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No temas a la sombra - por Kalopsia
La anciana Ethel siempre contaba una historia a sus clientes, baraja sobre la mesa y bola de cristal, tenía toda la pinta que esperarías de alguien de su oficio y, aunque todo aquello no era más que un perfecto escenario hecho para sacar dinero a gente crédula mediante frases hechas y situaciones genéricas, muchos acudían a la bruja como si del Oráculo se tratase. La mujer podía pecar de embustera y trapisondista, pero algo que nadie podía negar era que entendía de conducta humana y sabía cómo usar su sombra a su favor.
El relato que contaba era el de una enorme bestia que vivía en soledad porque los mitos en torno a su ser eran aterradores. Los pueblerinos hablaban de un monstruo escupe-fuego con poderes que superaban el entendimiento humano, ojos hipnóticos de color amarillo que embelesaban a la gente y le proveían de un valiosísimo tiempo que empleaba para incinerar a los incautos que se creían lo suficientemente poderosos como para enfrentarse al dragón.
El hijo del volcán se hallaba aislado de toda civilización, su única compañía era su sombra, aquella a la que todos huían, la causa de su soledad, su escudo, su mejor amiga y su peor enemiga. El dragón sabía una verdad fundamental que todos los humanos ignoraban: todos los dragones son diferentes pero, por alguna inexplicable razón, todas las sombras de dragón son iguales. Era entonces que la vieja Ethel les preguntaba a sus clientes sí alguna vez se habían detenido a hablar con un dragón al ver su sombra a pesar de todos los mitos que habían escuchado sobre lo amenazadores y aterradores que son.
La anciana seguía su historia hablando de un viaje que había emprendido con dirección al volcán para buscar una piedra oriunda de la zona. Contaba que había escuchado al dragón hablando con su sombra y lamentándose de su suerte, que se había acercado, a pesar del miedo, y que consideraba aquello una sabía decisión, ya que, se había encontrado con un ser amistoso, divertido y mucho más agradable que la mayoría de los humanos. Narraba también, que desde entonces, el dragón se había convertido en una constante en su vida y lo impresionante que era escuchar las sabías palabras de alguien mucho más longevo que cualquier humano sobre la faz de la Tierra.
Entonces era cuando interrumpía el relato y hacía una afirmación sobre lo que vislumbraba en el futuro del cliente en cuestión, frecuentemente atinaba más tarde que temprano, pero la gente, temerosa de lo que el futuro tenía para ellos, solía regresar para aplacar su miedo a la incógnita y, con frecuencia, sentían que pagar a una anciana chiflada les proveía de cierto control de su porvenir al sentirse advertidos sobre las amenazas de las que debían salvarse.
Tras una breve advertencia sobre el futuro, les hablaba sobre la sombra que todos tienen, aunque usualmente se le conoce como fama y prejuicio, proseguía con una advertencia sobre lo erróneo que es actuar al ver la sombra y como debían darse el tiempo de conocer al individuo en lugar de creer lo que se dice de él.
Cuando el ritual estaba completo, los clientes pagaban una cuantiosa cantidad sin sentirse estafados y salían del lugar con la idea de estar en un nivel superior que el resto de la sociedad. Creyéndose sabios y de mente profunda volvían a su vida, subían a sus carruajes lujosos ignorando la sombra de aquellos a sus servicios y volvían a sus casonas alejadas del pueblo llano donde todos se ponían sus sombras y vivían bajo máscaras que encajaban con las de los otros. Tomaban el té con las sombras de sus vecinos, hablaban sobre las sombras de los demás, alimentaban a sus sombras, las aceptaban como propias y al final, a pesar de toda advertencia, terminaban convertidos en sombras.
Comentarios (4):
pajesur
18/01/2019 a las 23:57
Me parece bueno el relato escrito con profundidad. Leerlo con varias repeticiones cansa. Hay que hacer frases cortas alternando a las largas. Necesita un vocabulario más rico y buscar sinónimos a la palabra sombra para evitar su repetición. Continua perfeccionando el relato. Buen trabajo y esfuerzo conseguido.
Andy
19/01/2019 a las 00:50
Es un relato que no solo se deja leer sino que también es agradable de leer, un diálogo pequeño (como los que utilizo en el mío que es el número 102, espero lo leas y compartas tu opinión la cual estará bienllegada y estaré feliz de leer) de seguro podría ayudar mucho, que esas sombras nos hablen o incluso que el dragón le hable a Ethel, sería tan bello y tan puro.
Ahora aunque de por sí con ese último párrafo no dejas nada inconcluso, si alcanzaras a añadir alguna moraleja de corte “Todos somos la sombra de nuestro ayer, los sueños del mañana pero nadie se propone a ser la luz de hoy” el cuento tomaría un aire de fábula moderna increíble.
Anaisa
23/01/2019 a las 11:04
Me ha parecido realmente original!!! Es un estupendo relato de fantasía. Adelante.
Attica
23/01/2019 a las 20:32
Me ha gustado mucho el final de tu relato, me ha parecido bien escrito y oportuno.
En cuanto a la forma, al leer el primer párrafo en voz alta encuentro frases demasiado largas y algún error de puntuación que también veo más adelante, concretamente el del tercer párrafo: “Ya que, se había encontrado un ser amistoso”
Un saludo y adelante.