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Fuego que limpia - por Miguel RojasR.

Web: http://miguelrojas.flu.cc/

Caos y furor, se llevan por el viento a las cenizas de las rosas. Qué irónico, ¿no crees? ¿Tú no piensas, querido, que la nafta desata los azares de nuestras vidas? ¿Qué nos impidió simpatizar mutuamente en la consumación del bien común?

Yo responderé eso por ti: una rosa.

Eran siempre tres rosas tus favoritas, todas de follaje blanquísimo. Y yo me creía la cuarta, o más bien la primera, pero escondías otra, así que tuve que incendiar el jardín. Primero rociarlo con nafta, y luego un poco de luz para el espectáculo.

Las llamabas a las tres por sus nombres: Rosalinda, Rosa Ángela, Rosa Cristina. Era cuestión de darse cuenta de que todas se llamaban como el floripondio del cual provenían.

Pero pasemos a lo práctico. Las tres muy recatadas, recatadísimas, muy al servicio de Nuestro Señor, al igual que tú. La primera diseñadora, la más elegante. La segunda doctora, más que pendiente de las nuevas enfermedades. Y la tercera… Creo que la tercera era hija del demonio, o al menos eso creí yo al escuchar la palabra petroquímica. Pero, ahora que lo pienso, sí lo era, pues ella misma encontró su descenso en el excremento del diablo.

Un día escuché, al entrar a la casa, la conversación entre tú y tus tres rosas, en el susurro pusilánime con que se le habla a las plantas, con ese néctar embobado de palabras. «Mis niñas, tengo que decirles la verdad», y entrar en un pánico así debe ser solemne. Todo el mundo era feliz hasta que se supo la verdad: «la madre de ustedes no está muerta, o qué sé yo, tal vez sí, no lo sé. Tampoco es marquesa. Ustedes son producto de la noche en un cuarto de hotel». Y vamos, que no es cualquier cosa. «Pero papá, no te sientas así. No nos importa de dónde provengamos, pues siempre has estado al pendiente de nosotras». Qué inmundicia. Yo, criar a las hijas del pecado.

«¿Eso significa que Blanca no es…?» Yo siempre me mantuve callada, pero lo que tú me ocultaste no tiene perdón. Que lo haga Dios, que tampoco creo que lo haga. Y por lo visto el mundo seguía siendo feliz, pero yo no.

Las malezas se queman. ¿No es así?

Por lo tanto, ante cualquier determinación que me impidiera seguir mi misión de buena cristiana, logré hallar entre tus cosas de la azotea un galón de nafta. Fue fácil hallarlo, porque siempre lo tenías al lado del motor que utilizabas por si se iba la energía eléctrica. Aproveché que el jardín de rosas estaba en paz en la recámara, y tú también, para acabar con toda evidencia pagana. Ahora mi alma está en paz, querido, y la de ustedes pudriéndose en el infierno. Ojalá y Rosa se haya enterado y haya decidido unírseles, para dar por finalizada a esta plaga de herejes. Ahora estoy tras los barrotes, pues parece que estas gentes no entienden que si no los acabamos a los pecadores estamos condenados; pero sé que en el cielo me recibirán con aplausos.

Comentarios (5):

Minnie

18/10/2018 a las 16:33

Hola, interesante relato, bien narrado. Me gusta, la historia te engancha, me gustó mucho esta frase: ¿Tú no piensas, querido, que la nafta desata los azares de nuestras vidas?
Me confunde un poco la parte en que se revela la verdad, ¿Quién es la que escucha y decide limpiar los pecados, la esposa? Si es así, no me creo que viviendo juntos no estaba enterada de donde venían las hijas de su marido. ¿Será que me que perdí en algún punto? Por lo demás, muy buena.

Saludos,nos seguimos leyendo,

Minnie
BRILLANTE IDEA #86

Paola

20/10/2018 a las 10:33

Hola Miguel!
Me gustó mucho tu relato.
Entiendo que quien cuenta la historia es la segunda mujer porque él se da a conocer como viudo.
Entiendo también que habrá sido un amor casi imposible pero no por eso olvidado… Sino todo lo contrario…
Me gusta mucho como está narrado, la trama y el desenlace.
Un saludo!

Daniel Alejandro Escobar Celis

20/10/2018 a las 20:37

El relato me ha gustado mucho. En especial la forma de narrarlo. Me gusta la metáfora de las rosas, aunque admito que me confundió un poco. No me atrevo a hacerte una critica al respecto porque puede ser mas un problema mio como lector que tuyo como escritor.

Sea como sea es uno de los relatos mas trabajados que he visto este mes. Felicitaciones 😀

Saludos desde Venezuela cuando quieras puedes pasar por mi relato el 118.

Miguel Rojas

21/10/2018 a las 02:56

Hola, chicos. Gracias por sus comentarios. No he tenido internet, y sigo con ese problema. En cuanto disponga de tiempo (e internet, que espero que sea pronto), me paso por sus relatos.

Daniel, yo también soy de Venezuela. Descuida, jeje.

F

25/10/2018 a las 22:01

Hola Miguel
La verdad me he perdido un poco con las metáforas de las rosas, a ratos no entiendo de quien se habla pero creo que es mas mi problema, porque en realidad está muy bien escrito. De todas maneras la trama me gustó mucho, hablando de religiosidad y pecado, eso es muy real e interesante.

Saludos

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