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La ofensa - por Lisbeth GómezR.
Salió de la casa azotando la puerta, con un seco “linda noche” detrás de él. Ella quedó parada detrás, impávida, casi inerte. ¿De verdad ella provocaba en él todo lo que le había dicho momentos antes?
El almacén de recuerdos en su mente de lo vivido, sólo la remontaban a la época en la que sus ojos decían otra cosa. Creía que en esos minutos que le pudo conceder, podía arreglar algo. Pero no fue así. En ese momento no pudo hacer otra cosa si no ver la niebla que cubría sus ojos, la furia, el rencor. Eran como mil cuchillos atravesando cada parte de su ser.
Tomó asiento mientras sujetaba su cabeza entre sus manos. Empezó a sentir un dolor en su pecho. Creyó que era algo físico, y sintió un shock en sus oídos. Era una voz emanando de lo más profundo de su corazón: “no es tu culpa, por favor observa bien”.
Como si fuera una sala de cine, esa voz se encargó de rebobinar su memoria, pero se fue de largo la cinta. Como pequeña película casera, llegó a ese momento en que lo conoció, donde no había un solo indicio de que fueran a compartir un pedazo de existencia juntos. Las largas horas riendo, las anécdotas y escenarios que no tenían sentido para nadie más que para ellos.
Recorrió la cinta hasta ese primer beso, a esa primera confesión de que sentían más el uno por el otro. El ambiente rosado con el que se veía la vida porque estaba segura que estaba enamorada, y él de ella. La cinta se nubló en esa parte de la historia, como un pequeño desenfoque. Se comenzó a ver un ligero rayado en su primer pelea, una interferencia, el día que el miedo alimentó la sospecha de que las cosas no pudieran salir bien.
Los reencuentros se vieron ambientados por matices vainilla, coral y azul cielo, con la certeza de que ese nuevo cruce de manos prometía nuevas aventuras, nuevos retos, bríos de esperanza. Y las noches soñando juntos estaban ambientadas en un índigo casi violeta.
Por más que recorría esa cinta, creía que el momento clave del error estaba atascado en alguna parte, por lo que recorrió, regresó, adelantó y estiró la cinta mental, como jalada por la fuerza de un gorila, hasta que reventó. Hizo un parche y rebobinó nuevamente.
– “¡Todo es bueno! ¡No hay una sola cosa que cambiaría!”- pensó – “Para no verlo, el error debió de ser mío. Sí. Eso fue”
La voz que hablaba desde su interior creyó que era momento de ayudar, por lo que subió a esa pequeña bodega de recuerdos y tomó las cintas escondidas en lo más recóndito. Quitó la cinta que estaba puesta y colocó la nueva en la estructura.
– “Perdóname. No te va a gustar. Corre cinta”
Antes de las risas, apareció la pasarela interminable de mujeres que le presentaba sólo en palabras, y los consejos que ella le daba, que imaginara lo que sería estar bien con alguien. Él solo chistaba y decía que simplemente eso no era para él. La cinta brincó bruscamente y tardó en reanudarse.
Salió una escena digna de película de terror, ambientada en un blanco y negro con efectos acartonados, en la que ella caía al vacío pero no era mas que la sangre bajando por todo su cuerpo cuando encontró esas fotos de chicas en su computadora. El abismo se hacía más profundo cuando escuchó la voz de él en eco presentándola solo como “amiga”. La caída terminó al caer en un terreno pantanoso del que no podía salir. Cada paso que daba era una frase: “tú y yo no somos nada”, “tengo cosas más importantes qué resolver”, “no quiero verte ahora”. Se hundía, y sólo podía ver sus manos tratando de salir de esa arena iluminada en tonos sepia.
Sin dejar que terminara la cinta, se soltó a llorar. De todo eso que vio, no encontraba razón para que la hubiera tratado así. Pero sentía esa voz respirar cerca de ella.
– “¿Quién eres? ¿Por qué me enseñas eso? Aun no entiendo en qué lo ofendí, ¿qué hice mal?”
En el interior, la voz, mas resuelta, imponente y segura se paró del rincón donde se encontraba. Llevaba años ahí, arrumbada, empolvada como esas cintas del final.
– Mucho gusto, querida. Me llamo Amor Propio, a tus órdenes. Y jamás lo ofendiste a él. A quien ofendiste fue a mí.
Comentarios (5):
kirjanik Maya
18/02/2019 a las 13:41
Hola, Lizbeth.
Qué bonito relato, me encanta la forma como juegas con los colores para ilustrar las escenas, llevas un ritmo suave pero que atrapa en la lectura.
Algún detalle en la redacción que te dejo por acá:
“primer pelea” creo que iría mejor “primera pelea”.
“La caída terminó al caer” no es que esté del todo mal pero, pero creo que le quita fuerza a la expresión.
Pero ya sabes, esa es solo mi humilde opinión, como lector, soy un simple aprendiz de escritura.
Saludos y hasta el próximo taller.
Bea
18/02/2019 a las 18:17
Hola Lisbeth:
Que relato más bonito y triste a la vez. A mí igual que ha Kirjanik me ha encantado la forma que tienes de jugar con los colores, me ha ayudado mucho ambientar el relato en esa especie de escenas de película en la que nos sumerges.
Por otra parte he de mencionar el giro final, esa voz que te pasas todo el relato leyendo y sospechando que puede ser y que al final resulta ser su amor propio. Sencillamente genial.
No puedo sino felicitarte porque el trabajo que has hecho este mes me ha parecido sensacional.
Si te apeteciera pasarte a decirme lo que te parece el mío, soy tu vecina de abajo.
¡Nos leemos!
Ratopin Johnson
18/02/2019 a las 20:20
Hola Lisbeth,
Te ha salido bastante bien una idea que en principio parece bastante complicada. Estoy de acuerdo con los compañeros en cuanto al uso de los colores. Me ha gustado como has utilizado almacén, y niebla. Almacén, muy bien por no irte al almacén digamos, físico. Y queda muy poético, así como niebla que aparece poco después. Bien aprovechado el momento para meterla. Pensaba cuando leía que gorila es más difícil incluirla de ese mismo modo, pero lo has resuelto bien. En cuanto a lo que comenta “kirjanik Maya” sobre “La caída terminó al caer”, estoy de acuerdo en que no queda bien, Caída y caer en la misma frase queda redundante. Simplemente “La caída terminó en en un terreno pantanoso”.
Muy original, muy bien.
Saludos
Lisbeth Gómez
19/02/2019 a las 05:21
Gracias a todos por sus comentarios! Me permito comentar que es una parte muy personal la que estoy compartiendo, fusionada con una gran pasión que tengo como es el cine. Agradezco sus comentarios y es lo bonito de estos talleres, retroalimentarnos y tomar lo mejor para crecer en este hermoso universo que es el género literario. Y claro, con gusto paso a ver sus escritos, saludos!
Laura
21/02/2019 a las 15:57
Hola Lisbeth.
Te felicito por el tema que has elegido. Maravilloso, con gran visualización.
Mis saludos.
Hasta la pròxima propuesta.