sentido común—, trata de buscar su olor. ¡Era verdad! Fue necesario abrir bien las aletas de la nariz para que entrara por ellas ese aroma fresco que lo arrastró hacía una pequeña población salvaje. En el rostro de Pepito se reflejaba esa felicidad que lo había colmado su actividad cerebral erótica de la adolescencia. Me gustaría contar más, pero como ya se termina el tiempo y tenemos que decir por qué “la vidente abrió la puerta”, recortaremos un poco. Entonces resultó que la estela de aceite de coco con esencia de piña, tersura de papaya y picor de ramas secas llevó a nuestro amigo hasta la puerta de una choza en la que lo esperaba una mujer desnuda que dijo: Naat, giɗo am, miɗo fadi ma…
Comentarios (9):
Amilcar Barça
18/12/2024 a las 14:08
Jajajaja. Original, allegro ma non troppo.
José Torma
18/12/2024 a las 17:07
Hola Ocitore.
Eres mi primera lectura de este ciclo y te platico mi experiencia.
En ocasiones tuve que regresar a ver que había leído, mira que ese Pepito Peralta Pérez es un personajazo. Me encantó la manera liviana de intercalar su historia con los requerimientos del taller. Me recordó una frase de las tiras de Mafalda, donde uno de los personajes, si no mal recuerdo, Susanita preguntaba “¿y cómo se quita uno la estúpida sonrisa del rostro?” (parafraseando porque no encontré la tira indicada).
Así estaba yo, sonriendo, leyendo todo lo que no escribiste y tan bien describiste de nuestro amigo triple p.
Que incluyeras a mi México querido para ser el final de tu relato y más con la consumación del sueño dorado del prota, fue la cereza del pastel.
Siempre recalco que yo comento desde el punto de vista de lector, porque no tengo la autoridad de criticar estilo, forma. Pero puedo opinar y tu estilo desenfadado y ligero (en apariencia) me encantó.
Felicidades, compañero, y de ser posible y existen, comparte las aventuras de Pepito (diminutivo en México de los que nos llamamos José).
Un abrazo.
Ocitore
18/12/2024 a las 18:45
Gracias por los comentarios. Me estaba acordando de la obra Tristram Shandy de Laurence Sterne en la que el protagonista se burla del lector contando la historia de su vida de una forma muy cómica. Los elementos que emplean en la obra tales como el narrador y el narratario me inspiraron para mostrar a este extraño personaje (triple P) que no se ajusta a la realidad y es una burla en sí mismo. Saludos
Lupa Sívori
18/12/2024 a las 21:50
¡Hola, Ocitore! Me diviertió el nombre del prota, “PPP”. Recuerda a otros personajes de la literatura (tautogramas se llaman, imagino que sabés).
La historia es original y ofrece un protagonista con un trasfondo interesante, lleno de contrastes culturales y eventos inusuales. El texto mezcla elementos humorísticos y filosóficos que suelen ser de mi agrado. Pepito Peralta Pérez (PPP) tiene una identidad clara, con características únicas que lo hacen memorable.
Es importante destacar el juego con el lenguaje. El uso del fulani y su traducción (por ejemplo, “bana ni tan” y “sellinoowo jaambaaro”) aporta un poco de diversidad lingüística y un toque gracioso que refuerza el carácter multicultural de la historia.
Como puntos de mejora, si me lo permitís, hay algo en la estructura (no sé si delibeado o no) que genera confusión. La historia incluye numerosas digresiones que, aunque interesantes, desvían el foco narrativo y dificultan el seguimiento de la trama principal. Detalles como los sueños de infancia, los diálogos con el Ángel custodio o las reflexiones sobre el destino pueden distraer del núcleo del cuento.
Tengo que hacer un último comentario respecto al uso del narrador en primera persona. Aunque el narrador menciona que no contará ciertos detalles (“he de decir…”), esta intervención personal se me hizo un tanto confusa. Me parece que decidir si el narrador es omnisciente o un participante indirecto ayudaría a mantener la consistencia.
Ya cerrando, amigo, el texto tiene un gran potencial por su originalidad, riqueza cultural y sentido del humor. Insisto en que sería útil ajustar algunas cuestiones para lograr un cuento más cohesivo y atractivo.
¡Abrazo!
Lupa Sívori
@viajarleyendo451
Hilda G.M.
19/12/2024 a las 13:54
Hola, Ocitore. Me ha parecido muy divertida tu historia y me ha gustado la forma en la que has resuelto la consigna de escritura; en cuanto al reto opcional, como no podemos decir que la mujer desnuda del final es una amiga de la infancia, puesto que la soñó ya en su adolescencia, según lo que nos cuenta el narrador sin querer contárnoslo 🙂 me he quedado con la duda de si se conocieron antes de subir a una patera, entonces sí sería una amiga de la infancia de PPP y probablemente su patera se desvió y el mar la llevó hasta México… En fin, a lo mejor me estoy inventando otra historia 😉
En el último párrafo he notado un “hacía” que debe ser “hacia”, supongo que te lo habrá corregido word.
Saludos y gracias por leer y comentar mi texto.
IreneR
20/12/2024 a las 16:21
Buenas, Ocitore.
Qué relato más original. Me intrigaba cómo ibas a meter la frase de la premisa, una forma muy diferente de ponerla.
El nombre del protagonista, y ese PPP, también me ha parecido muy curioso.
Nos leemos.
Un saludo.
Kelvin I. Márquez
21/12/2024 a las 03:27
Saludos Ocitore
Siempre me han gustado los relatos en los que el autor habla directamente con el lector. Y mas cuando el personaje principal es tan memorable. Interesante relato que me hizo sonreir en varias ocasiones. La forma de incluir la premisa de este mes me sorprendió. Quedó genial.
Nos leemos!
Doralú
21/12/2024 a las 22:12
Hola Ocitore,
Primera vez que tengo la oportunidad de leer este estilo de escritura y de verdad que la disfruté, que me reí al ver la digresión del narrador, muy zumbao, divertido, por cierto. La leí varias veces y finalmente la imaginé como una narración oral, presentada en un teatro pequeño que permita al actor entremezclarse con los asistentes, donde cuando el personaje asuma el rol del narrador y “rompa la cuarta pared” (es decir, se dirige directamente al público) tenga más cercanía y cause más impacto. Por cierto PPP es un buen personaje.
Seguiré leyéndote.
Pato Menudencio
23/12/2024 a las 15:07
Que buen ritmo en tu relato, felicitaciones.
Espero ver el relato más extenso, sin las limitaciones de las 750 palabras.
Saludos y felices fiestas.