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Los girasoles - por Edu SCR.

El día que cumplí noventa años, le conté a Linda la historia del chico de los girasoles. Esta historia sucedió de verdad.

El noviembre de 1914, los soldados Daniels, Stefan y yo, jugábamos a las cartas, mientras comíamos queso y tratábamos de entrar en calor con una de las pocas estufas que teníamos. Apostado en la trinchera, Pierre, británico a pesar de su nombre, vigilaba la tierra de nadie que nos separaba de los alemanes. Pierre tenía la costumbre de intercalar palabras en francés y en ocasiones resultaba algo cargante, pero no era mal tipo. Además tenía vista de águila, así que todos corrimos a la trinchera cuando le oímos soltar un sonoro «Qui va?»

— ¿Qué has visto Pierre?—pregunté.

Pierre señaló hacia delante, a la tierra desecha y congelada, pero no vi nada. Una niebla espesa lo cubría todo.

— ¡Allí!—exclamó Daniels—he visto algo moverse.

Yo también lo había visto. Un fugaz movimiento entre la niebla. Guardamos silencio y aferramos el fusil. Escuchamos un «Halt!» proveniente del frente alemán. A pesar de que los alemanes no estarían a más de 150 metros, el grito parecía provenir de muy lejos. Entonces la niebla se abrió y todos lo vimos. Era un joven.

—Mierda—dijo Stefan.

— ¿Quién es?—preguntó Daniels— ¿y qué cojones lleva a la espalda?

Pierre, que observaba al chico con unos enormes binoculares de latón, contestó a las dos preguntas.

—Es Philippe, aquel simplón de la taberna en Wancourt—dijo—Lleva una bolsa grande, un taburete y un caballete.

—Philippe, ¿qué Philippe?—dijo Stefan.

— ¿Te refieres al que recitaba poesía sobre una silla?—preguntó Daniels.

—No era ningún simplón—dije yo. Por algún motivo, me había molestado el comentario de Pierre—. Tan sólo algo extravagante.

— ¿Y para que lleva un caballete?—Daniels, cuando se ponía nervioso, lanzaba preguntas para las que nadie tenía respuesta— ¿Y qué narices hace ahí en medio? Es más, ¿cómo ha llegado hasta ahí?

—Un simplón—contestó Pierre, pero mirándome a mí—. Un simplón escurridizo.

Mientras hablábamos, nuestra trinchera se había convertido en un hervidero de soldados en movimiento. Cientos de fusiles apuntaban ahora al tal Philippe. Con toda seguridad, al otro lado debía estar ocurriendo lo mismo. Se escuchó un disparo. Esperé ver al chico derrumbarse, pero no fue así.

—Disparo al aire—dijo Pierre.

Philippe no pareció asustarse por el disparo, pero se detuvo y empezó a montar el caballete. Un silencio sobrecogedor se instaló en el frente. El chico tardó unos diez minutos en instalarse, con una paleta de colores en una mano, pincel en la otra y sentado sobre su taburete. Se incorporó un poco, mirando por encima de la tela, como si allí hubiera algún paisaje digno de ser observado. Se puso a pintar.

—Mierda—repitió Stefan. Como no había mucho más que decir, todos nos quedamos callados. Tras lo que pareció una eternidad, me volví hacia Pierre, que seguía observando con los binoculares.

— ¿Y bien?—pregunté.

—Girasoles—contestó Pierre—. El chico está pintando girasoles.

La información se extendió con rapidez por la trinchera. Lo hombres hablaban en susurros, como si estuvieran en la iglesia. Supongo que en el fondo, así nos sentíamos.

Un disparo rompió el hechizo. Esta vez Philippe sí cayó, con la cabeza destrozada. El cuerpo voló hacia nuestro lado y por eso supimos que el disparo lo habían hecho los alemanes. Tal vez a un chico le había temblado el dedo, tal vez alguien había dado la orden. Poco importa. Un rugido de indignación brotó de cientos de gargantas. Aún me pregunto cómo pudo ocurrir, supongo que se trató de unos de esos casos de histeria colectiva. De repente me encontré fuera del hoyo, gritando y corriendo como un loco por la tierra congelada. A mi lado corrían Daniels y Stefan. Delante nuestro iba Pierre, disparando y maldiciendo en francés. Las balas hendían el aire a nuestro alrededor. Una destrozó mi rodilla y caí, no muy lejos de donde Philippe había quedado tendido. Ahí acabó mi participación en la batalla de los girasoles.

Aquel día murieron Daniels, Stefan y Pierre, así como muchos otros jóvenes. Pero, por algún milagro, conseguimos expulsar a los alemanes de la trinchera. Se retiraron e hicieron otra algo más lejos.

Cuando acabé de contar, Linda me miró y preguntó por qué no le había explicado antes una historia tan increíble. Pensé en la estupidez humana y en qué podía haber de increíble en ella, pero no dije nada.

Comentarios (17):

Dante

18/09/2018 a las 02:47

Me gustó, aunque el final pudo esconder una mayor ilación con respecto al dibujo de los girasoles. No obstante, me gustó. Felicidades. Un abrazo!

Luciano Sívori

18/09/2018 a las 17:22

Me recordó al inicio de mi novela favorita: El Misterio del Solitario (de Jostein Gaarder). ¡Mis felicitaciones!

John Doe

18/09/2018 a las 18:22

Hola Edu, buenas tardes. Me ha gustado mucho tu relato, la atmósfera que creas atrapa al lector, y logra que uno empatice con los personajes y las situaciones y sobre todo que se angustie con el pintor. Mí única corrección y entiendo que es por el tema de la extensión es que siento el final muy apresurado. Creo que la historia sin lugar a dudas da para extenderse mucho más, lo cuál sería magnífico. Me recordó el libro “la canción del cielo” de Sebastián Faulks. Gran relato ojalá lo continúes trabajando da para mucho la historia.

JUANA MEDINA

18/09/2018 a las 20:45

Hola Edu,s.c.:
Tengo la impresión de que ambos tuvimos que sufrir el recorte para llegar a las famosas 750 palabras. Me dices que el final de mi relato es un poco apresurado, y creo que te ha pasado lo mismo. Yo tuve que recortar ciento cincuenta palabras esta vez, y eso que no suelo escribir largo.
Fuera de eso, tu historia de trincheras está llena de imaginación, poesía y dolor por lo mejor de los hombres que suelen llevarse las guerras. Te felicito.

Berundgaar

18/09/2018 a las 23:59

Hola, Edu.
En cuanto he leído tu comentario, he “volado” para leer tu propia historial Estoy de acuerdo con los compañeros. Ojalá hubieras podido desarrollarla algo más. Por desgracia, las limitaciones de espacio no lo hacen posible.
Me ha gustado mucho, francamente. He disfutado. Espero verte a menudo por aquí.
Un cordial saludo. Nos leemos.

Manuel Jover

19/09/2018 a las 08:33

Saludos, Edu!
Gracias por leer y comentar mi relato.
El tuyo me ha atrapado completamente, creo que consigues crear un ambiente verosimil
en el que sumerges al lector (y eso que la idea de un tipo pintando en medio de una batalla es bastante surrealista, aunque muy bella).
Me parece un logro también que con unas pinceladas (nunca mejor dicho, je je) consigues que te importen unos personajes que apenas conoces.
Coincido también con los compañeros en que te quedas con ganas de más! Enhorabuena!

el chaval

19/09/2018 a las 10:01

Hola EDU SC, Muy buena historia, que no debía ocurrir nunca, pero así estamos. Tengo una salvedad que hacer y es que en la palabra tierra “desecha” ha de ir con hache intercalada: desecha, significa que te deshaces de algo, que lo tiras. En este caso la tierra está deshecha, estropeada, pisoteada. Un saludo cordial y hasta la próxima.

Labajos.

20/09/2018 a las 18:07

Hola Edu:

Yo creo que el objetivo del relato está conseguido: ¿Realmente merecieron la pena esos pocos metros de una trinchera a otra? Esa pregunta es la que me hago al leer tu escrito. Me ha faltado conocer las motivaciones del artista para realizar esta acción, pero supongo que esa es tarea que dejas al lector. Desde un punto de vista formal, tengo poco que objetar. Me hubiese gustado mas protagonismo de Philippe, saber más de él…

Felicidades, nos leemos.

isan

20/09/2018 a las 19:50

Hola Edu:

Bonita historia aunque triste, como pasa en las guerras que están pensadas para hacer el mayor daño posible. Bien contada, con diálogos que fluyen bien. En este sentido no tengas preocupación como decías.

Algunas cosillas para cambiar, si te parece:

Tienes que mirar un tutorial que hay en este blog sobre cómo se acotan. Los espacios: antes y después de la raya etc.

«Qui va?» «Halt!» Ambas hay que abrirlas con el signo correspondiente: ¿Qui va? ¡Halt!

“Philippe sí cayó, con la cabeza destrozada.” Mejor sin coma.

“Tan sólo algo extravagante…” La palabra solo se acentuaba antes, pero ahora lo desaconseja la RAE en todos los casos.

“Cientos de fusiles apuntaban ahora al tal Philippe.” Yo hubiera prescindido de TAL ya que, a estas alturas del relato, ya conocemos a Philippe. Una tontería.

De acuerdo con que el relato es tuyo y lo empiezas y acabas como quieras, pero, si me permites, no termina de convencerme que diga en el primer párrafo: “Esta historia sucedió de verdad.” Perdona la osadía.

Como te he dicho, un buen relato y bien contado.

Un saludo.

Edu, S.C.

21/09/2018 a las 19:43

Hola a todos y mil gracias por vuestros comentarios. Por fin encuentro un rinconcito para contestar.

Valoro todas y cada una de las aportaciones. Decir que muchos habéis coincidido en que la escena me ha quedado justa y que el final es abruto. Es cierto que tuve que recortar unas 140 palabras, pero en general la consideré, mientras recortaba, bastante prescindible. El final tenía muy claro que había de ser este, así que no tenía yo esa sensación de apresuramiento en la finalización. Pero si tantos me lo decís, cómo mínimo algo de verdad lleva.

Gracias al Chaval por la corrección ortográfica. La detecté una vez enviado, es lo que ocurre cuando apenas dejas reposo como fue el caso. La verdad me dan rabia estas cosas. También hay por ahí un par de “instalar” muy cerca el uno del otro.

Isan, empiezo por lo último que me dices. Dudé mucho en ese inicio, lo de “la historia verdadera”. Lo puse, lo quite y lo volví a poner. Ahora creo que coincido contigo. En todo caso agrezco mucho estas opiniones, de verdad. Cuantas más opiniones sincersas, incluso aunque puedan ser subjetivas en algún caso, mejor, más se aprende.

Lo del “tal” también estoy de acuerdo contigo, creo que es una defecto que arrastro de tiempo de mi forma de hablar. Lo de la coma en “Esta vez Philipe sí cayó, con la cabeza destrozada”,: creo que es necesaria. Si la quitara diría que antes también había caido, sin la cabeza destrozada, y no es el caso. Así que de quitarla le cambiaría el significado. En todo caso tal vez si que no se lee de forma natural y entonces conviene reescribirlo. Me interesan mucho estos apuntes, porque intento con fuerza eliminar distractores en mi escritura, hacerla pulida y así dejar paso a la historia. Otra cosa es que la historia enganche más o menos, jeje.

Por último, el tema de los guiones lo revisaré. Estoy bastante convencido de que es correcto tanto en la manera que me indicas como en la mía, pero por si acaso lo miro.

De nuevo gracias a todos.
Edu,

Laura

23/09/2018 a las 12:06

Hola Edu S.C.

Me ha encantado tu relato. No tengo pegas que ponerle. Así como está me ha gustado.
Mis saludos.
Hasta la pròxima propuesta.

isan

23/09/2018 a las 19:46

Hola de nuevo Edu:
Al repasar tu respuesta, tengo que darte la razón en la coma que yo decía que la quitaras. Cambia el significado por lo que se hace necesaria. Hice una mala lectura. Quizás no vi que había por ahí un SI y leí: “Philippe cayó con la cabeza destrozada.” No hay que rectificar nada, está claro.
Un saludo.

M.L.Plaza

24/09/2018 a las 20:45

Hola Edu.
Has escrito una historia estupenda sobre una guerra que se ha vuelto muy literaria. Personalmente, la guerra del 14 para mí es completamente extraña.
Me ha gustado mucho cómo fluye la historia,aunque tiene muchos personajes. Es una opinión personal, pero creo que el personaje de Linda sobra, solo es un nombre más y ya hay muchos. Quitaría el primer párrafo y empezaría por El noviembre…,aunque creo que es incorrecto como está, falta algo, el 4 de noviembre o en noviembre.
La frase: “Delante nuestro iba Pierre…” es una de mis dudas eternas, nunca sé si es correcto o debería ser Delante de nosotros iba Pierre.
Espero no haber sido muy destructiva con mis comentarios porque el relato me ha encantado.
Saludos

Edu, S.C.

25/09/2018 a las 14:38

Gracias Laura por tu visita y comentario. Siempre resulta muy estimulante un comentario como el tuyo.

M.L.Plaza, gracias por pasarte y comentar. Para nada han sido destructivos, al contrario. Si vuelves a visitarme en futuras ocasiones, espero que sí, te invito a comentar sin tapujos, para mí eso es muy positivo.

Lo que me dices de Linda es un buen apunte. Quería plantear el relato como una historia que cuenta un anciano a su mujer, a su hija, sobrina, no importa, la idea era mostrarlo como si fuera una historia dentro de una historia. Me cuadraba para darle el final que quería. Pero sí es cierto que lo podía haber planteado de otra manera y así incluso ahorrar palabras. Lo que me dices de “Delante nuestro..:” me parece interesante, si lo averiguas te agradeceré lo compartas. Veré si yo por mi parte puedo aclararme.

Me paso por vuestro relatos lo antes posible.

Edu,

Dante

25/09/2018 a las 23:04

Edu SC:

Hola, soy otro Dante, distinto de tu primer comentarista. Soy el del relato 132, y vengo a agradecerte y a devolverte el comentario que me hiciste en mi relato. Como es costumbre, también te agradeceré allí tu comentario.

Pasando ahora a tu relato, lo primero que tengo que decirte es que me gustó mucho porque está muy bien contada.

Debo confesar que cuando leí cómo ambientaste el relato con una proximidad de 150 metros entre uno y otro bando, no pensé en ninguna película, sino que me vino a la mente un hecho que aparentemente habría sido verídico. Independientemente del contenido de la nota, lo interesante es que refiere a un hecho que habría ocurrido en la Navidad de 1914, en Flandes (Ver https://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/13-31511-2004-02-14.html).

Por lo tanto, la verosimilitud de lo que narra el protagonista resulta extrema.

En cuanto a lo formal, creo que está muy bien estructurado y muy bien puntuado. Sin perjuicio de que te haré algunos comentarios sobre puntuación. La mayoría de ellos tienen que ver con apreciaciones o preferencias meramente subjetivas, y otros con lo que percibo que fue tu intención narrativa (qué es lo que creo que quisiste contar y cómo quisiste hacerlo).

Dentro de lo formal, el único punto que observaría tiene que ver con la representación gráfica de los diálogos, en cuanto al modo de colocar rayas de diálogos y espacios. No sé si participabas antes del taller, pero siempre viene bien pegarle un vistazo a un post de Literautas referido a esta cuestión (https://www.literautas.com/es/blog/post-10363/como-representar-un-dialogo-graficamente/). Tanto al escribir como al editar, este post siempre es de gran ayuda (lo digo por experiencia propia y también por la de varios compañeros que lo suelen recordar al comentar).

Por lo demás, y para terminar con una valoración global de lo formal, coincido con los comentarios de isan y de el chaval.

En lo atinente al contenido es altamente destacable, y aun cuando refiera a hechos dolorosos de la Primera Guerra Mundial y de la vida del personaje, no deja de poseer belleza literaria, ética y artística en general, encarnada en la actitud de vida de Philippe.

Una vez que me he efectuado una valoración general (altamente positiva por cierto). a continuación, haré un análisis en particular del relato.

1.- Con respecto a la oración que dice “Esta historia sucedió de verdad.”, como apuntó otro compañero, y vos coincidiste, la misma puede suprimirse.

Salvo que decidieras mantenerla, marcando algún contraste que ayude a justificar su presencia en el texto. Por ejemplo: “Aunque a cualquiera la costaría creerlo, esta historia sucedió de verdad”. Este es un simple ejemplo que concreta una propuesta, que, en caso de aceptarla, estoy seguro que encontrarás una mejor forma de redactarla.

2.- En relación a la referencia temporal “El noviembre de 1914”, considero que seguramente se trata de un error de tipeo. Pero o bien hay que consignar un día concreto, o bien, como algunos escritores (sobre todo del siglo XIX y mayormente de terror, lamentablemente no me viene a la mente el nombre de alguno, pero recuerdo bien ese detalle), colocar puntos suspensivos. Eso sirve para “ocultar” algún nombre o número y resulta especialmente efectivo si se relata a través de una carta. No es tu caso, en donde no se relata a través de una carta, pero esta herramienta también sería válida. También está la opción de no referir a un día concreto, pero allí en lugar de decir “El xx de noviembre de 1914”, deberías decir algo así como “Un día de noviembre de 1914” o “En el mes de noviembre de 1914”, etc.

3.- Otra cosa que me llama la atención son los apellidos de los soldados: Daniels y Stefan.

Esos apellidos, sobre todo Daniels, “suenan” a estadounidenses. No creo que lo sean, porque de la lectura de tu relato se nota que te has documentado bien o que conocés bien este período histórico, y los Estados Unidos recién en 1917 comenzaron a intervenir en la Primera Guerra Mundial, cuando tu relato se ambienta en 1914. En tal caso, podrían ser ingleses, que es lo que deduzco cuando se aclara que Pierre a pesar de su nombre, era británico. Pero no sé por qué y si bien la mayoría de los apellidos estadounidenses provienen del Reino Unido, estos me “suenan” a americanos.

Sí me parece que merece más atención el personaje Pierre, sobre el que volveré luego.

Por otra parte, sugeriría eliminar una coma en la oración “El noviembre de 1914, los soldados Daniels, Stefan y yo, jugábamos a las cartas, mientras comíamos queso y tratábamos de entrar en calor con una de las pocas estufas que teníamos.”, después del pronombre “yo”, con lo cual quedaría así:

“El … noviembre de 1914, los soldados Daniels, Stefan y yo jugábamos a las cartas, mientras comíamos queso y tratábamos de entrar en calor con una de las pocas estufas que teníamos.”

4.- El narrador aclara que Pierre era “británico a pesar de su nombre”. Aquí cabría preguntarse: ¿Este detalle agrega algo?

Porque luego Pierre va a intercalar insultos o palabras en francés, lo que lleva a su vez a interrogarse acerca de por qué lo hace.

Es un detalle original, sin dudas, haberle dado una nacionalidad divergente con su nombre, y seguramente, este es un detalle muy meditado de tu parte. Por lo tanto, seguro que esa pregunta (por qué usa el francés siendo inglés) tiene su o sus respuestas. Por ejemplo, podría pensarse que su madre es francesa o que se enamoró de una francesa, o cualquier otro motivo que vincule a este inglés con Francia. O en lugar de su nombre, podría ser un apodo que le pusieron los otros soldados.

La razón que explicara esa discordancia, que es un rico detalle, vendría muy bien en una novela corta o en una novela, y hasta podría constituir o enriquecer una subtrama.

Tengo la sensación de que te jugó en contra el reducido espacio propio de las consignas del taller y que, salvo que yo no haya comprendido bien algo, parecería que desvía la atención innecesariamente. Máxime en un relato que si algo tiene es estar muy bien estructurado y contado, y en el que prácticamente no hay ninguna dispersión.

5.- En cuanto a la “tierra de nadie que nos separaba de los alemanes”, aparece la inevitable pregunta: ¿Dónde transcurría la historia?

Es seguro que ocurrió en el llamado Frente Occidental, pero no hay precisiones explícitas sobre el lugar. Sí alguna pista que podría dar lugar a alguna conjetura.

Dado el gran realismo de la narración, este sería un detalle importante, porque está situado concretamente en el mes de noviembre de 1914, y asumiendo que los soldados eran ingleses, habría que determinar cuándo llegaron al continente y comenzaron su participación, y sobre todo, dónde estaban desplegadas las unidades inglesas en ese noviembre de 1914.

Supongo que sería en algún lugar de Bélgica o de Francia, sobre todo por el nombre Philippe que lleva el pintor y su mención a Wancourt, ciudad francesa cercana a la frontera con Bélgica.

Por otra parte, y como ya lo dije en el examen de los aspectos generales, la referencia que hacés después a los 150 metros que separaban a unos y a otros es exacta históricamente y creo que da cuenta del origen o la “precuela” del estancamiento que caracterizó durante largo tiempo al Frente Occidental. Según pude constatar al releer algunos apuntes básicos, en no pocos momentos de la Primera Guerra Mundial, se registraba un “empate técnico” y tanto los invasores como los defensores casi no se movían de sus posiciones. Por supuesto que alguien experto en este conflicto podría refrendar lo que digo, ampliándolo y enriqueciéndolo, o bien, podría señalar si existe algún error o confusión o ahondar en detalles. Pero también supongo que conocés bien el tema, o al menos, te documentaste bien y eso se nota.

6.- En relación al calificativo aplicado a Pierre, esto es “cargante”, creo que sería mejor sustituirlo por “cargoso”. Excepto que “cargante” sea correcto y se trate de un uso idiomático local al que yo no estoy acostumbrado. En tal caso, por favor ignorá esta sugerencia.

7.- En lo concerniente a la línea de diálogo “— ¡Allí!—exclamó Daniels—he visto algo moverse”, sugeriría cambiarla apenas un poquito: “—¡Allí! —exclamó Daniels—. He visto que algo se mueve/He visto algo que se mueve”. Me “suena” mejor y más natural, más acorde a la naturalidad que caracteriza a estos diálogos tan bien construidos.

8.- La oración “Yo también lo había visto”, si bien es más que correcta y pertinente en el contexto, podría ser retocada levemente, cambiando “visto” por “percibido”. Quedaría: “Yo también lo había percibido”. De este modo, el verbo “visto” utilizado en el parlamento de Daniels, no sería reiterado por el narrador ante Linda o su lector.

9.- Me suena extraña la expresión “aferramos al fusil” ¿No correspondería “nos aferramos al fusil?”? Entiendo que el verbo “aferrar es un verbo transitivo y se usa como “aferrarse”, con lo que recae más sobre el sujeto que sobre el objeto. Es el sujeto el que se aferra al objeto, no el que aferra al objeto. En esta última acepción (que desconozco), “aferrar” sería un sinónimo de “agarrar”. Me parece que, además de ser correcto, le da mayor carga dramática -que creo que es lo que nos quisiste transmitir- diciendo “nos aferramos al fusil”. Esta apreciación la mantengo excepto que se trate de algún uso idiomático que desconozco o de alguna norma de la RAE o consejo de algún lingüista que señale lo contrario.

10.- Además de las consideraciones sobre uso de signos de exclamación que certeramente formula isan, en las oraciones relativas a la aparición del pintor, sugeriría que evalúes la posibilidad de introducir algunos pequeños cambios en la puntuación.

En mi opinión, el párrafo podría modificarse así:

“Yo también lo había percibido. Un fugaz movimiento entre la niebla. Guardamos silencio y nos aferramos el fusil.”

“Escuchamos un «¡Halt!» proveniente del frente alemán. A pesar de que los alemanes no estarían a más de 150 metros, el grito parecía provenir de muy lejos.”

“Entonces la niebla se abrió y todos lo vimos. Era un joven.”

Como verás, además de variar algunas palabras (conforme lo sugerido en 8.- y 9.-), he cambiado la puntuación, utilizando varios puntos y aparte que acortan los párrafos.

Más allá de que se podría discutir cuál es la solución más conveniente desde el punto de vista de la interrelación de las ideas (es decir si unas u otras oraciones recaen sobre objetos más o menos íntimamente relacionados entre sí), no hay que perder de vista que la puntuación ayuda, y mucho a crear “velocidades y climas”.

Percibo que tu intención narrativa fue, en este punto, la de “detener el tiempo”, marcando un momento de gran suspenso. Como en algunas películas de acción o de guerra, cuando parece que “el mundo se detiene” y está a punto de estallar algo.

Si esa fue tu intención narrativa, los puntos aparte coadyuvarían con ella, porque al usar muchos puntos y seguidos con frases no muy largas, estarías acelerando el ritmo de lectura pero, por sobre todo, “el tiempo psicológico” que sería percibido como más rápido por el lector.

También podrías pensar que con esa mayor velocidad se ganaría en “adrenalina”. Es cierto: el corazón de los personajes (y por empatía, el de los lectores) seguro que se va a acelerar.

Pero dado el clima emocional que creaste y las condiciones meteorológicas que describís en el contexto (la niebla, que opera como metáfora o símbolo de confusión y de temor y angustia derivados de la conciencia de la propia soledad y la propia limitación en un entorno hostil), me parece que es más atinado generar la sensación de que “se para el mundo”, porque con eso, se crea más suspenso. Y si, por supuesto, siguiendo esta línea argumental, quedaría espectacular utilizar un punto y seguido después de la “apertura de la niebla”. Porque ahí la aparición del joven resalta más.

No me había percatado al leerlo por primera vez pero sí ahora al comentar: qué extraño que la niebla se abra de golpe, ¿no? Obviamente, no creo que hayas caído en semejante inconsistencia, dado que se nota que te documentaste bien y el estilo con el que narra tu personaje es extremadamente verosímil, o, hasta podríamos decir, realista. Creo que más allá de qué hora del día era, y si, efectivamente la niebla se abrió en sentido literal, aquí tenemos una muy sugestiva metáfora: el que “abre la niebla” es el loco, el artista.

Y si mi lectura acerca de la metáfora es correcta, tu relato se eleva casi al nivel de una historia arquetípica, porque captó la “quintaesencia” de la Primer Guerra Mundial.

A fines del siglo XIX y principios del XX, dominaba la filosofía positivista, que entroncando con la segunda Revolución Industrial, garantizó un avance científico y técnico nunca antes visto, y entronizando a la razón instrumental, prometía un progreso sin final en un mundo donde el poder técnico fuera de los científicos y el económico de los industriales. Del matrimonio del orden y el progreso, de la ciencia y el capital industrial, se seguiría el progreso sin final. La humanidad dejaría su “infancia religiosa” y su “adolescencia metafísica” (esto no son mis ideas, es una libre síntesis de las ideas de Augusto Comte, padre del Positivismo).

Sin embargo, desprovista de otro sustento filosófico, sin consideraciones trascendentes (filosóficas o religiosas) y desligada de la ética, el matrimonio entre método científico y capitalismo industrial, más que garantizar el progreso sin fin, brindó los instrumentos para exterminar a la humanidad: por primera vez se utilizaron aviones, bombas de un poder destructivo nunca visto, armas a repetición y, lo peor de todo, armas químicas. La ciencia química, que podía servir para ayudar a la medicina, sirvió para fabricar productos para envenenar a otros seres humanos. Parafraseando al grabado de Goya, “el sueño de la razón, produce monstruos”.

Entonces si ciencia y capitalismo industrial es igual a razón, y por lo tanto igual a cordura, se produce la siguiente paradoja que creo que refleja perfectamente la metáfora de la “niebla que se abre”: Philippe era un loco porque se atrevía a desafiar a las reglas de los cuerdos. Pero resulta que los cuerdos, tan ajustados a la razón ellos, se estaban matando entre sí, mientras el “loco” apostaba por la vida, aun a riesgo de la suya…

Quizás en esta metáfora radica el “algún motivo” (Sic.) que hace que al protagonista le moleste el comentario de Pierre sobre Philippe.

11.- Con respecto a la línea de diálogo “—No era ningún simplón—dije yo. Por algún motivo, me había molestado el comentario de Pierre—. Tan sólo algo extravagante.”, te sugeriría reformular el inciso o la redacción.

En cuanto a los incisos o acotaciones, las mismas se vinculan principalmente con verbos dicendi (verbos del habla) o con otras acciones, principalmente atribuidas al hablante. Aquí he notado que estás introduciendo una información muy, pero muy interesante en el contexto, y se pierde en medio del inciso, a la vez que dificulta la lectura de la acotación como tal.

Te propongo que repienses este punto y a modo de ejemplo, te sugiero:

“—No era ningún simplón. Tan sólo algo extravagante —repliqué secamente, advirtiendo que, por algún motivo, me había molestado el comentario de Pierre”.

Por supuesto que podés encontrar infinitas variantes. Pero te invito a que reflexiones sobre este punto, porque me parece un diálogo y una acotación que no tienen desperdicio y que tienen que ser de ágil lectura, para que se ajusten más a tu intención narrativa y maximicen la experiencia del lector y la comprensión del relato. (No digo que tu relato no se entienda. Al contrario, es super claro. Pero con ajustes como estos, considero que le permitirías al lector ir más allá de lo literal e ingresar en la profundidad de lo que quisiste transmitir).

12.- En relación a la línea de diálogo “— ¿Y para que lleva un caballete?—Daniels, cuando se ponía nervioso, lanzaba preguntas para las que nadie tenía respuesta— ¿Y qué narices hace ahí en medio? Es más, ¿cómo ha llegado hasta ahí?”, creo que resulta aplicable lo expuesto en 11.- Te sugeriría revisar la construcción del inciso, porque se hace larga y mezcla los estados psicológicos de Daniels con sus acciones. No digo que suprimas nada, tal vez que cambies de orden, que reformules la redacción, o bien que a los estados psicológicos los pongas como una acotación por fuera del diálogo y de las rayas de diálogo. Sugiero reformular y no suprimir porque el clima que creaste con que “Daniels se ponía nervioso” y que lanzaba “preguntas sin respuesta” es ciertamente destacable y contribuye sobremanera a mantenernos “metidos” adentro de la historia.

13.- En lo concerniente a la línea de diálogo “—Un simplón—contestó Pierre, pero mirándome a mí—. Un simplón escurridizo.”, te sugeriría revisar su formulación, ya que “mirándome a mí” podría sonar redundante.

En su lugar, te propongo algo así como:

“—Un simplón —contestó Pierre a todos, mientras centraba su mirada en la mía—. Un simplón escurridizo.”

Por supuesto que por ser el autor y ser el “señor exclusivo” del contenido del relato, podrás encontrar una formulación mejor. Pero te invito a pensar si el sentido de esta propuesta no se ajusta más a tu intención narrativa, ya que aquí se evita la posible redundancia y se introduce una imagen, la del cruce de miradas, que nos haría sentir más profundamente la intención de Pierre de afectar al protagonista, al ratificar su opinión.

La mirada, a su vez, implicaría un juicio hacia el protagonista y sería más que coherente con las derivaciones e implicancias de la metáfora de la niebla. En tal sentido, si Pierre era el vigía “y el que tenía vista de águila”, es porque estaba en una posición elevada. Por lo tanto, Pierre se sitúa físicamente por encima del protagonista. Pierre es el “dueño de la información”. Entonces lanza un primer juicio sobre Philippe y luego otro sobre el protagonista. La mirada y la voz de Pierre, juzgan, encasillan, determinan la realidad. Pierre es, además, un británico con nombre de francés. Sin perjuicio de lo expuesto en 4.-, aquí detecto una metáfora brillante: Comte, iniciador del Positivismo, era francés. A su vez, Francia se encuentra dentro de la Europa Continental (en lo que refiere al pensamiento filosófico). Gran Bretaña, es la cuna de las dos Revoluciones Industriales y la potencia rectora del capitalismo de fines de siglo XIX y principio del XX, a la vez que posee una larga tradición empirista (en lo filosófico). ¿No parece que en la persona de Pierre esté representada la alianza entre positivismo, ciencia experimental y capitalismo industrial, entonces? De ahí que el intercambio de miradas, proviniendo una de ellas de un “escalón superior”, me parezca una imagen poderosa y un complemento perfecto de las metáforas que venís trabajando.

14.- Pese a que te han cuestionado el uso de “tal” -en relación a Philippe-, creo que si bien no es errónea la observación y esta palabra sería prescindible, también puede ser mantenida, por cuanto si bien Philippe es conocido por los soldados que dialogan, sigue siendo un extraño para Linda, que es quien oye la historia (y en cierto modo para nosotros que también “oímos” con la lectura).

15.- En lo atinente a la oración “Se escuchó un disparo.”, te sugeriría separarla de la precedente con un punto y aparte, porque contribuiría a construir una sorpresa mayor en el lector. Es por esa razón que queda tan bien el informe de Pierre acerca del disparo al aire, que tiene lugar a través de una breve afirmación, separada de la oración precedente con un punto y aparte. En un contexto así, el punto y aparte aporta una pausa para el texto durante la cual “el aire se corta con una navaja” y el lector lo percibe, incrementándose la tensión y por ende su interés para seguir leyendo.

16.- En relación a la oración “Philippe no pareció asustarse por el disparo, pero se detuvo y empezó a montar el caballete.”, sugeriría eliminar el pero y subdividir la oración en dos, mediante un punto y seguido. Quedaría: “Philippe no pareció asustarse por el disparo. Se detuvo y empezó a montar el caballete.” Estimo que esto le daría un orden secuencial más ajustado a tu intención narrativa y evitaría la reiteración del pero.

17.- Con respecto al resto del párrafo, también te sugeriría revisar la puntuación, ya que aquí el narrador cuenta que Philippe tardó diez minutos. Por lo tanto, el ritmo de la narración no tiene que ser tan frenético sino más pausado. Porque además, si nos compenetramos en la situación cuanto más tiempo cronológico real o más tiempo psicológico pase, el nerviosismo es mayor, más de un dedo va a temblar sobre el gatillo de los fusiles que apuntan, y más de una gota de transpiración va a correr, aunque estén a las puertas de un frío invierno…

Por esa razón, sugeriría utilizar una puntuación más o menos como la que sigue:

“Philippe no pareció asustarse por el disparo. Se detuvo y empezó a montar el caballete.”

“Un silencio sobrecogedor se instaló en el frente.”

“El chico tardó unos diez minutos en instalarse, con una paleta de colores en una mano, un pincel en la otra y sentado sobre su taburete. Se incorporó un poco, mirando por encima de la tela, como si allí hubiera algún paisaje digno de ser observado y se puso a pintar.”

Fijate que la propuesta abunda en puntos y aparte, excepto en la última oración, separada por punto y seguido de la precedente, y en la que se suprimió un punto y seguido, fusionándose otra oración en esta (“y se puso a pintar”). Aquí, al darle esta fluidez, creo que ese tiempo que pareció detenerse, vuelve a correr. “El mundo vuelve a girar”, y ahora, gira en torno a Philippe…

Por supuesto que puedo estar equivocado y que esto es opinable. Pero te invito a reflexionar sobre este punto, a ver qué sensaciones psicológicas te despierta este cambio y a evaluar si se ajusta más a tu intención narrativa o no.

Con respecto al párrafo “—Mierda—repitió Stefan. Como no había mucho más que decir, todos nos quedamos callados. Tras lo que pareció una eternidad, me volví hacia Pierre, que seguía observando con los binoculares.”, también te sugiero revisar la puntuación.

En primer lugar, porque hay una línea de diálogo, la de Stefan, y luego, apenas después de un punto y seguido, prosigue el narrador. De esta manera, involuntariamente se fusiona un diálogo de otro personaje, con la voz del narrador, dificultando un poco la experiencia de la lectura.

En segundo término, porque el narrador alude a “lo que pareció una eternidad”, con lo cual esa “eternidad”, aunque sea una sensación, implica una pausa. Por lo tanto, sería aconsejable un punto y aparte después de “nos quedamos callados”.

A modo de ejemplo y a título de colaboración, podría sugerirse:

“—Mierda —repitió Stefan.”

“Como no había mucho más que decir, todos nos quedamos callados.”

“Tras lo que pareció una eternidad, me volví hacia Pierre, que seguía observando con los binoculares.”

18.- En lo atinente a la oración “Lo hombres hablaban en susurros, como si estuvieran en la iglesia.”, me llama la atención la conjugación verbal “hablaban” en lugar de “hablábamos”. Puedo equivocarme, pero me parece que aquí iría “hablábamos”, dado que en la siguiente oración el personaje vuelve a involucrarse, utilizando la primera persona del plural (“Supongo que en el fondo así nos sentíamos”. De paso, sugeriría eliminar la coma después de “fondo”). Me parece que así se ganaría en más coherencia en la vinculación de una y otra oración.

19.- Después de la oración “Esta vez Philippe sí cayó, con la cabeza destrozada.”, sugeriría colocar un punto y aparte, ya que éste resaltaría la impresión que produce la expresión “cabeza destrozada”. Y a su vez, da pie al inicio del clímax, dado que con la aparición del cuerpo del lado aliado, los soldados deducen que la responsabilidad fue de los alemanes y deciden pasar hacia el fatal ataque. Por otra parte, creo que sería conveniente revisar la puntuación de todo el párrafo.

A modo de ejemplo y a título de colaboración, sugeriría la siguiente puntuación:

“Un disparo rompió el hechizo. Esta vez Philippe sí cayó, con la cabeza destrozada.”

“El cuerpo voló hacia nuestro lado y por eso supimos que el disparo lo habían hecho los alemanes.”

“Tal vez a un chico le había temblado el dedo, tal vez alguien había dado la orden. Poco importa.”

“Un rugido de indignación brotó de cientos de gargantas.”

“Aún me pregunto cómo pudo ocurrir. Supongo que se trató de unos de esos casos de histeria colectiva”.

“De repente me encontré fuera del hoyo, gritando y corriendo como un loco por la tierra congelada. A mi lado corrían Daniels y Stefan. Delante nuestro iba Pierre, disparando y maldiciendo en francés. Las balas hendían el aire a nuestro alrededor. Una destrozó mi rodilla y caí, no muy lejos de donde Philippe había quedado tendido.”

Como ves, los puntos y aparte contribuyen a exaltar los estímulos y “detienen” el tiempo antes de la furibunda reacción. Una reacción que, de acuerdo con el contexto, no tuvo una explicación militar lógica, sino que procedió desde lo instintivo. ¿Del instinto de conservación? ¿De la conciencia recobrada (hablando a nivel metafórico)? Da para pensar mucho, y eso es lo que engrandece a tu relato: brinda emoción al por mayor y muchos estímulos para la reflexión, sin que una cosa excluya a la otra y sin que la atención se disperse en uno u otro sentido.

Volviendo a la puntuación, el punto y aparte también sirve para poner distancia temporal, porque en un relato narrado en pasado, el protagonista, sin romper la coherencia de tiempos verbales, viaja al presente “Aún me pregunto cómo pudo ocurrir”. Y ahí sí, un punto y seguido es lo aconsejable, porque trata de brindar una respuesta rápida a su conjetura, o tal vez, tratar de encontrarle una justificación a ese accionar que, probablemente, además de dolor, le podría provocar alguna culpa o remordimiento, porque después nos entramos que sus compañeros murieron y él sobrevivió.

Como también podrás apreciar, el final del párrafo va todo con puntos y seguido, porque acá sí es necesaria la “adrenalina” del fragor de la batalla.

20.- Con respecto a la oración “Ahí acabó mi participación en la batalla de los girasoles.”, sugeriría separarla del párrafo analizado en 19.- con un punto y aparte, dado que aquí se marca un corte, y es prácticamente, el final de esa experiencia antes de la confección del “balance”. Por otra parte, te sugeriría que evalúes si no tendría más sentido cambiar “Ahí” por “Así”, dado que “Ahí” sólo refiere al lugar, mientras que “Así” referiría expresamente al modo e implícitamente al lugar, siendo más amplio, más rico, y quizás más sonoro. Pero esto no es más que una opinión o conjetura personal y subjetiva y, como tal, absolutamente discutible.

Sin embargo, cualquiera sea la postura por la que te inclines, creo que sería conveniente merituar si, dado que después el narrador cuenta que los demás murieron, tal vez debería contar o al menos insinuar, cómo se salvó, para que no quede una sensación de hueco o de “deus ex machina”, en un relato perfectamente construido y coherente en general y muy en especial, en lo que hace a las relaciones de causa y efecto.

21.- En relación al párrafo “Aquel día murieron Daniels, Stefan y Pierre, así como muchos otros jóvenes. Pero por algún milagro, conseguimos expulsar a los alemanes de la trinchera. Se retiraron e hicieron otra algo más lejos.”, sugeriría eliminar la coma después de “Pero”.

Por lo demás, si mi lectura anterior era correcta, la muerte de Pierre cierra de un modo brillante la metáfora: si algo murió con la Primera Guerra Mundial fue la certeza y la fe en el progreso sin fin, y todo el marco cultural conocido como “Belle Epoque”. La belleza, la certeza (encarnada en Pierre), murió. Y también murieron los inocentes, las personas comunes, sin rango, representados en Daniels y Stefan. Y el mundo, quizás encarnado en nuestro protagonista, ya no fue el mismo: quedó herido. Además, no en cualquier lugar: en la rodilla, que es una parte del cuerpo esencial para caminar normalmente. No es casual que el narrador diga, en el párrafo anterior, que las balas le “destrozaron la rodilla”. Con lo cual, no es descabellado pensar que, a nivel literal, el protagonista nunca volvió a caminar igual, sino que experimentó una lesión que tuvo efectos permanentes. De este modo, y haciendo un paralelismo, el mundo no volvió a marchar (“a caminar”) de la misma manera después de la Primera Guerra Mundial…

22.- Con respecto a la oración “Cuando acabé de contar, Linda me miró y preguntó por qué no le había explicado antes una historia tan increíble”, observo dos cosas.

La primera es que tal vez sea recomendable cambiar “terminé” por “acabé”, dado que el narrador utilizó el verbo acabar más arriba.

La segunda, tiene que ver con el verbo “explicado”, el que no parece pertinente. El verbo a utilizar debería ser “contado”, dado que el narrador no explica nada, sino que se limita a contar, y en todo caso, si hay alguna explicación puntual, tiene lugar en el marco de la narración. No es un discurso explicativo ni argumentativo, sino narrativo, más allá de que, como bien deja entrever el final, el solo hecho de contar una historia así constituye el mejor argumento contra el sinsentido de la guerra.

23.- Finalmente, en cuanto a la última oración, sugiero separarla de las oraciones precedentes, utilizando un punto y aparte.

Considero que el punto y aparte contribuye a construir un mejor “remate”, pues aislando la última oración, me parece que se produciría un efecto más contundente, y que lo mismo ocurriría si cambiás el pero por el y, ya que no se trata de una excusa, sino de una conducta (omisiva) unida al pensamiento anterior.

Por lo tanto, la oración final quedaría así:

“Pensé en la estupidez humana y en qué podía haber de increíble en ella, y no dije nada.”

Resumiendo todo lo expuesto, vuelvo a reiterarte que me encantó tu relato.

Con respecto al final, valoro y respeto los comentarios de los compañeros, pero después de haber leído y analizado lo que creo que está “detrás y debajo” de tu relato, y la riqueza simbólica que tiene, no estoy tan seguro que sea abrupto o no pertinente. En efecto, tomando como base el significado metafórico de la niebla, de la niebla que se abre, del rol de Philippe, del de Pierre, del resultado de la batalla, y de que no por casualidad Philippe pintaba girasoles, creo que rematar con que la estupidez humana no es precisamente increíble (¿resuena tal vez en Linda alguna de las reminiscencias de aquello que representa Pierre?), resulta un final justificado, y obviamente, nada se puede decir al respecto. Ante la paradoja que produce la locura de la razón, quizás la única respuesta sea un respetuoso y profundo silencio, con proyección de eternidad… (que es lo que me sugiere un anciano de nada menos que noventa años que calla al respecto).

Por otra parte, me llamaron la atención dos puntos que comentó Labajos: “¿Realmente merecieron la pena esos pocos metros de una trinchera a otra?” y “Me ha faltado conocer las motivaciones del artista para realizar esta acción, pero supongo que esa es tarea que dejas al lector… Me hubiese gustado mas protagonismo de Philippe, saber más de él…” ¿Por qué me llamó la atención? Porque creo que demuestra que con muy poco hiciste de Philippe un personaje extremadamente querible, y no creo que haya lector que no se emocione y no sienta compasión y rabia por su muerte. Nadie dejará de pensar, una vez que leé por segunda vez y deje de lado lo aparentemente racional, que es mucho más racional pintar girasoles que jalar de un gatillo. Acerca de los metros de una trinchera a la otra, creo que todo el relato, con la sólida documentación que lo sustenta y con las metáforas y sustrato filosófico e histórico que posee, contesta la pregunta y lo hace de un modo lapidario. Y en cuanto a Philippe, las ansias de saber más de él (que tenemos todos) no sólo lo revela como un personaje querible, sino fundamental para entender y disfrutar más profundamente del texto. Considero también que aunque en lo literal no sepamos mucho de Philippe, en lo moral nos enseña mucho y es una invitación a una profunda reflexión, extrapolable también a nuestra vida personal, familiar y social, puesto que la “guerra” puede trasladarse por otros medios y bajo otras apariencias, a la pareja, al trabajo, a la familia, a las amistades, a las instituciones académicas, a los medios de comunicación, a la política y a la economía. Y entonces, ¿quienes son los locos? ¿Los que son como Philippe? ¿O los otros? ¿Qué preferimos: aferrarnos al pincel o al fusil?

Edu SC, felicitaciones por un relato tan profundo e interesante. Espero que podamos seguir leyendote.

Saludos.

P.D: Tu relato es una pintura magistral de la Primera Guerra Mundial y las reflexiones que suscita muestra que los seres humanos no aprendimos mucho desde entonces. Varios relatos así lo atestiguan: por ejemplo el de Vespasiano (N° 76) referido a la Guerra de Vietnam y a uno de sus héroes, o el mío, que ya visitaste, que cuenta parte de la vida de una persona real que en su niñez y adolescencia sufrió la Segunda Guerra Mundial que, junto con avatares familiares, la marcaron de por vida. En esa relación entre relatos, compruebo que la lectura que hago de tu relato tiene su sustento, en cuanto a la invitación que encierra a reflexionar profundamente.

Edu SC

30/09/2018 a las 12:22

Hola Dante,

No se como expresarte mi agradecimiento por tu comentario. No solo por el esfuerzo que representa un trabajo como el tuyo, sino porque además, encuentro muy acertados tus consejos. De hecho, he decidido reescribir el cuento con los consejos tuyos y de los compañeros, algo que no había hecho en pasadas ocasiones.

Te comento que sí había participado en el foro, aunque hace de ello más de un año. Había relatos de los que me sentía más o menos satisfecho, pero este, de los que he escrito, es de los que estaba contento. Ahora veo que tiene mucho margen de mejora.

Como comentario general, me documenté algo sobre la I GM, pero tampoco excesivamente, lo reconozco. Tiré de lo poco que leí y de lo poco que conocía. Seguro que hay incongruencias en el texto y si no las hay algo de suerte ha habido. Seguro. Soy consciente que al escribir sobre hechos históricos, hay que documentarse bien. Pero por ahora, prefiero dedicar mis esfuerzos a otros objetivos, enfocarme más en el relato y como contarlo, aunque pueda pifiarla con algún hecho historico.

Te comento alguno de los puntos que indicas:

2. Sugerimiento tuyo y de M.L. Plaza, totalmente de acuerdo y adoptado.
3. En realidad no son apellidos, o no lo pretendía así, sino nombres. Soy consciente que es más literario, o lógico, referirse a unos personajes por su apellido, que no por su nombre. Al principio había identificado los personajes con nombre y apellido, pero por temas de espacio, suprimí los apellidos y dejé los nombres. Tal vez si suenan americanos, pero intención es presentarlos como soldados británicos. En cuento a Pierre, como comentas en el punto 4, sí tiene su historia detrás, por lo menos en mi cabeza. Británico con madre francesa. Todo ello no cabe, claro, pero la intención era, al incluir hasta 5 personajes en el cuento (algo que, soy consciente, a priori no es muy buena idea en un relato de 750 palabras), dotarles a todos, o casi todos, de una personalidad propia. Al personaje de Pierre le pretendía algo más de protagonismo que al resto, fuera del narrador y del Philippe, por ser contrapunto a quién narra la historia.

6. Tanto “cargante” como “cargoso” son correctos. Pero es curioso. Si tu hubieras escrito “cargoso” en una historia, te habría hecho el mismo comentario a la inversa. No recuerdo haber leído nunca “cargoso”, o sea que debe ser un tema de zonas. Me alegra mucho aprender.
7. Este apunto tuyo me parece muy sutil. A mi no me saltaba mucho a la vista como está escrito, pero ahora que lo has mencionado. Lo he reescrito como <>
11-12-13-17-19-. Todos estos apuntes me parecen muy-muy interesantes. El como jugar con el ritmo del relato con los puntos y aparte, como acelerar o ralentizar el ritmo con el uso de la puntuación, es un tema del que me pensaba conocedor, pero ahora veo que me queda mucho por aprender. Agradecido .Igual con el tema de los incisos. No es algo de lo que fuera consciente y veo que tienes razón. Lo estoy reescribiendo y queda mejor.

16. Tienes razón. De hecho veo que tengo varios “peros” en el relato que empobrecen el texto.
22- Contado en vez de explicado. Mucho mejor.

Son estos solo algunos apuntes a tus comentario. Todo él lo guardo como un tesoro. De nuevo mi más profundo agradecimiento.

Dante

01/10/2018 a las 03:44

Hola Edu S.C. Te dejé una nota de agradecimiento a tu comentario en mi relato. Por favor, si podés, pasá por allí. Gracias.

Saludos

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