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Mamá se prepara para el cortejo funebre - por Patricia Redondo

Web: https://macedoniadeletras.wordpress.com/

Balancea el pie para poder introducirlo en el zapato, pero los dedos, deformes por la artrosis, se niegan a ajustarse al trozo de cuero.
Apenas vislumbra su imagen en el espejo aunque de sobra sabe lo que este le devuelve. La piel, cuarteada y arrugada por el tiempo, se desliza sobre los pómulos como si fuera prestada, como si alguien la hubiera dejado caer sobre su rostro en un descuido. El mentón se descuelga de la boca ajada. Los ojos blancos de cataratas muestran una mirada sin vida.
Le han ofrecido ayuda para vestirse pero ella la ha rechazado con rotundidad. No quiere dejarse vencer por el paso de los años, no quiere mostrar su dependencia, su invalidez. Los dedos torcidos recorren la abotonadura de la camisa luchando por introducir cada botón en su ojal. Cada cierre es un triunfo.
Cuando le preguntaron por la inscripción de la lápida no se le ocurrió otra cosa que “Descanse en paz”. Al fin y al cabo eso es lo que estuvo intentando su marido los últimos años de su vida.
Mi padre quedó atrapado en un cuerpo de ochenta kilos que apenas se movía y en un cerebro que a veces funcionaba y a veces no. Quizá no quisiera enfrentar la muerte pero quería descansar, descansar eternamente. Mi madre asistió atónita y desesperada al deterioro lento pero irreversible de quien fue su compañero de vida. Le regañaba a menudo porque no se forzaba a comer o a moverse, tomando como falta de voluntad lo que no era sino desesperanza. En su lucha contra un destino que se le antojaba monstruoso e intolerable veía la aceptación de mi padre como una traición.
“Papá no se va a recuperar”, repetía una y otra vez, buscando quizá la voz que le dijera que se equivocaba, que era posible dar marcha atrás de alguna manera, volver a antes de que el tiempo quedase detenido en aquel corpachón desmadejado . Yo sin embargo me preguntaba si era lícito obligarle a seguir viviendo a su pesar. Si no deberíamos haberlo dejado descansar, descansar eternamente.
Consigue ajustarse la falda y la chaqueta de lana negras y despliega sobre su cabeza el velo negro de luto. La imagino aliviada por haberse liberado al fin de una condena que duraba más de veinte años y al mismo tiempo reprobándose por experimentar esos sentimientos. ¿Es gratitud porque su esposo ha podido escapar de su cárcel? También, pero además hay otras cosas. Las lágrimas no acuden, y por más que escudriñe en su interior para encontrar la pena infinita que debiera invadirla por la ausencia, no consigue que aflore. Asustada, nota que la ira va invadiéndola como en oleadas. Está enfadada. Con su marido, por obligarla a acompañarle en ese viaje hacia la ruina física. Con ella misma por su desesperante sentido de la responsabilidad y la obligación moral. Con sus hijos por haber seguido sus vidas.
Aunque no se atreve a reconocerlo, en su deseo más íntimo habría querido escapar y transferirnos su dolor. No la culpo. No hay amor, pienso, que pueda compensar años de prisión. O quizá sí, pero no era el de mi madre.
Inquieta, abrumada, soporta a duras penas la frustración de las esperanzas deshechas. Rebusca entre los rescoldos de su vida algo de aquella plenitud que se le ofreció cuando se asomaba al mundo pero que apenas pudo atisbar.
Así y todo, aun con el resentimiento, la ira y la culpa brincando en su pecho reseco, ensaya, como buena actriz, una mirada benevolente, una sonrisa sosegada y de tierna aceptación. Y sale del cuarto para unirse a los demás en la comitiva que llevará a su esposo a la tierra prometida.

Comentarios (20):

María Jesús

18/11/2024 a las 21:16

De tu relato destaco las descripciones que haces, muy detalladas, tanto que parece que esté contemplando la escena con mis propios ojos. Opino que está muy bien construido y no le pongo ninguna pega.
A seguir escribiendo.

Yoli

19/11/2024 a las 02:30

Hola, Patricia, un gusto leerte, gracias por permitirnos aprender con tu relato.

Una historia muy actual y triste, el Alzheimer, junto al deterioro de la esposa que lo ha cuidado. Muy lleno de imágenes que hacen visualizar toda la vivencia. Se lee de seguido, tiene buen hilo conductor.

Por anotar algunos mejorables: repetida esta frase (está 2 párrafos): …descansar, descansar eternamente.
Y tal vez haber agregado algún diálogo para hacerlo más ameno y no solo el relato de seguido.

Te invito a leerme y aportar mejorables que agradezco para aprender, soy la #49 https://www.literautas.com/es/taller/textos-escena-64/11156

Saludos,
(¯`•¸•´¯)YOLI L(¯`•¸•´¯)

Silvina

19/11/2024 a las 16:15

Hola Patricia, realmente un relato muy fuerte, bien escrito. Casi puedo oír suspirar a la persona que vive y relata la escena.
Me hago eco del comentario de Yoli, sobre lo de repetir la frase en dos párrafos. Creo entender la referencia y porque está dos veces, pero tal vez se podría utilizar sinónimos o metáforas, para hacer alusión al tema.
¡Ya quiero leer tus próximos textos!

Fernando Rodríguez

19/11/2024 a las 18:46

La cárcel del corazón debe ser más dura que la física. El sentimiento que no le sale de dentro le agobia tanto que el sepelio de su marido casi parece el suyo propio.

Amilcar Barça

19/11/2024 a las 20:18

En primer lugar, bienhallada Patricia. Todavía coleamos.

Tu relato, maldita sea, me coloca delante del espejo recordándome mis achaques. Pero la culpa es mía por querer seguir aquí dando la tabarra y a veces ser insoportable. Hasta el mes que viene.

Otilia

20/11/2024 a las 12:54

Hola, Patricia, felicidades por tu historia. Me ha llamado la atención el narrador, no soy experta, pero parece que es la hija, por lo tanto, narradora testigo y, a la vez, nos cuenta lo que piensa su madre, ¿eso es narradora omnisciente limitada? Si tienes tiempo, ya me dirás. Gracias.
Saludos.

Patricia Redondo

20/11/2024 a las 18:05

Gracias a todos por la lectura y comentarios!

Yoli , tienes razón : a mi relato le falta algo que lo haga un poco más dinamico , más entretenido. Me ha salido un “ladrillo” la verdad.

Amilcar: Aqui seguimos si señor!

Fernando: has resumido en dos frases lo que a mi me ha “costado” 600 palabras. No se puede decir mejor.

Gracias Silvina y Maria Jesus por vuestros comentarios

Otilia: muy perspicaz con el comentario del narrador. Te explico , aunque ya lo he hecho en el comentario de tu texto :
Tienes razón , desvela una falta de coherencia narrativa de la que me dí cuenta cuando ya lo habia enviado. Te explico un poco el porqué de la mezcla entre un narrador imparcial y que en algún momento la hija aparezca como narradora. Efectivamente el relato empieza con un narrador omniescente, pero como tiene algo de autobiográfico ( mi madre y yo llevamos desde hace una año sufriendo la enfermedad degenerativa de mi padre) al final el subconsciente me pudo y acabó aflorando la figura de la hija.. de ahi la mezcla entre un narrador y otro…Gracias.

Gracias a todos , nos leemos!

Otilia

21/11/2024 a las 15:28

Patricia, gracias por tu comentario a mi relato y por la aclaración sobre el narrador de tu historia.
Siento mucho la enfermedad de tu padre y te deseo lo mejor.
Un abrazo.

IreneR

22/11/2024 a las 18:54

Buenas, Patricia.

Me ha encantado tu relato. Crudo, pero real. Yo trabajo con personas mayores y muchas veces veo en ellos mismos, y en sus parejas, todo esto que tan bien has descrito. La vejez, cuando el cuerpo, o la mente, no acompaña, es muy dura, por no decir otra palabra. ¿Qué haces cuándo te dicen que su vida ya no tiene sentido? Que vivir se ha convertido en una tortura. Yo callo, incapaz de hallar palabras de consuelo ante el sufrimiento y el deterioro que nunca va a ir a mejor.

Un abrazo.

Irene.

Alexpla

22/11/2024 a las 19:28

Hola Patricia, soy el vecino de abajo. De tu relato solo puedo decirte algo que a la hora de leer es muy importante para mi. Me has hecho sentir. El dolor y la aceptación de la viuda y el alivio culpable de la hija. Poco podéis esperar de mis juicios técnico en escritura. Lo siento. Me falta oficio, estudio y, por qué no decirlo, ganas de meterme en ese berenjenal. Me gusta disfrutar escribiendo. Pero prometo solemnemente aplicarme en honor a vuestros consejos,

Wiccan

24/11/2024 a las 03:33

Buenas Maria Jesús,

Muchas gracias por pasarte por mi relato a comentar.
Sobre el tuyo tengo que decir que este tipo de relatos son de los que más me gustan porque reflejan de forma muy sincera los sentimientos de las personas ante situaciones tan dramáticas como son el sufrimiento o el dolor de seres queridos. En tu relato nos haces sentir a esa mujer que se esfuerza por seguir siendo independiente, que ha sufrido por su marido pero también por ese sentimiento de alivio culpable ante su muerte o de rabia ante su enfermedad, que reprocha internamente a sus hijos el no haber suplido el cuidado de su padre en su nombre o que aún así aparentará en su funeral. Nos haces sentir a la hija, que también se siente culpable por no haber estado más, por preguntarse si no hubiese sido mejor que muriese antes y a la que le duele ver a su madre “enjaulada en vida”. Sentimientos sinceros, donde el amor y el deseo de vivir se entremezclan con la culpabilidad y la rabia; sentimientos humanos pero que a los que sufren una situación similar les hacen sentirse mal porque parecen querer decir otra cosa sobre el amor a su ser querido. Y al final todas las personas vivimos de la mejor forma que podemos. Y hacer sentir esto en tan pocas palabras es un mérito, por lo que te felicito, me ha gustado mucho.
A nivel formal reconozco que ni me he parado, me he sentido absorto por la forma de contarlo y si hay fallos creo que se compensan con la historia por lo que, cuando eso pasa, no creo que sea necesario buscarlos con lupa.
Para terminar, siento mucho lo que estáis pasando porque no hay nada más doloroso que ver a una persona importante para ti desaparecer de una manera tan cruel como es esa enfermedad y espero que escribir esta historia te haya ayudado un poco a reconciliarte con los sentimientos que seguramente estás teniendo como también podrá hacer con cualquiera que la lea, un abrazo muy grande para ti y tu madre. Nos seguimos leyendo.

Wiccan

24/11/2024 a las 03:41

Buenas Patricia,
Disculpa la confusión con tu nombre, estaba comentando varios relatos, se me cruzaron los cables y me salió el nombre de un relato que comenté antes que el tuyo.
Un abrazo!

Pilar (marazul)

24/11/2024 a las 13:10

Hola Patricia, me alegra mucho volver a coincidir en esta nueva etapa de Literautas.
He leído tu relato y te felicito por las buenas descripciones de los personajes y la ambientación. Es verdad que lo primero que pensé es que tenía, sino todo, mucho de autobiográfico. Te delataste al cambiar de narrador, jaja…, pero no importa. ¿Quién ha dicho que no se pueda hacer?
Escribimos porque nos gusta inventar historias pero también, en ocasiones, como terapia.
Un abrazo Patricia

Yvonne

24/11/2024 a las 20:11

Hola Patricia,
Me encantó leerte. Se trata de un escrito maduro, pausado, reflexivo y racional que es bueno encontrar para poner los pies en la tierra después de muchos cuentos surrealistas y mágicos. Descripciones que muestran sentimientos, dolores y esfuerzo indecible en el ojal de un botón. Desazón retratada en las arrugas de la piel. Escribes muy bien. Me gusta tu estilo.
Hasta más ver!

Pepe

25/11/2024 a las 23:44

Hola, Patricia. Qué bueno volver a leerte por estos lares. El relato que nos traes es un ejercicio tremendo, y no solo por el sentimiento que desprende, esa facilidad por mostrar los pesares o la dificultad de unos dedos castigados por el tiempo, sino porque mientras lo haces nos pones en situación. Sitúas al lector para que todo el ambiente que has preparado compacte con mucha más fuerza y agarre. Es una pasada como escribes.

En la parte tikismikis, como me gusta llamarla, te comento que hay una cuestión que me ha chirriado. Es el narrador. Está hablando de su madre, incluso lo dice abiertamente, pero hay momentos que narra como si tuviera el punto de vita de la madre, como si supiera lo que piensa en cada momento más allá de lo que la expresión corporal o facial de la madre pudiera expresar. Como por ejemplo el penúltimo párrafo: “Inquieta, abrumada, soporta a duras penas la frustración de las esperanzas deshechas. Rebusca entre los rescoldos de su vida algo de aquella plenitud que se le ofreció cuando se asomaba al mundo pero que apenas pudo atisbar.”. Puede que se vea abrumada, inquieta, frustrada, pero, ¿también muestra cómo rebusca en su memoria tiempos mejores? A eso me refería. Creo que dándole una vuelta al punto de vista del narrador, o a quién narra, el relato ganaría mucho más. Dicho todo esto con el ánimo de aportar, si no lo hace, es desechable.

Un abrazo y nos leemos!

Doralú

26/11/2024 a las 22:00

Hola Patricia Redondo, me gusta mucho tu historia que muestra las interioridades del corazón y del alma. Escribes de tal manera que se “ve” al personaje, complejo, de fuerte caracter, muestras con claridad sus dudas, su ira, y su gran rabia: hacia su esposo, hacia ella, hacia el mundo.
Me gusta la presencia de los dos narradores, coincido en que hay que diferenciarlos un poco mas.
Felicidades

José Torma

27/11/2024 a las 01:39

Hola Patricia, un gusto leerte.
“Rotundidad”, sonora la palabra que habla del dominio que tienes de las letras. El sentimiento a flor de piel, comprendiendo y odiando a la mujer que cayó presa por algo que no es su culpa y tampoco de su marido.
Nosotros perdimos a mi padre hace poco mas de seis años y entre el dolor de la súbita partida, el desasosiego de entender y pensar que corrimos con mucha suerte, no solo él. Se fue entero sin saber lo que es estar disminuido por alguna enfermedad degenerativa.
Super logrado el perfil de la mujer que al final, como toda mujer, se sobrepone a lo que venga y pone su mejor cara.
Lo disfruté de principio a fin. Nada que mejorar en mi opinión.
José

Patricia Redondo

28/11/2024 a las 17:13

Gracias a todos de corazón, de verdad, por los comentarios. Ma animáis muchísimo.
Nos leemos en el siguiente reto.
Un abrazo fuerte!

MOT

28/11/2024 a las 17:17

Hola Patricia.
Primeramente, te pido mil disculpas por la tardanza en comentar tu relato, ciertas cuestiones personales han sido las culpables.
En segundo lugar, es un verdadero placer para mí decirte que ME HA GUSTADO MUCHO. Me ha llegado al corazón, he sentido pena, he visto y vivido el sufrimiento magistralmente descrito. Soy, y siempre lo seré, de los lectores que opinan que si una lectura te provoca algo, sea bueno o malo, es que es un buen escrito, y ese es tu caso. ENHORABUENA.
No tengo suficiente nivel para efectuar ningún tipo de crítica, así que me limito a ser un mero aprendiz con un largo camino por delante, y no te quepa duda que de tu relato he aprendido bastante. ¡Y es que escribes muy bien!
Recibe un respetuoso saludo… Nos leemos.

Miriam

28/11/2024 a las 23:46

Hola Patricia,
El relato es espectacular, muy bien narrado y emotivo. Contado con crudeza y con verdad.
Te doy la enhorabuena.
Un saludo

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