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Su refugio - por Jime

El autor/a de este texto es menor de edad

No podía dormir.

El niño estaba acurrucado sobre su cama, con sus rodillas tocando su pecho y sus pequeñas manos aferradas a la sábana, cubriéndose de pies a cabeza. Intentando de ese modo protegerse de cualquier mal que lo estuviese acechando en la oscuridad de su habitación.

Se sentía aterrado.

Cerraba sus ojos con mucha fuerza e imaginaba un montón de posibilidades de lo que podría ser aquella sombra que había visto en la esquina de su cuarto, junto al estante donde guardaba sus juguetes.

Abrió los ojos por un instante y, a través de las sábanas, pudo visualizar la poca luz que entraba del exterior de su habitación debido a la puerta entornada.

¿Y si el monstruo estaba del otro lado de la puerta? ¿Qué aspecto tendría? ¿Se parecería a alguno de todas las películas de monstruos que había visto? ¿Y si se trataba de un dragón? Su abuelo le había contado una historia de dragones aquella noche.

Volvió a cerrar los ojos con fuerza.

No. No podía ser un dragón. Los dragones no existían, ¿verdad?

Quería saber de qué se trataba aquella sombra para poder, o bien salir corriendo hacia la habitación de sus padres, o dormir tranquilo sabiendo que nada iba a dañarlo. Pensó en las opciones que tenía: podía acercarse para averiguar de dónde salía aquella figura que se reflejaba en la pared; o podía esperar que, lo que sea que fuese aquello, se acercara a él.

Eligió la primer opción.

Con toda la valentía que pudo conseguir de su interior, respiró hondo, abrió los ojos y se deshizo del refugio estre sus sábanas. Bajó de su cama silenciosamente para no alertar a aquel monstruo, y agarró lo primero que encontró en su mesita de noche por si debía defenderse: una caja de barajas. Recordaba haber jugado con ellas antes de intentar dormir.

A paso lento se acercó a la puerta y cuidadosamente comenzó a abrirla. El corazón le latía de una manera desenfrenada y las palmas de sus pequeñas manos le sudaban.

Nada ni nadie se encontraba allí.

Pero entonces, al ingresar de nuevo a su cuarto y mirar hacia la esquina de este, pudo ver que la sombra había desaparecido. El monstruo se había movido.

Sintió que el corazón se le subió a la garganta y corrió desesperadamente a refugiarse en el único lugar donde el monstruo no le haría daño: la habitación de sus padres.

Comentarios (5):

Un trago para ver mejor

17/01/2019 a las 08:09

Buenas, lindo relato, y buen estilo, me gustó mucho esa descripción de los latidos y el sudor en las palmas!! Seguí así! #97 kichi. Salud!

Lucrecia Gordillo

17/01/2019 a las 14:35

Jime: Muy bonito cuento. Creo que más de alguna vez sentimos ese miedo por algo imaginario.

LUDIKA

17/01/2019 a las 19:44

Lindo relato! De esos cuentitos que te transportan a la esencia de a infancia.

Felicitaciones buen trabajo

A seguir escribiendo!

eli

19/01/2019 a las 16:00

Buena ambientación. Seguramente porqué a todos nos ha pasado algo parecido, es fácil ponerse en la piel del niño y sentir su miedo. Las palabras podrían estar mejor elegidas, pero creo que en general está bien escrito.

María Esther

25/01/2019 a las 02:53

Muy realista tu historia, hasta en el final, haciendo lo que hacen todos los niños.
Está bien contada.
Me recordó la infancia, cuando yo tenía una pesadilla, que era como una nube negra que cada vez se agrandaba más, hasta que explotaba como un globo, entonces ahí me despertaba gritando, mis padres prendían la luz y yo corría para su dormitorio. Luego no quería volver, me dejaban por supuesto hasta que me dormía. al otro día amanecía en mi cama
Saludos, sigue escribiendo.

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