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Los girasoles - por Rosanna SamarraR.
LOS GIRASOLES
Decidí marcharme tres días al Valle de los girasoles. Así lo llamaban por toda la plantación ocupada en ese lugar. Predominaba el verde y el amarillo, aún más potenciado por el baño de los rayos solares.
Reservé una habitación en el único hotel que habitaba la zona. Era nuevo, recién estrenado y faltaban algunos detalles por terminar. Todavía no era muy conocido. Supe de su existencia por un viejo amigo, cuyo padre había trabajado en construirlo, y enseguida quiso informarme de él, sabedor de cuanto yo amaba los girasoles.
Desde mi estancia las vistas eran maravillosas y ellos me ofrecían una enorme bienvenida, plantados e erguidos mirándome, me mostraban su parte más dulce. Precioso paisaje, no daba abasto en fotografiarles y anotar toda mena de descripciones en mi bloc de notas.
A penas llevaba relajándome una hora cuando, por desgracia, presencié una discusión. Escuché muy bien como el granjero chillaba.
«¡Ya les he dicho que no voy a ceder en venderles el terreno que tanto quieren ustedes! Mi plantación es la que da de comer a mi familia y porque un par de sujetos, como ustedes, tengan el capricho de construir una piscina, no harán que sacrifique parte de mi jornal!».
El hombre estaba muy exaltado y la idea de destrozarle parte del terreno me afectó tanto que no tuve más remedio que interponerme. Así que, me apresuré y en un santiamén me presenté ante ellos.
«Disculpen señores. No he podido evitar escuchar y presiento que están en una mena de guerra. Será mejor que les diga lo que opino: Son afortunados en tener un hotel en el centro del valle, en el corazón de los girasoles; un privilegio para los clientes que buscan paz y tranquilidad, una zona de no estrés. Imagínense un hoyo lleno de agua y cubierto por familias con niños, los cuales estarían corriendo, gritando, chapuzones a todas horas,… ¿Esto es lo que quieren vender, un hotel turístico? ¿No es mejor diferenciarlo del resto? Ustedes tienen la clave para convertirlo en diferente».
Me quedé satisfecha de soltar este discurso y con tan solo verles la cara de pasmados, me orgullecí.
Tardaron unos minutos en reaccionar, apenas apartaron la vista fijada en mí. Acto seguido persiguieron:
«No sabemos quién es usted, pero tiene toda la razón, estudiaremos el planteamiento para ofrecer un buen alojamiento de relax. Lamentamos lo sucedido y que le hayamos ocasionado una mala estancia. Permítannos que sea invitada».
Los jefes del hotel pidieron disculpas al pobre agricultor, proponiéndole una ayuda anual y él aceptó emocionado. Me miró, y en su cara se dibujó una sonrisa.
Comentarios (4):
IreneR
17/09/2018 a las 20:11
Buenas, Rosanna.
Creo que el reto lo has cumplido bien. El título y la trama pasan bien, incluso el reto de la guerra. El relato en sí está bien escrito, pero me he quedado un poco expectante, me ha sabido a poco.
Trabajas mucho la descripción del lugar y la introducción, el nudo lo veo bien, pero el desenlace me parece muy corto.
Al ser un relato tan corto y utilizar gran parte de las palabras disponibles en las dos partes anteriores, no queda demasiado espacio para desarrollar el conflicto, por lo que este se resuelve de manera apresurada, y antes de que uno se de cuenta de cuál es el problema, el relato ha terminado.
O al menos eso me ha parecido.
He encontrado una errata: “plantados e erguidos mirándome”.
Nos leemos.
¡Un saludo!
Verónica R.
18/09/2018 a las 00:43
Hola, mucho gusto.
Respecto a tu relato, me pareció muy preciso y ameno, pero uno que me intereso ya que no es una guerra sangrienta, sino una que puede cambiar el destino de un espacio y de la que cualquiera puede estar expuesto.
Por otro lado, falto algo, alguna reacción que no sea tan fácil y haya un complicación más profunda. Creo que te contuviste mucho para estar dentro de los puntos a seguir y te olvidaste de una expresión repleta de vos. Es mi forma de ver, puedo estar equivocadisima jaja
Mi relato es el 158, me encantaría saber tu opinión.
Andrés Scribani
20/09/2018 a las 07:19
Hola, Rosanna.
Comparto las opiniones de arriba. Es un buen relato, sin duda fue agradable leerte, pero el desarrollo se siente algo flojo.
Espero pases un buen día y puedas darme tu opinión sobre mi relato (162). Saludos
Menta
21/09/2018 a las 15:30
Buenas tardes Rosanna: Te debía devolver la visita que hiciste el mes pasado a mi relato y que no pude hacerla.
Tu relato de este mes también me ha gustado por la originalidad de interpretar la palabra guerra como una disputa entre el agricultor y los capitalistas que quieren modernizar los espacios pero sin sopesar el precio del deterioro de la Naturaleza.
También me ha gustado porque el narrador se ha involucrado en la batalla dialéctica y ha salido ganador. Lo normal es que en estas guerras del medio ambiente, siempre se pierdan.
Enhorabuena. Un saludo, Menta