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EL EMPAREDADO - por María Lucrecia
EL EMPAREDADO
Los niños tenían cara de susto. Esperaban, de un momento a otro, que la directora de la escuela entrara por la puerta del salón, con la cara de enojada que siempre tenía y aquella mirada que hacía que todos se sintieran culpables, de lo que fuera, aunque ninguno hubiese hecho ni dicho pío.
Esta vez era para aclarar, de una vez por todas, quien era el valiente que se atrevía todos los días miércoles a comerse el emparedado que ella llevaba y guardaba en la cocina.
Fue llamando uno por uno y el culpable no aparecía. Todos habían estado jugando al fut a la hora del recreo y además ¿cómo iban a saber que ella había guardado su almuerzo en la parte superior del anaquel de las verduras?
Joaquín se reía, mientras trataba de encontrar la mejor manera de salir de semejante lío, pero esta vez no tenía coartada, así que pensó “al toro bravo, por los cuernos.” Se puso de pié y despacio se encaminó hacia el frente, decidido, con la frente en alto y a punto estaba de confesar su pecado semanal cuando escuchó a Domitila, la cocinera, peleando con Sócrates, el viejo gato de la directora.
─Creo que tenemos al responsable, dijo y creyéndose Perry Mason interrogó a la directora
─Señora directora, dice usted que todos los miércoles trae un emparedado?
─Así es.
─¿lo coloca usted en el mismo lugar cada semana?
─Así es.
─El emparedado ¿tiene olor llamativo? Es decir ¿huele sabroso?
─Pues hombre, de no ser así, no lo traería ni alguien se lo comería.
─¿lo coloca usted en la nevera? ¿O por el contrario lo deja al alcance de nosotros los niños?
─No, lo dejo a la temperatura ambiente, arriba, de las verduras.
─¿quién es el único que sin levantar sospechas, puede merodear sigilosamente y subirse a cualquier altura para comer un sabroso emparedado?
Los ojos de la directora brillaron como quien ve la luz por primera vez, pero no acusó a Sócrates porque era lo único que tenía en la vida.
Gracias Joaquín, le dijo, la semana entrante lo pondré en la nevera.
Comentarios (8):
Luis Duque
16/05/2019 a las 17:02
Saludo.
Me ha encantado su cuento.
Yoli
18/05/2019 a las 00:07
Hola María Lucrecia
Tu relato es uno de los tres que debo leer.
Bonito cuento, solo espero que Joaquín ahora que la directora guardará el emparedado en la nevera, no tenga la tentación de comerlo, ya no podrían culpar a Socrates jeje
Te indico algunos mejorables:
– …todos los días miércoles: creo con solo decir los miércoles. Ya que además repites varias veces todos en el relato, podrías cambia u omitir esa palabra.
– emparedado lo repites varias veces.
– Así es : podrías cambiarlo por otra expresión.
Buen trabajo, este es un taller y solo escribiendo y que nos corrijan es como aprendemos. Gracias por permitirme aprender con u texto.
¡Nos leemos!
(¯`•¸•´¯)YOLI(¯`•¸•´¯)
Crispín Silva Muñoz
18/05/2019 a las 01:53
Hola María Lucrecia, me gustó tu cuento, es muy divertido y la narración es muy rápida. Léeme por favor en 22. Gracias.
Baxin
20/05/2019 a las 01:08
Me encantó la forma tan amena de abordar un tema tan cotidiano. La narración es muy tierna y dinámica. Creo que “de pié ” no lleva acento. En la escena de Domitila me perdí, pues creí que ella era la que continuaba el diálogo. Al leerlo por segunda vez, noté que era el niño. Tal vez sería mejor no separarlo.
Alex
21/05/2019 a las 23:29
Hola María Lucrecia,
Muy tierno… El almuerzo estaba muy tierno, ¡y por eso me lo comí!
Siempre, siempre, siempre, hay que echar las culpas al gato. Sea lo que sea que uno haya hecho, un “ha sido el gato”, puede salvarte el cuello. Yo lo digo a menudo a mi esposa, ¡y eso que no tenemos gato!
Con la frase: «pero no acusó a Sócrates porque era lo único que tenía en la vida.» Nos das un detalle muy importante sobre la directora. Su soledad puede justificar un carácter agrio, inquisitivo con los niños e incluso rabioso y vengativo. Al mismo tiempo, el perdón hacia el gato, lo único que tiene, nos evoca amor, ternura y perdón.
Para mí, esa es la mejor frase de todo el texto.
He visto una evolución notable en tu forma de escribir. Este trabajo está mucho más cuidado y depurado que otros anteriores. Felicidades, vas por buen camino.
Saludos.
Ofelia Gómez
22/05/2019 a las 01:10
Hola María Lucrecia
El Joaquín de tu relato resulta un niñó muy travieso y audaz. Además tiene suerte, justo cuando estaba por confesar su culpa comienzan los gritos de Domitila, es así como el pobre Sócrates carga con el pecado.
Te sugiero algunos detalles a corregir:
“al toro bravo, por los cuernos.” (Debe ir el punto luego de la comilla)
─¿lo coloca usted… (Comienza con mayúscula)
arriba, de las verduras. (No lleva coma)
─¿quién es el único… (Comienza con mayúscula)
Gracias Joaquín, le dijo, la semana entrante lo pondré en la nevera. (Esta oración comienza con guion largo)
Ha sido un gusto leer tu texto. Es una historia llena de frescura.
Nos seguimos leyendo. Un saludo.
Alberto
23/05/2019 a las 14:27
Hola María Lucrecia,
Me ha gustado tu historia.
Creo que está bien estructurada y hace que todos sintamos aprecio por el pequeño e ingenioso pícaro.
Lo único que mejoraría, a mi parecer, es el uso de algunas expresiones que he tenido que leer dos veces, para estar seguro de lo que ponía, y que creo entorpecen el ritmo de lectura.
Por ejemplo: “…aunque ninguno hubiese hecho ni dicho pío.”
La expresión es “decir ni pío”, y la transformación que haces, aunque se entiende, me parece que queda raro.
De la misma forma “… todos los días miércoles …”, es una redundancia que queda raro al oirlo en una conversación. Tal vez “… todos los miércoles …” quede más natural.
Y aparte de algún pequeño gazapo, como no poner la apertura interrogativa en la primera pregunta (‘¿’) o los inicios de las preguntas en otra línea en mayúscula, yo creo que está muy bien.
Raimundo Velazquez
25/05/2019 a las 04:16
Hola María Lucrecia.
Los comentarios —cuando se hacen con ánimo constructivo— siempre nos aportan una enseñanza; considero que así ha sido con los que me antecedieron. Quiero felicitarte por la forma en que plasmaste el cuento, con pocas palabras has logrado crear una atmósfera y envolverme en ella como lector. Gracias por tu visita y por tu comentario. Para mí sería un placer volver a leer otros trabajos creados por ti. Saludos.