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Pala y losa - por Don Kendall (Javier)R.
Ayer pudiera haber sido un miércoles cualquiera. No lo fue. Nos tocó dar sepultura a don Hermógenes Cantero.
Al señor Hermógenes le apeteció morir en un domingo lluvioso, día destinado para jugar al tute cabrón. La partida empezaba a las cuatro de la tarde en un establecimiento hotelero separado del pueblo por un río de poco caudal y muchas pretensiones, de nombre Gafo. Hermógenes fue un hombre recto de espalda aunque esquinado de cadera. A su juicio era un marido fiel, cumplidor a su manera, (valoración no coincidente con la de su esposa, doña Erundina López y Pérez).
Además del juego de naipes programado, Hermógenes aprovechaba la mañana dominical para el retozo y el relajo en el piso alto de la taberna. Para ello, lo mejor era quedarse en pelota haciendo compañía a la Severiana, actriz notable y cabaretera sicalíptica, según los afiches que mostraban su gracia en la fachada del edificio situado al otro lado del puente sobre el río.
Nadie tuvo en cuenta, mucho menos los amantes, la coincidencia del fornicio con la lluvia torrencial y la crecida nunca vista del río monte arriba. Cuando se apercibieron ya era tarde.
El estampido de un trueno más potente, acompañó a los gritos de la mujer cubierta con bata escasa, descendiendo por la escalera a saltitos, el dorso de la mano sobre la frente, tal que una prima donna en pose de tragedia griega.
—¡Oh dolor, cómo te cebas en mí!—. Miró de reojo a los jugadores y mientras subía el volumen de los lamentos bajaba la elegancia de la información.
—Hermógenes la espichó! ¡estiró la pata, rediós! ¿!Qué vamos a hacer!? —Llorando, se dejó caer con movimiento preciso ante los tres espectadores, tiesos como suricatos asustados.
—Hay que llevarlo a casa y avisar a Erundina, —dijo el más espabilado, cuñado del difunto—, ¡vamos! ¡arriba a por él!
Los compañeros de timba, improvisaron un vehículo fúnebre de urgencia con el carro del vinatero, depositaron el cadáver tirando el traje de domingo por encima del cuerpo mondo y lirondo y sin tiempo para achicar un juanete superlativo, arrojaron los zapatos al río. El finado continuó muerto en calcetines.
—¡A la puta carrera!
A la voz salieron de estampida con empuje sincronizado y lograron pasar el puente justo antes de ser destruido por el río transformado en torrente arrasador.
El velatorio se retrasó hasta el mediodía del lunes, siguiendo las instrucciones del cuñado del muerto por delegación directa de su señora esposa y viuda doña Erundina, no en vano era ella la que estaba al tanto de todo: la casa, la comida, el servicio, el presupuesto, la contabilidad, y las rentas de las fincas. Lo sobrante, que visto lo visto no era mucho, se lo traspasaba a Hermógenes mientras estuvo vivo.
Hubo que esperar antes de poner en marcha el funeral de cuerpo presente y así fue como el orondo cadáver permaneció fresco bajo una capa abundante de helechos con trozos de hielo, hasta que escampó. Tras rápida aprobación del forense decidieron llevarlo a la capilla del cementerio para su entierro dos días más tarde, sin reparos del arcipreste haciendo la vista gorda por el retraso del sepelio, eso sí cuidándose bien de no dar el cante personalmente.
—Faltaría más doña Erundina, asistirá al oficio un presbítero de discurso florido y frondoso.
Así fue como nos tocó dar sepultura al ilustre don Hermógenes Cantero Cossío, en un miércoles cualquiera.
El ataúd fue recibido por un curilla de poca envergadura, compensada su presencia escasa por una voz atronadora. Cuando se bajó al fiambre a tomar fondo y Ramón el enterrador empezó con las paladas, el clérigo atacó el esprint final de su monserga repleta de pleonasmos escogidos. En mitad de un «horrísono fragor de terrible combate» , fue apartado de primera fila por doña Erundina.
—Vale, ¡vale ya, mosén! No vaya a darle un soponcio. Solo nos faltaría eso.
Tomando el protagonismo de la ceremonia, la dama cogió un puñado de tierra y dirigió su atención a la fosa.
—Tuvimos suerte. Paró la tormenta, hace un día radiante sin pinta de llover; no te quejarás Hermógenes—. Soltó el contenido del puño, rápido sobre la caja y ordenó al enterrador:
—¡A ver, Ramón, carga la pala a tope y me lo dejas bien cubierto antes de poner la losa.
—Doña Erundina, hicimos lo que nos mandó pero en la lápida no había ningún nombre.
—Basta ya, punto final tal como está. A lo tuyo, pala y losa.
Sin lágrimas, abandonó el cementerio camino de casa.
Comentarios (27):
LIAH PERSON
18/11/2024 a las 17:48
Hola Don Kendall, me alegra mucho poder volver a saludarte. Y me gusta el humor que hay en tu relato. Me has sacado una buena sonrisa!! Es genial la forma en la que conviertes el drama en comedia, utilizando además un lenguaje preciso y muy cuidado. Te felicito.
Don Kendall
18/11/2024 a las 18:30
Muchas gracias, por tu saludo y sobre todo por tu generosidad. Es un placer la vuelta a estos lares, tan bien cuidados por nuestros anfitriones.
Un abrazo y salud
Amilcar Barça
18/11/2024 a las 18:54
No he leído tu relato EMDO. Pero te echaba de menos. Bienhallado Don Kendall.
Amilcar Barça
18/11/2024 a las 19:00
Ahora sí. Sigues más viejo y más sabio. Norabuena
Paola
18/11/2024 a las 20:07
Hola Javier
Un gusto volver a leerte.
El relato tiene tu sello personal, cuidas los detalles, caracterizas a los personajes y sorprendes con birguerias en cuestiones como lo del juanete para introducir la palabra zapato.
Escenas brillantes como la de los cubitos de hielo para mantener fresco el cadaver y esa carrera sobre el puente con el carro del vinatero.
Lo he disfrutado un montón.
Enhorabuena y saludos.
Pilar (marazul)
18/11/2024 a las 20:40
Es un placer volver a encontrar nombres conocidos Don Kendall (Javier). Acabo de leer “pala y losa” y me ha encantado. Dominio del lenguaje —qué bien elegidos los nombres—, soltura en la expresión, personajes con identidad propia, humor…
Tu relato no es para comentar es para disfrutar.
Saludos
Lola Pena Dovale
18/11/2024 a las 21:42
Muy bueno, Javier. Ha sido un placer leer tu relato. Tenía que analizarlo en profundidad, tanto en su forma como en su contenido, dado que soy tu vecina de arriba en el listado, pero poca cosa te puedo decir, y todo bueno.
En cuanto a la forma del texto, para mí, está perfecta. No he encontrado nada que me haya llamado la atención ni que me haya chirriado. Expresiones correctas, uso de un lenguaje fresco y adecuado, puntuación sin errores…
En cuanto al contenido, la estructura del relato es estupenda. Comienzas el texto con un “in media res”, que luego recuperas a la mitad de la historia y cierras la trama. Nos llevas hacia atrás para explicarnos lo que ha sucedido para llegar al punto de la muerte del protagonista y luego lo entierras. Los personajes principales, Hermógenes y Erundina, los dibujas a las perfección. Las escenas las construyes con los elementos necesarios para que las podamos ver sin problema.
Tienes un punto de humor y sarcasmo que hace disfrutar de la lectura de tu relato. No tengo más que felicitarte por tan buena historia. Seguiré leyéndote, Javier.
Ryan Infield Ralkins
19/11/2024 a las 00:42
Saludos Don Kendall(Javier)
Concuerdo con Pilar(Marazul): tu relato es para disfrutar. Desde que comencé a leer estaba sonriendo hasta el mismo final. Doña Erundina me da la impresión de haberse quitado un peso de encima, jajaja.
Saludos y nos leemos!
Yoli
19/11/2024 a las 01:23
Hola Don Kendall, un gusto leerle, me ha entretenido la historia.
Como mejorables, por aportar en algo, encuentro en un relato corto:
8 veces Hermógenes
6 veces Erundina
Se supone no deben aparecer más de 3 veces en relatos cortos.
Lo invito a leerme, le estaré agradecida con los mejorables que encuentre, soy la #49 https://www.literautas.com/es/taller/textos-escena-64/11156
Saludos,
(¯`•¸•´¯)YOLI L(¯`•¸•´¯)
Fernando Rodríguez
19/11/2024 a las 10:05
Me ha entretenido tu lectura y la he disfrutado. Creo que no se puede pedir más, eso es escribir, que los que te lean estén entretenidos en lo que has imaginado en tu mente y plasmado en el papel. Se notan las tablas del autor, sin duda.
Isabel Caballero
19/11/2024 a las 13:08
¡Toda una lección de cómo se debe escribir un drama del esperpento! El espíritu socarrón impregna toda la parafernalia, las del juego del tute cabrón, la cantina, el piso de arriba, la santa oficial y la otra, la oficiosa.
Un Hermógenes recto de espalda y esquinado de caderas.
Todo es destacable, nada queda fuera de tono, cada frase e intención, cada giro, retorciendo lo retorcible. El agua, la barranquera, (tan noticiable por desgracia, ahora), la justificación para…
En definitiva, no es un día malo un miércoles para enterrarse, tanto como otro cualquiera, aunque hieda el muerto, así que ¡pala y losa!
Muy buen trabajo, Javier, con categoría de excelencia, que lo sepas.
Tu colega, Isabel Caballero.
P.D. Siento no disponer de tiempo para leer algún que otro relato, y menos aún de participar ¡Ya me gustaría! ¡Puñetero tiempo y circunstancias personales! Snif
Pepe
19/11/2024 a las 14:02
Hola, Don Kendall. Me alegro mucho de verte de nuevo en esta nueva etapa de literautas.
Y ya veo que la maestría sigue vigente. El relato es una maravilla en cuanto a la ambientación. Se palpa esa escena: los sentimientos de la gente, la poca agonía de la viuda, la mano del hombre, siempre torpe…, y todo regodeado de ese humor que, a pesar de los temas de adulterios, catástrofes naturales y muertes repentinas, impera por todo el relato.
De forma, pocas cosas que aportarte; alguna coma antes de un guion de diálogo y un signo de exclamación ausente.
Sin embargo, sí que me gustaría comentarte algo que no me acaba de cuadrar, a ver tú qué piensas de ello y así nos aportamos algo. Es un tema en referencia al narrador.
Por cómo empieza el relato, se plantea que el narrador es un personaje más («Nos tocó dar sepultura a don Hermógenes Cantero.»), incluso esa frase la repites al final. No obstante, no llego a saber quién es el narrador. Y eso que tiene un grado de omnisciencia bastante alto. Porque no es integrante de los de la timba, pero narra la situación al dedillo, con diálogos incluidos, y por la tromba que está cayendo, tampoco es un observador que pasara por allí. Además, también sabe que doña Erundina maneja todo el cotarro económico de la familia y que esta misma es la que ordena al cuñado cómo debe de enterrar al difunto marido. Vale, me podrás decir que la escena es de un pueblo pequeño, que las habladurías están al orden del día y que todo se sabe al dedillo aunque acabe de darse. Sin embargo, no estaría de más una pequeña descripción del personaje del narrador para situar al lector. Aun así, te compro que ese narrador pueda ser válido.
Pero en tres cuestiones donde el grado de omnisciencia ya es de otro nivel no lo veo:
1. «A su juicio era un marido fiel, cumplidor a su manera, (valoración no coincidente con la de su esposa, doña Erundina López y Pérez).» => Es decir, si el narrador es un personaje, la valoración de la fidelidad del marido no solo no es no coincidente con la de su esposa, sino con parte del pueblo. Si no es así, por lo menos el narrador debería decir por qué sabe eso.
2. «—Tuvimos suerte. Paró la tormenta, hace un día radiante sin pinta de llover; no te quejarás Hermógenes—.» => Esto es un diálogo al final del texto, donde Erundina se dirije al foso, incluso le habla a su marido, no lo dices, pero se sobre entiende, o yo al menos sí, que todo queda dentro de un susurro o algo más íntimo y, de ser así, alguien tendría que haberlo oído, y yo creo que, en este caso, sí se precisa que se sepa de ese alguien. (repasando el comentario reconozco que este punto es un poco tikis mikis, pero lo dejo a ver qué piensas).
3. «Para ello, lo mejor era quedarse en pelota haciendo compañía a la Severiana,» => Lo mismo que antes. Sí, la gente sabe que los domingos se trinca a la Severiana, pero esa descripción tan visual, quedarse en pelota, en un momento donde solo están esos dos, me parece excesiva si se trata de un narrador protagonista. Creo que mejor algo que se haya visto, o comentado, oído, o sugerido, quedaría más natural.
En definitiva, todo este rollo te lo digo porque creo que este relato ganaría mucho si el narrador fuera puramente omnisciente, y eso se conseguiría quitando o dándole una vuelta a la frase que repites «Nos tocó dar sepultura a don Hermógenes Cantero.», frase que como te digo no me cuadra y hace que me despiste en algún momento, siendo todo esto EMDO (como solías comentar), y solo una oportunidad para conversar y continuar aprendiendo.
Muchas gracias por participar de nuevo en el taller y un fuerte abrazo!
Mónica Bezom
19/11/2024 a las 15:28
Hola, Don Kendall.
Si escribir con humor no es poca cosa, hacerlo sobre la muerte y con una dosis extra de fina ironía salpimentando todo el relato conforma un plato a degustar cuyo sabor perdura tras la lectura.
No tengo para añadir nada luego de los comentarios que me preceden.
Ha sido un placer leerte.
Saludos.
Don Kendall
19/11/2024 a las 17:36
Respuesta a invitación de Pepe
Estimado, empiezo por el final de tu comentario y así despejamos la mesa para departir acerca de tu análisis, sin que nada nos estorbe.
No hay duda, yo no la tengo al menos, de la ganancia que tendría este relato si el «narrador fuera puramente omnisciente». El relato entonces, ya sería otro relato, no el mío.
Agradezco mucho el tiempo que has dedicado a diseccionar el texto. Comienzas muy bien , observando que hay algo que no te acaba de cuadrar y rápidamente focalizas en tu ignorancia confesa (dicho de una forma respetuosa y amigable) : «No obstante, no llego a saber quién es el narrador».
Me temo, que tal vez te sucedió lo que pone de manifiesto el conocido problema de los 9 puntos que consiste en unir 9 puntos con 4 líneas sin levantar el lápiz del papel. Es un juego que nos invita a explorar eso que algunos llaman el pensamiento lateral, una habilidad esencial para la resolución creativa de problemas.
Sin entrar en más disquisiciones. Para la estructura de mi(s) relato(s) suelo partir de ELPUNTO DE VISTA. Janet Burroway (1) comienza así un interesantísimo artículo que recomiendo :
«El punto de vista es el elemento más complicado de la narración. Si bien es posible analizarlo, definirlo, esquematizarlo, se trata en última instancia de una relación entre escritor, personajes y lector que, como toda relación, tiene sus sutilezas. Podemos discutir sobre el narrador, la omnisciencia, el tono, la distancia o la credibilidad en determinado cuento, pero ninguna conclusión que saquemos lo ubicará en el mismo casillero con otro cuento.»
Este es mi punto de partida y es donde pongo el foco.
Efectivamente, el relato arranca en primera persona porque el que habla es un personaje. La dificultad de esta elección estriba en que el mundo representado , es un “enfoque subjetivo”, es decir estaremos sujetos a una visión relativa , sectaria y distorsionada de la realidad (tal como apuntas en tu comentario).
¿Cómo podemos como autores corregir ese “filtro” del personaje?
Mi solución en el relato, es pasar rápido de la primera persona a la tercera persona, convirtiéndolo en un “narrador poco fiable”.
1º – Fijo un límite temporal a una acción objetiva : Dimos sepultura (primera persona, incluyendo al narrador) ¿CUÁNDO? Ayer que fue miércoles, lo que significa que hoy es Jueves.(Tres días para adaptar cualquier historia)
2º – A partir de ese momento el narrador pasa a «narrador poco fiable» (2), puede largar lo que quiera en tercera persona con la objetividad que da el relato de hechos pasados basados en conversaciones, actos, situaciones que pudieron ser así o no. La narración puede ser recortada, austera, cómica. Los personajes secundarios, pueden ser ridiculizados (suricatos asustados), despersonalizados (“la” Severiana, el juanete) etc, etc,..
3º – El narrador vuelve a la objetividad de la primera persona en los hechos reales que vió, como prestidigitador en un juego de magia, ajusta de nuevo “el punto de vista” y sigue siendo “narrador periférico”:
«Así fue como nos tocó dar sepultura al ilustre don Hermógenes Cantero Cossío, en un miércoles cualquiera.»
Y la descripción de lo que sucede es de una “simpleza” (en el sentido de falta de complejidad) apabullante.
En concreto, el narrador está en primera persona, por tanto personaje, pero no protagonista(no cuenta su historia) si no que cuenta la historia de otro : narrador periférico.
COMENTARIOS ASÍ POR ALTO EMDO :
Cada autora, cada autor tiene sus querencias y manías, o esquemas. En mi caso, debo mucho y copié y copio mucho de Rolando Hinojosa ( él me contó que solía arrancar en primera persona y rápidamente descablagar del caballo para seguir en tercera). Lo que nunca olvido, y es lo que más tiempo me lleva, es escoger el “Punto de vista”, en el sentido que propone Janet Burroway (1) :
«En lugar de pensar que el punto de vista consiste en la opinión o las creencias del autor, hay que tomarlo de un modo más literal, como “el punto desde donde se mira mejor”.»
Por lo demás tomo nota, de tus correciones y llamadas de atención y agradezco mucho tu arranque para suscitar estos cambios de ipresiones y conocimientos que personalmente me ayudan a aprender.
Aprovecho a puntualizar que el comentario de Lola Pena Dovale, resume perfectamente el cómo se montó la trama del relato teniendo en cuenta , esa “pequeña diferencia” respecto a tu propuesta :
«En cuanto al contenido, … Comienzas el texto con un “in media res”, que luego recuperas a la mitad de la historia y cierras la trama. Nos llevas hacia atrás para explicarnos lo que ha sucedido para llegar al punto de la muerte del protagonista y luego lo entierras. … Las escenas las construyes con los elementos necesarios para que las podamos ver sin problema.»
Y nada más, querido y admirado colega. Un abrazo y haya salud
(1) En este enlace he podido comprobar que está el texto de esta autora al que hago referencia
https://ciudadseva.com/texto/punto-de-vista/
(2) «Los narradores indignos de confianza son invariablemente personajes inventados que forman parte de las historias que cuentan.»
«Un narrador poco fiable sirve precisamente para revelar de una manera interesante la distancia que media entre la apariencia y la realidad, y para mostrar cómo los seres humanos distorsionan o esconden ésta.» EL ARTE DE LA FICCIÓN David Lodge
Pepe
19/11/2024 a las 19:16
Fantástico, Javier. Menuda respuesta más gratificante e interesante.
En el fondo, no entendí el relato, más en concreto ese cambio tan original (por lo menos para mí) de narrador. Pero ahora, con tu explicación y con la vuelta que me dado por internet para leer sobre el pensamiento lateral, creo que sí lo entiendo. Creo que tengo una mente un poco cuadriculada para el tema, pero en el fondo, ese pensamiento que busca salirse de la lógica, de los caminos más trillados y apoyándose en la imaginación me gusta. (Por cierto, maldigo a esos nueve puntos y sus cuatro rayas).
Volviendo a tu relato, ahora, y con un pensamiento, el mío, al que le cuesta salir de su cabezonería, lo entiendo como algo así como una historia dentro de otra, solo que con los extremos cortados y pegados de forma tan minuciosa que no se ve el ensamblaje. Un ejercicio contra la lógica, dos narradores dentro del mismo relato siendo el mismo narrador. Aplaudo tu valentía, tus conocimientos y lo bien que sabes explicarlo, y agradezco que lo hayas compartido.
Por otro lado, a mí el narrador poco fiable es el que más me gusta, no suelo usar el omnisciente, ya que esa distancia entre realidad y percepción que describes se pierde.
Muchas gracias por la respuesta, viva literautas, y un abrazo
Paola
20/11/2024 a las 13:06
Muy interesante estos comentarios sobre el narrador.
Pepe, yo no me había dado cuenta pero ahora, gracias a ti lo veo y aprecio su importancia. Y es q Javier, si no preguntas, no cuenta sus trucos!!!!
Muy logrado, Javier, enhorabuena
Yvonne
20/11/2024 a las 16:13
Un relato entretenido, tejido con pericia y salpicado de notas jocosas. Nos traslada a un país latinoamericano que bien podría ser Colombia en los tiempos de juventud de Gabriel García Márquez. Felicidades.
P.S. yo hubiera escrito “hubiera podido ser” y “día destinado a jugar” y no para jugar.
Lunaclara
20/11/2024 a las 16:49
Hola Don Kendall, gran relato. Nada que decir ni que sugerir.
Solo que espero que hagas un libro recopilatorio algún día.
Saludos.
Don Kendall
20/11/2024 a las 17:40
Comentario rápido para Lunaclara:
Hayun recopilatorio titulado “Queer” con algunos de mis relatos en la plataforma “Lektu”. La descarga es Gratis, pudiendo hacerlo en tres formatos. El único requisito es que te registres en la plataforma. Después de la descarga te “desregistras” y “ya tá”.
Salud
Don Kendall
20/11/2024 a las 18:32
Comentario rápido para Ivonne:
Gracias por tu comentario y tu deseo de felicidades.
Con tu permiso, aprovecho para comentar tu P.S, donde propones alternativas que tú elegirías a lo escrito por mi parte.
1 – Me gusta «hubiera podido ser», aunque solo sea por la referencia tan sonora al poema de Rafael de León:
Hubiera podido ser
hermoso como un jacinto
con tus ojos y tu boca
y tu piel color de trigo,
pero con un corazón
grande y loco como el mío.ido ser
hermoso como un jacinto
con tus ojos y tu boca
y tu piel color de trigo,
pero con un corazón
grande y loco como el mío.
2 – En el caso de “destinar” me decanto por la 1ª acepción de la RAE :
https://dle.rae.es/destinar
Del lat. destināre.
1. tr. Ordenar, señalar o determinar algo para algún fin o efecto.
2. tr. Designar el punto o establecimiento en que alguien ha de ejercer el empleo, cargo o comisión que se le ha conferido.
3. tr. Designar la ocupación o empleo en que ha de servir alguien.
4. tr. Dirigir un envío a determinada persona o a cierto lugar. Las armas iban destinadas a un país asiático.
En cualquier caso, el resultado final va a depender de la opinión propia, que como sabes es tan despreciable como la de cualquiera.
¡Ah! por interés, no solo curiosidad, ¿puedes decirme qué tipo de indicios te “trasladaron” como lectora a un país latinoamericano?
Un abrazo y salud
Rocío Recouso
20/11/2024 a las 23:31
¡Qué divertido! Vi tantos comentarios que se iban sumando y me dio intriga qué cuento me esperaba. Muy cinematográfico el relato, en el sentido que podía imaginarlo como una peli. ¡Gran vuelta de tuerca para una historia de cementerio!
¡Saludos! Rocío
Wiccan
21/11/2024 a las 02:15
Buenas Don Kendall,
La verdad es que poco se puede decir que no se haya dicho, se nota que tienes mucha experiencia en la materia y poco se puede aportar desde la mía. Creo que es un buen relato en la que se describen muchas cosas que suceden de forma muy natural y sin que parezca atropellada teniendo en cuenta el reducido número de palabras que tenemos.
Hay una cosa que me pareció destacable que ya tenía intención de comentarte simplemente a modo informativo para que tuvieses ese feedback como lector, y que al leer vuestros comentarios sobre el narrador me ha hecho pensar mucho más. De lo que más me llamó la atención de tu historia es el contraste entre la forma de explicar todas las situaciones del narrador con las intervenciones de los propios personajes, ya que el primero tiene muy buena gramática y un léxico muy rico mientras que los segundos tienen las expresiones y vocabularios de la gente de pueblo de una época en la que no tenían el acceso ni los medios para una educación de este tipo. Desde mi punto de vista es un contraste que potencia ese tono burlesco y cómico de la historia y es lo que más destacaría. Reconozco que en un primer momento no me había planteado quién era el narrador, si omnisciente o no, y tras leerlo se acentúa un poco ese contraste ya que ese narrador periférico que nombras sería alguien presente en el pueblo y, salvo honrosas excepciones, no tendría una educación como para describir la situación como la describe, por lo que se me haría raro que lo explicase así salvo que no fuera una de las pocas figuras del pueblo con ciertos estudios (médico, cura, maestro, etc…), lo que le daría un mayor trasfondo. Ya te digo, un tema que me ha parecido curioso como lector.
Muchas gracias por compartir el relato. Un saludo.
Don Kendall
22/11/2024 a las 17:41
Respuesta rápida a Lola Pena Dovale
Agradezco mucho tu atención y comentario. Me parece fundamental este breve resumen que haces de un trabajo que es de una simpleza o falta de complejidad apabullante, tal como señalé en respuesta al comentario de Pepe y en el que te cité como apoyo de esa afirmación, con este comentario que tú haces.
Tengo la impresión de que a la hora de escribir, en general nos olvidamos de algo que es básico desde la noche de los tiempos, y es el «punto de vista» tomado estrictamente en ese sentido: si aspiramos a comunicar algo desde un canon artístico, es imprescindible que partamos o nos apoyemos en eso que llamamos punto de vista : con más o menos matices todas y todos estaríamos de acuerdo en definirlo como la posición desde la que un individuo o un grupo de personas ven y reaccionan ante el mundo que les rodea.
Esto, que a la hora de hacer un “selfie” jeje, o un dibujo, o tocar una flauta o el piano etc, todo el mundo lo hace, en esta profesión cuesta un trabajo ímprobo.
Antes de técnicas, reglas, consejos, que tienen como objeto «La gran obra» (sea eso lo que sea) como artistas (o artesanas y artesanos)deberíamos invertir el tiempo que nos haga falta para saber cuál es el «punto de vista» desde el que vamos a acceder al narratario (el destinatario del relato hecho por el narrador):
¿Quién se ubica dónde para mirar la escena?
O, mejor, como estamos hablando de lenguaje, las preguntas deben ser: ¿Quién habla, a quién, cómo, a qué distancia de la acción, con qué limitaciones?.
En resumen, gracias, gracias, por tu tiempo y tu amabilidad que aprovecho para intercambiar conocimientos y dudas.
Un abrazo y salud
Verso suelto
28/11/2024 a las 13:53
Hola Don Kendall. Agradecido por tu lectura y comentario a mi texto. El tuyo me ha parecido genial, con humor e ironía por los cuatro costados. Los nombres, ya te lo han dicho, geniales; creo que los Erundinos en España, se pueden contar con los dedos, y qué decir de Hermógenes, que hasta te lleva a una época, incluso a un territorio, por que tu relato además de hacer reír, es un dibujo de una cierta sociedad.
Estupendo trabajo.
José Torma
29/11/2024 a las 18:36
Don Kendall, que gran placer volver a leerte.
Tu relato esta muy bien comentado, así que no expresaré opiniones que tal vez sean equivocadas.
A mí me gustó de principio a fin; el lenguaje me encantó. Varias palabras ajenas a mi léxico me hacían enarcar una ceja, pero en el contexto de la historia, ya me apercibía yo de su significado.
Nada mas que agregar, solo mis parabienes por tan entretenido relato. Y feliz de volver a coincidir en este espacio.
Esther
08/12/2024 a las 03:09
¡Qué bueno volver a leerte Don Kendall!Excelente relato, escrito en ese tono humorístico que manejas magistralmente. Me recuerdas al escritor brasileño Jorge Amado que leí hace muchos años y que me deleitaba con ese humor sin fronteras. Leerte ha sido un disfrute verdadero, gratificante.Gracias,no dejes de escribir.
Me gustó lo del narrador, porque para mi es un tema difícil. Espero que Pepe siga haciéndote preguntas de alto vuelo porque hacen pensar. Saludos Esther
Vespasiano
08/12/2024 a las 22:40
Buenas noches Don Kendal:
Muy contento estoy de volver a reencontrarnos en este espacio literario.
Primeramente quiero agradecer tu paso por mi historia y tus comentarios.
Leer el tuyo ha sido una visión esperpéntica de una situación inusual. Me ha parecido el triste final de una persona a la que le sale todo mal y que estaba en el lugar equivocado para morirse. Las escenas de correrías y de agobio por deshacerse del muerto son cinematográficas y la descripción de los personajes que intervienen en la trama son impecables.
Lo del “punto de vista” intentaré primero entenderlo y después aprovecharlo en futuras historias.
Tu relato me ha gustado y me ha divertido a partes iguales.
Seguiremos leyéndonos.