Literautas - Tu escuela de escritura

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Ingravidez - por Yvonne (María Kersimon)R.

La brisa de norte mece los cipreses. Me veo elevado hasta sus copas donde floto sin esfuerzo alguno. A lo lejos, el campanario con las casas apelotonadas. Mi casa. Solo pensarlo y estoy frente a la puerta. Voy a entrar, pero dos potentes gomas invisibles que parecen sujetarme la espalda tiran de mí hacia arriba y estoy de nuevo sobre los cipreses del cementerio. Parece que una comitiva se acerca. Me cuesta ver con la niebla que asciende. Me seduce la ingravidez. Empiezo a hacer cabriolas, salto, acelero, freno en seco… como Toby. Sin preaviso me encuentro en el patio de casa. Toby me mira moviendo la cola. Gimotea pidiendo una caricia y trae la pelota. Intento cogerla, pero las gomas tiran de mí hacia arriba y me llevan sobre la comitiva que se acerca al cementerio. La niebla se ha disipado un poco y veo que se trata de un entierro. El coche fúnebre franquea lento las verjas. Un cuervo grazna. Veo algunas caras conocidas, Juan, Paca… ¿Quién habrá muerto en el pueblo? Sin habérmelo propuesto, viajo a la velocidad del rayo a la ciudad. Aquí luce un sol de primavera. En el hall del hospital, la gente va y viene. Las gomas tiran de mí y atravieso techos… dos pisos. Flotando en una habitación sobre un montón de aparatos enchufados, cables, goteros, veo una señora sentada junto a la cama donde un tipo al que van unidos cables y tubos yace bocabajo. La señora está triste. Creo reconocerla. Se parece vagamente a una actriz conocida por la que he llorado antaño. Por algo me conmueve, pero no consigo verle bien los rasgos pues la niebla ha penetrado en la habitación. Las gomas me sacan por el techo al cielo azul. ¡Luz cálida de mediodía! Libre, hago volteretas. Viajo al centro de la ciudad y aterrizo en el trabajo. El bufete está tranquilo. Acaba de llegar el CEO de Mex Tex que tiene varios litigios en marcha y confía en mí. Mi socio hace pasar a mi cliente a su despacho. Intrigado entro con ellos y me sitúo detrás de Alex, tratando de seguir la conversación. No me da tiempo pues las gomas me sacan hacia arriba techo a través y recorro una gran distancia sobrevolando campos y pueblos familiares. De nuevo sobre los cipreses, el cuervo me grazna una especie de bienvenida, KREEECCKKK, KREEECKKK. Crees, Crees, oigo. ¿Qué si creo? El cortejo fúnebre, ya en el cementerio, se dirige a una tumba abierta. Alguien saca un pañuelo y llora. Van endomingados, vestidos de negro, hasta los zapatos. Unos hombres se afanan alrededor del ataúd para bajarlo del coche, pero se enredan. Alguien dice Paren, aún falta la despedida. Una mujer de azul saca una cuartilla y empieza a enumerar virtudes y merecimientos. Todos parecen asentir y uno toma la palabra. Mi hijo. Habla maravillas de aquel que dedicó su vida a defender a los más vulnerables… Todo muy teatral y a mi hijo se le alargan las piernas, se le ensancha la cara y es Alex. Se vuelve bajito y es el mecánico del pueblo. Ya no veo con claridad. Otra vez la niebla. El cuervo grazna, KREEEKKK KREEEEEK, ¿crees?, ¿crees? Me puede la curiosidad y me acerco a la lápida, una piedra labrada con bajorrelieves. El ataúd aún no ha sido bajado, no sé a qué esperan. Alguien llora, una mujer se acerca. La noto casi rozándome. El contacto es confortante y quiero más. Siento agradecimiento por este contacto, más placentero que la ingravidez, y nace en mí el deseo de poder corresponder, tocar, sentir. Al instante estoy en el hospital, flotando sobre el entubado ahora boca arriba, cuya mano la mujer está acariciando suavemente. Le susurra cosas al oído, Te estoy esperando, te quiero llevar a casa. A su lado está mi hijo, lagrimeando. Nunca lo vi tan emocionado. Entonces le quiero ver la cara al tipo de la barba muy crecida. Un vórtice de energía me succiona como una ventosa, me comprime hacia abajo. Silbidos agudos, nausea en el estómago, presión en las sienes. voy a chocar con el suelo… pero no. Ahora siento pies y manos. Mantengo los ojos cerrados aún un rato porque me hiere la luz.
Bienvenido a casa, cariño. Melania llora mientras me acaricia la cabeza. Abro por fin los ojos.
………Semanas después, Melania quiere saber dónde estuve durante el coma. Le cuento lo del cementerio. ¿Cómo supiste que no estabas muerto?, pregunta, En la lápida no había ningún nombre.

Comentarios (16):

LIAH PERSON

18/11/2024 a las 13:45

Hola María Kersimon, me alegra mucho poder volver a saludarte. Tu relato es el primero que leo y me ha encantado, sobre todo por el ritmo que tiene. Va creciendo en intensidad hasta llegar a un final sorprendente. El interés aumenta frase a frase. Enhorabuena, has empezado genial esta nueva etapa!!

Borja

18/11/2024 a las 19:15

Hola!
Bueno, hace tiempo que no comento un texto, así que intentaré hacerlo lo mejor posible y lo más honesto que pueda. Sin olvidarme de decir que lo que diga, simplemente es la opinión de una persona sin más formación que su afición.
Un ritmo frenético!! Si señor!! Muy intenso la verdad. Se siente ágil y vibrante.
El final también me parece conveniente.
Buen trabajo.
Un saludo.

IreneR

20/11/2024 a las 14:46

Buenas, María.

La verdad es que la primera impresión me ha tirado bastante para atrás. Es un texto sin casi puntos y aparte y eso me ha dificultado la lectura. Aun así, creo que la historia es muy interesante y mantiene el interés por saber a dónde nos va a llevar con esos saltos.
El final me ha gustado mucho. Un giro inesperado que le va genial.

Al final del texto he visto algún fallo de puntuación:

“Le susurra cosas al oído, Te estoy esperando, te quiero llevar a casa.”
Una coma y luego empieza con T.

“¿Cómo supiste que no estabas muerto?, pregunta, En la lápida no había ningún nombre.”
Lo mismo, una coma y empieza con E.

Un saludo.

IreneR

Patricia Redondo

20/11/2024 a las 17:21

Hola Yvonne-Maria , ando entre otras cosas, leyendo textos de antiguos escribientes (me debo de estar haciendo vieja por que me puede la melancolía …) , asi que así recalé en el tuyo.
De entrada me reboté un poco (¿quéee? ¿un fantasma rondando por ahí ? ¿un Ghost a lo Demi Moore-Patrick Swazye?). Nada que ver. El tuyo tiene una poesía que ya quisieran…
Me ha encantado ese “ir endomingado de negro,hasta los zapatos” y esos cuervos interrogando sobre la fé del casi finado..y sus ganas de volver a sentir a través de la piel.
Un relato redondo, maestra como siempre.
Muchas gracias. Estoy en el 74, creo, por si te apetece leerme

Otilia

20/11/2024 a las 19:00

Hola, María:
Tu relato “La máquina” fue de los primeros que leí cuando empecé a participar en Literautas. Recuerdo haberme reído con el cañonazo del anciano. Con Ingravidez has conseguido una atmósfera asfixiante con los tirones de las gomas y el ritmo endiablado mediante las frases cortas.
Felicidades.
Saludos.

¸.•*´¨`*•.¸Yoli¸.•*´¨`*•.¸

20/11/2024 a las 22:47

Hola María, debe ser problema mío y de la edad jeje, pero de primera entrada al ver tu relato sin párrafos, me ha sacado de onda al leerlo, me pierdo en cual renglón voy, no lo he podido disfrutar. Como te digo es cosa mía, te aporto eso como lectora.

En cuanto a mejorables, ya te los han indicado.

Si te apetece visitarme, estoy en el #49 https://www.literautas.com/es/taller/textos-escena-64/11156, me encanta saber como recibe el lector mi escrito, así como la forma, gramática, puntuación, etc., para aprender y mejorar.

Nos leemos.

Fernando Rodríguez

21/11/2024 a las 16:56

El ritmo y la intensidad, superlativos. Creo que de eso se trata, de atrapar al lector y quiera mas o al menos terminarlo con gusto. Yo lo he disfrutado.

Verso suelto

23/11/2024 a las 20:02

Hola Yvonne. Lo primero agradecerte tus palabras a mi relató. El tuyo me ha enganchado desde el principio, al leerlo me parecía que era de mí de quien tiraban las gomas. Muy ingenioso. También muy ingenioso poner al enfermo boca abajo.Todo está en constante movimiento y cuando parece que algo se va a descubrir aparecen las gomas. La tensión hace ondas como en los buenos relatos. Muy buen trabajo. Es muy agradable volver a encontrar antiguos colegas.

Menta

24/11/2024 a las 14:21

Buenos días Yvonne, muchas gracias por tu comentario, me alegro que te haya gustado y hecho, por lo menos, sonreír. Era lo que pretendía.
Tu relato me ha atrapado desde el principio. Las gomas elásticas enseguida las he relacionado con el cordón de plata que une el cuerpo físico que permanece en la cama y el espiritual que sale volando abandonando al cuerpo físico para volver a unirse a él antes de desertar. Muy ingenioso y profundo.
Yo también soy veterana de este blog, estoy muy contenta de comenzar con todos vosotros a escribir comentar y tener otra ilusión más casa mes. Un abrazo

Menta

24/11/2024 a las 14:23

Buenos días Yvonne, muchas gracias por tu comentario, me alegro que te haya gustado y hecho, por lo menos, sonreír. Era lo que pretendía.

Tu relato me ha atrapado desde el principio. Las gomas elásticas enseguida las he relacionado con el cordón de plata que une el cuerpo físico que permanece en la cama y el espiritual que sale volando abandonando al cuerpo físico para volver a unirse a él antes de desertar. Muy ingenioso y profundo.

Yo también soy veterana de este blog, estoy muy contenta de comenzar con todos vosotros a escribir, comentar y tener otra ilusión más cada mes. Un abrazo

IGANCIO

24/11/2024 a las 18:20

Hola Yvonne- Lo mejor del relato, la forma en que está resuelto. Tiene un buen punto final. En el recorrido me ha parecido que describías un sueño. Desconozco que se siente durante un coma, si es que se es consciente de algo, pero todos conocemos el mágico mundo de los sueños. Un gusto leerte.

Rudiguer

24/11/2024 a las 18:48

Un relato interesante aunque como te han comentado más arriba, el bloque echa un poco para atrás. Al principio pensaba que el fantasma era la actriz, y no entendí bien cuál era su papel (que ironía), pero el final me ha gustado.

Mónica Bezom

26/11/2024 a las 00:50

Hola, Yvonne.
Antes que nada, gracias por pasarte por mi cuento.

He leído tu relato con intriga y algo de vértigo en el viaje de este espíritu momentáneamente desprendido del cuerpo. Me ha gustado la agilidad de la escritura y los detalles descriptivos que introduces; el perro, el cuervo, “crees, crees”, los endomingados, ” El contacto es confortante y quiero más.” Todo ello coronado con un muy buen final.
Las observaciones ya te las han formulado más arriba.

Ha sido un placer leerte.
Saludos.

José Torma

27/11/2024 a las 02:06

¡Yvonne!
Pedazo de relato, cinematográfico, bien contado. Elementos oníricos y alguno que otro terrorífico. La idea del cuervo hace una referencia muy obvia pero valida en el entorno. Las benditas gomas, es tan bueno el cuento, que no chirria que se repita tanto, es necesario y casi obligatorio.
He disfrutado mucho tu texto, nunca me doy cuenta de si hay fallas a menos de que sean monumentales, así que por mi esta de 10.
Imaginé un final diferente y ahí esta la magia, me sorprendiste.

Pilar (Marazul)

28/11/2024 a las 20:31

Hola Ivonne (María): un relato trepidante en cuanto al ritmo, que mantiene al lector atento y despierto —y nunca mejor dicho al conocer el final. En un principio pensé que se trataba de un sueño y no fui descaminada. Me ha recordado que en ocasiones en mis sueños vuelo y lo veo todo desde arriba, pero sin gomas jaja… El final es perfecto porque lo entiendes todo. Y es en ese momento cuando el lector se relaja con ese final ¿feliz?
Un placer leerte, María

LectVerd

29/11/2024 a las 10:26

Hola, María. Leí tu comentario en mi relato y vengo a agradecerte por tu visita.
También vine a leer tu relato. Lo he leído más de una vez para entenderlo bien, y una tercera porque respeto el trabajo de escribir. El planteamiento es alucinante, dentro de todo es capaz de llevarte a un viaje que muchos hemos imaginado o soñado. ¿Qué nos pasa cuando nuestro ser abandona nuestro cuerpo?
Es una acertada forma de explicarlo.
Las observaciones ya las han hecho. No voy a mencionar lo mismo.
Gracias por tu aporte a esta dinámica y ojalá nos veamos en la siguiente ocasión.

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