<< Volver a la lista de textos
El casting - por D.J. LlurbaR.
La actriz salió de la sala estrepitosamente, cubriéndose la cara para evitar mostrar sus sollozos y abandonando el lugar con paso ligero. Helena, que estaba sentada justo enfrente de la puerta, se asombró y no pudo evitar que la huida de la chica le contagiara cierto temor.
—¡Helena Gutierrez! —se escuchó desde dentro de la sala de audición.
Helena fijó su mirada en la puerta entreabierta por la que había salido la chica de aquella, en un intento de atisbar por la rendija al dueño de esa voz hostil. Frunció el ceño mientras encontraba algo de valentía para entrar. Cogió aire y se levantó.
La habitación tenía el techo alto y medía unos ocho por ocho metros. Ausente de mobiliario en las paredes, una mesa alargada presidía el fondo de la sala. En la mesa, encaradas a ella, tres personas sentadas permanecían en un silencio inquietante. La luz de las ventanas a su derecha impactaba oblicua directamente en ellas. En el lado izquierdo de la mesa, una mujer de mediana edad consultaba unos documentos. Nada más entrar Helena, la miró fugazmente por encima de sus gafas sin alzar la vista para seguir leyendo esos papeles en un gesto de pura indiferencia. En el centro, un hombre con boina y gafas también. Este sí tenía la vista clavada en ella. Tenía los codos apoyados sobre la mesa y las manos entrelazadas a la altura de su boca. Entre las gafas que reflejaban la luz del exterior, la boina y las manos no podía verle el rostro con claridad, y eso la ponía más nerviosa. A la derecha, un hombre de avanzada edad, cano, con las cejas bastante pobladas y los ojos entrecerrados o… ¿Cerrados? Reposaba sobre el respaldo de la silla con los brazos cruzados sobre su panza. Perfectamente podía estar dormitando o así lo hacía creer su respiración fuerte y pausada.
En el centro de la sala vio algo que nunca había visto en un casting. Era como si hubieran enterrado a alguien allí mismo. Un rectángulo perfecto de tierra contrastaba con la baldosa pulida del suelo y, en uno de los lados, una losa de plástico gris erguida. En la lápida no había ningún nombre. No entendía lo que tenía que hacer.
—Allí, delante de usted, yace su padre, el rey —dijo el hombre de la boina desentrelazando las manos y señalando con firmeza la tumba de juguete—. Llórele.
Helena se acercó titubeante a la alfombra de tierra que cubría el suelo. De todo el texto que le había pasado su agente para el casting, en ninguna parte figuraba la muerte del rey. Aquella escena era del final del libro, pero no del primero, sino del último libro; el recién publicado. Y Helena lo sabía porque se lo había leído, porque no solo le interesaba el papel, sino porque también es una seguidora acérrima de la obra.
Entonces lo entendió. Buscan a una fan
Cayó de rodillas en un lateral de la tumba, frente a su escueto público y empezó a llorar, posando sus brazos y su frente sobre la tierra, con un llanto pausado, entrecortado, seguido de un grito desgarrador:
—¡Nooo!
Jadeó espaciando el tiempo en cada intervalo. Su espalda se arqueaba en cada respiración como el lomo de una bestia. Su movimiento se fue aminorando. Sus manos, posadas sobre la tierra se cerraron en un puño. Toda su musculatura se tensó y alzó su cabeza clavando una mirada de rabia a su espectador central. Este sonrió. Ella se levantó de un salto y arrojó toda la arena de sus manos sobre sus cabezas. La indiferencia de la mujer cambió a estupefacción. El viejo panzudo cayó de espaldas al suelo de un sobresalto. El hombre del medio, totalmente cubierto de tierra, seguía sonriendo.
—¡¿Qué miráis?! ¡¿A qué habéis venido?! ¡¿A comprobar que lo han matado?! ¡Pues no! ¡Su reinado no acaba con él! —bramó con gestos de amenaza—. Yo soy la reina ahora y como heredera legítima. ¡Exijo! ¡Sí! Exijo a todos los presentes que juréis lealtad a mi casa. Y quien no lo haga que se atenga a las consecuencias. ¡Arrodillaros ante mí!
El hombre de la boina se levantó aplaudiendo, se quitó las gafas, se descubrió la cabeza y se sacudió la arena con la boina. Fue entonces cuando Helena reconoció al autor de su saga de libros favorita. Este se arrodilló en señal de pleitesía y dijo:
—A sus zapatos, mi Lady.
Comentarios (9):
Juli Blanco
18/11/2024 a las 18:54
Hola D.J. Llurba!
Me tocó comentar tu relato en esta ocasión.
Me gustó porque realmente me pude sentir como si estuviera ahí viendo la escena, engancha.
Tal vez me resultó un poco extenso el principio, un poco por demás
descriptivo antes de “pasar a la acción”, pero por otro lado fueron unas buenas descripciones que te hacen entrar en escena.
La idea en si, me pareció original, me pareció además muy acertado el momento en el que Helena capta la clave para hacerse con el papel.
Espero seguir leyendote por acá!
Mónica Bezom
21/11/2024 a las 16:14
Hola D.J. Llurba.
Me ha dado gusto leerte. Llevas la historia con soltura y ritmo acertado. Muy buena la descripción de los personajes y su entorno. El final, sorprendente, sazonado con una chispa de humor, me ha encantado.
Te sigo leyendo.
Mónica Bezom
21/11/2024 a las 16:52
Hola de nuevo, D.J. Llurba.
Olvidé dejarte una pequeña observación: “no podía verle el rostro con claridad, y eso la ponía más nerviosa.”: entiendo que la coma que precede a la “y” no corresponde.
Por otra parte, estupendo relato.
Saludos.
Jose Luis
21/11/2024 a las 17:40
Hola
Tu cuento tiene suspense y está bien ambientado. Las descripciones son precisas y conseguidas.
Lo único que me ha llamado la atención es que, aunque el relato se narra en tiempo pasado, hay un par de frases escritas en tiempo presente.
Todo lo demás bien
Un saludo
María Jesús
22/11/2024 a las 12:28
Hola: Un buen relato, que se lee con soltura e interesa desde el principio, la única pega que le encuentro es esta frase: “Helena fijó su mirada en la puerta entreabierta por la que había salido la chica de aquella”, la veo un poco chirriante. Por lo demás el texto me ha gustado bastante.
Seguimos escribiendo.
IGNACIO
22/11/2024 a las 15:37
Hola D:J.Llurba. Buen relato, con ritmo y manteniendo el interés. Hubiera sido mejor terminar con “a sus pies, señora”. La obligación de meter un zapato en el texto te obliga a forzar la expresión; por lo demás, muy bien.
Wolfdux
24/11/2024 a las 19:57
David, intentaré aportar mi granito de arena desde mi rincón de la procrastinación ya que no llegué a escribir nada para el taller.
La historia está bien narrada y bien escrita, tiene un ritmo perfecto. Como siempre es un placer leerte aunque he visto un par de frases que me gustaria comentarte.
Al inicio del relato la frase “había salido la chica de aquella” chirría.
En la frase “y eso la ponía más nerviosa”, siguiendo la forma del texto debería de ser “la puso más nerviosa”.
En la frase “sino porque también es una seguidora” también cambias el tiempo verbal, creo que sería más correcto seguir con el pasado.
En la frase “La habitación tenía el techo alto y medía unos ocho por ocho metros.” creo que sonaría mejor no repitiendo esos ocho por ocho…
Aquí “En el centro de la sala vio algo que nunca había visto en un casting.” los verbos “vio” y “habia visto” me chirían también. Un “encontró” en vez del “vio” tendría mejor musicalidad, por ejemplo.
Por último, aquí te dejaste el punto. “Entonces lo entendió. Buscan a una fan”
Nada que empañe la calidad del relato. Me alegra leer que estás de vuelta.
¡Nos leemos!
Ryan Infield Ralkins
24/11/2024 a las 23:06
Saludos D.J. Llurba
Me gustó mucho la forma en como describes. Puede que para un cuento corto parezca un poco excesivo pero ayuda mucho a imaginar la escena con todo lujo de detalles. Eso mas los nervios de la protagonista y como se da cuenta de que buscan un fan.
Muy buen relato.
¡Felicitaciones y nos leemos!
David Llurba
09/12/2024 a las 08:16
Gracias, Juli, Mónica, María Jesús y Ryan, por vuestro comentario.
Jose Luis. Tienes razón. Escribí el texto con poco margen de tiempo. Es un error común en mí que durante la escritura cambio de tiempo sin darme cuenta. Al no dejar reposar el texto, no he podido corregir yo mismo la mayoría de errores.
Ignacio. Sí, acepto la crítica. De haberle dado otra vuelta quizá hubiese resuelto la propuesta de otra forma.
Wolfdux. Un placer volver a verte por aquí. Espero tu participación en el siguiente MUE.
Ochenta por ciento de acuerdo con tus correcciones. Muchas las vi por mi propio pie una vez presentado el relato, por eso. Discrepo con lo del “ocho por ocho” porque la sala medía eso (En mi cabeza), lo siento; pero sí, hay que tener en cuenta la musicalidad.
Un saludo a todos, gracias por pasaros y nos leemos en el próximo MUE.