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LA OFENSA - por Kirjanik MayaR.+18

LA OFENSA

Yo la asesiné, pueden tomarlo como una confesión si así gustan; pero no tendrá importancia, pues no les diré mi nombre, y no espero su comprensión ni su lástima.
Hace unos tres meses, a finales de noviembre, viajaba en el metro con la vista perdida en la nada. Ese día me habían corrido del almacén y supe que mi mujer me engañaba con mi mejor amigo, era demasiado para mí.
― ¡Qué miras, imbécil! ―gritó la mujer que tenía al frente, no supe que era conmigo, hasta que vi a todo el mundo mirándome en forma despectiva y esa mujer lucia enfadada. Conservé la calma, le pedí disculpas y me fui al fondo del vagón.
Esa loca seguía blasfemando e insultándome a cada minuto, porque según ella le estaba mirando la entrepierna, resolví bajar del metro en la siguiente estación y esperar otro tren, igual era temprano y solo me faltaban dos estaciones para llegar a mi destino.
Quince minutos después caminaba confundido, debía confrontar a mi mujer y su amante, como lo haría un gorila espalda plateada, marcando territorio, que pensamiento más triste y patético; un golpe en mi espalda me hizo tambalear, giré y ahí estaba, la mujer histérica del metro, maldiciéndome una y otra vez. Conservé la calma, me disculpé otra vez y le dije que no la miraba a ella en absoluto, que me sentía mal porque acababa de perder mi trabajo.
― ¿Entonces soy algo insignificante que no merece la mirada de un malnacido tan especial como tú? ―me preguntó la mujer en tono irónico.
Era increíble, debía ser el peor día de mi vida. Primero me insultó porque según le miraba la entrepierna y luego me recriminó porque no la miraba de manera indecorosa, ¿acaso alguna niebla siniestra y maldita me envolvía sin piedad?
Hice caso omiso a los reclamos de la mujer y seguí mi camino. Me faltaban quizás unos veinte minutos hasta llegar a mi casa.
En lo único que pensaba era en la burla, la deshonra, el descaro de mi mujer y mi amigo, viéndome la cara de pendejo quien sabe por cuánto tiempo.
¡Pendejo! Grité en voz alta de manera involuntaria, esa maldita palabra que odiaba tanto. Cuando yo era un niño, mi padre la repetía cada vez que llegaba borracho y me golpeaba por cualquier estupidez.
Llegué a la calle principal, que por costumbre estaba atestada de gente, crucé lo más rápido que pude a un callejón secundario. Seguro alguno sabría del romance de mi esposa y mi amigo, no quería parecer un payaso o un gorila de circo barato objeto de burlas de los demás.
Aún me faltaban poco más de diez minutos para llegar a mi casa y a cada paso que daba sentía que la sangre me hervía en el cuerpo, las manos me sudaban y los ojos me comenzaban a llorar de la ira, que me carcomía por dentro.
Entonces volví a escuchar la voz de esa mujer, cuando me gritó, ― ¡Oye, pendejo, es que acaso tu maldita madre es la única digna de tu atención?
Estábamos justo a la mitad de un callejón solitario, limitado por las paredes del colegio y de la iglesia, no sé qué diablos me sucedió, fue como si me hubiese convertido en un animal salvaje, perdí la noción del tiempo y el espacio, cuando recobré la cordura le había destrozado el tórax a punta de golpes a esa mujer, tenía las manos llenas de sangre y ella, estaba muerta en el pavimento.
Levanté la vista al cielo, como buscando la mirada inquisidora de dios acusándome con el dedo de la justicia, pero lo único que encontré fue una gota fría que cayó en mi nariz y se deslizó hasta la comisura de mi boca, ahí comprendí que a Dios no le importaba mi destino.
De la nada, se desgajó un torrencial aguacero, con una lluvia tan copiosa que la sangre de mis manos se escurrió toda en cuestión de segundos.
Caminé sin afán hasta mi casa, ya no sentía ira, ni miedo, tomé el manojo de llaves, abrí la puerta y ahí estaba ella, mi mujer, gritándome porque había entrado empapado por el agua lluvia y mojaba la entrada de la casa.
Recuerdo que me dijo ― oye, pendejo ¿no ves que acabo de trapear el piso?
Otra vez esa maldita palabra, pero ya había encontrado la solución a mi problema, aseguré la puerta y… bueno, esa será otra confesión que deberé hacer en el futuro.

Comentarios (16):

Ocitore

16/02/2019 a las 21:39

Buena historia, Kirjanik, la narración es fluida y mantiene el suspenso. Se entiende la frustración del personaje y el motivo de su asesinato. Se repite la palabra gorila y la coloquial “pendejo” que tiene múltiples significados en nuestra cultura mexicana. Me imagino que la ofensa es doble, pues una son los cuernos y, la otra, la demencia de la mujer que seguía al personaje. Me ha parecido una buena propuesta. Saludos.

Laura

17/02/2019 a las 11:38

Hola Kirjanik Maia
Con todo gusto devuelvo tu visita.
Me ha encantado tu relato, el tono ìntimo, las expresiones que utilizaste y el final, sin desmerecer el principio, que sin respiro me ha sumergido en la trama.

Se lee de un tirón. Al principio creía que habìa asesinado a la esposa y sobre el final me encuentro con que antes habìa matado a la mujer del metro.
Simple observaciòn: tienes muchas veces la palabra mujer, y algunas muy cerca entre sí (Ese día me habían corrido del almacén y supe que mi mujer me engañaba con mi mejor amigo, era demasiado para mí.
― ¡Qué miras, imbécil! ―gritó la mujer…). Tal vez más tarde podías indicar a la esposa por su nombre, sobrenombre, característica, pero es tan sòlo un detalle.

Hasta la pròxima propuesta.

Anaclara

17/02/2019 a las 14:40

Hola, Maya:
En la propuesta del mes pasado, comentaste mi relato. Allí me llamé Ana. Como estaba de vacaciones, en esa oportunidad no puede devolver tu amable visita.
Me ha gustado tu relato. A mi modo de ver, está muy bien trabajada la identificación del personaje principal con el gorila: cuando debe cuidar su territorio con su mujer; cuando se piensa como uno de un circo barato siendo el objeto de burlas de su padre, su mujer y su amigo y; por último, cuando mata. También me gustó mucho la ilación que hiciste entre su historia infantil, la actual y sus actos.
¡Excelente trabajo!

isan

17/02/2019 a las 18:00

Hola Kirjanik:
Un inicio muy potente. Perfecto. ¿Para qué quieres más? Ya estamos irremediablemente metidos en el relato. Enganchados e intrigados con los detalles.
El desarrollo tampoco desmerece porque ha seguido en la línea. Me ha gustado y mucho la historia que has contado y el modo de hacerlo. Vaya sorpresa. Esto es lo que se llama un dos por uno. Igual le coge gusto. Todavía estoy imaginándome a la señora increpándole por la calle.
En la primera confesión dice que no va a revelar su nombre. Quizás el primero puede ocultarlo, pero el segundo y en su casa lo va a tener más difícil.
Te comento alguna cosa de estilo que yo cambiaría.
“…volví a escuchar la voz de esa mujer, cuando…” Aquí hay que suprimir coma.
“…cuando me gritó, ― ¡Oye, pendejo,…” El diálogo con raya debe ir en línea separada hasta “atención?”. Si se quiere hacer en la misma línea podríamos dos puntos y comillas: cuando me gritó: «oye pendejo, es que acaso…»
Hay un dios con minúscula y después otro con mayúscula. Mejor el segundo.
Ha sido un placer.

kirjanik Maya

17/02/2019 a las 20:41

Ocitore: Gracias por tan agradable comentario, no soy de México, pero en Colombia también se usa con frecuencia la palabra “pendejo” y por lo general es una ofensa algo fuerte, aunque se matiza según el tono en que se diga y en el contexto que se use.

Laura: Gracias por tu visita, concuerdo con tus sugerencias, es algo que me pasa con frecuencia y que de seguro debo corregir, muy oportuna tu observación.

Anaclara, gracias por tu visita y por la descripción tan acertada que das a la lectura de mi relato, en breve pasaré por el numero 64 para disfrutar de tu escritura..

Isan: Claro que el personaje lo va a tener difícil en la segunda confesión, voy a dejarlo en reposo un rato, quizás en otro taller confiese el segundo crimen o decida hacer “algo” con el amigo traidor. Muy agradecido por tus observaciones, como siempre certeras y ademas necesarias para los que apenas empezamos a nadar en este un mar infinito de letras.

Me alegra y mucho, que les gustara mi relato, como dije en el foro, es la primera vez que escribo en primera persona y que ademas no es ciencia ficción ni fantasía.

Un saludo a todos.

Bea

18/02/2019 a las 12:48

Hola Kirjanik:

Primero de todo gracias por pasarte por mi relato y hacerme un comentario tan bueno.
En cua to a tu relato, he de decir que me ha atrapado desde la primera palabra a la última.
El detalle de la palabra detonante me ha gustado mucho y la forma en la que creas poco a poco el am iente para terminar culminando el relato de esa manera tan potente me parece brutal.

Solamente puedo felicitarte porque tu relato me ha parecido sencillamente sensacional.

¡Felicidades, nos leemos!

El Apuntador Mudo

19/02/2019 a las 09:19

Hola Kirjanik, gracias por tu amable visita, aquí vengo a disfrutar de tu relato.

Una buena descripción de personas que por un motivo u otro acaban desequilibrados psicológicamente. El protagonista acaba representando el papel de psicópata, con total naturalidad, al verse desbordado por la anómala situación que vive. Los problemas laborales y conyugales, además del acoso de la mujer del metro lo transforman al final.

Hay inicio, desarrollo y conclusión. Conflicto y resolución del mismo. Y el personaje cambia de principio a fin. Me ha gustado.

Saludos

Ocitore

19/02/2019 a las 09:42

Pues, encantado de conocerte, estimado Kirjanik, veo que tenemos mucho en común somos Caleños, Bogotanos, Chilangos, Paisas y Nacos, a mucha honra. Seguimos en este arduo y, a la vez placentero, mundo de la literatura. Éxito.

HUGO

19/02/2019 a las 22:51

Hola Kirjanik:

Pasé por tu relato para devolverte la visita y me encontré con un trabajo muy bien realizado y que he disfrutado mucho. ¡Vaya si tienes una buena historia y bien narrada! Felicitaciones, adhiero a todos los comentarios positivos que me preceden.

Creo que en la etapa de corrección te habrás visto obligado a eliminar palabras para qué encaje dentro del límite de las 750 (tu texto tiene 749) y debes haberlo hecho muy bien porque en lo que hace al argumento, no falta nada. Y ni que hablar de la trama: perfecta.

Te comento un par de pequeñeces para quitar alguna que otra palabra más, que sin cambiar el contenido te harían ganar espacio (lo que marco entre paréntesis creo que se podría quitar):

“― ¡Qué miras, imbécil! ―gritó la mujer que tenía al frente, no supe que era conmigo hasta que vi a todo el mundo mirándome en forma despectiva (y esa mujer lucia enfadada.)” Al gritarle « ¡Qué miras, imbécil!» ya estás mostrando que está enfadada, no haría falta explicarlo.

“Esa loca seguía blasfemando e insultándome (a cada minuto), porque según ella…” Creo que se podría prescindir «de a cada minuto», el acoso de la mujer se hace evidente en el transcurrir del relato.

“Primero me insultó porque (según) [decía] le miraba la entrepierna” Aquí sería el caso contrario, estaría faltando la palabra «decía» o bien sobrando «según».

“Hice caso omiso a los reclamos (de la mujer) y seguí mi camino.” Aquí ya sabemos que se refiere a la mujer.

“…le había destrozado el tórax a (punta de) golpes (a esa mujer)…” Lo mismo, quitaría a «esa mujer» y también «punta de»

Como podrás ver son cosas que no cambian en nada la esencia del relato, solo pequeñas sugerencias.

Hasta la próxima.

Ismael Tomas Perez

20/02/2019 a las 16:54

Hola Kirjanik
Gracias por pasarte por mi relato y agradezco mucho tus comentarios ya que aquí estamos para aprender
Respecto al tuyo te diré que es una historia que me ha gustado mucho. Muy bien narrado y muy bien ambientada. Quizá veo un poco de sobra los tiempos que marcas para llegar a su casa. Lo he tenido que leer dos veces porque a la primera me dio la impresión de que se atropellaban. Muy bien colocadas las palabras del reto opcional y espero algún día leer como sigue, me he quedado con ganas de mas y me ha atrapado.
Un comentario personal: a mi no me gusta responder a los comentarios. Esto es debido a que seguramente no vuelva a pasar por tu relato por lo que si me dices algo, no lo voy a ver.
Un saludo y Felicidades.

K. Marce

20/02/2019 a las 22:51

Saludos, Kirnajik

Muchas gracias de pasar a voluntad a leer mi relato del mes. Concluído con mis tres obligatorio, ya puedo empezar a devolver visitas. Como no son obligatorios, no voy a escudriñar bajo toda piedra. Así que he hecho trampa y he leído a tus comentaristas, concuerdo con Hugo, Isán y Laura.

Te recomiendo que siempre hagas revisión con el F3 a los escritos, así podemos encontrar la cantidad de veces que usamos una misma palabra. Debemos evitarlas cuando están muy seguidas, sea en las oraciones o párrafos cercanos. Sobre todo en espacios tan cortos como lo son estas escenas. Mi contador, te marco setecientas cuarenta y ocho palabras.

En tu historia tenemos dos mujeres, una anónima y otra la esposa, a quien puedes nombrarla o llamarla esposa para no repetir “mujer”. Aunque sean relatos cortos, puedes darles nombres a los personajes que el protagonista conoce, es lo más natural en estos relatos.

Te marco esas palabras repetidas: mujer (10), casa (4), Y (25), otra (4) vez (4), porque (5), miraba (3).

Para evitar esto, se sugiere usar sinónimos, cambio en la estructura, eliminación de esas palabras repetidas. Te marco este caso particular por su cercanía:

> CASA – Caminé sin afán hasta mi casa*, ya no sentía ira, ni miedo, tomé el manojo de llaves, abrí la puerta y ahí estaba ella, mi mujer, gritándome porque había entrado empapado por el agua lluvia y mojaba la entrada de la casa.
>> Caminé sin afán hasta mi casa. Ya no sentía ira, ni miedo. Abrí la puerta principal, ahí estaba mi esposa gritándome, porque había mojado toda la entrada.

** Se repite en la oración *casa* dos veces, ya sabemos que todo ocurre dentro de su vivienda. Recuerda evitar la repetición innecesaria.
** Se recomienda que las oraciones no sobrepasen las veinte palabras. En el párrafo original hay cuatrenta y tres. Se evita con una puntuación de corte (punto y seguido) en los oraciones que pueden separarse pero mantienen relación. El punto y aparte se hará para separar ideas/momentos.
** Existe una expresión llamada prosa “púrpura” que debemos evitar. Es llenar de datos innecesarios el escrito con aquello que es obvio o no tiene importancia. En este caso, quitamos que sacó las llaves, abrió la puerta, porque es lo normal que se hace al entrar a la casa. Como también esta frase: empapado por el agua lluvia y mojaba la entrada…
Sabemos que recientemente le ha caído encima la tormenta, que la lluvia es de agua y que esta moja (:P). Confía en que el lector rellenará esos datos faltantes, lo comprenderá de inmediato con un simple: «mojaba la entrada.» Evita la dedundancia, confía en lo que escribes es comprensible a la primera, no debes dar tantas explicaciones al lector.
(Si deseas, puedes visitar mi blog, ahí hablo de la prosa purpura así como otros temas que encajan con esta explicación.)

Existen otras oraciones en donde se repiten las palabras, que te he dejado marcadas. Si gustas puedes revisarlas, así verificar su cercanía.

Sobre las “Y”. Teniendo tantas en un espacio tan corto, te sugiero que revises tu forma de escribir. Yo lo hacía mucho en mis tempranos años de escritura; pero gracias a un libro de “Redacción y gramática”, tomé conciencia de no hacerlo. El consejo ahí decía: «Evita el uso de las Y, elimínalas si la frase de comprende sin ella.»
Son veinticincos “Y”, algunas innecesarias. Su uso se considera una muleta de escritura que debemos evitar. Te marco dos que pueden modificarse (ya corregidas sin las Y innecesarias):
>> Era increíble, debía ser el peor día de mi vida. Primero me insultó porque imagino que creyó le miraba la entrepierna. Luego me recriminó porque no la miraba. ¿Acaso alguna niebla siniestra y maldita me envolvía sin piedad?
**Aquí no te pases de la línea del narrador en primera persona, que se limita a su propia experiencia. En ninguna parte del relato nos indicas de qué le acusa la acomplejada del metro. No lo acusa que le haya visto la entrepierna, ni que deseara una mirada lasciva. Estas son interpretaciones que las “conoce” el autor; pero el protagonista es incapaz de leer la mente ajena. Debemos recibir del narrador en primera persona, solo las impresiones que ese personaje vive o piensa.

>> Aún me faltaba poco más de diez minutos para llegar a casa. Cada paso que daba sentía cómo la sangre me hervía en el cuerpo. Las manos me sudaban, comencé a llorar con ira. Esa que me carcomía por dentro.
**Nuevamente, resume sin explicar datos conocidos. Se sabe que los ojos lloran, por ser su conductor natural, puedes detallarlo en el caso que las lágrimas salgan por la nariz.

Me quedo hasta aquí para no abrumarte. (Cuando me entusiasmo …) Espero que estos detallitos solo te sirvan para pulir tu gran trabajo. Me ha gustado mucho el contenido del relato. Creo que has tocado conciente o no, temas que si son factibles en la vida real.
Uno es el acoso de “las mujeres victimizadas por el sistema con necesidades siempre insatisfechas”. Y otro es el estrés post traumatico de la pérdida. En mi iglesia, recibimos cursos de sicología para consejería. Los seres humanos tenemos un nivel de tolerancia que nos hacer seguir siendo funcionales; mientras el rango no sobrepase ese máximo nivel. Sobrepasar o acumular niveles de estrés puede conducir a: locura, depresión, ira. Entre los de mayor puntaje estaban: el despido, el fallecimiento de un ser amado, desastres (incendio o embargo de la casa) y descubrir la traición del conyuge o ser amado. Tu personaje, sufrió dos de estos disparadores. No me extraña para nada su reacción ante el hostigamiento (que le rememoró su experiencia de infancia).
No sé si él en ese momento, va a tomar a su esposa también del cuello, o sabe que es algo que tarde o temprano le puede pasar (“una confesión que deberé hacer en el futuro”), solo porque ya reconoce su nivel de intolerancia.

Me ha gustado, así que espero reencontrarnos a futuro, sin confesiones peligrosas.
¡Nos leemos!

kirjanik Maya

21/02/2019 a las 03:49

Bea y Apuntador: Gracias por tan amables comentarios.

Hugo, Gracias por tan buenos consejos, claro que los pondré en practica, de acuerdo contigo en todo lo que anotaste sobre mi relato.

Ismael: Aunque no leas este comentario, igual gracias por tus apreciaciones.

Kmarce: Mil gracias por hacer un estudio tan detallado a mi relato, por todas las sugerencias y correcciones que propones, por supuesto que las acepto y las pondré en practica. Y no te preocupes no son confesiones, es solo imaginación desbordada, que por cierto no es lo que suelo escribir, me inclino mas por la ciencia ficción y la fantasía. Ya pasare por tu blog para aprender un poco mas.

Saludos a todos.

Netogonzo

23/02/2019 a las 00:56

Hola kirjanik Maya,

Menudo texto, lo he leído de golpe y sin tropiezo alguno, lo cual muestra tu habilidad narrativa. Las emociones del protagonista me han sido transmitidas perfectamente, otro punto a tu favor. Con los problemas que hay en la cabeza del personaje no resulta difícil imaginar que pasó con la esposa.

Felicidades, me ha gustado bastante.

Isabel Caballero

23/02/2019 a las 09:23

Hola Kirjanik. Vamos a por tu Ofensa, de la que por cierto está más que justificado el título.

Para no insistir en las críticas anteriores y no repetir lo mismo, te diré que me ha parecido un golpe de ingenio meter el “cabreo” de la mujer loca en el relato. No solo justifica el asesinato por arrebato, además actúa como modulador cambiando la tensión a otro tipo de tensión distinta. A ver si me explico. El hombre está concentrado en sus pensamientos de dolor, rabia, odio… que todo el relato continuara en ese tono sería aburrido y predecible el final. Las intervenciones de la mujer loca, cambia el ritmo y las formas.

Quizás explicada en exceso la parte en la que cuenta” Primero me insultó porque según le miraba la entrepierna y luego me recriminó porque no la miraba de manera indecorosa, ¿acaso alguna niebla siniestra y maldita me envolvía sin piedad?”… no es necesario volverlo a contar ni ser repititivo, tus lectores ya lo sabemos, ya lo leímos y hasta lo vimos (hay escenas muy visuales)… sabemos también que el hombre tiene un día aciago, y la palabra “niebla” la puedes encajar en cualquier otro lugar.

El final abierto, lo sería más aún si simplemente lo terminaras en los puntos suspensivos “Aseguré la puerta y…”

Un cordial saludo Kirjanik… seguro que te seguiré leyendo en próximas propuestas.

Pilar

26/02/2019 a las 17:24

Hola!!!

Te devuelvo la lectura, muy agradecida por tu visita a mi relato y tu comentario lleno de aliento. Allá voy con el tuyo.
Lo primero que me ha atrapado de tu historia es que te diriges al lector, haciéndole cómplice de sus delitos. O sacerdote. Policía lo descarto, pues se habría visto obligado a contar cómo se cargó a su mujer, en vez de dejarlo para otra ocasión. Aquí, y siguiendo con ese destinatario, podrías haber escrito: “Esa es otra confesión que les haré en el futuro”. Al igual que en diversas partes de la narración como por ejemplo: “Era increíble, ¿saben ustedes?, debía ser el peor día de mi vida”. No sé si me explico, me refiero a introducir de vez en cuando un guiño al lector para no perder la sensación de confesión…
Es solo una idea, ni le hagas caso si no te sirve.
Otra cosa que me llamó la atención es la mujer obsesiva del metro: me pareció desmesurada su reacción violenta. Creo que esas situaciones se advierten de otra manera más educada, o se cambia de lugar; si el supuesto mirón es reincidente, entonces sí, se les canta las cuarenta. No digo que no tenga coherencia, solo que me resultó algo forzado que ella le persiguiera con la misma cantinela a través del metro y de las calles sin que él sospechara nada, con la sola intención de insultarle cuando él ya se había disculpado varias veces. Se me queda algo vacío ese personaje, tal vez si incidieras en que estaba borracha o era una prostituta o drogadicta… La simple histeria se me hace poco.

Aparte de esto, quiero señalarte que has hecho muy buen trabajo: está bien redactado, bien dosificada la información y la tensión narrativa, se devora y disfruta. Has llevado al límite más dramático el cobro de la ofensa, ¿podría haberse ido de copas con los amigos, no?

Enhorabuena y hasta pronto!

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