LA HUELGA

—¿Horacio porque no viniste ayer a trabajar?
—Fue por la huelga de transportes, no circulaba ninguno de los vehículos que me traen al almacén.
—Pero si vives a una hora andando desde casa.
–Claro, una hora a ver quién es el guapo que se levanta a las seis de la mañana para venir a trabajar.
—No es excusa para faltar al trabajo se madruga y ya está estamos en este mundo para trabajar no para vivir del cuento como tú lo haces. A partir de esta tarde te quedas una hora más para recuperar las horas perdidas, empieza por apilar estos sacos en aquella pared.
Horacio hizo caso a su jefe a pesar de que no estaba conforme ni con el trabajo ni con el sueldo que le pagaba, por fin llegó la hora de salida, la hora de recuperación se le había hecho muy larga parecía que nunca llegaba la hora de marcharse.
Había quedado con Luisa su novia actual y ella ya estaba a punto de marcharse a pesar de la tardanza sabía que vendría aunque tarde y no se equivocó a lo lejos lo veía llegar con un paso ligero sabedor de que no llegaba con hora.
—Que ha pasado cielo.
—Como ayer no pude venir a trabajar por culpa de la huelga de transportes el jefe me hace recuperar las horas de trabajo sabedor de que vivo a una hora andando hasta el almacén, como no tenía coartada y no le convenció lo de la huelga me hace trabajar una hora más hasta completar las horas que debo.
—Un negrero eso es lo que es tu jefe.
—Tú lo has dicho y has nombrado justo lo que es.
—Tengo que decirte que mi hermano toma una medicina para los dolores de espalda y tenemos que ir a la farmacia él no puede porque también sale muy tarde de trabajar.
–Pues estamos buenos tú hermano que come como un león y tiene dolores seguramente que trabajando con mi jefe se le calmarían apilando sacos de cemento.
En la farmacia Luisa miro el calendario para ver cuántos días faltaban para cobrar el sueldo a día de hoy ya estaba casi sin dinero y apenas podía comprar el encargo de su hermano.
— ¿Horacio puedes dejarme dinero? faltan unos días para cobrar y no tengo para la medicina de mi hermano mis padres sí que no lo tienen apenas terminan el mes y hay días que el frutero nos fía.
—Está bien creo que te lo puedo dejar aunque pensaba que podíamos ir al cine y tomar algo en el Burger pero si te lo dejo los planes se vienen abajo aunque lo primero es lo primero, también el jefe de tu hermano podía echarle una mano.
—Sabes que no lo tiene asegurado cualquier día viene una inspección y lo manda a la cárcel aunque no te dejes a su novio, detrás es el que maneja el negocio.
—Pero de qué negocio hablamos —pregunto Horacio.
—Trafica con ajos, los trae de china y los hace pasar por nacionales, le cuestan muy poco y los vende muy caros el muy jeta.
En la farmacia Luisa presento la receta y la farmacéutica que ya la conocía le entrego la caja de color rosa con el medicamento prescrito por el médico, al cobrarle la miro diciéndole —Luisa tu hermano debería estar asegurado este medicamento que es carísimo le costaría mucho menos.
—Lo sabemos Pili —la llamo por su nombre —pero así están las cosas cariño.
Salieron de la farmacia Horacio y Luisa, abrazados y tristes, Luisa casi llorando y su novio intentaba consolarla besándola en la cara y alisándole el cabello largo y liso, empezaba a llover y caminaron a buen paso hasta la casa de Luisa, pasaron delante de un cartel del sindicato de transportes avisando de que la huelga seguiría por tiempo indefinido.