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Gran reunión familiar - por Jose LuisR.
En casa de Pancha, la matriarca y líder indiscutible de la familia Cardioleone, las reuniones eran legendarias; solían ser como una especie de fiesta nacional. Tras haber estado tal vez un año entero sin verse, sin poder estar todos juntos por una causa u otra, los miembros de la familia se alegraban de estar reunidos de nuevo bajo el mismo techo para comer y beber hasta hartarse, para bailar y cantar hasta el cansancio. Todo el mundo era feliz hasta que Abundio, claramente la oveja negra, abría la boca. Cada año, en cuanto eso ocurría, comenzaban las disputas, las peleas y las discusiones. Tanto era así que casi parecía otra tradición más. Porque aquel tipo era un bocazas y un chulo, y realmente no sabía comportarse en las reuniones familiares. Pancha siempre estaba a punto de dejarlo fuera de la convocatoria, al estilo de un entrenador de fútbol que quisiera darle una lección al jugador divo del momento, pero al final la buena mujer se retractaba de sus intenciones por pura compasión. ¿Qué culpa tenía Abundio de ser un idiota y un provocador? Había nacido así. Ella solo deseaba, año tras año, que su sobrino aprendiera de una vez a comportarse y a ser respetuoso con los demás. Aunque siempre acababa decepcionándola…
Estaba a punto de acabar el día, y la mayor parte de la fiesta y la jacaranda ya habían terminado. Los niños se fueron a dormir y solamente quedaban algunos de los mayores en la sobremesa, tomándose las últimas copas. Abundio, en aquella ocasión, y para sorpresa de todos, no la había armado todavía. No había soltado ninguna pulla, ni vertido sus polémicas opiniones, y tampoco bromeado con las desgracias de los demás en toda la jornada. Una auténtica novedad, teniendo en cuenta sus antecedentes.
—¿Se te ha comido la lengua el gato, Abundio? ¿Qué tal te va en los negocios, primo?
Quien había hablado era Paciano, el supuesto triunfador de la familia, y esa percepción era debida a que su negocio inmobiliario iba muy bien.
—¡Te estás quedando calvo, colega! ¿O es que al final te han dado para el pelo?
Paciano había ido acumulando cierta rabia hacia su primo, porque el otro siempre la había tomado con él y lograba, encima, meter el dedo en la llaga con bastante sencillez e inteligencia. Por eso, era hora de tomarse la revancha, y como el otro no tenía nada que replicar, decidió tomar la palabra. El resto de la familia, incluida Pancha, se quedó observando, sin tomar partido por el momento. La racha de pullas ingeniosas, disfrazadas de falso humor negro y sonrisas vacías, continuó sin descanso.
Mientras tanto, Abundio miraba hacia otro lado, tratando de ignorar los insultos velados. Fumaba y bebía y hacía aparentar que todo aquello no iba con él.
Paciano se sintió estafado al cabo de un rato. Nunca esperó que su primo no reaccionara. Se tomó un descanso y una copa de brandy, mientras meditaba en silencio. Se sentía frustrado porque sus ataques no surtían el efecto deseado, como si Abundio se hubiera cubierto con una especie de escudo invisible.
Los demás siguieron la rutina habitual y hablaron entre ellos de cosas vacías o de política. La tensión que se había acumulado en la habitación se disipó y pareció que, por primera vez en años, la familia iba a acabar la fiesta en paz. Pero entonces Paciano sacó la artillería pesada; seguramente su último recurso.
—¿Qué tal la soledad del divorciado? No te preocupes, primo, seguro que ella ahora está perfectamente…
Hubo un murmullo generalizado, y todos miraron a Abundio. Aquella fue una referencia verdaderamente barriobajera por parte de Paciano, y todo un golpe bajo, porque era de dominio público que la ex mujer de Abundio le había sido infiel.
La faz de Abundio se tornó de otro color. Se notaba la furia creciente en sus ojos, que brillaban de cólera. Cerró los puños; su cuerpo se puso tenso; estuvo a punto de saltar de la silla.
El rostro de Paciano recibió una buena bofetada, y sus acciones fueron afeadas, pero no por parte de Abundio. Pancha, la matriarca, fue más rápida y le dio una lección a su otro sobrino.
—Para una vez que vamos a poder terminar la fiesta en paz, Paciano, no vengas tú ahora a jodernos la marrana, ¿eh? ¡Ya vale!
Nadie se atrevió a meterse con la justiciera Pancha… Los demás se rieron, y hasta resonaron algunos aplausos.
Comentarios (13):
Lucy J.S
18/10/2018 a las 21:39
Jose luis, que buena historia!! Me gustó mucho la descripción de toda la familia, representa muy bien el tipo de familia que tiene la mayoría. Me dió mucha risa el trato entre los personajes y el final está buenísimo. Sigue así, saludos!!
dopidop
19/10/2018 a las 09:12
Buenas José Luis,
Ya me daba a mí que Paciano al final no iba a acabar bien, je, je. Es una historia divertida y amena de leer. Me queda la espinita de saber por que Abundio estaba tan callado ese año.
Haces que nos imaginemos la escena a la perfección y con pocas palabras nos cuentas esas rencillas personales que siempre hay entre familiares. Y lo mejor es que dejas al lector con una agradable sonrisa… ¡¡si es que se lo merecía!!
Buen trabajo, gracias por compartirlo. Un saludo.
P.D. Si te apetece leerme estoy un pelín por encima de tí, en el 90 😉
IreneR
20/10/2018 a las 21:56
Buenas, Jose Luis.
Una historia muy bien escrita y llevada. Parece que la infidelidad y divorcio hizo que a Abundio se le bajasen los humos.
Me ha gustado, solo hay una cosa que me ha resultado rara, es este párrafo:
“Paciano se sintió estafado al cabo de un rato. Nunca esperó que su primo no reaccionara. Se tomó un descanso y una copa de brandy, mientras meditaba en silencio. Se sentía frustrado porque sus ataques no surtían el efecto deseado, como si Abundio se hubiera cubierto con una especie de escudo invisible.”. Está compuesto de dos frases, y básicamente en las dos cuentas lo mismo. Cuando comencé a leer la segunda me sonó repetitivo, pues me pareció información doble. Pero vamos, esto es solo mi impresión.
Un buen trabajo. Enhorabuena.
Un saludo.
Ana Roda
21/10/2018 a las 17:33
Hola Jose Luis.
Me ha gustado la historia de la reunión familiar con sus consiguientes disputas y enfrentamientos.
Se lee con fluidez y los caracteres están descritos muy bien.
Lo único que me ha faltado a mi también entender es lo que le pasaba a Abundio. en esta ocasión. Pero el conjunto del relato me ha encantado.
Nos seguimos leyendo.
Osvaldo Vela
21/10/2018 a las 22:47
Hola José Luis. Una historia muy bien contada, con una narración clara en extremo. Todo mundo esperando una reacción de Abundo. Cosa que no sucedió por lo que ya todos conocemos de un patriarcado. la ultima palabra en un ambiente así, es la de la matriarca.
Te felicito y nos leemos. Estoy al final.
John Doe
21/10/2018 a las 23:50
Hola, buen relato, lleno de humor, la caracterización de los personajes está muy bien y permite que el lector empatice y se haga una idea de todos los personajes y sus acciones, al igual que el ritmo que atrapa y emociona.
Estoy en el 91 por si quieres pasar. Un abrazo.
Karian V
22/10/2018 a las 00:53
Saludos José Luis:
Para mí, es un relato de sentimientos llevado con maestría y humor! Me encantó el cambio en el comportamiento de Abundio (la esposa le dió de su misma medicina) Este año no abundó. El hostigador cobrandoselas y la matriarca cortando de raíz “otra tradición”. Felicitaciones!
isan
22/10/2018 a las 20:18
Hola Jose Luis:
Una comedia muy bien ambientada y divertidísima. La redacción perfecta, los diálogos bien llevados, con el ritmo perfecto todo el relato.
Por poner alguna pega, que siempre suelo hurgar en los relatos a ver si la hallo, el primer bloque de introducción lo acortaría precisamente antes de la frase obligatoria que parece la introducción del cuerpo del relato.
El final genial. En principio esperaba algo más de sangre teniendo en cuenta los antecedentes de cada uno y que la familia era la Cardioleone, lo cual no auguraba un final feliz. Pero tenía que intervenir la matriarca.
Felicidades. Un buen relato.
Saludos.
Laura
25/10/2018 a las 20:20
Hola José Luis.
Vaya familia la tuya, con esos dos primos, si no larga uno la bomba lo hace el otro.
Muy bien llevado todo.
Mis saludos.
El apuntador mudo
25/10/2018 a las 20:44
Hola José Luis.
Me ha gustado sobremanera tu relato, el ambiente de esas fiestas familiares de la familia Cardioleone está muy conseguido. Y la expectativa creada inicialmente con su descripción, te mantiene enganchado por saber el desenlace final, palpando como la tensión va subiendo poco a poco, hasta que la matriarca hace justicia y mucha gracia con su reprimenda al sobrino desmelenado.
Me gustó, la descripción del comportamiento del resto de la familia, le da mucho empaque a la ambientación de la cena.
Nos leemos en la próxima.
Saludos.
Osvaldo Vela
26/10/2018 a las 15:51
Hola José Luis.
de nuevo por tus dominios para agradecer tu visita.
Gracias pasarte por mi texto. Quisiera aclarar la duda de los que sucedió con los enamorados: no murieron. En ese sublime momento que describo, ambos, se encontraban bajo la visión que despertara el tomarse de las manos en la salida de la iglesia. Dentro de ese escenario, ellos escucharon el ruido que henchía sus corazones y al momento voltearon sus rostros al infinito solo para encontrarse con los moradores del cielo y los aplausos de los ángeles.
Lástima que se terminaran las setecientas cincuenta palabras y ya no pude continuar la historia. Pero ya visualizo la continuación en un libro en el que estoy trabajando desde hace varios meses. Las iluminaciones en él son hermosas.
María Jesús
26/10/2018 a las 20:37
Hola Jose Luis: El relato me ha gustado mucho, las descripciones, el ambiente familiar, hasta los nombres que has escogido tienen su aquel, pero el final me ha decepcionado un poco, esperaba que Abundio soltase a su primo Paciano alguna pullita que le pusiese en su sitio, ya que la pobre Pancha se merecía un final a los que ella estaba acostumbrada. Pese a eso, es una historia muy bien trazada.
Saludos desde el 67.
Clau Cruz
30/10/2018 a las 22:24
Hola José Luis:
Muy buena historia, narrada con fluidez.
Creo que todos esperábamos una reacción diferente de Abundio, pero supongo que lo del divorcio en verdad le ha pegado.
¡En hora buena!
Saludos desde el # 58