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“Muy rica la ensalada” - por Luciano SívoriR.+18

Web: http://www.viajarleyendo451.blogspot.com.ar

“Muy rica la ensalada”
Luciano SĂ­vori

Todo el mundo era feliz hasta que el tarado de Alberto tiró lo de los “perros de Seligman”.
—El problema es que somos como perros desesperanzados —dijo en voz alta, con la boca desbordando de pan y salamín. Por suerte yo lo conozco a ese, lo conozco demasiado.
Estamos todos por el Gordo, mi marido. Andamos juntos desde la secundaria. Hace un montón, cuando no se me habían caído el culo y las tetas. Es su cumpleaños y, como es un gordo sociable, me hizo preparar una gran picada para todo el mundo. Cayeron los compañeros del laburo y los pibes de siempre. Más el pelotudo de Alberto, claro. Por lo menos la traje a la Mónica, pobre, que encima de que es vegana, se divorció y está re depre. Le vendría bien una buena pija. Capaz que alguno de estos boludos se la enfiesta.
Mati le pregunta a Alberto de qué está hablando, como es de esperarse. Él siempre es el primero en preguntar. Alberto sigue hablando mientras morfa. Hasta mete unos silencios de evidente teatralidad. Dice que el tal Seligman puso a varios perros en una jaula y aplicó corriente eléctrica a las rejas. Después de varios intentos de escapar, los perros desistían y se echaban al suelo. Más tarde los puso en otra jaula, con la puerta semiabierta y sin electricidad: ninguno se movió.
O sea, la metáfora es re obvia. Es el condicionamiento de Skinner y el cuento del elefante sumiso y la estaca. Nosotros somos como los perros de Seligman: desahuciados, temerosos, adoctrinados.
—Es muy cierto lo que decís… —aporto yo, como para tirar algo. Lo miro al Gordo con cara de “¿cuándo se van todos estos así vemos Netflix?”.
Mati deja los cubiertos al costado del plato. Suena un teléfono en algún lado que nadie atiende.
—Lo peor es que más o menos a esta edad nos damos cuenta —sigue diciendo—. Antes somos invencibles, imparables. Pero terminando los 30 aparecen los miedos, las deudas, la presbiopía, la presión alta, los exámenes renales, la disfunción eréctil, el miedo a la soledad… Es como un tumor que crece y crece: la imposibilidad de ganarle a la vida, la necesidad imperiosa de transcender, de querer ser recordado.
Ya nadie tiene hambre. Excepto Alberto.
Pero yo lo conozco a Alberto.
Sé que la picada está tremenda y que somos cada vez más. Se empezó a preocupar de que no iba a alcanzar y se le ocurrió lo de Seligman para poder comerse todo.
Ahora, ¿éste se cree que yo soy boluda? Lo pasaron anoche en un programa de National Geographic a esto de los perros. Nos quedamos viéndolo en pelotas en su casa, después de que me cogió por enésima vez. La pasamos bien juntos y entonces me salió con que “se siente mal por el Gordo”, que “ya no es lo mismo”, que “quiere ponerse serio con alguien”.
Que se vaya a la puta madre que lo pario.
—¿Estás con otra mina? —le pregunté mientras él se prendía un cigarrillo.
—No sé, Vero, qué se yo…
—¿Cómo “qué se yo”? ¡O estás o no estás!
Alberto resoplĂł con indignaciĂłn.
—¡Vos lo tenés al Gordo, Vero! No me vengas con eso, en serio. Yo tengo 40 y estoy solo. Mi vieja me jode con un nieto, viste…
Seguro era una pendeja del laburo. ÂżLe chuparĂ­a la pija tan bien como yo?
—No creo que te chupe la pija tan bien como yo.
Se riĂł, el muy pelotudo.
—Bueno… siempre se puede hacer un regalito de los pobres cada tanto, ¿no?
Esa noche me fui re caliente. Y no en el buen sentido. Soy lo mejor que ese tarado tuvo en su vida. Por mí puede se puede ir a cagar. El día siguiente es hoy, es ahora. Y yo acá estoy… no bancándome a nadie. Ni a él, ni al Gordo, ni a ninguno de sus amigos. Como lo conozco a Alberto, sé que ama mi comida. Especialmente las berenjenas al escabeche que me salen increíbles. Por eso las condimenté especialmente para él con bastante laxoberon, uno de los laxantes más fuertes que hay. Fue el mejor polvito que eché en mi vida. ¡Qué mal que la va a empezar a pasar en un rato!
SĂ­, por mĂ­ puede se puede ir a cagar.
Literalmente.
—Qué rica la ensalada, ¿no Verito? —le dije a amiga con una sonrisa pícara.
—Sí, muy rica la ensalada.
Aplausos para mĂ­, por favor. Aplausos.

Comentarios (8):

beba

18/10/2018 a las 00:23

Sin duda,una escena muy respetuosa de la gramática y de la narrativa. Muy logrados los personajes.¿Cómo aguantan tanta infelicidad básica?

Wolfy27 (Mònica Pérez)

18/10/2018 a las 20:20

Buenos dias, Luciano SĂ­vori, encantada de leerte. En primer lugar no se suele usar artĂ­culo antes de nombre propio ya que pertenece a un registro más bien vulgar, coloquial. Has hecho uso de ello en “la MĂłnica”; es correcto si hacĂ­as referencia a un nombre de pila. En esa misma frase hay un laĂ­smo, es decir, has empleado el pronombre personal átono “la” cuando el correcto hubiera sido “le”. Esto ocurre en “por lo menos la traje”, deberĂ­a ser “por lo menos le traje”. Cuando la protagonista piensa “Âżcuándo se van todos estos asĂ­ vemos Netflix” tal vez serĂ­a apropiada la conjunciĂłn “y” para separar “Âżcuándo se van todos estos y asĂ­ vemos Netflix?”.
No me arriesgaré a realizar alguna otra corrección pues no sé mucho sobre las expresiones ¿argentinas?
Por otra parte tu relato es divertido e inaudito, me gusta. Además el final me resultó inesperado y creo que cierra a la perfección la trama. ¡Sigue escribiendo!

IreneR

20/10/2018 a las 07:55

Buenas, Luciano SĂ­vori.

Que reunión más tensa e interesante. Me ha gustado. Aunque reconozco que me ha costado mucho leerla. Utilizas un montón de expresiones que desconozco y formas oraciones que me suenan muy complicadas, no sé si correctas o incorrectas, pero me resultan difícil de entender.
AlgĂşn ejemplo:

– “Lo miro al Gordo con cara de “¿cuándo se van todos estos asĂ­ vemos Netflix?”.” No sĂ© si falta alguna palabra en la pregunta, y asĂ­ vemos, quedarĂ­a más entendible.

“SĂ© que la picada está tremenda y que somos cada vez más. Se empezĂł a preocupar de que no iba a alcanzar y se le ocurriĂł lo de Seligman para poder comerse todo.” No me he enterado de nada. DirĂ­a que la primera frase se refiere a alguna mujer que está muy buena… pero no entiendo que tiene que ver con la segunda frase. Lo de “Se empezĂł a preocupar de que no iba a alcanzar” me da que está preocupado porque piensa que no va a conseguir a la chica y entonces saca el tema de los perros para hacerse el interesante y asĂ­ llevársela a la cama…

“—Bueno… siempre se puede hacer un regalito de los pobres cada tanto, Âżno?”. DirĂ­a que es un regalito a los pobres.

“Por mĂ­ puede se puede ir a cagar.”. Escribes dos veces esta frase de la misma manera, la primera vez pensĂ© que era un error, pero dos veces igual…

Leer tu relato ha resultado ser una historia llena de adivinanzas, me ha hecho tener que pensar mucho y analizar cada frase para poder entender lo que quieres decir.
Me ha gustado, está bien llevado, pero ha sido muy lioso.

Un saludo.

Rufino Manzaneque Ramos

20/10/2018 a las 08:56

Relato de conversaciĂłn con expresiones que aunque pudiera entenderlas no me entran al desconocerlas, supongo que
entre las personas del relato se entienden bien.
Conozco un dicho en España que dice que “un polvo se le echa a un pobre” que entiendo que puede ser similar a “siempre se puede hacer un regalito de los pobres cada tanto”.
Siempre es bueno conocer vocabulario desconocido.
Me ha gustado el relato y la forma de escribir.
Saludos Proyman.

Luciano SĂ­vori

20/10/2018 a las 20:36

¡Hola a todos! ¡Gracias por sus consejos/comentarios! Es cierto que en este relato se me fue la mano con el lenguaje informal de los argentinos y sus costumbres, idiosincrasias. Lo convierte en un cuento más complicado de seguir para los que no son de mi lado, jaja.
Colgué el cuento en mi blog, con algunas correcciones:
http://viajarleyendo451.blogspot.com/2018/10/muy-rica-la-ensalada-cuento.html
Voy estar leyendo todos sus relatos.

Charola

24/10/2018 a las 02:16

Hola, Luciano.
Leí tu relato en tu blog. Yo lo había entendido aquí, en Literautas, pero cuando llegué al final me hice bolas. Pues habías escrito mal la pregunta del penúltimo párrafo:
—Qué rica la ensalada, ¿no Verito? —le dije a amiga con una sonrisa pícara.
Ja, si es Vero la que pregunta. Con la correcciĂłn ahora se entiende:
—Qué rica la ensalada, ¿no Moni? —le dije a mi amiga con una sonrisa pícara.
Ok. Coincido con IreneR y te falta corregir en el blog:
“Por mĂ­ puede se puede ir a cagar”. Y está repetido.
Para IreneR: picada es un plato o varios donde se sirven una serie de alimentos en pequeñas cantidades, de manera semejante a las tapas españolas, o un antipasto italiano.

Me gustĂł Luciano. Un poco malvado.
Saludos.
Estoy en el #106 por si deseas leer el mĂ­o.

DoralĂş

24/10/2018 a las 02:33

Hola Luciano Sivori,

He reido un mundo con el lenguaje tan coloquial de tus personajes. Y en cuanto a las berenjenas en escabeche, trajeron a mi memoria una travesura de esas, pero con pasta.
Buen relato, muy fresco.
Un abrazo

Luciano SĂ­vori

25/10/2018 a las 12:58

¡Gracias Charola y Doralú! Corregidos los errorcitos.

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