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Silencio - por AquaR.
El hombre se transformó en una versión oscura de sí mismo.
Quizás el llevar tanto tiempo aislado del mundo no le permitiera otra cosa. La soledad, tentadora y a la vez destructiva, no hacía más que llevarse cada día que pasaba un poco más de su ser.
Encontró aquel sitio después de mucho buscar. Investigó bosques perdidos de la mano de Dios, granjas sin dueño y mil lugares a los que no tuvieran acceso otras personas. Desanimado y desesperado ante la sola idea de no poder cumplir sus propósitos, caminaba un día distraído por las calles de la ciudad. Entonces, lo vio.
La fachada estaba medio derruida por el paso del tiempo. La puerta principal (si es que se la podía calificar así) no era más que un pedazo de madera carcomida con un agujero que hacía las veces de pomo. Pero fue el interior lo que le decidió.
Paredes descascarilladas, escaleras con peldaños de menos, muebles abandonados a su suerte…No, todo eso no eran más que simples detalles. El silencio. Esa fue la clave.
Por casualidad, su añoranza de la separación del mundo había aparecido en medio de una ciudad, la máxima expresión de todo aquello de lo que quería huir.
Él había sido un niño feliz. Su infancia, en una casita de campo de las afueras, permanecería en su memoria para siempre. El viejo Jo y sus perros labradores que se colaban en el salón y desesperaban a su pobre madre, los días de barbacoa bajo el sol, los juegos con su hermana en un cobertizo construido por su padre…Añoranza. Ya nada quedaba del niño que fue. No solo lo delataban su frondosa barba y las arrugas que ya aparecían en su rostro, sino que era el carácter lo que hacía de él otra persona.
Ya no importaba quién fuese, porque no tenía a nadie a quien enseñárselo. Una hoja en blanco.
Sentado junto a una de las ventanas de lo que era ya su hogar, imaginaba desde las sombras a la gente que caminaba por las estrechas aceras. Con prisas, siempre con prisas. Cargados de bolsas. Hablando a gritos por teléfono. Tacones. Carcajadas forzadas. Claxon. Gritos. Sirenas. Ruido.
Su refugio lo había transformado en una criatura ajena a todo y nada parecía tener sentido. ¿Era eso lo que quería? ¿Separarse de las cosas había supuesto un cambio a mejor?
La respuesta siempre era un rotundo y doloroso"no".
Casi se arrastró hasta una de las improvisadas habitaciones del edificio. Admiró la deconstrucción de lo que una vez tuvo alma. Pensó en las vidas de las familias que alguna vez ocuparon aquella casa. Niños. Risas. Amor. Compañía. Ni rastro de soledad.
Quizás el llevar tanto tiempo aislado del mundo era un constante echar de menos. Quizás su sentimiento era más profundo. Pero ya era tarde. Castigo. Condena. Letargo. Silencio.
Comentarios (4):
Laura
16/03/2019 a las 16:18
Hola Aqua.
Comienzo los comentarios a tu relato.
Me parece muy bien llevado. El uso de oraciones acentúa la melancolía de tu personaje.
No tengo nada que señalar.
Mis saludos.
Hasta la próxima propuesta.
isan
16/03/2019 a las 20:23
Hola Aqua:
Me toca comentarte siguiendo las normas de la página.
En lo formal me parece un relato pulcramente escrito. Lleva un ritmo con una cadencia lenta que le va estupendamente al tema. Buen lenguaje que crea una atmósfera de irremediable pesar.
Primero se sienta junto a una de las ventanas de su hogar, luego se arrastra a una de las habitaciones. Parece que debería ser al revés.
De esta frase: “Casi se arrastró hasta una de las improvisadas habitaciones del edificio.” no entiendo un par de cosas. ¿Por qué casi se arrastra? ¿Está a punto de morir? La otra es la expresión “improvisada”. Se supone que si entra de nuevas así será.
Una situación límite de una parsona acabada que no tiene ninguna pinta de mejorar. Esto es lo que he visto contado estupendamente.
Un saludo.
kirjanik Maya
22/03/2019 a las 02:16
Hola, Aqua.
En pocas palabras. Pero bien escogidas (salvo lo que muy oportunamente señala Isan).
Me gusta como escribes, aunque el ritmo es algo apacible, le imprimes fuerza, carácter que atrapa, que lleva al lector de la mano.
Sera un gusto leer algo tuyo en los próximos talleres.
Saludos.
María Jesús
25/03/2019 a las 21:48
Hola Aqua: Bonito aunque triste relato el tuyo. Describes muy bien la melancolía y la pérdida del protagonista, pero también la paz que revela que ha escogido bien donde refugiarse del mundanal ruido.Después das un giro y le asaltan las dudas sobre su decisión. Así somos los humanos, siempre dudando. Me ha gustado.
Saludos desde el 114.