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Los girasoles - por NoemiR.
Todavía es de noche pero ya ha empezado a clarear hacia el este. Sobre el vidrio de la ventanilla se ha cristalizado un fina capa de hielo, mientras el aliento de los amontonados pasajeros lo empañan adentro. Invierno ártico. Por entre el aullido continuo del viento repica, disonante, el traqueteo del tren. Un fantasma de niebla se aproxima, blanco. Blanco, blanco el suelo. El cielo. El aire.
Una mano anónima despeja un tramo de vidrio empañado. A lo lejos se ven explosiones rojinegras, una aldea que arde. También llegan retumbo que nadie quiere oír. De cañones o desde alguna ciudad que está siendo bombardeada. Quizás podrían ver a la distancia cómo las negras semillas caen y estallan. Pero nadie quiere saber ni recordar. Huyen calladamente hacia un alba que sueñan cada vez más clara.
Ella aprieta a la niña envuelta en su propia capa. Cuatro años apenas, pelo como hebras de lino suave, los párpados, arremangados sobre sus ojitos de nomeolvides, tienen el color del cansancio.
«¡Pobrecita, cuanto peso has perdido! ¡tanto sufrimiento te me está matando!»
Frente a ellas, de espaldas a la locomotora se sienta una pareja, el hombre lleva sombrero de fieltro gris y una gabardina desgastada. La mujer está echada sobre su costado como si a estas alturas, mantenerse erguida le costase demasiado.
«Gente de la ciudad. Ella está embarazada, el abrigo no llega abrocharle el talle. Le falta poco…»
La mujer tiene un casquete de paja cobriza. Por los bordes su pelo teñido de un rubio chillón se enrula en rizos permanentados. Parece…
«… un girasol. Cuando eramos pequeñas como tú íbamos con mis hermanas a pasar los veranos con los abuelos que vivían en el campo. Cerca de la granja había un sembrado de girasoles. Nos parecían muy altos,como un palacio de cortinas verdes y cúpulas doradas.Decíamos que entre los girasoles el sol jamás se ocultaba; hasta que el invierno venía a apagarlos. Pero nosotras ya no estábamos allí para verlos. Lejos, en casa creíamos que dormían bajo una gruesa manta hasta el próximo verano.»
De repente con un bufido atormentado el tren frena. Se abren las puertas y una racha gélida mata todo calor humano. Gritos, miedo, llanto.
Gente de uniforme, soldados.
─¡Runter, runter!
Los pasajeros tardan en reaccionar. Se atropellan, tropiezan, demoran,se rezagan. Los arrastran fuera del vagón, les obligan a abandonar sus trastos. Ella aprieta el manojo de huesitos temblorosos contra su cuerpo . Envidia a la mujer grávida.
«¡Cómo quisiera introducirte nuevamente en mi cuerpo para que te abrigases con la sangre de mis entrañas!»
─¡Runter, runter, rash, rash!
El viento los tortura con agujas glaciales.
Los hombres a un lado, al de la gabardina gastada se le vuela el sombrero. La mujer lo recoge y se lo lleva a la boca. Una boca abierta, redonda, donde un grito pugna por abrirse paso sin lograrlo. Ella le acerca un hombro para que pueda apoyarse. La niña parece crujir entre sus brazos.
Un soldado vigila la locomotora donde el conductor yace con la cabeza destrozada. Un reten se lleva a todos los pasajeros varones (niños también, adolescentes y ancianos) Al rato se oye una ráfaga. Luego, hasta el viento calla.
Ella gime sin ruido y se orina con el corazón acalambrado.
Cuando los militares regresan, montan en sus camiones y sin decir nada se marchan.
Entonces el grito atascado en la garganta de la mujer estalla en un reventón de espejo astillado. Y cae de rodillas sobre su propio flujo. A roto aguas y el niño está en marcha.
El recién nacido es algo muy pequeño y violáceo. Nadie respira, como si todas contuvieran el aliento para el niño al que parece faltarle. Súbitamente el cielo se raja y un tímido sol de invierno deja escapar la débil luz de un rayo.
El niño rompe su primer llanto.
Las nubes se cierran. Pronto caerá la nieve como una gran manta blanca.
Comentarios (6):
Carolina Phillips
17/09/2018 a las 19:17
Hola, tu cuento me ha resultado hermoso, tu uso del lenguaje es muy apropiado, contribuye una narración poética sin caer en cursilerías, con un uso preciso de la descripción que sumerge a la lectora en el frío, la precariedad y el miedo. La historia misma es muy buena. De lo mejor que he leído acá.
Me cuesta encontrar algo mejorable (dicen que todo siempre se puede mejorar), pero si tengo que decir algo, quizá sea la integración de los girasoles, a mí no me ha quedado clara la relevancia que tienen, los veo importantes, pero no tanto como para titular el cuento, creo que, de no haber sido por la premisa del taller, el cuento podría haber llevado otro nombre.
Gracias por compartir, mi texto es el 113 por si te quieres dar una vuelta por ahí, saludos 🙂
Noemi
17/09/2018 a las 23:46
Hola Carolina, gracias por tu alentador comentario.La relación con los girasoles está en la fantasía que cree que duermen en el invierno bajo una manta blanca y la nieve que está por llegar y pronto cubrirá a las pobres mujeres abandonadas en medio de la nada, además está el tema de recordar los momentos felices en medio de la desgracia.
Un abrazo
guiomar de zahara
18/09/2018 a las 08:12
Buenos días Noemi: No lo puedo remediar pero tu prosa poética me enamora. Me gusta encontrar la poesía que llevas en tu corazón y la regalas en todo lo que escribes
Es una delicia leerte.
¡Enhorabuena!
Carolina
18/09/2018 a las 14:58
Hola Noemí! Muy buena la creación del ambiente y momento; muy buena la descripción de las personas. Uso perfecto de la gramática. Me ha gustado, también el modo de introducir la fantasía de momentos felices para soportar el actual.
Si fuera tú, introduciría más diálogos de los personajes interactuando entre sí acerca del momento que están viviendo, o bien introspecciones que nos permitieran conocer un poco más de la vida pasada de los mismos.
Me ha gustado la historia y el intenso lirismo de tu prosa. ¡Espero seguir leyéndote! ¡Hasta la próxima!
ortzaize
19/09/2018 a las 10:11
hola me ha gustado mucho tu relato ese cariño que pones en todo. Como alguno de los lectores te dire que podias haberte estendido un poquito mas y dar un poco mas de forma al tema girasol.
gracias y saludos.
pajesur
24/09/2018 a las 22:23
El relato es estremecedor y terrorífico. He encontrado algunas faltas, pero poco importantes. Una falta que estoy de acuerdo con ortzaize sobre el tema de los girasoles, se nota menos.