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Crueldad - por VespasianoR.+18
Web: http://lhlupianes.blogspot.com
CRUELDAD
Su marido era un tipo alegre y, dicharachero.
Un buen día, haciendo una carantoña, le dijo a su mujer:
—¡Cariño! Sabes que me gusta darme algún capricho y con el dinero que me quedo no es posible.
Carmela entonces decidió ponerse a trabajar para ayudar a la economía familiar y tener contento al hombre que era el amor de su vida.
Ahora entraba más dinero en la casa y, aunque la mujer ya no le atraía tanto, se podían permitir salir a cenar; a bailar y a tomarse unas copas con los amigos.
Con el paso del tiempo, el regreso del marido a casa después de su trabajo se hacía cada vez más demorado.
En una ocasión para zaherir le espetó:
—He conocido a unas chicas que, además de guapas, son capaces de nadar varias veces seguidas el largo de la piscina y correr los cien metros lisos en veinte segundos. —Y yo —le respondió la mujer visiblemente molesta— no solo corro los cien metros; corro todo el santo día; llevo y traigo el niño del colegio; trabajo en el supermercado; hago la compra; la comida; lavo la ropa y además por las noches voy a las tutorías en la Universidad. ¿Qué? ¿Te parezco una campeona?
—¡Tú eres una inútil!… ¡Tú no eres nadie! —Le escupió a la cara— Y no vas a terminar la carrera ni cuando te jubiles.
Algunas veces cuando el marido llegaba a casa, con un alto nivel de alcohol en la sangre, la mujer le recriminaba:
—¡Felipe! ¿No te das cuenta de que no puedes conducir en ese estado? Un día vas a tener un accidente y vas a destrozar a tu familia.
—¡Cállate! ¡Si no quieres que te marque la cara con el zapato! ¡Y vete a dormir, gorda gilipolla!
Ella ni se acordaba de que un día la felicidad inundaba aquella casa. ¡Qué lejos estaban aquellos tiempos!
Pero ahora aguantaba embrutecida las amenazas y golpes de su marido. No comprendía cómo su relación con Felipe se había deteriorado hasta el punto de que su presencia le resultase odiosa. No sabía en qué momento aquella bonita afinidad podría haberse truncado.
Carmela aprovechaba siempre las visitas de su padre para que arreglara cualquier cosa que se hubiera estropeado; ese día le pidió que pusiera dos pestillos en la puerta del cuarto de baño.
…Hacía apenas un par de minutos que su marido había salido para el trabajo cuando la cerradura de la puerta del piso se abrió de nuevo.
Carmela corrió a esconderse con el corazón palpitando por el miedo. Rápidamente echó los cerrojos. Permaneció con los ojos apretados, cubriéndose el rostro con las manos y encogiendo su cuerpo, mientras escuchaba los gritos del marido:
—¿Dónde has puesto las llaves del coche y del garaje? ¡Furcia de mierda! Los pasos recios del hombre se acercaron hasta el aparador del salón. Allí el sonido de las llaves, al chocar unas con otras, confirmó que las había visto y recogido con enfado. Después se alejó con paso apresurado cerrando la puerta violentamente.
Mirando en el espejo la deteriorada imagen reflejada, oía en su interior la voz de la persona que la trataba cómo a un gusano, repitiendo una y otra vez: ¡Tú no eres nadie, tú no eres nadie!
…Un día decidió escapar con su pequeño. Estaba dispuesta a poner tierra por medio entre ella y su maltratador.
Pero fue inútil el empeño. Diariamente el marido presionaba a los suegros, bajo veladas amenazas, para conocer el paradero de su mujer:
—¡Como no vuelva conmigo, la denuncio por abandono del hogar! ¡Y perderá la custodia de su hijo!
Al cabo de unos días Felipe fue al encuentro de Carmela obligándola a volver a su domicilio.
—¡Para de llorar como una magdalena! ¡Pareces una actriz dramática y no me conmueves lo más mínimo!
A la mañana siguiente despertó tirada en el suelo de la habitación. A duras penas se incorporó. Sacando fuerzas de flaqueza y tambaleante se dirigió hasta la puerta de la calle para pedir ayuda, cayendo desfallecida en medio de la calzada cuando entonces desgraciadamente fue atropellada por un vehículo.
Aquel fatídico día el padre, lamentaría amargamente no haberse percatado del verdadero motivo del encargo de los pestillos.
Como no había denuncias de maltrato, en la mañana del sepelio allí estaba el marido con su hijo de la mano, visiblemente compungido.
Cuando cerraron el nicho los amigos de la víctima quedaron enmudecidos. Por orden expresa del canalla, en la lápida no había ningún nombre escrito.
Comentarios (22):
Pepe
18/11/2024 a las 13:50
Hola, Vespasiano. Me alegra mucho volver a encontrarte en esta segunda etapa de Literautas.
Tu texto me gustó, pero antes de darte una valoración me gustaría señalarte algunas cosas de forma que he visto:
1. «Su marido era un tipo alegre y, dicharachero.» =>Aquí sobra esa coma
2. «Ahora entraba más dinero en la casa y, aunque la mujer ya no le atraía tanto, se podían permitir salir a cenar; a bailar y a tomarse unas copas con los amigos.» =>desde mi punto de vista, cambiaría el punto y coma por una coma, la pausa con el punto y como es excesiva tratándose de una enumeración.
3. «—He conocido a unas chicas que, además de guapas, son capaces de nadar varias veces seguidas el largo de la piscina y correr los cien metros lisos en veinte segundos. —Y yo —le respondió la mujer visiblemente molesta— no solo corro los cien metros; corro todo el santo día;» => Aquí no pusiste en un renglón a parte el diálogo de la mujer.
4. «—¡Tú eres una inútil!… ¡Tú no eres nadie! — Y» => los puntos suspensivos debes de ponerlos, en este ejemplo, antes del signo de exclamación. Luego, después del segundo guion de diálogo te falta un punto.
5. «…Hacía apenas un par de minutos que su marido había salido para el trabajo cuando la cerradura de la puerta del piso se abrió de nuevo.» => No entiendo el uso de los puntos suspensivos al principio de un párrafo. Lo haces dos veces, yo creo que sobran.
6. «—¿Dónde has puesto las llaves del coche y del garaje? ¡Furcia de mierda! Los pasos recios de» => Antes de “los pasos” te falta un guion de diálogo que cierre y otro punto.
7. «Aquel fatídico día el padre, lamentaría amargamente no haberse percatado del verdadero motivo del encargo de los pestillos.» => La coma aquí va antes de “el padre”, ya que este es el sujeto de la frase, y si lo separas del predicado pierde toda la lógica. El sujeto nunca se separa del predicado.
En cuanto a vocabulario, lo veo bien, y es un apartado en el que no suelo entrar pues voy muy justo. Hay un par de palabras que he tenido que buscar en el diccionario que quizás desentonen con el tono (zaherir, por ejemplo), pero ya te digo que es un tema del que no me meto. Es más, admiro a la gente con tanta riqueza de palabras.
En cuanto al relato en sí, me ha gustado mucho. He sentido la ira irrespetuosa de él, una sin morajela ni deber aprendido, pues condena a su difunta esposa a la inopia incluso una vez enterrada. También sentí la inocencia de ella hasta el punto de no poder hacer nada y la ignorancia de los padres. Empatizo con el mensaje que creo que quieres lanzar, con la denuncia social y que todos debemos estar al tanto.
Me gustó mucho también el ritmo, Vespasiano. Es ágil e invita a leerlo muchas veces. De hecho, es lo que he hecho. Felicidades por el trabajo.
Un abrazo y nos leemos!
Mónica Bezom
18/11/2024 a las 19:45
Hola, Vespasiano.
De tu relato me ha gustado el ritmo narrativo, el crescendo dramático bien dosificado que va ganando celeridad hacia un final coronado con la firma invisible y cruel del marido: privar a su mujer no solo de la vida sino del nombre, aun en la muerte; la supresión total de su existencia. Un buen relato de tinte testimonial respecto a los males de la época actual.
En cuanto al texto, me han chirriado los mismos puntos que te señaló Pepe. Entiendo que ordenando diálogos y puntuaciones tu cuento ganará en transparencia y te quedará redondo.
Ha sido un gusto leerte.
Saludos.
Juli Blanco
18/11/2024 a las 19:47
Hola Vespasiano! Me gustó el ritmo de tu relato, se lee con fluidez y claridad.
Ilustra el sufrimiento de la mujer de una manera casi gráfica.
Lo único que a mí me hizo ruido fue cuando al principio decís que el marido era “alegre y dicharachero”, cuando en realidad era un hombre cruel y violento. Tal vez lo adecuado hubiese sido decir que PARECÍA alegre y dicharachero.
Lo mismo cuando el padre se da cuenta en el sepelio del motivo de los pasadores, entiendo que se habría dado por aludido cuando el marido los amenazaba, pero por lo demás, me pareció muy bien logrado.
Te sigo leyendo!
Vespasiano
18/11/2024 a las 20:45
Hola Pepe. Me alegra reencontrarnos en esta página literaria.
Agradezco tus amables comentarios que releeré para poner los puntos y las comas en su debido lugar o prescindir de ellas.
Vespasiano
18/11/2024 a las 20:52
Hola Juli Blanco:
Gracias por tus comentarios siempre bienvenidos.
No recuerdo haber comentado algún relato tuyo en la anterior etapa, pero me alegra que comentes el mio.
Vespasiano
18/11/2024 a las 21:04
Hola Mónica Bezón:
Gracias por comentar mi historia y por haberte gustado, salvo lo ya dicho de las benditas comas.
Dante
18/11/2024 a las 22:07
¡Hola Vespasiano, tanto tiempo!
Antes que nada quiero decirte que tu retorno al taller en su reinicio es todo un lujo: es un flor de relato. Tus historias siempre fueron buenas. Esta no es la excepción y además muestra un gran progreso desde lo formal.
Ahora sí, pasaré a hacer el comentario:
I.- FORMA:
I.- 1.- GÉNERO, TONO Y LENGUAJE:
El género del relato puede ser una “cuestión de nombres” según como cada lector o crítico prefiera denominarlo.
Considero posible llamarlo Realista, Drama, Drama Realista o Drama Realista-Psicológico.
El tono es grave, bastante oscuro. Y sobre todo (y esto es lo mejor): DECRECIENTE. En una metafórica paleta de colores (o escala monocromática si así se prefiere) va desde una situación inicial o normal -más o menos clara o brillante- hacia la oscuridad prácticamente total.
El lenguaje, pese a que usa malas palabras, es EXACTO. Apropiado. No pueden utilizarse otras porque, justamente, le quitaría el realismo que el relato pretende y el género exige.
Dicho esto, esas “malas palabras” no son de mal gusto, antojadizas, sobreabundantes o un simple y cómodo recurso (cosa que lamentablemente muchas veces ocurre y lo podemos ver/leer en producciones literarias o audiovisuales de distintos países, incluidos los nuestros). En el caso de tu relato es todo lo contrario: están correctamente dosificadas y distribuidas. Y hasta en una dirección ascendente, a medida de que crece la intensidad del conflicto.
En resumen: la concordancia de género, tono y lenguaje es TOTAL. Es un 10/10 sin dudarlo.
I.- 2.- ATMÓSFERA O AMBIENTACIÓN:
Con respecto a la atmósfera o ambientación, casi que sobran las palabras porque la evidencia se impone. Por más superficial o desatenta que sea la lectura bastan seis párrafos para darle una “cachetada” al lector y terminar de sumergirlo. Queda clarísimo y SE SIENTE cómo una vida de pareja más o menos normal (con sus luces y sombras como todas en la vida real) se empieza a transformar en el infierno en la Tierra. A partir de ahí la densidad es cada vez mayor y prácticamente podemos sentir con Carmela su opresión y desesperación. Y sobre todo su SOLEDAD y AISLAMIENTO.
La atmósfera opresiva, negativa, depresiva que hasta transmuta en culpa y quizás ira impotente (del padre) y sorpresa y rabia (quizás) de los amigos.
Y hay algo no dicho pero que da terror y forma parte de la atmósfera: ¿qué será de la vida de ese niño sin su madre y viviendo con ese monstruo?
Conclusión: la atmósfera o ambientación es impecable.
II.- 3.- EL RITMO Y LA ACCIÓN:
En este aspecto también sobrarían las palabras.
El ritmo del relato es adecuado a las distintas etapas que se van sucediendo en la vida de la pareja, pero es ágil para el lector.
Aún cuando en el tiempo de la historia hubiesen pasado años, el ritmo es -en cierto modo- rápido. Y desde mi punto de vista esto está bien. MUY BIEN. Porque justamente lo que muestra es una pendiente en descenso. Cualquiera sabe que destruir es mucho más fácil que construir. Si bien mostraste “retazos” (lógico, obvio y esperable: hay un límite de 750 palabras) queda muy claro cómo a partir de pequeños detalles y de pequeños momentos (pero MUY intensos) la relación entra en una pendiente hacia abajo. O si lo preferís, en un espiral multiplicador y descendente.
Hay muchos estudios literarios o dramatúrgicos acerca de las estructuras que suelen repetirse. Una de ellas es “Riches to rags” que se traduce algo así como “de millonario a mendigo”. Esta historia encuadraría en esa estructura si se la ve desde el punto de vista emocional, psicológico, moral y sentimental. Por lo que haciendo una pequeña modificación podríamos decir “Del Cielo al infierno” (El narrador, refiriéndose a Carmela, lo dice claramente: “Ella ni se acordaba de que un día la felicidad inundaba aquella casa. ¡Qué lejos estaban aquellos tiempos!”).
Con respecto al manejo del ritmo y la acción, como también tiene aspectos que hacen al contenido, seguiré refiriéndome allí.
I.- 4.- EL RITMO, LA CONSTRUCCIÓN DE FRASES, ORTOGRAFÍA, PUNTUACIÓN Y GRAMÁTICA:
Ahora me referiré al ritmo desde otro punto de vista.
La construcción de las frases es, en general, adecuada y creo que hace a gran parte del ritmo del relato y de la acción.
He notado muy pocas faltas de ortografía (casi seguro errores materiales de tipeo) y pocos errores de puntuación. También he encontrado algunas cuestiones opinables, a las que me referiré.
En la primer oración: “Su marido era un tipo alegre y, dicharachero.”, la coma no debería estar allí. No hay nada que separar, pues son dos términos, dos cualidades: alegre y dicharachero. Quizás alguien diría que son redundantes. A mí no me parece. Creo que hay un matiz, y el hecho de ser alegre es en parte el “combustible” para que sea dicharachero. Bastaría aquí con suprimir la coma.
“—¡Cariño! Sabes que me gusta darme algún capricho y con el dinero que me quedo no es posible.” En esta oración, “quedo” debería sustituirse por “quedó”, pues falta el tilde. O si lo preferís, quizás sería conveniente que el marido se expresara en tiempo presente “el dinero que me queda”. Porque parece que es una familia que vive con lo justo, por lo que salvo que haya realizado alguna inversión o gasto importante, no se explicaría la alusión en pasado. Pero esto es cuestión de gustos y preferencias. Es solo un comentario al pasar. Pero de mantenerse el pasado, habría que corregir el tilde ausente.
“Ahora entraba más dinero en la casa y, aunque la mujer ya no le atraía tanto, se podían permitir salir a cenar; a bailar y a tomarse unas copas con los amigos.” Creo que estas dos oraciones podrían formar una sola. Más larga pero no menos efectiva ni menos correcta (desde mi humilde punto de vista). Podría quedar así “Ahora entraba más dinero en la casa y, aunque la mujer ya no le atraía tanto, se podían permitir salir a cenar, a bailar y a tomarse unas copas con los amigos.” El punto y coma es poco más que una coma y poco más que un punto seguido. No veo que haya tanta distancia y me parece que la enumeración que hiciste forma parte de una misma serie, por lo que entiendo sería mejor usar una coma en lugar de punto y coma. No obstante, puede ser que hayas querido reflejar otra cosa: que permitirse salir a cenar era para la pareja. Pero ir a bailar o tomar copas con los amigos era algo exclusivo de Felipe. En tal caso, estimo que sería conveniente, más que centrarnos en si debería ir una coma o un punto y coma, reformular esa pequeña parte para que el contraste quede más marcado (dicho sea de paso, esos contrastes estratégicos constituyen el esqueleto y el punto fuertísimo de este relato). Esta opción quizás fuese recomendable dado que parte de la causa de la desgracia está en el alcoholismo del marido. No creo que la mención a las copas fuese casual en un relato tan bien construido. De ahí que sugiero que repienses este punto.
“Con el paso del tiempo, el regreso del marido a casa después de su trabajo se hacía cada vez más demorado.” Aquí voy a entrar en una cuestión opinable: no sé si es un uso idiomático del español peninsular o una preferencia tuya. O quizás, sea absolutamente correcto y a mí “no me suena”. Pienso (y reitero esto es opinable) que podría considerarse la siguente variante: “Con el paso del tiempo, el marido cada vez demoraba más en regresar a casa después del trabajo”.
“—He conocido a unas chicas que, además de guapas, son capaces de nadar varias veces seguidas el largo de la piscina y correr los cien metros lisos en veinte segundos. —Y yo —le respondió la mujer visiblemente molesta— no solo corro los cien metros; corro todo el santo día; llevo y traigo el niño del colegio; trabajo en el supermercado; hago la compra; la comida; lavo la ropa y además por las noches voy a las tutorías en la Universidad. ¿Qué? ¿Te parezco una campeona?”
En este bloque noto no sé si una incorrección pero al menos un ligero desliz: después de “veinte segundos”, como cambia el personaje que habla, lo más correcto sería que vaya a renglón seguido. Hay un punto y aparte después de la línea de diálogo de Felipe.
Más allá de la corrección formal, le daría más contundencia a la respuesta de Carmela, ya que sería más fácil de identificar visualmente.
Entrando en el terreno de lo opinable, no veo del todo claro que sea correcto o convenga separar tantas alusiones a actividades entre puntos y coma. Te lo dejo como inquietud. Quizás podrían alternarse algunas comas y en algún caso, algún punto y seguido. Reitero que esto es opinable. Por otra parte, sí sugeriría considerar si después de “no solo corro los cien metros” no sería mejor poner un punto seguido. Quedaría “Y yo —le respondió la mujer visiblemente molesta— no solo corro los cien metros; corro todo el santo día. Corro todo el santo día.” Si “Corro todo el santo día” queda encerrado entre dos puntos seguidos, el efecto formal, visual y quizás sonoro (si se lee en voz alta o se imagina la situación actuada) sería -a mi modo de ver- mucho más ágil y contundente. No recuerdo dónde lo leí (quizás en Literautas, tal vez en otro lado) pero alguna vez leí que los puntos y seguido y frases cortas sirven para dar más agilidad y ritmo a la narración. Hacen que haya más acción. Llevado esto al caso de lo que dice Carmela, cuanto más rápido y ágil sea lo que dice, más auténticamente responderá a las emociones que siente. Ella aquí se defiende pero también contraataca, y para hacerlo debe ir “in crescendo”. Le pasa una serie de facturas al marido y sus palabras son en sí mismas una acción (de modo que si esto fuese actuado en teatro o en un medio audiovisual serían una escena y una actuación memorables, y debo decir le habrías facilitado y mucho el trabajo a la actriz y al/la director/a).
Asimismo, y para rematar, me parece que en la pregunta de cierre que Carmela formula, en lugar de “¿Qué? ¿Te parezco una campeona?” sería mejor: “¿Qué? ¿No te parezco una campeona?” Esa pequeña diferencia, ese “No” sería como un “estilete” verbal. Constituiría un sarcasmo (ironía con intención de herir) que nos mostraría a una Carmela que en esa instancia de su vida y relación llega a un colmo, explota y todavía intenta resistir (aunque más tarde se derrumbe).
“—¡Tú eres una inútil!… ¡Tú no eres nadie! —Le escupió a la cara— Y no vas a terminar la carrera ni cuando te jubiles.” En esta línea de diálogo, entiendo que faltaría un punto después de la raya de diálogo final. Lo correcto sería ¡Tú no eres nadie! —Le escupió a la cara—. Y no vas a terminar la carrera ni cuando te jubiles.” Por las dudas, te invito que revisites un viejo post de Literautas al respecto: https://www.literautas.com/es/blog/post-10363/como-representar-un-dialogo-graficamente/ (Creo que tanto a mí como a todos, nos salva de vez en cuando en esta materia).
“Algunas veces cuando el marido llegaba a casa, con un alto nivel de alcohol en la sangre, la mujer le recriminaba:” Aunque es algo opinable, considero que esta oración podría ser reformulada. En algún post antiguo de Literautas se señalaba la diferencia de contar vs. mostrar y se citaba a Anton Chejov que decía “no me digas que la luna brilla: muéstrame cómo sus rayos se reflejan en los cristales rotos” (O algo así, cité de memoria). Esa diferencia basada en esa anécdota/frase de Chejov podés encontrarla en muchos lugares. Aquí creo que sería un “lugar” espectacular para hacerte eco del consejo del maestro ruso. El alcohol en sangre podría medirlo un médico o un bioquímico y siempre que medie una relación terapeútica aunque fuese ocasional e involuntaria (como a raíz de un accidente de tránsito) y con intervención de la técnica o la tecnología. Pero los seres humanos en su vida corriente (aunque fuesen médicos o bioquímicos) detectan el alcohol y su influencia de otra manera: por manchas en la ropa, el olor característicos, la manera en que una persona camina, si se tambalea, cómo se tambalea, si le cuesta mantener el equilibrio, si balbucea, por la forma en que habla, etc. Así que tenés un repertorio más que amplio para elegir y estoy seguro que esta frase tan importante en el relato resaltaría aun más y le daría todavía más potencia a un relato de por sí potente.
“—¡Cállate! ¡Si no quieres que te marque la cara con el zapato! ¡Y vete a dormir, gorda gilipolla!” Otra vez vuelvo a lo opinable. Y mi -valga la redundancia- opinión es casi una pregunta: en general, cuando he visto series o películas españolas o he leído a algún autor español, creo recordar que “gilipollas” iba en plural. O yo creo haberlo escuchado o leído así. Por lo que no estoy seguro si aquí iba en singular como en el relato o correspondía el plural. No estoy seguro, pero por las dudas lo marco. Porque no podría descartar tampoco que si el plural fuese correcto no se trata de un mero error material de tipeo.
“Carmela aprovechaba siempre las visitas de su padre para que arreglara cualquier cosa que se hubiera estropeado; ese día le pidió que pusiera dos pestillos en la puerta del cuarto de baño.” Me parece que estas dos oraciones podrían ir separadas por un punto y seguido. Siento que le daría más contundencia si dijera “Carmela aprovechaba siempre las visitas de su padre para que arreglara cualquier cosa que se hubiera estropeado. Ese día le pidió que pusiera dos pestillos en la puerta del cuarto de baño.” No estoy seguro tampoco por qué el narrador dice “Ese día”. ¿Es ese día el mismo en el que al final muere? Si no fuese así, no se explica por qué “ese” (por más que para su papá siempre será ESE día. Pienso que dada la referencia a cómo “le cae la ficha” al padre al final del relato quizás por eso dice “ese” día). Si fuese así, habría que atender a la siguiente consideración que voy a hacer.
Esa consideración tiene por objeto las oraciones: “…Hacía apenas un par de minutos que su marido había salido para el trabajo cuando la cerradura de la puerta del piso se abrió de nuevo.” y “…Un día decidió escapar con su pequeño. Estaba dispuesta a poner tierra por medio entre ella y su maltratador.”
Noté que las dos vienen precedidas de tres puntos suspensivos. La intención es clara: reflejar el paso del tiempo. Mi apreciación es subjetiva porque entra en el terreno de lo opinable, pero lo veo innecesario. Porque si fuera por eso, tendrías que haberlos puesto a lo largo de todo el relato, donde es claro que hay intervalos temporales largos. También aquí dice “Un día decidió escapar con su pequeño”. Por lo que este día (que viene después de dos series de puntos suspensivos iniciales) dista bastante cronológicamente de “ese” día (el de la colocación de los pestillos).
“Carmela corrió a esconderse con el corazón palpitando por el miedo.” Otra vez dentro de lo opinable: no estoy seguro, pero tal vez fuese preferible: “Carmela corrió a esconderse con el corazón palpitando del miedo.”
“Permaneció con los ojos apretados, cubriéndose el rostro con las manos y encogiendo su cuerpo, mientras escuchaba los gritos del marido:” Seguimos con lo opinable: tampoco estoy tan seguro de esto, pero me parece que habría que suprimir la coma después de “cuerpo”. Me parece que le daría más fluidez a la narración y trasluciría mayor contemporaneidad o simultaneidad de las acciones, que creo que es lo que quisiste mostrar. Entiendo que esa era tu intención narrativa y suprimir esa coma sería más fiel a ella.
“—¿Dónde has puesto las llaves del coche y del garaje? ¡Furcia de mierda! Los pasos recios del hombre se acercaron hasta el aparador del salón. Allí el sonido de las llaves, al chocar unas con otras, confirmó que las había visto y recogido con enfado. Después se alejó con paso apresurado cerrando la puerta violentamente.”
Otra vez otro punto opinable.
Creo que este párrafo podría dividirse en dos: por un lado la línea de diálogo. Por el otro, separado por un punto y aparte, la intervención del narrador.
A su vez, y esto es mero gusto personal, me parece que se podrían introducir unos pequeños cambios y percibo que serían más ajustados a tu intención narrativa (lo que quisiste contar y cómo). Los cambios sugeridos (para tu consideración, por supuesto) son estos:
“—¿Dónde has puesto las llaves del coche y del garaje? ¡Furcia de mierda!”
“Los pasos recios del hombre se acercaron hasta el aparador del salón. Allí el sonido de las llaves, que chocaban unas con otras, le confirmó que las había visto y que las recogió enfadado. Después se alejó con paso apresurado y cerró la puerta con violencia.”
Notarás que dentro de las variaciones cambié “violentamente” por “con violencia” y “enfadado” por “con enfado”. Sustituí violentamente porque en todo el relato usaste siete adverbios terminados en mente. Me hago eco aquí de una crítica que me hizo una vez Isolina. Según ella, más de tres adverbios terminados en mente dentro del límite de 750 palabras era mucho. Por lo que aquí saqué uno, y te invito a que revises el texto. No cambiaré los otros porque quizás no sea adecuado. Al menos te comento esta posibilidad para que la tengas en cuenta. Eventualmente puede mejorar la calidad de la redacción. No obstante, tu relato está tan bien construido que aquí estaríamos hilando finísimo y con hilos de oro…
Resulta evidente (por derivarse de lo anterior) que cambié “enfadado” por “con enfado” porque si pusimos “con violencia” en vez de “violentamente” iba a quedar en un mismo párrafo “con+x” y “con + y”. Quedaría demasiado desprolijo y redundante.
“—¡Como no vuelva conmigo, la denuncio por abandono del hogar! ¡Y perderá la custodia de su hijo!” Aquí tengo dudas de si estamos ante una cuestión opinable o ante un supuesto de “coma criminal” (el caso donde no debe colocarse coma entre sujeto y predicado y que “parte” a la oración). Yo sacaría la coma después de conmigo. Pienso que le daría más contunencia y fluidez a esa amenaza.
“Sacando fuerzas de flaqueza y tambaleante se dirigió hasta la puerta de la calle para pedir ayuda, cayendo desfallecida en medio de la calzada cuando entonces desgraciadamente fue atropellada por un vehículo.”
Me parece que esta oración ganaría en claridad y potencia con unos leves retoques. Podría quedar así:
“Sacó fuerzas de su flaqueza y tambaleando se dirigió hasta la puerta de la calle para pedir ayuda. Pero cayó desfallecida en medio de la calzada y fue entonces que por desgracia la atropelló un vehículo.”
O así:
“Sacó fuerzas de donde no tenía y tambaleando se dirigió hasta la puerta de la calle para pedir ayuda. Pero cayó desfallecida en medio de la calzada y fue entonces que por desgracia la atropelló un vehículo.”
“Aquel fatídico día el padre, lamentaría amargamente no haberse percatado del verdadero motivo del encargo de los pestillos.” En esta oración, debería suprimirse la coma después de padre y quizás “el” podría sustituirse por “su” padre. Por lo que quedaría así: “Aquel fatídico día el/su padre lamentaría amargamente no haberse percatado del verdadero motivo del encargo de los pestillos.” También podrías considerar si no convendría cambiar el condicional “lamentaría” por el pasado “lamentó” y en vez de amargamente utilizar “con amargura” o “en su amargura lamentó”. Cualquiera de estas opciones le daría más fluidez y sería más coherente con el ritmo que trae el relato.
“Como no había denuncias de maltrato, en la mañana del sepelio allí estaba el marido con su hijo de la mano, visiblemente compungido.” Aquí me parece que sería más correcto sustituir la coma por un “y” (“Como no había denuncias de maltrato, en la mañana del sepelio allí estaba el marido con su hijo de la mano y visiblemente compungido”. También, podría, si lo preferís, reformularse así: “Como nunca hubo siquiera una denuncia de maltrato, en la mañana y lugar del sepelio estaba el marido, quien se mostraba visiblemente compungido y llevaba a su hijo de la mano”.
“Por orden expresa del canalla, en la lápida no había ningún nombre escrito.” Si no me equivoco, en la oración final se habría configurado un supuesto de “coma criminal”. Por las dudas, te invito a revisar si no quedaría más fluido y brindaría un remate más contundente suprimir la coma: “Por orden expresa del canalla en la lápida no había ningún nombre escrito”.
En resumen: el ritmo en relación a la construcción de frases es en general adecuado. Los retoques que podrían hacerse o bien son mínimos, o dependerán de cuánto quieras releer, revisar y reescribir el relato.
Las faltas de ortografía son prácticamente inexistentes, son evidentes errores de tipeo. Errores gramaticales, no se encuentran. O bien podrían ser mínimos.
Buen trabajo en este aspecto también. ¡Felicitaciones!
I.- 5.- SONORIDAD:
Si bien no he leído el texto en voz alta, al leer y releer el relato no he notado reiteraciones, repeticiones innecesarias o conflicto sonoro entre palabras.
No obstante ello, nunca viene mal releerlo una y otra vez o pedirle a otras personas que lo hagan por si vos o yo no detectamos algo.
También considero que has hecho una gran tarea en este punto. Sobre todo porque más allá de la sonoridad de las palabras en sí, tanto el narrador como los personajes y los diálogos “suenan” más que auténticos. Auténticos y profundamente humanos (para bien y para mal). De esa sonoridad de narrador, diálogos y personajes surge en cierta medida la empatía o repulsión que nos despiertan, y todas las emociones y sentimientos que inspira el relato en el lector. De esta manera, este aspecto formal se conecta con el contenido y con el comentario personal que pudiera hacerse.
I.- 6.- PUNTO DE VISTA:
El narrador es un narrador en tercera persona y omnisciente. Me parece que es adecuado para contar esta historia dentro del estrecho marco de las 750 palabras (límite de las consignas del taller).
No creo que sean imposibles otros puntos de vista, pero este es adecuado.
Hubiera sido un poco más difícil en primera persona de Carmela (hubiese sido realmente desgarrador) pero hubiera obligado a repensar el final ya que al ser realista, no podría seguir hablando ella después de su muerte. Podría haberse contado desde la perspectiva del padre (narrador primera persona testigo) o desde la del abusador (narrador protagonista). O desde el hijo pequeño (también protagonista o testigo según se mire). Todas las opciones serían válidas, según lo que quisieras lograr.
También podrías considerar aplicar el “efecto Rashomon”. Por lo que he leído al respecto, Rashomon es una película del director japonés Akira Kurosawa en la cual la historia se cuenta desde el punto de vista de cada personaje (y por supuesto, la versión de cada uno difiere). Y de la combinación de todos, se “arma” el rompecabezas.
Este es un comentario al pasar por si quisieras ampliar la historia mostrando la versión de cada uno.
Pero como relato es autosuficiente, conmovedor, bien escrito, formalmente correcto y con un contenido y mensaje riquísimos. Y el narrador tercera persona es perfectamente adecuado a la intención narrativa que percibo que tuviste.
I.- 7.- DIÁLOGOS:
También respecto de los diálogos sobran las palabras frente a la evidencia que se impone por sí misma. Construidos de modo excelente y realista, cada personaje tiene su tono, su forma y estilo de hablar y se advierten bien diferenciadas sus voces.
Están, además, correctamente dosificados en relación a la cantidad de información que compone la trama.
Este punto también es un gran acierto.
I.- 8.- DESCRIPCIONES:
Son pocas y aportan valor al texto. Más aún: algunas están en los diálogos y son altamente efectivas y contundentes (por ejemplo, cuando el marido describe a las chicas flacas y cuando luego trata de gorda a su esposa. Esas descripciones, que son valoraciones hacen que sus palabras sean acciones y sean usadas como instrumento para herir).
Dosificar las descripciones en una narración es una tarea difícil: siempre es fácil pecar por defecto o por exceso y a veces, de modo superlativo en uno u otro caso. (Y entiendo que yo tampoco soy la excepción. Es posible que a todos o a la mayoría nos cueste). No tuviste ese problema.
No sólo que las descripciones son pocas. Son necesarias y aportan valor al texto, y otras surgen de modo indirecto. Es cierto que es un relato que cuenta bastante. Pero también muestra porque de la correlación de todos los hechos, diálogos, descripciones y atmósfera, causa la sensación al lector (o por lo menos a mí me la causó) de que “está viendo una película”. O desgraciadamente, la vida misma…
I.- 9.- CONFLICTO:
Este punto casi no debería ser analizado: el relato ES en sí mismo un conflicto.
Visto en profundidad, en realidad hay varios niveles de conflicto, y eso lo hace tan rico al relato. Y resulta sorprendente de que quepa tanto en un límite tan estrecho.
Hay un claro conflicto entre los integrantes del matrimonio. Pero también de su familia, amigos y sociedad respecto de ellos (por acción u omisión). Del orden jurídico y los mecanismos institucionales (que no protegieron a la mujer o no quisieron, no supieron o no pudieron hacerlo y hacerlo a tiempo y de manera efectiva). Y por supuesto, hay conflictos de los personajes consigo mismo: el marido con su alcoholismo y su vida inútil y vacía. La mujer contra la adversidad pero también con su autoestima. El padre enfrentando la culpa de no haber sabido ver que su hija necesitaba ayuda (y quizás se sintiera culpable en relación a su nieto). Y aunque poco o nada se diga, cuántos conflictos afectan al niño (consigo mismo, con sus padres -quizás hasta esté enojado con su mamá porque podría no entender y pensar que lo abandonó-, con su padre…).
Este punto está trabajado con maestría. Porque lo que le da profundidad a los personajes es, justamente, la existencia simultánea de varios tipos de conflicto. Aunque el conflicto se dirija hacia un otro (otra/s persona/s, la naturaleza, el destino, la divinidad, etc.) siempre enriquece al personaje tener algo que “lo tira para atrás”, que está en sí mismo y conspira contra él (hay un reciente post de Literautas, brillante sobre el tema, cuando habla de defectos menores, mayores y fatal). Resulta admirable que dentro de un relato tan pequeño utilizaste estas categorías.
Esto que te digo parecería obvio para muchos. Sin embargo, no son pocas las veces que hasta en superproducciones cinematográficas o audiovisuales, a veces en pretensiosas obras teatrales o en supuestos best sellers, lo que falta es precisamente el conflicto y por lo tanto, eso se convierte en una pérdida de dinero y lo que es más grave, DE TIEMPO para el espectador o lector que, si pudo soportarlo, se tuvo que -si me permitís usar una expresión un tanto vulgar- “fumar un bodrio”. Esto no pasa en tu relato. Sucede todo lo contrario: sostiene la inquietud del lector todo el tiempo.
Aún cuando sea una “crónica de una muerte anunciada”, el conflicto permanece siempre. Y a medida que leemos, sabemos que la cosa va a terminar mal. Pero DESEAMOS que Carmela pueda salir de ese infierno.
Una vez más: brillante trabajo.
I.- 10.- INTRIGA:
Quizás no sea tan grande, por lo dicho anteriormente. Sabemos que va a terminar mal. Deseamos que no sea así. Pero, como muchas veces en la vida, pasa. Y nos sentimos impotentes y desilusionados. Y quisiéramos hacerlo mejor la próxima vez. Aunque para la víctima no la haya.
No veo como un defecto la ausencia o poca presencia de intriga, porque resulta acorde con la atmósfera, el tono, el ritmo del relato y el “patrón” en el que encaja la historia (lo de “Riches to rags” emocional y psicológico que te contaba).
Desde otro punto de vista, podría decirse que sí la habría si uno se fija en como de manera sutil fuiste construyendo el ascenso hacia el clímax (que en la vida de Carmela fue el descenso hacia el infierno terrenal y su posterior muerte). Sobre esto volveré al hablar del contenido.
I.- 11.- PERSONAJES:
Los personajes están muy bien construidos. Son redondos, pese a la poca extensión del texto. Porque trabajaste muy bien los conflictos y los defectos de ellos.
También tienen sus propias voces, bien reflejadas y de modo muy realista, en los diálogos.
Aún cuando al final muera, Carmela podría reclamar con derecho el papel de protagonista (o coprotagonista, porque es un drama de una pareja y si es pareja -por maltrecha que sea- todo lo que se hace u omite siempre procede o impacta positiva o negativamente en los dos. Y si protagonista viene de “proto-agón” “el primero en la acción”, puede que a los dos les quepa el “sayo”).
Los personajes secundarios (padre de Carmela, hijo y amigos de la familia) también están correctamente presentados. Su inclusión resulta efectiva.
II.- CONTENIDO:
No encuentro palabras para calificar el contenido. Lo que diga, me quedaré corto.
Brillante, conmovedor. Despierta lo mejor de uno (la compasión, la empatía, el amor, las ganas de proteger, de ayudar, de prevenir, el deseo de que prevalezcan el Derecho, la justicia, la moral, los valores) y lo peor (ira, bronca rabia, impotencia). Es un baño de realidad.
No importa qué ideología política se tenga, qué religión se practique, a qué filosofía se adhiera, aún cuando todas o la mayoría condenen la violencia de género e/o intrafamiliar, a pesar de todos los descubrimientos, adelantos y avances, esa madita lacra social todavía se encuentra presente en todos los países del mundo.
Como bien se muestra en el relato, no es algo “ajeno”, “privado”, o “de los otros”. El no involucrarse, el no preguntar, el no fijarse en detalles, el no prevenir, pueden causar resultados desastrosos.
El individualismo y el, como decimos en la Argentina, “no te metás” pueden causar estragos.
Otro problema que también mostraste brillantemente es el del alcoholismo. Que en realidad es una alusión a las adicciones en general: el ser humano tiene inteligencia y una voluntad libre. Las adicciones (alcohol, tabaco, drogas, juegos de azar o cualquiera fuera) anulan la voluntad y la libertad. Justamente las dos facultades con las que el hombre forja su vida y su destino y sobre todo CON los demás. Por lo que las adicciones SON UN MAL le pese a quien le pese, y ese mal daña al adicto y a todo su círculo más cercano. Y en definitiva, a la sociedad toda.
La tercera pata del asunto viene dada por el machismo. No me extenderé al respecto para no incurrir en malos entendidos, ya que sobre el asunto hay distintos enfoques ideológicos. Yo voy a ir a la definición más básica o la que conocemos todos por la experiencia: arrogarse un presunto derecho de dominio sobre la vida, libertad y propiedad de las mujeres por el sólo hecho de ser “macho” y para reafirmar tal condición frente a los otros “machos” y frente/sobre las mujeres.
De la conjunción egoísmo (propio e individualismo ajeno) – adicciones – machismo podemos preguntarnos: ¿fue el alcohol el que causó la debacle de Felipe y su matrimonio o sólo exacerbó una condición moral y cultural subyacente? Es un debate abierto. Y creo que el relato busca dejarlo abierto.
Por eso es que creo que hay que destacar CÓMO sutilmente fuiste construyendo el ascenso hacia el clímax (descenso al infierno para la protagonista), lo que podemos comprobar en distintas partes del relato:
“Un buen día, haciendo una carantoña, le dijo a su mujer:”
“—¡Cariño! Sabes que me gusta darme algún capricho y con el dinero que me quedo no es posible.”
Esta es la situación inicial: si no es el Paraíso, por lo menos es un buen “lugar” en la Tierra. Un trato aunque sea formalmente correcto y en principio, sin violencia.
Pero ya se vislumbra el “huevo de la serpiente”: la alusión al capricho y la falta de dinero. ¿Qué capricho? ¿Por qué quería dárselo? ¿Tenía derecho? ¿Por qué lo consiente Carmela? (Más allá de que esté enamorada o lo que sea, ¿no ve como natural que “su hombre”, el “proveedor”, su “amado” tiene el “derecho natural” de satisfacer sus caprichos sólo por ser el hombre de la casa?) ¿Por qué no le quedó dinero? ¿Qué hizo con el que tenían? ¿Qué hace para ganarlo? ¿Cómo lo administra? ¿Su mujer tiene participación en las decisiones financieras?
“Ahora entraba más dinero en la casa y, aunque la mujer ya no le atraía tanto, se podían permitir salir a cenar; a bailar y a tomarse unas copas con los amigos.” Otro escalón más: sí, entraba más dinero a la casa. Pero GRACIAS A LA MUJER. ¿Esto no habrá minado la “moral” o autoestima del “macho”? Lo que podría explicar la alusión a las copas… Además, ya vemos que “su mujer no le atraía tanto”. Sin ánimos de justificar al abusador (todo lo contrario) y con mucho menos ánimo de sostener que la mujer no debe trabajar (lejos de mí semejante cosa), la mujer pudo haber cambiado su ánimo, su físico, etc. por el tiempo que tuvo que dedicar a trabajar en un trabajo seguramente mal pago (luego menciona a un supermercado) y en posibles condiciones de explotación. Con lo cual, obviamente podría engordar, estar cansada, dispensarle menos atención. Pero sería una situación que él mismo se buscó. Se sintió vacío, culpó a la inocente y se entregó al alcohol. Que pudo causar la debacle o exacerbar sus tendencias subyacentes.
Párrafo aparte acerca de la oración inicial acerca de carácter alegre y dicharachero de Felipe. Es cierto que podría mostrar una situación inicial normal y hasta alguien simpático y querible, por quien una mujer pudiera sentir atracción. Pero por otro lado, ¿no hay allí una “luz amarilla” para Carmela? ¿No trasluce cierta superficialidad que permitiría abrir la puerta a que sea esperable que se decante por las “festicholas” y que éstas vengan acompañadas de adicciones e infidelidades? Esto, que también puede afectar a mujeres y varones por igual, o a personas de cualquier orientación sexual, da para pensar: ¿qué nos atrae de los demás? ¿Qué valoramos a la hora de formar nuestros vínculos de amistad o de pareja? ¿Es instintivo? ¿O tiene que ver con nuestra cultura o educación?
“Con el paso del tiempo, el regreso del marido a casa después de su trabajo se hacía cada vez más demorado.” Un escalón más: ya empiezan a verse los efectos de una adicción creciente, y se vislumbra la posible infidelidad. Los primeros actos de desamor (aún cuando no hubiese todavía violencia física o psicológica).
Luego vienen los diálogos, donde Felipe busca herir a Carmela. Ella se defiende contraatacando. Todavía tiene algo de fuerza para resistir.
Después se muestra un episodio donde vuelve a casa alcoholizado. Ya está totalmente despreocupado respecto de su esposa: ya le ha confesado su infidelidad y le paga con alcoholismo y maltrato. Y ella todavía lo ama, lo soporta y se preocupa por él: le dice que no maneje alcoholizado, que se puede matar y que puede destruir a la FAMILIA. Carmela todavía piensa en términos de familia (o ella cree que hay una). ¿Piensa así por amor? ¿Por costumbre? ¿Por educación? ¿Por consideración a su hijo? ¿O porque al igual que la mayoría no ha sido educada para ni ha aprendido a pedir ayuda y tanto el sector público como el privado -incluso en países del llamado Primer Mundo- le dispensan la más mínima atención a la recuperación del adicto?
“Pero ahora aguantaba embrutecida las amenazas y golpes de su marido. No comprendía cómo su relación con Felipe se había deteriorado hasta el punto de que su presencia le resultase odiosa. No sabía en qué momento aquella bonita afinidad podría haberse truncado.”
Este apartado es un escalón más y es clave: la situación opresiva embrutece a la víctima. La aísla y atonta. Le quita reflejos y lucidez para reaccionar. Y se cumple el propósito del abusador: aislarla, debilitarla, minar su autoestima. Demolerla progresivamente.
“Carmela aprovechaba siempre las visitas de su padre para que arreglara cualquier cosa que se hubiera estropeado; ese día le pidió que pusiera dos pestillos en la puerta del cuarto de baño.”
Este párrafo ya muestra una relación (nociva) con el entorno. Por un lado, Carmela trata de conseguir un paliativo. Pero no ve qué no es la solución. Y el padre, no llega a percibir de que hay algo que no es normal y natural: ¿quién en su sano juicio pondría pestillos o pasadores del lado de adentro de un baño, cuando es un lugar de tránsito y que, en caso de sufrir allí un accidente, se espera que esté abierto para que la persona sea rescatada y asistida?
“Hacía apenas un par de minutos que su marido había salido para el trabajo cuando la cerradura de la puerta del piso se abrió de nuevo.”
Pese a lo violenta que pueda resultar esta pequeña escena, contiene o podría contener una sutileza. Podemos preguntarnos: ¿por qué vuelve tan rápido a casa si tiene que trabajar? Una respuesta posible aparece: ¿no habrá perdido el trabajo a causa del alcohol, minando aún más la autoestima del “macho” (que por otro lado jamás verá que la responsabilidad es al menos en parte suya)? Digo al menos en parte porque la voluntad de un adicto está disminuida o seriamente disminuida. Si la lectura es correcta, tenemos dos autoestimas que cada vez se corroen más y más. En paralelo.
Y hablando de la corrosión de la autoestima, resulta sublime (a nivel narrativo) la imagen de Carmela mirándose al espejo, con las descalificaciones resonando dentro suyo. Otro escalón más.
El intento de escape con el pequeño es el último manotazo de la ahogada: sus últimas fuerzas se destinan en su último intento. Que es individual. No sabe y no puede pedir ayuda. Y tampoco hay recursos o mecanismos afectivos, familiares o estatales para asistirla a tiempo. Porque quizás no hubo educación ni concientización efectiva, pese a que ciertas consignas se proclamen a viva voz una y otra vez.
Las amenazas veladas a la familia de Carmela son “de manual” para un abusador. Es también su último intento. Que en su caso es exitoso y logra que la víctima vuelva. Tampoco la familia supo ni pudo pedir ayuda. Quizás presos de una caduca concepción de que “es un asunto privado” o “es cosa de cada familia” o “no podemos meternos en lo que pasa debajo de su techo”. Y en caso de haber pedido ayuda, depende de qué funcionario o repartición le tocara, habría que ver qué respuesta le hubieran dado.
Del relato se sigue, o pareciera seguirse, que los personajes son de clase media o media baja y con poca educación. Lo que lleva a preguntarse: los mecanismos de prevención de violencia de género y/o de adicciones o de cuadros complejos (que combinan ambas) y de gestión de ellos: ¿son efectivos para esta clase de personas? ¿O se declama una cosa y en la realidad sucede otra? ¿Para algún sector político la cuestión no existe o no es prioritaria y para otro se dice prioritaria pero las que terminan no existiendo son estas personas?
El final es sencillamente brillante: corona todo el “proceso” previo. Porque no pasa prácticamente un día desde la vuelta a casa de Carmela. El abusador recupera su “propiedad” y con ella, “lógico” hace lo que quiere. Si bien no la mata, pone todas las condiciones para que su muerte suceda.
Y por último, le niega su derecho a la memoria con una lápida sin nombre. En la lápida de piedra cristalizó definitivamente la no-existencia que hace tiempo había empezado a procurar a la desdichada.
Se trata de una pintura cruda, que maneja perfectamente el deterioro psicológico y moral de los personajes, y que a su vez si no conlleva una crítica social, por lo menos mueve a la reflexión de cómo prevenir, evitar y solucionar estos graves flagelos.
III.- COMENTARIO PERSONAL:
Pese a que se tratan temas dolorosísimos, se trata de un relato brillante en lo formal y en lo sustancial (contenido), que a nivel literario se disfruta y mucho. Transmite el mensaje sin querer imponer ninguna idea, mueve a la reflexión y también despierta emociones y sentimientos, mueve a la empatía con la víctima y nos hace desear comprometernos más para que la realidad cambie para mejor.
Felicitaciones compañero. Un relato estupendo.
Vespasiano
18/11/2024 a las 23:41
Buenas noches Dante:
¡Que lujo de comentarios!
Estoy haciendo la ola sentado en el ordenador.
No podía ser de otra manera un análisis tan exhaustivo y detallado hecho por tí hacia un relato.
Recuerdo con agradecimiento tus correcciones y puntos de vista a uno de mis primeros trabajos en Literautas. Se llama “Batucada” y me animaste a continuar por ese camino maravilloso de la escritura.
Pero en mi recuerdo compite con los comentarios que has vertido en esta historia, aquellos que me regalaste en mi relato “Los girasoles”. Si los relatos pueden ser buenos, tus críticas y opiniones son una obra de arte.
Gracias por tu generosidad y por el valor impagable de tu tiempo.
Ulises Vidal
19/11/2024 a las 01:08
Aspecto formal
1)”Su marido era un tipo alegre y, dicharachero”: no corresponde la coma.
2) “—He conocido a unas chicas que, además de guapas, son capaces de nadar varias veces seguidas el largo de la piscina y correr los cien metros lisos en veinte segundos. —Y yo —le respondió la mujer…”: Punto y aparte distinguiría mejor la intervención de la mujer en el diálogo.
3)”…Un día decidió escapar…” No se entiende el uso de puntos suspensivos al principio de la oración.
4)Falta el punto en la oración final del cuento.
Contenido
La violencia de género es el tema: Maltrato psicológico que consiste en una degradación continua, además de castigos físicos hacia la mujer por parte del marido.
Sobresale la creación del personaje masculino con vocabulario acorde al tipo machista, que vive a costillas de la mujer y la niega como persona.
Comentario personal
Creo que si hubieras releído el cuento habrías podido darte cuenta de los errores mínimos señalados.
El cuento me ha gustado mucho. Entretenido y de lectura amena con arreglo a las leyes de la estructura tradicional, comienzo,nudo y desenlace, que están muy bien logrados.
Me alegro que nos reencontremos en esta segunda etapa de “Literautas”. ¡Hasta la próxima!
Juli Blanco
19/11/2024 a las 02:16
Hola de nuevo Vaspesiano! Participe del taller en 2014, 2015 y 2016 si mal no recuerdo, cuando quise volver el taller había terminado y estuvo hasta ahora esperando este momento (:
Te sigo leyendo en los próximos retos
Yoli
19/11/2024 a las 02:43
Hola, Vespasiano, un gusto leerte, gracias por permitirnos aprender con tu relato.
Ya te han indicado mejorables, que anoto en mi libreta de apuntes.
Por indicar algo, noto que la palabra marido está más de 10 veces en esta historia, que podrían cambiarse por sinónimos.
Te invito a leerme y aportar mejorables que agradezco para aprender, soy la #49 https://www.literautas.com/es/taller/textos-escena-64/11156
Saludos,
(¯`•¸•´¯)YOLI L(¯`•¸•´¯)
Dante
19/11/2024 a las 03:44
Vespasiano:
No tenés nada que agradecerme. Es un placer comentar un relato tan bien trabajado.
En su momento, dejé de participar en Literautas porque no disponía de tiempo y se me hacía muy difícil cumplir las consignas, idear el relato escribirlo y, sobre todo, comentar los relatos de los compañeros. Que me parece que es lo más importante, porque la esencia del taller, según la entiendo, es intercambiar ideas, críticas constructivas, elogios sinceros, experiencias, trucos que se nos ocurren o que hemos aprendido, mensajes de ánimo, apoyo, aliento, etc. Eso es lo que hace que aprendamos, que mejoremos cada vez más y que lo que nos gusta hacer que es escribir, sea apreciado por personas que comparten nuestros mismos intereses.
No ha cambiado mucho la situación en cuanto a tiempo, pero decidí volver e intentarlo de nuevo, en la medida que me sea posible.
Como expresé en el chat general (mensaje N° 2), lamentablemente este mes no llegué a enviar a tiempo el relato (aunque lo terminé y cumplí las consignas). No obstante ello, voy a ir comentando relatos de los compañeros a medida que pueda (algunos días más, otros menos) y espero que sean una buena cantidad. También dejé allí algunas referencias al relato que me hubiera gustado compartir y un link a un canal de Telegram para quienes estuvieran interesados, porque mi idea es continuar una historia a través de varias escenas del taller y este (que no llegué a enviar) sería el origen de todo.
Así que seguiré comentando.
Te agradezco tus elogios a mis comentarios. Pero en realidad lo que hice fue tomar la estructura o los aspectos e items recomendados por Literautas y aplicarlo a tu relato. Dado que además creo que tu trabajo lo ameritaba, reproduje algunas partes para analizarlas o comentarlas de una manera que estimé más apropiada.
Por lo demás, me alegro de haberte animado en su momento y sigo haciéndolo. Me encantó este relato y espero poder seguir leyendo otros de tu autoría.
Saludos.
Vespasiano
19/11/2024 a las 23:09
Buenas noches Ulises Vidal:
Gracias por tus comentarios a mi relato que me ayudarán a mejorarlo.
Nos seguiremos leyendo.
Vespasiano
19/11/2024 a las 23:16
Buenas noches Yoly:
Contento estoy por volvernos a encontrarnos de nuevo en este taller.
Gracias por comentar mi relato. Tendré en cuenta lo que me apuntas acerca de la repetición excesiva de la palabra “marido”.
También me alegro de que te haya gustado.
Dante Tenet
20/11/2024 a las 15:40
Hola Vespasiano:
Un gusto reencontrarte aquí, después del extenso comentario de Dante, solo queda opinar sobre el relato en sí.
Me gusto el relato, tiene ritmo y maneja el drama, solo el final me pareció un poco abrupto, con la misma idea le daría algo más.
Nos estamos leyendo.
IreneR
20/11/2024 a las 16:00
Buenas, Vespasiano.
¡Ay! Qué historia más dramática y real. Me ha gustado la crudeza con la que la has narrado y el final, ese canalla… Qué hombre más horrible. Es una pequeña frase, pero ese gesto tan feo me ha llegado muchísimo. Cómo menosprecia a su mujer incluso para llegar hasta ese extremo. Terrible.
Un saludo.
IreneR
Ryan Infield Ralkins
22/11/2024 a las 21:59
Saludos Vespasiano
Un relato cuya historia es bastante cruel y que contiene tanta realidad, lamentablemente. Los personajes bien construidos y el final bastante triste deja mucho en que pensar sobre la sociedad hoy día.
Felicitaciones y nos leemos!
Wiccan
25/11/2024 a las 17:17
Buenas Vespasiano,
Poco se puede decir ya que no se haya dicho, y más con el comentario de Dante difícilmente puedo aportar más a nivel formal o de contenido así que simplemente te dejo constancias de mi apreciación como lector. El relato es muy bueno, crea una atmósfera que parte de una situación enrarecida de la pareja pero que pronto va evolucionando a un maltrato más evidente, por desgracia de puertas para adentro que es lo peor de todas estas situaciones. Has conseguido que como lector se te ponga un nudo en la garganta de la rabia por el trato del marido a la mujer. Una de las cosas que más me gustó de tu relato es el momento en el que ella se pregunta que pasó, como se pasó de una época feliz a esto, que en realidad es un momento cruel en el que podría haberse cortado toda la situación… o no. Y eso es lo peor que tenemos en nuestra sociedad en este sentido, que no se sabe de qué forma pararlo.
En cualquier caso, muchas gracias por compartirlo. Un saludo.
Jose Luis
28/11/2024 a las 23:41
Hola
Tu relato te ha quedado muy bien descrito, en cuanto al deterioro de una relación de pareja. No puedo añadir nada más que mejore lo que han señalado los compañeros.
Quizá que se nota que estamos (yo me incluyo) un poco oxidados…
Un saludo
José Torma
29/11/2024 a las 18:25
Vespasiano, siempre me gustó tu seudónimo, o ¿acaso es tu apellido?
No puedo agregar mas a lo que ya tan elocuentemente te han comentado.
Te diré algo. Odié al marido, lo odié con odio jarocho, como decía un comediante mexicano en los 80’s. Un tipo deleznable al que con gusto le partiría yo la cara de tener la oportunidad. Ahí es donde tu relato la pega en grande. La victima se desvanece y al final desaparece, como en la mayoría de estos casos de abusos.
No me queda mas que reiterarte el gusto que tengo de estar de vuelta y volver a leer a los viejos compañeros.
PROYMAN1
30/11/2024 a las 17:52
Saludos Vespasiano vaya relato que nos has marcado,esta bien estructurado y aunque no es facils uavizarlo ya te indican los comentarios de los compañeros sus formas de ver las cosas asi que yo poco tengo que añadir.
El párrafo final referente a la tumba sin nombre es un giro al texto muy interesante.
Confio en seguir leyendonos.
Vespasiano
30/11/2024 a las 19:28
Buenas noches compañeros Literautas.
Agradecimiento a todos los que habeis tenido la atención de dejar vuestra opinión en mi relato.
Devolveré la visita, sin falta, a todos los que aún no lo he hecho hasta ahora.
Muchas gracias a todos.