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MUE nº64 - por Amilcar BarçaR.
Web: http://caminodefierro.blogspot.com
En primer lugar, hola Literautas. Bienvenid@s y bienhallad@s tod@s de nuevo. Y ahora, pasemos al salón. Quienes por ventura o lo contrario me recordéis de la etapa anterior, no habréis olvidado que ya me escapaba con aventuras del abuelo Cebolleta; imaginar ahora: los años me han vuelto más viejo pero no más sabio. Pero es lo que hay. Por ello, tiraré de recuerdos aunque ya vayan fallando.
In illo témpore, en este día íbamos los chavales acompañando al señor cura, formando parte de la comitiva, hasta el cementerio; distante casi un kilómetro del pueblo y allí sigue pero con más inquilinos, donde les rezaba a los residentes los correspondientes responsos y aleluyas. El silencio era absoluto, se habían callado al vernos llegar. En mi caso pantalón corto, con un viento cierzo racheado y una matakabra ¿sabéis lo que es? que cortaban el cutis. Esta forma de nevar o nieve caía con mala folla, para fastidiar: bolitas de hielo/nieve de tres o cuatro mm de diámetro que el viento arrastraba a su capricho. Dolían sí, en la cara y en las pantorrillas. Dichos los latinajos empleados por el señor cura, cada cual se dedicaba a curiosear por entre las lápidas, unos buscando a sus parientes difuntos y otros no se sabe qué, pues no había ninguna vinculación entre el/la ocupante y los curiosos. Interiormente, me figuro que alguien entre la gente mayor, le desearía al fallecido feliz estancia o como diría alguien: “Manolo, quina falta me fas esta nit”, en tanto otro recibiría el deseo más rotundo: “púdrete ca….”.
¿Y qué decís de don Juan Tenorio? ¡Ah viejos tiempos! “Clamé al cielo y no me oyó, más pues sus puertas me cierra, de mis pasos en la Tierra, responda el cielo, no yo” (También tiene su letra más escabrosa) Aunque en los pueblos estábamos normalmente aislados, de cuando en vez, arribaban titiriteros, comediantes, buhoneros y otras gentes de mal vivir. Mi padre, de joven, se encaprichó del violín que una de esas troupes itinerantes llevaba. Posiblemente me lo explicó, pero no lo recuerdo; el caso es que mis abuelos se lo compraron y el puñetero aprendió a tocarlo, y de maravilla. Cuando yo era un renacuajo de cuatro o cinco años, me tocaba la Palomita: “Vuela, vuela Palomita, vuela vuela al palomar, no te vayas tan solita Palomita, yo te quiero acompañar…” La podéis buscar en YouTube. Volviendo a don Juan, se me han ido los recuerdos tras mi amado padre, no entiendo como hace años ha desaparecido de la escena. Una de esas cuadrillas de comedia que pernoctó por el pueblo, era maravillosa en la interpretación. Actores y actrices consumados. Una de esas obras fue Don Juan Tenorio. A mí, me dejaron flotando y enamorado. Había una chiquilla que cantaba la canción “Ni se compra ni se vende” y lo hacía deliciosamente. Hubiera dado un mundo por besarle incluso un zapato. Otro día interpretaron la Virgen de Fátima o el Milagro de Fátima, tal vez. ¡Cómo dominaban los efectos, y los espectadores, con la boca abierta! ¿El médico a palos sería quizá la obra en la cual el actor principal, dando grandes zancadas, entraba al escenario diciendo: “Paso, paso, a la ciencia médica”? Uno de los actores, enamorado de una de las actrices, se enroló y formaba parte del elenco. ¡Ah qué nostalgias! Por cierto, el violín era un Stradivarius.
Mucho más tarde en los años, visitando el camposanto del pueblo de la santa, me explicaron que una tumba en la cual en la lápida no había ningún nombre, corresponde a un soldado desconocido que llegó herido a aquel pueblo durante la guerra civil, falleció y fue enterrado. Verdad verdadera. No menor que la que supuso la desaparición de un tío abuelo de ella; no se volvió a saber nada de él. Años negros difícilmente escondidos y olvidados. Mi suegro labrando en una finca, llegó a encontrar esqueletos y zapatos de fusilados impunemente.
Y para terminar esta perorata, la inscripción en la lápida de una persona en ese camposanto:
“Por la calle abajo va, un ratón haciendo el cojo, que ha venido de segar, con una raspa en el ojo”
El ocupante la enseñó al nieto y éste, cuando el abuelo murió, en un acto de amor que me emociona, se empeñó en ponerla en la lápida del nicho. A esa familia les llaman los ratones de mote.
Estos años de ausencia mutua, los he empleado en recopilar el contenido del blog en libros de Amazon y otras vaguedades.
Bye
Comentarios (14):
Fernando Rodríguez
18/11/2024 a las 18:24
Enredando cultura se entretiene el texto. Dispersando frases, se pierde intensidad, pero se gana en hambre y eso solo se sacia con mas lectura. Cada uno, cada cual ¿no?
Paola
18/11/2024 a las 18:27
Hola Amilcar, soy una de tus vecinas de arriba.
La verdad es que me ha costado un poco seguir tu relato, aunque me da la impresión de que ese era tu propósito.
Recuerdos entremezclados, vivencias, sensaciones y apreciaciones personales sobre el pasar del tiempo.
Retazos de vida.
Una segunda lectura ha conseguido sumirme más en tus pensamientos. Ha sido bonito.
En cuanto a lo demás, no aprecio errores aunque no soy una experta.
Enhorabuena y saludos
Amilcar Barça
18/11/2024 a las 18:38
Amig@s corregidores. Visitantes y otras yerbas. No os rompáis la cabeza. Si entendéis y disfrutáis, magavilloso. Yo lo hice al escribirlo. Si no sentís de donde sopla el cierzo, pasar de cuento.
Por cierto me viene a la memoria su nombre: Don Kendall. Si estás por ahí camuflado, me daría una alegría tremenda saber que todavía sobrevives.
A todos, saludos y gracias por la visita.
Patricia Redondo
19/11/2024 a las 15:29
Es un place volverte a leer , Amilcar, después de tanto tiempo.
Tú a tu bola y encima entretienes, pues eso ¿Qué más se puede pedir?
Estoy en el 74 por si te apetece leerme
Gracias por el cuento
Nos leemos!
¸.•*´¨`*•.¸Yoli¸.•*´¨`*•.¸
20/11/2024 a las 17:32
Hola Amilcar, un gusto volverte a leer. El relato es interesante, aunque no termino de entenderlo :). No sé si es el ritmo o el tono, no logro identificarlo. Volveré a pasar por aquí por si amplias.
Estoy en el #49, me agradaría tu visita.
Amilcar Barça
20/11/2024 a las 18:15
Yoli, siento que no lo entiendas. Imagina si ese fuera mi caso. Calamitoso. Muchos zenkius por tu visita.
Verso suelto
24/11/2024 a las 19:33
Hola Amilcar. Tu texto tiene la fuerza de lo auténtico. Leyéndolo no solo he viajado a esa tierra barrida por el cierzo (¿Aragón?), también he viajado a la Castilla de mis antepasados, dónde ocurrían cosas por el estilo, como en cualquier otra región de España y, cambiando algo el atrezzo, del mundo. Un placer volver a leerte.
¡AH! muchas gracias por tu comentario a mi relato
Amilcar Barça
25/11/2024 a las 13:18
Verso, muchas gracias a tí por tu visita.
Pepe
25/11/2024 a las 23:09
Amigo Amilcar, me alegra mucho de volver a verte por estos lares. Lo que más me gustaba de tus relatos era esa libertad que sueltan tus letras. Y en este no te quedas corto. Das rienda suelta a esa libertad hasta transformar la quietud, serenidad y soledad de un cementerio en un ejercicio de libre albedrío tan bestial como si del día de mercado de cualquier pueblo en pleno agosto se tratara. Me ha encantado cómo has ido encadenando escenas, vivencias, vidas pasadas y por pasar, incluso te atreves a poner frases en otro idioma, que también es el mío, que me ha sacado una sonrisa y el anhelo de seguir leyendo.
Como siempre, y como te recordaba, nunca defraudas, compañero.
Un fuerte abrazo!
Amilcar Barça
25/11/2024 a las 23:36
Gracias Pepe. Todo es verídico. Por cierto, si vuelves a leer esto, en la frase que te escribí, ve quitándole la última palabra hasta llegar al final. Seguro te arranca una sonrisa. salu2
José Torma
27/11/2024 a las 01:01
¿Hola Amilcar, que hay?
Tu relato tiene tela. No eres mezquino en el uso de las palabras y las machacas hasta que marchan al son que tú quieres.
No es lectura fácil, pero se lee bonito. Las referencias y la cadencia te llevan, aunque en mi caso, sentí que me estaba perdiendo el relleno de manzana y me ocupé solo de la capa superior del pay que nos presentabas. Me gustan la narrativa que reta y que a veces me manda al diccionario para poder aumentar, aunque sea solo un poco, mi maleta llena de palabras que presumo conocer.
Tu a lo tuyo, tu escritura es libre y a posta o no, complicado el ejercicio que me deja rascándome la cabeza, con el peligro que eso implica para los tres pelos que me quedan.
Te seguiré leyendo y disfrutando, entienda o no.
Saludos amigo
Amilcar Barça
27/11/2024 a las 12:24
José Torma, gracias por tu visita y comentario. Me has regalado una sonrisa, ahora que en estos tiempos solo encontramos motivos para llorar.
Don Kendall
29/11/2024 a las 17:55
Estimado colega, Amilcar Barça:
Me gusta el texto que propones al taller de escritura. Esto significa que como lector soy yo el que elige complicarme o no con el comentario y la lectura de este relato a pesar de TuDespreciableOpinión (TDO) tal como dices en uno de los comentarios.
Dicho eso, el relato es un modelo práctico de eso que algunos críticos literarios llamaron «El flujo de la conciencia», expresión fusilada del psicólogo William James (1), con la cual describían un tipo de ficción “moderna” que intentaba imitar el proceso continuo de la conducta de pensar “privada” y las sensaciones y emociones asociadas a la misma.
Los textos de mediados del siglo pasado con autores como James Joyce, Virginia Wolf estarían en esta clasificación.
En la forma de escribir Amílcar Barça ha y un detalle que me llama la atención y por eso me gusta.
No utiliza la técnica manida de presentar la conciencia como monólogo interior, o no es solo eso.No se trata solamente de acompañar al personaje verbalizando sus pensamientos a medida que se producen. Wl relato, del colega Amílcar (EMDO)utiliza lo que se podría llamar estilo indirecto libre:Lo real y lo metafórico, el presente y el pasado, se entretejen y se influyen entre sí en largas frases serpenteantes; cada pensamiento o recuerdo desencadena el siguiente. La verdad es que tal vez las frases sean serpenteantes, pero, aparte de la licencia del estilo indirecto libre, son frases bien formadas y ¿por qué no? de elegante cadencia y conocimiento de la labor artesana de la escritura. El resultado final es una escritura de eso que hoy día con cierta cursilería algunas y algunos llaman “bioficción” pero que en el caso de nuestro colega es elegancia fina escapando de la pretenciosidad. Supongo que algo tendrá que ver la exposición temprana al cierzo y al matacabras.
Muchas gracias, compañero por la gentileza de ofrecer este trabajo con el que departir y aprender.
(1) William James, psicólogo, era heermano de Henry James, escritor. Todo quedaba en casa)
PS: (A tener en cuenta, o no casi seguro) El primer párrafo y el último sobran, porque no aportan nada y meten un zumbido innecesario donde un autor un poco pelmazo se introduce a estorbar la labor de un gran narrador en primera persona, y por tanto personaje principal.
Un abrazo y salud
Amilcar Barça
29/11/2024 a las 18:40
Caramba viejo ¿Todo eso he dicho yo? Le tendrá que decir al negro que no se pase.
Dicho esto y emulando a Alaska, ….yo soy así y así seguiré, nunca cambiaré.
Nada más salir los relatos escribí ese comentario de arriba. Luego comprobé con alborozo que seguías coleando. Dicen que lo bueno se hace de rogar, pero al fin has caído al fondo. (de los relatos) Un abrazo y bien hallado. Y com diuen por levante, salut y força al canut.