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Caricabís - por LeosinprisaR.
—¿Conocen al Caricabís?
—No. Lo más seguro no. Es de lo más singular, con sus siete ojos, dieciocho brazos y tres piernas, o patas, no sabría decirlo, pico de dientes aserrados y molares de vaca, desgarbada figura, aunque muy alto y además, hablador por los cuatro costados.
—¿Siguen sin conocerle? Lo encontré tomando un cóctel margarita en unas ruinas en… ¡Pero que estoy haciendo!, así no se aclararán nada, debería empezar por el principio. Sí, un principio es una buena idea. ¡Vamos allá!
Todo comenzó en la cocina de mi abuela, la baronesa Münchhausen, una mujer excéntrica, pero muy divertida, que juraba y perjuraba que las historias del famoso barón, conocidas en el mundo entero, eran verdaderas.
Un día, haciendo limpieza, la abuela era una santa, aunque nunca lavaba los platos, encontré algo insólito. Un antiguo pergamino, escondido tras una loseta que se desprendió sola de la pared.
Contenía unas formulas matemáticas que parecían disparatadas. Como gran aficionado al mundo de las ciencias exactas, me dispuse, tan solo cual divertimento, a trascribirlas, en un nuevo papel, con el curioso lápiz de trazos dorados que acompañaba al pergamino. Al terminar sentí un escalofrío, algo de carácter eléctrico subió por mi cuerpo y me puso los pelos de punta. Un pequeño mareo y sensación de vértigo, pero después, nada.
La cocina seguía donde siempre, sin cambio alguno. Decepcionado porque, en lo más hondo de mi corazón, creía en los disparates de mi abuela, volví a colocarlo en su oquedad y me dispuse a salir de la habitación.
Abrí la puerta para caer por un enorme precipicio. Una pared vertical de una montaña que no parecía acabar nunca. Chillaba como un loco, viendo al lejano suelo acercarse cada vez más. Mi muerte estaba próxima y cerré los ojos para evitar ver el final.
Volví a abrirlos al no llegar el impacto. Me había quedado suspendido en el aire, a pocos centímetros del suelo embaldosado. Lo toqué con un dedo y caí, por fin, sin daño alguno, sobre la dura superficie. No me atrevía a moverme, hasta que escuché su voz.
—Estás más delgado, Münchhausen. —Tenía un timbre musical extraño, igual al canto de muchos pájaros diferentes, unidos en una sola garganta.
Levanté la cara y le vi. Allí, sentado tan tranquilo, tomando su margarita con desconcertante elegancia, mientras, una de sus muchas manos agarraba una correa y, al final de ella, un enorme ser parecido a un tiburón me miraba como si fuera su siguiente bocado.
—Tranquilo. Mandíbulas ya ha desayunado, casi nunca come entre horas —dijo con algo similar a una sonrisa. A mi no me pareció nada amigable su mascota. Se quedó observándome, con los siete ojos, cada uno de un color, mientras daba un nuevo sorbo a su copa.
—Tú no eres mi querido amigo. Tienes un aire familiar, pero no eres él —habló convencido de su descubrimiento.
—Han pasado dieciséis generaciones desde mi antepasado, a quien creo conociste —contesté poniéndome de pie.
—También conocí a Urrea Münchhausen. Digna descendiente del mayor pícaro con quien me he cruzado jamás.
—Es mi abuela —hablé. Volvió a dirigir su atención sobre mi, para enfocarme con un raro monóculo. Sentí el peso escrutador de un juicio en el que no sabía si saldría mal parado.
—Fue un honor tener su compañía. Veo que sigues confundido, es natural. Te aclararé tu situación, estás a unos cientos de miles de lustros de tu presente, en un futuro que no comprendes. Soy Caricabís, viajero dimensional de élite y explorador. Es mi misión, a petición de tus ancestros, enseñarte cosas que tu pobre mente de simio retrasado dudo entienda —emitió un largo suspiro.
—¡No soy un simio retrasado! —contesté indignado.
—¡Ah! Eso mismo dijeron tus parientes. Y debieron demostrármelo. Sí, ambos superaron con creces mis nefastas expectativas sobre tu raza. Veremos si estás a su altura.
—¿Y qué ocurrirá si no lo estoy? —pregunté un tanto desconcertado. Caricabís esbozó un gesto que no supe adivinar si era de desagrado o no.
—Quienes no lo superan, nunca vuelven. Quienes lo hacen, sabrán del mundo y cuanto les rodea más que nadie. El conocimiento es poder, mi previsible amigo. Y el poder del conocimiento abre cualquier puerta. ¿Empezamos? —dijo dejando su copa sobre una de las piedras de la antigua ruina.
—¿Conocen al Caricabís?
—Ahora estoy seguro que sí. No es mala persona, aunque sea de género indefinido, y confío en él, o en ella. Así que deséenme buen viaje. Hasta pronto o hasta nunca, quien sabe. Hasta siempre.
Comentarios (13):
IreneR
18/04/2019 a las 12:06
Buenas, Leosinprisa.
La verdad es que no sé muy bien qué decir de tu relato… Me he quedado tan perdida como tu protagonista.
No sé si es porque hay algún error con los diálogos, no estoy segura, pero me parece que algunos están mal marcados o… pero después de leerlo un par de veces no he llegado a entender del todo quién habla en cada momento, y eso me ha sacado de la historia.
Por poner un ejemplo:
“—Tranquilo. Mandíbulas ya ha desayunado, casi nunca come entre horas —dijo con algo similar a una sonrisa. A mi no me pareció nada amigable su mascota. Se quedó observándome, con los siete ojos, cada uno de un color, mientras daba un nuevo sorbo a su copa.
—Tú no eres mi querido amigo. Tienes un aire familiar, pero no eres él —habló convencido de su descubrimiento.
—Han pasado dieciséis generaciones desde mi antepasado, a quien creo conociste —contesté poniéndome de pie.”
Tienes tres rayas que empiezan parlamento de personaje, pero ¿están hablando tres personas? Dijo, habló y contesté. Un personaje, otro y el narrador. El dueño de Mandíbulas, el narrador, ¿y? Me falta alguien.
No sé, igual es que estoy espesa…
Nos leemos.
Un saludo.
Alex Cea Navarro
18/04/2019 a las 15:43
Brutal!!
¿Para cuando la película?
¡Por favor! ¡Que alguien llame a Tim Burton!
Me ha encantado, aunque debo confesarte que por un momento pensé que el de los 7 ojos como 7 mares era el de la boca de tiburón al final de la correa. Pero nada de lo que mi empanada mental no haya sido capaz de eludir, para centrarme en el argumento principal.
Por realizar algún aporte:
“Sentí el peso escrutador de un juicio en el que no sabía si saldría mal parado.”
Creo que debería ser: “del que no sabía si saldría mal parado.”
A mi me suena mejor, sin entrar en si tu fórmula es correcta o no.
Un saludo y lo dicho: ¡Estaré atento a la cartelera!
Alex.
Patricia Redondo
18/04/2019 a las 16:02
El relato parece el principio de algo mayor. Empieza muy bien y salvo algún error formal está bien escrito. Es original, lleno de fantasía y buenas descripciones , pero ese final inconcluso con vuelta al principio te deja con un palmo de narices . Como ya he dicho pienso que es el inicio de algo mayor. Síguelo!
Josè maría
18/04/2019 a las 16:55
Buen relato ,sobre todo con esa pregunta al principio del caricabis ,lo primero que hice es buscarlo en el diccionario y no existe por lo cual es un nombre inventado de propia cosecha apuntalo en personajes por otro lado creo que hay varios errores muy simples y lo son por que asta yo que soy un desastre en corregir gramática me di cuenta .Por ejemplo la palabra trasquibirla seria transcribirla por lo de más te corrigen los compañeros mas puestos en ello .un saludo mi relato es el 43 me extraño verte al final de la lista .Noa leemos la proxima
Josè maría
18/04/2019 a las 16:57
Error en el anterior comentario .Noa quería poner nos..
Miguel Rojas
18/04/2019 a las 21:53
Hola Leosinprisa.
Interesante relato de porte fantástico. Se me hacen un poquito engorrosos los primeros diálogos por la cantidad de personajes involucrados, aunque es muy buena idea comenzar con una conversación. Siento que has logrado una buena atmósfera usando palabras sencillas, y eso se agradece pues hace más comprensible el relato. No sé si te lo hayan dicho más arriba, pero creo que deberías continuar esto, y quién sabe, quizá lo puedas elevar a un cuento o novela.
Saludos.
Florencia M
19/04/2019 a las 08:32
Hola Leosinprisa,
Me gustó mucho tu relato. Tiene magia. Entiendo que solo hay dos personajes que hablan, el narrador y el caricabís. Pero hay cierta división de los parlamentos que lo puede volver confuso.
Esta figura me parece muy bella: “Tenía un timbre musical extraño, igual al canto de muchos pájaros diferentes, unidos en una sola garganta”.
Y esta otra se me hace confusa, como que sobra lo de la abuela que nunca lavaba los platos: “Un día, haciendo limpieza, la abuela era una santa, aunque nunca lavaba los platos, encontré algo insólito”.
Un buen trabajo, disfruté de su lectura.
Un saludo y hasta la próxima!
Florencia
Sr. Rosado
20/04/2019 a las 08:19
Hola! Me ha gustado mucho tu relato! quizás me perdí en algún momento, pero la verdad es que casi siempre me pasa jaja
Creo qué hay algunas comas de más en los párrafos del medio, yo probaría agregando algunos puntos seguidos.
Más allá de eso me ha parecido muy creativo. Realmente te deja con ganas de saber más..
Saludos! Mi relato es el número 1 por si quieres pasarte.
JUANA MEDINA
20/04/2019 a las 17:31
Salud Leosinprisa,
Esta vez has quedado al final del camino o al “fondo del precipicio” y me ha costado llegar hasta aquí.
Tu monstruo, tiene algo que ver con el mío aunque es mucho más elaborado.
De las cosas a corregir, yo tendría en cuenta lo que ya han dicho los compañeros. No sé si todos estamos trabajando apurados, pero este mes han aparecido muchos descuidos en lo formal, y es una pena porque van en contra de los mismos relatos.
Sí me gusta que el narrador sea descendiente del Barón de Münchausen, personaje desopilante si los hay.
La idea es estupenda.
Un abrazo, compañero.
ortzaize
21/04/2019 a las 21:12
hola:
muy divertido, y con tanto jaleo no se muy bien si me he perdido. tendre que leerlo otra vez. saluditos.
conrad crad
23/04/2019 a las 15:27
Hola, Leosinprisa
Llego tarde, cuando ya está todo mas o menos dicho. Creo que tu relato es como la introducción a algo más grande, nos presentas todos los elementos a partir de los cuales se teje una historia que no nos llegas a contar. Una historia que puede dar mucho de si y que te animo a continuar.
Un saludo
Ofelia Gómez
25/04/2019 a las 22:15
Hola Leosinprisa
Tu relato es fantástico! Creas una historia original que parece un capítulo de algo más largo.
Te han faltado algunos tildes: fórmula – mí (dos veces). Te aseguro que he buscado y no he encontrado nada más.
Felicitaciones, tienes un buen texto.
Un saludo
Ofelia Gómez
25/04/2019 a las 22:19
No sé qué es ese cuadradito que sale después de “he buscado”, allí había puesto un emoticón sonriente.
Otro saludo.