Literautas - Tu escuela de escritura

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SILENCIO - por LIAH PERSON

Vamos sorteando las balsas de agua que se han formado en la carretera por la lluvia. A veces las ruedas se despegan y volamos por un instante. Mis ojos siguen sin descanso las gotas que se deslizan por el cristal de la ventanilla. Llevamos ya dos horas de viaje y seguimos callados. Ni una palabra desde que terminó la función. No ha sido un estreno de éxito pero tampoco ha ido mal. La obra podría tener varios meses de vida por provincias. Pero eso ya no importa, ya da igual que la obra funcione o no ahora que, por su culpa, todo se ha roto. Cuando empecé a escribirla no imaginé el daño que nos iba a hacer. Quizá debería haberlo previsto. No fui capaz de ponerme en sus zapatos a la hora de contar en el escenario sus propias miserias. Escribí la obra para ella sin pensar que la estaba contando a ella misma. Una actriz que interpreta la destrucción de su propio matrimonio. Una actriz que no interpreta.

Seguimos callados. La lluvia arrecia en algunos tramos. Los limpiaparabrisas no dan abasto. Es curioso cómo se parece esta situación a una escena del drama, cuando los protagonistas regresan a casa después del concierto discutiendo a voces mientras atraviesan la meseta para llegar a Madrid. Ellos al menos discutían, a nosotros ya no nos quedan fuerzas ni para eso. En el teatro aún hay esperanza, supongo.

La luz de los faros no es suficiente, se quiebra entre el agua que cae incesante. Sólo algún relámpago ilumina el espacio por un par de segundos. Ella sigue conduciendo sin alterarse, tranquila, con la misma calma con la que me dijo que quería separarse de mí y que esta sería nuestra última función juntos. Me dijo que al leer la obra había visto claramente todo lo que no había querido ver durante los últimos años. Me dijo que la obra le había dado la fuerza que le faltaba para tomar la decisión de terminar con lo nuestro. Y yo he sido un autor estúpido. He creado el espejo en el que no me quería mirar y lo he puesto a rodar por los teatros. Veinte fechas cerradas. Veinte oportunidades de ver nuestro final en directo. Un imbécil o un sádico.

Silencio mientras llueve tanto que la carretera se mueve. Los márgenes se difuminan y parece que viajamos sobre una serpiente con su piel mojada y viscosa. Rodamos encima de un asfalto blando. Como los aplausos. Aplausos que empiezan antes de echar el telón celebrando lentos el final del espectáculo. Yo también he aplaudido hoy. Hubiera preferido no tener que hacerlo, no haber escrito ese guión, no habérselo pasado para su lectura, no haber tenido que montar el decorado ni contratar al resto de actores, no haber sabido en cada ensayo que nuestra historia terminaba ahí.

Ahora llueve con más intensidad. Las gotas golpean la luna del coche con fuerza. El agua cae rabiosa sobre el capó y yo no quiero seguir así. No puedo continuar con esta gira, todo esto ha sido un error. Verla cada día en las tablas, escenificando nuestra vida, despidiéndose de mí en cada frase. No quiero pasar por esto. La serpiente se retuerce cuando enfilamos el puerto. Llueve de abajo arriba. Pensar en soportar la función diecinueve veces más. Llueve en todas direcciones. Mi mujer me abandona y yo aplaudo al final. Llueve tanto que patinamos sobre la calzada varias veces.
Y entonces es fácil evitar el dolor, tan fácil como poner mi mano en el volante y hacer un giro inesperado. Los neumáticos traseros derrapan, la lluvia no descansa, ella pierde el control del vehículo.

El coche se eleva y gira como si fuera de papel. Damos tres o cuatro vueltas hasta que nos estampamos contra un árbol. Las ruedas quedan mirando al cielo que no para de arrojar agua. El silencio cae pesado como una lápida.

Comentarios (5):

LectVerd

18/11/2024 a las 15:07

Liah Person, creo recordarte de hace años, aunque no estoy completamente seguro. Pasé a leer tu relato pensando en eso, ojalá me confirmes que es así.
Solo voy a dar mi opinión sobre tu relato: ¡Qué locura! De parte del protagonista, por supuesto. Y es verdad que existen varias historias similares que son reales; gente que decide llevarse consigo a su pareja en un momento de desesperación egoísta. No estoy de acuerdo con él, pero estoy de acuerdo con el drama en los escritos, que para esos son.
Felicidades, porque eres alguien más que utilizó muy bien las palabras del reto en su relato. Saluditos.

Amadeo

18/11/2024 a las 20:21

LIAH PERSON
Me gustó y atrapó la lectura, Buen final. Clara la evolución del conflicto.
Observo un exceso de participación de la lluvia y la repetición cercana de conceptos, por ejemplo en: . Hubiera preferido no tener que hacerlo, no haber escrito ese guión, no habérselo pasado para su lectura, no haber tenido que montar el decorado ni contratar al resto de actores, no haber sabido en cada ensayo que nuestra historia terminaba ahí.
Felicitaciones y saludos desde Argentina

Ed Gorende

21/11/2024 a las 19:34

A mí sí me gusta el recurso de la aliteración para dar énfasis a lo narrado mediante esas estructuras repetidas. Todo el relato está perfectamente escrito, y las tres palabras tan magníficamente insertadas en la narración, que he tenido que releerlo para encontrar la tercera, que realmente es la primera en aparecer. Mi enhorabuena, me parece estupendo tal cual está, esta vez no puedo hacer ningún aporte para posibles mejoras. Quizá solo una ligera reducción de la extensión para resultar menos reiterativo.

María Jesús

23/11/2024 a las 11:46

Hola: Me ha parecido un relato fantástico con algunas frases muy buenas como ésta: “He creado el espejo en el que no me quería mirar”. Yo valora mucho las frases ingeniosas en un texto. Se percibe claramente el estado emocional de los implicados en todo el relato, incluso el protagonismo que le das a la lluvia presagia el final al que nos has hecho llegar.
Lo he disfrutado mucho.
Un saludo.

Yvonne

23/11/2024 a las 21:37

Me parece brillante! Tanto el tema como el ritmo, el contrapunto de la lluvia que arrecia a medida que sube la tensión en la mente del protagonista hasta llegar al desenlace. Se van trenzando hasta el límite en que se hace inevitable la ruptura. Me ha enganchado y encuentro a destacar como dije, el ritmo, tanto de la acción como de la escritura. Felicidades!

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