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Los girasoles - por Carolina

Los girasoles
Es verano en los campos santafesinos de la Argentina. Hectáreas y más hectáreas de girasoles en flor. Son cultivos destinados a la producción de aceite.
“Los girasoles”, así se llama la estancia. Adentro, la orquesta está sonando. La de esta noche es una reunión especial. Es el bautismo del hijo del traficante colombiano. La irrupción de la policía interrumpe la fiesta.
—Yo no estoy secuestrada…Yo estoy enamorada de Santiago—les dijo Luciana a los agentes que habían llegado hasta allí para allanar el lugar y apresar al capomafia y a ella misma.
La historia de amor entre Santiago y Lucí —como siempre él la llamó—, es la mejor prueba de que los narcos también se enamoran.
Santiago conoció a Luciana en una fiesta, en Bogotá, a la que fue invitado por uno de los secretarios del gobierno de turno, quien, además, los presentó.
—El vestido negro realza la belleza de tus ojos,— fue lo primero que le disparó él al tiempo que pasaba la mano de arriba abajo por su copa.
—Ella, con ceño fruncido, iba a responderle, pero un amigo la tomó del brazo.
—Perdón, —pero me lo habías prometido—se disculpó el recién venido, y, sin más, la llevó hacia la pista de baile.
—Nunca más oportuno, —le agradeció—. ¡Qué se habrá creído ese tombo!, —le comentó con tono áspero mientras se movían al ritmo de la salsa, y notaba que Santiago, con discreción, seguía todos sus movimientos. Pensó que pertenecía al Ministerio de Defensa porque esa era la fachada que él mantenía para poder relacionarse con la clase política gobernante.
Ese no fue el único desprecio de ella. Lejos de amilanarse, Santiago lo tomó como un reto. Quería sentir la emoción de enamorar a una mujer. “Primero fue la vanidad de hombre, luego, el amor”, reconocería después.

Varios ramos de rosas rojas y blancas con tarjetas iguales fueron a parar a la basura: “Te has adueñado de mi alma.”
Subió la apuesta. Un auto nuevo le fue entregado a Luciana en la puerta de su casa. Ella lo prendió fuego: — ¡No me puede comprar con dinero!,— afirmó.
Ni él mismo sabría decir en qué momento ella ocupó por completo su mente y su corazón. Pensaba en ella y cualquier pretexto era válido para buscarla y tener contacto aunque sólo fuera con su mirada.
El tiempo que es sabio fue convenciendo a Luciana de la sinceridad de él. El tiempo y el cambio de táctica de él. Por eso, para el cumpleaños le regaló simplemente una rosa, pero con la misma tarjeta.
—¿He cambiado? ¡No! Soy la misma de siempre. Sin embargo, me siento diferente,” reflexionaba. Entonces, aceptó un encuentro. Cara a cara hablaron con el corazón.
—¡Y yo que pensé que eras policía…!
—Pero, lo que sí es cierto es que quiero una familia contigo—le dijo mientras le tomaba ambas manos y la miraba a los ojos.
—Vas muy rápido…No sé si va a resultar…Somos muy distintos,…—respondió, mientras se mordía los labios.
—Yo quiero saber cómo sos y quererte como sos—la interrumpió él.
—Y… a mí me gustan las relaciones duraderas, —agregó ella y le regaló la primera sonrisa sin quitar las manos que seguían prisioneras en las de él.
A medida que la confianza creció entre ellos se fueron consolidando los proyectos en común. El más importante, mudarse de Bogotá a la Argentina. Se instalaron en “Los girasoles”. Mientras tanto, en Colombia, consideraban que Luciana había sido secuestrada.
Han pasado algunos meses. Santiago sigue preso en Colombia. Luciana, en cambio, ha sido puesta en libertad porque no ha sido encontrada culpable de nada. Ese breve tiempo de encierro, que ha definido como “el infierno en la tierra,” la decidió a regresar con el hijo. Quiere que el niño crezca en la Argentina y que a su retorno, el padre los encuentre allí, en el mismo sitio. Dedicada a la producción de aceite. Entre girasoles…De ellos, ha aprendido a comenzar, cada día, de nuevo. A buscar el sol, siempre.

Comentarios (11):

María Jesús

17/09/2018 a las 20:21

Hola Carolina: Tu texto es muy entretenido y ameno, se lee de un tirón. Está claro que el que la sigue la consigue y Santiago tras mucho insistir consigue enamorar a Luciana. La historia de amor entre ellos podía haber sido turbulenta, pero está claro que el narco era noble expresando sus sentimientos hacia ella.
Un saludo.

Carolina

17/09/2018 a las 21:04

Muchas gracias por tu opinión, Maria
Jesús! Carolina

Laura

18/09/2018 a las 21:15

Hola Carolina.
Al igual que María Jesús, tu texto es sencillo, dando una historia de amor.
Muy buena inclusiòn del tìtulo en el relato, con sentido.
Bien escrito, desde lo formal.
Me encantaron las frases finales.
Hasra la pròxima propuesta.

José Torma

18/09/2018 a las 22:27

Hola Carolina.
Me ha gustado tu relato. El amor se da en todos los ámbitos, tal vez si yo fuera tan persistente, no estaría solterón ahora jaja
Gracias por tu visita a mi relato.
Felicidades.

Luis Ponce

19/09/2018 a las 22:26

Hola Carolina:
Gracias por tu comentario en mi relato.
El tuyo es una historia de amor de los tiempos actuales.
Me queda una duda en el lenguaje de Santiago que no suena mucho a colombiano.
Te estaré leyendo.

Carolina

19/09/2018 a las 23:15

¡Hola Luis!
En Colombia coexisten el tú y el vos, sobre todo en el departamento de Antioquia y en Bogotá.
Juanes que nació en Medellín es autor de una canción, Para tu amor. Uno de sus versos dice: Tengo un corazón…Un corazón que late por vos.
Santiago es de.Comombia, por lo tanto en situaciones coloquiales, informales utiliza el voseo.

Amadeo

24/09/2018 a las 12:54

Carolina:
Linda historia de amor frustrado.
Comento: ¿Por qué el texto inicia en presente y el diálogo está en pasado?
No veo creíble que Luciana haya incendiado en auto regalado.
Creo interesante no mencionar los lugares donde se desarrolla el cuento, dar indicios y dejar que el lector imagina

Estoy en el 157 por si quieres leerlo y comentar
Cordiales saludos
Amadeo, (Santafesino)

Carolina

24/09/2018 a las 21:46

¡Hola Amadeo! Gracias por tus comentarios que me ayudan a reflexionar y corregir.
Es cierto que los diálogos debieron de haber estado en presente. Debio de decir:”…dice Luciana a…”; “…como a él le gusta llamarla…”
Respecto del incendio del auto es para resaltar la personalidad de ella. Es para demostrarle que no la puede seducir mediante el dinero y el poder que éste otorga. Él lo entiende y por eso, luego decide regalarle simplemente una flor.
He creído necesario dar una somera descripción donde se desarrolla la historia, descripción que rescatamos en el desenlace cuando la protagonista vuelve al mismo escenario para continuar con su vida junto a la del hijo. Tampoco es casualidad que la estancia se llame “Los girasoles”. Y ese sí es un indicio, como lo es el título mismo.
¡Hasta la próxima y nos seguimos leyendo!

Vespasiano

26/09/2018 a las 21:48

Hola Carolina:

Gracias por pasarte por mi relato y comentarlo.

El tuyo me ha gustado y nos enseña que la perseverancia da sus frutos, especialmente si se persigue conseguir el cariño de una persona.

Las vicisitudes de la pareja están perfectamente reflejadas en el relato que al final nos trae la esperanza de que el padre vuelva pronto a “Los girasoles”.

Desde el plano formal te apunto, con el debido respeto, aquello que he visto potencialmente mejorable:

Las palabras capomafia y tombo, no aparecen en el diccionario.

“—Ella, con ceño fruncido, iba a responderle, pero un amigo la tomó del brazo”. En esta oración sobra el guion de diálogo. Pues forma parte de la descripción del narrador y no de un diálogo propiamente dicho.

“Ella lo prendió fuego: — ¡No me puede comprar con dinero!,— afirmó. En esta oración creo que debe ser: “Ella le prendió fuego”. También me parece que en vez de dos puntos, deberías poner punto y aparte después de la palabra “fuego”. Además a mi entender sobra el guion de diálogo ya que la mujer no está hablando con nadie. Es una reflexión interior de ella dirigida con muy mala uva hacia el conquistador.
Creo que debería quedar así: “Ella le prendió fuego llena de rabia. «¡No me puede comprar con dinero!»”.

“—¿He cambiado? ¡No! Soy la misma de siempre. Sin embargo, me siento diferente,” reflexionaba. Aquí ocurre lo mismo que en la oración anterior, si es una reflexión debe ir entrecomillada: «¿He cambiado? ¡No! Soy la misma de siempre. Sin embargo, me siento diferente»

“¡Y yo que pensé que eras policía…! Si nos remitimos a la frase. “Pensó que pertenecía al Ministerio de Defensa…”. Vemos que existe un pequeño error, la policía no está encuadrada en el Ministerio de Defensa y sí en el Ministerio de Interior.

“cómo sos y quererte como sos”. Aquí repites muy seguidamente: “como sos”. Utilizas sinónimos para evitar esas repeticiones innecesarias. Leo en tus réplicas, queriendo hacer una aclaración acerca de la utilización del voseo en Antioquia y en Bogotá, que Santiago es de Comombia pero eso solo lo sabes tú, ya que dentro del relato no haces mención a ello. Por lo tanto el lector no conoce esa peculiaridad.

Bueno, espero haberte ayudado.

Felicidades y seguiremos leyéndonos.

María Esther

01/10/2018 a las 00:53

Hola Carolina, me gustó la historia de amor, sencilla y bien escrita.
Lo del supuesto secuestro no me queda claro, quien lo denunció como tal, porque nunca se menciona a la familia, no sabemos si esta está en conocimiento o no que viven en otro país.
Saludos, nos seguimos leyendo.

Carolina

01/10/2018 a las 01:16

¡Hola Vespasiano! ¡Hola María Esther!
Muchísimas gracias a los dos por los comentarios que me ayudan a pensar.
Hasta el próximo desafío.

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