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La biblioteca - por Mónica BezomR.
Web: http://letrasturquesa.blogspot.com
Salta, diciembre de 1945
La mañana se desperezaba detrás de los cerros. Arturo dejó la carta en la biblioteca y se dispuso a recorrer el campo.
La biblioteca, enchapada en raíz de abedul, era un armario misterioso. Escudriñó ese mueble que, desde su claustro, generaba respeto. Arturo se sobrecogió. Lo importante era la carta.
Pensó en Clara, en cuánto faltaba para volver. ¡Ah!, esos momentos en los que el piano y los libros los separaban del mundo, ¡cómo los atesoraba!
Santa Fe, agosto de 2016
La noche helada escarchaba los vitraux ambarinos. Hacía frío en la sala y los pies de Clara se movían inquietos mientras apresuraba la lectura de "Desiré".
Con 22 años, era bibliotecaria y al otro día tenía trabajo. Consultó el reloj de pared: las diez de la noche. Cerró el libro y fue a dejarlo en la biblioteca.
Era un mueble bien singular aquella biblioteca traída desde Salta. Su adquisición estuvo plagada de misterios. Clara sacudió los hombros. Los párpados le pesaban.
Al guardar el libro, encontró un sobre añejo. Contenía una carta:
“Salta diciembre de 1945.
Mi queridísima Clara: Ya ves, lo primero es escribirte. Es difícil aceptar que en unas horas esté tan lejos de ti. Siento aún la alegría de saber que anochecía y tenía que verte. Me desespera permanecer un mes aquí; me parece verte apoyada en la puerta de tu casa. Son las diez de la noche y estoy sentado encima de la cama, escribiéndote, teniendo como mesa la radio encendida; suenan las Bagatelles. Afuera está lloviendo. Pasé leyendo el libro “La Esperanza” que me prestaste. ¿Y tú cómo vas con “Desiré”? Te envío la foto que nos tomamos.
Te besa, Arturo.”
Clara quedó atónita. ¿Cómo podía existir una carta fechada setenta años atrás, dirigida a ella? ¿Y esa foto con un hombre moreno?
Miró hacia el ventanal; una lluvia monótona y helada invitaba al relax. Prendió la radio a fin de tranquilizarse, pero no lo logró: las Bagatelles de Beethoven derramaban sus dulzuras, ingenuas y desafiantes.
Advirtió que el ambiente había cambiado. Los olores y los sonidos eran ecos de un tiempo olvidado. Se asomó a la ventana: en la vereda, niñas con trenzas, vestidos floreados y zapatos con moño, jugando a la rayuela y niños de pantalones cortos tirando bolitas. Por la calle adoquinada se desplazaban vehículos de colección a velocidades incomprensiblemente lentas. Afanoso, el carro lechero se detenía de puerta en puerta dejando un botellón e, indiferente, un tranvía daba pasos de ciempiés. El aire olía a menta fresca.
***
El sol se filtraba por los vitraux de la sala y daba sobre el rostro de Clara. Se incorporó con la carta en la mano y miró la hora; era tardísimo. Examinó al impertérrito mueble de raíz de abedul con desconfianza. “Debo estar enloqueciendo”. Fue hacia la ventana: nada de tranvías ni niñas con trenzas, tampoco carros lecheros. En cambio, vio el paisaje habitual de su cuadra: motos estacionadas sobre la lápida de la iglesia y el local de internet a puro neón. En la esquina, flemáticos, parpadeaban los semáforos. Sacudió la cabeza, incrédula.
No le sobraba el tiempo, debía llegar a su trabajo en la biblioteca.
El día transcurrió con el suficiente movimiento de estudiantes y lectores como para impedirle un análisis de lo ocurrido.
Un joven irrumpió en la sala.
—Buenas tardes. Perdón por la hora. ¿Puedo registrarme? Quisiera llevar un libro en préstamo—dijo el muchacho, al tiempo que le alargaba su documento.
Clara le entregó el formulario para completar.
Mientras disponía todo para cerrar, lo miró de reojo. Era bastante atractivo. Además, le resultaba familiar… ¡La foto junto a la carta! Era él.
El joven entregó la ficha.
— ¿Qué libro va a llevar?
— La Esperanza. No recuerdo el autor.
Clara, pasmada, extendió el ejemplar al flamante socio, previo anotar sus datos: Arturo Fernández, oriundo de Salta. Estudiante.
—Acá tiene. “La Esperanza”, de André Malraux.
Salieron juntos de la biblioteca. Ella llevaba la novela “Desiré”.
Arturo tocó el libro rozándole los dedos y sonrió:
— Una buena lectura. — Mirándola pensativo, agregó:
— Me pregunto si tendrás un rato para… ¿Hablar de estos libros que nos hemos traído?
Ya entrada la noche, se separaron con la promesa de otro encuentro.
Clara, apoyada en la puerta de su casa, abrochó con ternura el corazón de Arturo.
Enfrente, la cartelera del cine anunciaba un estreno de 1945: “Separación peligrosa”, con la actriz Débora Kerr.
El aire olía a menta y a teclas de piano. Si es que eso era posible.
Comentarios (23):
Ulises Vidal
18/11/2024 a las 23:37
Aspecto formal
Señalo algunos aspectos que he podido observar:
1) Para que el diálogo sea fácil de comprender se debería separar ambas intervencviones con puntso y aparte, además de explicar quién está hablando:
—Me pregunto si tendrás un rato para…
—¿Hablar de estos libros que nos hemos traído?—concluyó ella, puesto que le apetecía la invitación.
2) “La esperanza” de André Malraux, no corresponde la coma.
3) Un gran acierto las elecciones de la biblioteca y la carta como objetos mágicos que le otorgan al cuento carácter de fantástico.
4) Muy bien resuelto el cambio en la perspectiva temporal que ubica al personaje de Clara en otro espacio, Salta, setenta años después.
5) Muy buena la descripción de lo observado por el personaje de Clara a través de la ventana, que nos retrotrae a la Santa Fe de setenta años atrás.
El contenido
Lo que más ha gustado es el argumento. Las situaciones que muestran a la misma pareja en la misma relación amorosa, en distintos planos temporales y espaciales gracias al artilugio de la carta encontrada en una biblioteca. A esto agrego,la adecuada eleccioón del punto de vista del narrador, omnisciente.
Comentario personal
He disfrutado mucho de la intertextualidad que nos ayuda a la ubicación espaciotemporal; dada a través de los libros leídos por por los personajes “Desirée” de Annemarie Selinko y “La esperanza” de André Malraux, así como también la mención de la película estrenada en 1945, “Separación peligrosa”. A esto, agrego, la buena construcción de los personajes que comparten la afición por la lectura y la música
Espero que nos sigamos encontrando en este espacio. ¡Hasta la próxima!
Mónica Bezom
19/11/2024 a las 03:38
Hola Ulises Vidal.
Muchas gracias por leerme y dejar tu comentario. Tomaré en cuenta tus recomendaciones. Me da gusto que hayas disfrutado la lectura.
Nos seguimos leyendo.
Pepe
21/11/2024 a las 09:05
Hola, Monina.
Pues me ha encantado. Ese giro central con la carta, dirigida a ella, me ha tenido en vilo tratando de pensar qué es lo que en realidad ocurre. Y, aunque al final no queda claro si es que ella tiene algún problema mental o que la situación es mágica de por sí, desde mi punto de vista es lo de menos. Aquí, veo y entiendo, que la fantasía se vale de la metáfora para expresar una serie de sentimientos que son los verdaderos protagonistas de la historia. Sentimientos que van a caballo de un lenguaje acertado. Quizá a veces jugueteas con el recargo (por ejemplo, cuando ve a los flemáticos semáforos), pero entiendo que es el que el tipo de historia precisa.
En cuanto a la forma, coincido con el compañero Ulises y no tengo nada más que añadir que mi admiración por el relato tan bien trabajado.
Un abrazo y nos leemos!
Jose Luis
21/11/2024 a las 18:02
Hola Mónica
Al principio me pareció un cuento de ciencia ficción, pero luego lo relacioné más con el realismo mágico. Creo que está bien ambientado y tramado, y el giro final también conseguido.
Lo importante es que me ha intrigado y entretenido, que es de lo que se trata, ¿no es verdad?
Un saludo
Mónica Bezom
21/11/2024 a las 22:41
Hola, Pepe.
Muchas gracias por leerme y dejar tu comentario, en el que lo importante es la historia de un amor. Ella no tiene problemas mentales; el cuento se sirve o se nutre del bucle temporal.Fíjate que hacia el final, que supuestamente transcurre en tiempo presente, aparece el anuncio de una película de 1945.
Gracias de nuevo por pasarte.
Nos leemos.
Mónica Bezom
21/11/2024 a las 22:43
Hola, José Luis.
Me alegra que mi cuento te haya intrigado y entretenido, muchas gracias por tus palabras.
Un saludo.
Ryan Infield Ralkins
22/11/2024 a las 02:35
Saludos Mónica
Las movidas temporales por lo general son complicadas pues cualquier detalle puede confundir al lector. No es tu caso.
Me parece que lo has trabajado bastante bien y se nota. La historia engancha y uno queda en vilo, loco por saber que sigue.
Mis felicitaciones.
¡Nos leemos!
Don Kendall
22/11/2024 a las 16:50
Hola, Mónica
Me corresponde hacer un comentario al texto que ofreces para el Taller de escritura de Literautas MUE-64.
Lo he leído varias veces. Mi impresión general: Es un texto atrayente.
He leído también los comentarios que me preceden. En general coincido en lo que proponen, por lo que no daré la brasa con opiniones mías más o menos despreciables.
En lo formal, por si puede ser de tú interés te paso enlace al Diccionario panhispánico de dudas, en lo que respecta al uso de comillas:
https://www.rae.es/dpd/comillas
En cuanto a la historia y a la anécdota que propones, EMDO (EnMiDespreciableOpinión), tal vez mereciese la pena valorar un cambio sutil en la trama, cambiando la ubicación del último párrafo, convirtiendo el inicio del relato :
En Salta, un día de diciembre de 1945, la mañana se desperezaba detrás de los cerros. La cartelera del cine anunciaba el reciente estreno de la película la “Separación peligrosa”, cuando Arturo dejó la carta en la biblioteca y se dispuso a recorrer el campo. etc, etc.. (o algo similar). Esto daría pie a la introducción discreta de un narrador editorial con la suficiente ambigüedad para moverse entre la primera persona subjetiva y la tercera persona con una omnisciencia más o menos limitada y la objetividad que el lector necesita. (tal como va a aparecer poco después).
El párrafo final tendría una tenue transformación :
El aire olía a menta y a teclas de piano.En la cartelera del cine se mantenía el estreno reciente de «Separación peligrosa» con la actriz Débora Kerr.
Naturalmente, soy consciente de mi osadía, que no es más que el resultado de mi admiración por el texto y la atracción que me suscitó como escribí al inicio del comentario.
Ha sido un placer la lectura y te agradezco la oportunidad de intercambiar pareceres en este lugar que tan amablemente nos brindan Iria López y Mateu Mascó.
Un abrazo y salud
Mónica Bezom
22/11/2024 a las 19:42
Muchas gracias Ryan y Don Kendal por pasar por este cuento y dejar sus apreciaciones.
Nos seguimos leyendo.
Paola
23/11/2024 a las 12:28
Hola Mónica
Comentarios ya te han hecho y muy acertados, solo te daré impresiones personales. Me ha gustado, una idea interesante y bien llevada.
Su magia me ha transportado un momento navideño y no sé decirte porqué, a lo mejor si esos niños q están jugando en la calle se tiraran unas bolas de nieve, aumentaría la calidez (que anacronimo) del relato.
Enhorabuena y saludos
Mónica Bezom
23/11/2024 a las 15:04
Hola, Paola.
Muchas gracias por leerme y dejar tus impresiones.
En cuanto a añadir bolas de nieve, difícil imaginar Navidad con nieve por estas latitudes (Argentina).
Te agradezco el aporte y nos seguimos leyendo.
Saludos.
Vespasiano
23/11/2024 a las 23:26
Buenas noches, Mónica:
Para agradecer y devolver tu visita y comentarios a mi historia, intentaré comentar lo mejor que pueda tu relato, pero no será hoy, porque de momento no sé si podré dormir esta noche intentando armar la rompecabeza que, para mí, ha resultado la lectura de tu historia. Y por si fuera poco el enredo, resulta que tu historia me ha gustado y enganchado.
¿Una escena de la serie cinematográfica “El túnel del tiempo”?
Wiccan
24/11/2024 a las 03:09
Buenas Mónica,
Antes de nada te agradezco mucho que hayas pasado por mi relato a comentar.
Sobre tu relato me ha gustado mucho, me encantan los enredos temporales y aunque a mi parecer no queda del todo claro en el texto como ni cuando se producen/se han producido/se producirán los encuentros de los protagonistas lo que si que está claro es que de algún modo es una relación que se irá manteniendo en el tiempo con un cierto control futuro/pasado por parte de ellos, y me encanta que lo hayas plasmado así porque es lo bueno de estas historias, que sabes que han pasado cosas, sabes que pasarán cosas, pero no tienes ni idea de como se llegará a ellas.
Otra cosa que me ha gustado mucho es que por los muchos detalles que diseminas por todo el texto (los libros, aromas que coinciden, la lluvia, la ventana, la biblioteca, ella apoyada en la puerta…) consigues que el lector relaciones inconscientemente los dos periodos temporales, haciendo que cosas del pasado o del presente te recuerden a cosas que ya has leído, como si nosotros mismos estuviésemos en ese bucle temporal.
En definitiva, que me ha gustado mucho por temática y por forma de escribirlo y en estos casos reconozco que me es más difícil buscar fallos formales ya que si no son garrafales no los considero importantes. Muchas gracias por compartirlo.
Un saludo.
Yvonne
25/11/2024 a las 19:40
Hola Mónica,
Una historia loca, sorprendente y entretenida. Puso a prueba mi racionalidad, buscando atar cabos sin conseguirlo del todo. ¿Viaje en el tiempo? ¿Desfase cuántico? ¿Una sincronicidad youngiana? Me quedo con esto último…ah, y con la percepción extra temporal. Todo es posible si no le ponemos límites a la conciencia…
Bueno, pasé un momento entretenido que no es poco. Saludos
Mónica Bezom
25/11/2024 a las 21:06
Hola Wiccan
Agradezco tu paso por mi cuento y las apreciaciones que formulas. También me gusta el recurso de los bucles temporales.
Nos seguimos leyendo.
Mónica Bezom
25/11/2024 a las 21:13
Hola Yvonne.
Gracias por leerme y dejar tus impresiones. En orden a la historia del cuento, no pretende incursionar en desfase cuántico, ni en sincronicidad youngiana ni en la percepción extra temporal. Es un texto de ficción
Mónica Bezom
25/11/2024 a las 21:17
Perdón, Ivonne.
Subí el comentario sin concluir por error de dedo. Te decía que es un texto de ficción en el que el recurso argumental es un bucle temporal.
Gracias de nuevo por pasarte.
Saludos.
Otilia
26/11/2024 a las 11:11
Hola, Mónica, gracias por leer mi relato y comentarlo.
Tu historia me ha gustado y ese juego con distintos planos espaciales y en el tiempo me ha recordado la película “La casa del lago” con Keanu Reeves y Sandra Bullock.
Jugar con las magnitudes tiempo-espacio es difícil y tú lo has resuelto bien. Felicidades!!
Saludos.
Verso suelto
28/11/2024 a las 13:17
Hola Mónica. Lo primero agradecer tus palabras a mi texto. El tuyo me ha parecido muy trabajado es atrayente. Desde el principio siembras la intriga en la mente del lector. He tenido que leerlo dos veces para darme cuenta que lo que hay que hacer con estos textos, con imposible (¿?) explicación con la geometría euclidiana y las leyes de Kepler, es dejarse llevar. Es lo que he hecho en la tercera lectura y la he disfrutado. Me ha gustado mucho el final. ese “Si es que eso era posible”. Hay dos cosas que me han detenido un poco en la lectura. La primera es que me ha producido cierta confusión el término biblioteca aplicado al mueble y al lugar dónde se va a leer o a tomar libros en préstamo. Entiendo que es un aspecto más subjetivo que otra cosa. La segunda es que en la carta, fechada en Salta en 1945, se dice “…estoy sentado encima de la cama, escribiéndote, teniendo como mesa la radio encendida…” No se si en 1945 existían radios suficientemente manejables como para usarlas de apoyo en la cama, con el lío del cable, etc.
En fin creo que es un trabajo muy muy bueno. Te felicito
Rocío Recouso
01/12/2024 a las 17:46
Hola, Mónica!
Primero, muchas gracias por leer mi relato.
Busqué el tuyo para leerte y me sacó una sonrisa encontrar la provincia de Salta:)
Me gustó mucho la idea de la carta y la biblioteca como objetos de pasaje entre tiempos, disfruté mucho de esa idea!
El cuento muy hermoso. Felicitaciones! Nos leemos!
Mónica Bezom
01/12/2024 a las 19:17
Hola Otilia, Verso Suelto y Rocío, agradezco la gentileza de leerme y dejar sus comentarios.
Verso Suelto: efectivamente existían las radios con cable en 1945.
En cuánto a ponerla arriba de la cama, parece que no le supuso problema al personaje de Arturo.
Te confieso que la carta es real, se la escribió mi padre a mi madre y dice exactamente eso.
Saludos.
Nos seguimos leyendo.
Esther
10/12/2024 a las 03:23
Hola Mónica, he leído varias veces tu hermoso relato.Has escrito una tierna historia de amor, con un excelente juego de tiempo y espacio, sencillo, pero a la vez con gran dominio del lenguaje.Los personajes dialogan con naturalidad llevándonos de un lugar y de un tiempo a otro, deleitándonos con su prosa.Me encantaron las descripciones, la atmósfera casi onírica que creas, las imágenes sensoriales.Gracias Mónica. Felicitaciones.Te seguiré leyendo. Saludos Esther
Mónica Bezom
16/12/2024 a las 20:05
Hola, Esther.
Gracias a vos por leerme y dejar tus impresiones sobre mi cuento, me da gusto que haya sido de tu agrado.
Saludos.