Literautas - Tu escuela de escritura

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SIMON - por Dante TenetR.

El autor/a de este texto es menor de edad

SIMÓN

Era el simplón de un pueblito perdido en Extremadura. Callado, de pocas luces y con un caminar cansino de arrastrar zapatos. A duras penas había aprendido a leer y escribir. Cuando los jóvenes se marcharon a las grandes ciudades, él se quedó. ¿Dónde más iba a ir?

La madre, con su pensión, a duras penas los mantenía. Era muy difícil que a su niño le dieran un trabajo para ayudar en la casa. Simón era muy metódico en todo lo que hacía: se levantaba, arreglaba el cuarto, desayunaba y salía a su aire. Seguía siempre el mismo recorrido: primero la calle principal, saludando a todos los que se cruzaban en su camino, y al final de la misma, tomaba hacia el río, pasando al lado de los molinos abandonados y llegando hasta el cementerio.

Este era su punto de atracción, sobre todo la lápida sin ningún nombre que estaba del lado de afuera del paredón del camposanto. Un día pidió una pala prestada a un vecino y comenzó a arreglar el espacio alrededor de la misma: arrancó los yuyos, alineó la parcela y todos los viernes comenzó a dejar un ramillete de flores en ella, preferiblemente "no me olvides".

Pueblo chico, infierno grande, la noticia de lo que hacía corrió como reguero de pólvora hasta que llegó a los oídos de su madre. Cuando ella le preguntó por qué hacía esto, solo dijo que la señora vestida de azul estaba triste y que él quería ayudarla.

Ella se lo contó a su comadre y pronto llego a los oídos del intendente

En el pueblo todas las charlas giraban alrededor de una pregunta ¿de quién es esta tumba que no fue aceptada en el camposanto? El intendente, consultó al párroco en busca de alguna información. Rebuscando entre viejos papeles, encontraron una referencia a una actriz de una compañía de cómicos itinerantes que, al final de la guerra, llegaron al pueblo y dieron varias funciones. El día de la víspera de su partida, había sido encontrada colgando de un árbol, con una carta de despedida a sus pies. Solo decía que su amado había caído en Madrid y que la vida para ella, ya no tenía sentido.

No eran tiempos de investigaciones policiales; se caratuló como suicidio, y los herejes no van al camposanto por los cual había sido enterrada de paredes afuera con solo una lápida sin leyendas, para marcar el lugar. Se llamaba María Cristina Real y, para sorpresa de todos, sus compañeros de teatro la habían enterrado con el vestido azul de su última función.

La pregunta surgió instantáneamente: ¿cómo sabía Simón que estaba vestida de azul? Empezaron a espiar qué hacía cuando llegaba a la tumba, pero nada raro vieron. Se sentaba durante una hora o dos, a veces sonreía como si tuviera una conversación e inexorablemente emprendía el regreso antes del atardecer.

Pronto dejó de ser novedad y él siguió su rutina imperturbable. Hasta que un verano, el deshielo sacó al río de su cauce y se llevó todo lo que encontró a su paso, la lápida de María Cristina incluida.

A Simón, la madre no lo dejó salir hasta que estuvo todo normalizado. Él, como si no hubiera pasado nada, comenzó con su caminata habitual. Y cuentan los peones de una cuadrilla que se encontraba trabajando allí que, al llegar donde había estado la lápida, se paró ante el espacio vacío como si nada, dejó su ramillete de flores y se acostó sobre la tumba.

Cuando anocheció y no regresó a su casa, la madre se alarmó.

Un grupo de vecinos la acompaño a buscarlo. Y ahí lo encontraron: tendido sobre la tumba, con una gran sonrisa en la cara, un ramillete de nomeolvides en una mano y un camafeo azul con la foto de la actriz en la otra…

Comentarios (11):

Paola

18/11/2024 a las 17:31

Hola Dante, soy tu vecina del piso de arriba.

La idea es buena, las “mentes especiales” pueden tener dones q son algo fuera de lo normal y este es el caso de nuestro amigo Simón, aunque las suyas sean bastante fuera de lo normal según nos cuentas en la escena final.

Está bien escrito, se lee bien y se entiende perfectamente.
Te comento las cosas que no me acaban de llenar, ten en cuenta que lo hago con intención de ayudar a mejorar el relato y según mi humilde punto de vista:

En el primer párrafo: ¿Dónde más iba a ir? a mi entender sobra.

En el párrafo 2: La madre, con su pensión, a duras penas los mantenía. la madre a duras penas llegaba a fin de mes con la pensión que recibía.

Más adelante “Simón era muy metódico en todo lo que hacía: se levantaba, arreglaba el cuarto, desayunaba y salía a su aire. Seguía siempre el mismo recorrido: primero la calle principal, saludando a todos los que se cruzaban en su camino, y al final de la misma, tomaba hacia el río, pasando al lado de los molinos abandonados y llegando hasta el cementerio” yo lo simplificaría un poco:
Simón era muy metódico en lo que hacía y seguía siempre el mismo recorrido cuando salía, la calle principal, los molinos abandonados al lado del río y para terminar la mañana, el cementerio del pueblo.

Más adelante: En el pueblo todas las charlas giraban alrededor de una pregunta ¿de quién es esta tumba que no fue aceptada en el camposanto? El intendente, consultó al párroco en busca de alguna información. yo quitaría la primera parte y centraría el interés en el intendente:
El intendente, curioso, consultó al párroco en busca de alguna información.

Me gustó mucho esta oración: Pueblo chico, infierno grande, la noticia de lo que hacía corrió como reguero de pólvora hasta que llegó a los oídos de su madre

Y por último: una gran sonrisa en la cara, yo diría, en los labios.

Enhorabuena y saludos

Javier López Montes

18/11/2024 a las 20:27

Hola Dante. Te dejo mi comentario que espero que te ayude en algún sentido. Tu narración es directa y sencilla, no por ello carente de detalles, aunque como bien te indica Paola, me parece que a veces das algunos rodeos para plasmar una fase del relato que hacen tener que volver a leer el texto para entenderlo del todo. Nada grave, pero que si que ralentiza su lectura. En esta frase veo precipitación y una segunda lectura te hará ver que no está muy bien planteada:
“se caratuló como suicidio, y los herejes no van al camposanto por los cual había sido enterrada de paredes afuera con solo una lápida sin leyendas”
Por lo demás, ortográficamente correcto.
Y en cuanto a la historia en sí, me ha gustado, Simón tendría muchas cosas que contar si la gente viese más allá de sus limitaciones. Buen relato, sigue escribiendo.

Otilia

19/11/2024 a las 17:14

Hola, Dante, gracias por tu relato. Lo que me ha llamado la atención de tu historia, bien contada, es que tiene un aire retro, dichos de una época pasada y me ha chocado al ser el autor menor de edad. Felicidades.
Saludos.

Dante Tenet

20/11/2024 a las 15:22

Hola gracias a todos por vuestros comentarios, pero hay una aclaración que debo hacer “No soy menor de edad”, la debo haber liado en el formulario y quedo eso.
Pero les diría , que mas bien soy mayor de edad, bastante mayor, jajajajq

Dante Tenet

20/11/2024 a las 15:56

Otilia, te agradezco el comentario y también lo de menor de edad.
Ya nos habíamos leído en la etapa anterior de Literautas y es lindo reencontrarte.

Dante Tenet

20/11/2024 a las 15:58

Javier:
Gracias por el comentario, concuerdo contigo en que a esa frase le faltaba un toque.
Nos seguimos leyendo.

Dante Tenet

20/11/2024 a las 16:00

Paola.
Gracias por tus comentarios , los tendré muy en cuenta para próximos relatos.
Nos seguimos leyendo

Patricia Redondo

20/11/2024 a las 18:00

Hola Dante! iba yo por ahi dando un paseico , buscando antiguos “escribientes” de literautas (me estoy volviendo vieja debe ser… la nostalgia me puede), cuando me topé con tu nombre.

Y vi “escrito por un menor de edad” y pensé “Coñes! o ha hecho un pacto con el diablo a lo Dorian Grey o ¿Que edad tenía este chico cuando yo lo leía hace un tiempo?” En fin que me has dejado pasmada…luego he entendido , menos mal.

Al relato , que es lo suyo. Me ha gustado la historia y sobre todo la descripción del personaje. Ese pobre Simón , que no tiene “solución” y que sin embargo tiene más intuición y clarividencia que cualquiera de nosotros.

Y resalto esta frase que es muy expresiva y reveladora: Pueblo chico, infierno grande.

No añado nada más. Estoy en el 74 por si te apetece pasarte.

Gracias y nos leemos!

Mónica Bezom

23/11/2024 a las 01:11

Hola, Dante.
Me ha gustado tu historia, utilizas un ritmo ameno y pausado, muy a tono con los tiempos del protagonista.
En el primer párrafo y en el segundo utilizas dos veces la expresión “a duras penas”, lo cual me ha chirriado. También falta un punto final: “Ella se lo contó a su comadre y pronto llego a los oídos del intendente”, producto de la prisa, supongo.
Por lo demás, me ha parecido un texto estupendo.
Saludos.

Yvonne

24/11/2024 a las 19:50

Hola Dante Tenet,
Tú cuento me ha encantado porque es un cuento de verdad, en el que pasan cosas sobrenaturales y en qué todo puede ocurrir y está permitido. Está muy bien contado, como contaban los cuentos las abuelas. Tienes una escritura amena y fluida que hace la lectura agradable.
Saludos

Vespasiano

27/11/2024 a las 00:20

Buenas noches, Dante Tenet:
Me alegra volver a encontrarnos nuevamente en este taller tan añorado por todos los que en él participábamos.
Gracias por tu visita a mi relato y por tus comentarios.
Con relación al tuyo te diré que la descripción de Simón me ha enternecido. ¿A dónde más podría ir una persona tan especial, (sensible, insegura, indefensa) que no fuera quedarse al lado de su madre?
Un pequeño apunte en la oración siguiente:
Cuando ella le preguntó por qué hacía esto, solo dijo: «que la señora vestida de azul estaba triste y que él quería ayudarla».
A mi entender, escribiendo “entrecomillado” el parlamento de Simón quedaría perfecto.
(Ver comillas | Diccionario panhispánico de dudas | RAE – ASALE)

Me ha llamado la atención gratamente que hallas empleado el término “intendente” para nominar a una persona responsable en el pueblo, que bien pudiera haber sido el administrador del cementerio o el propio alcalde. ´
Tu historia me ha gustado. Nos seguiremos leyendo.

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