Literautas - Tu escuela de escritura

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LOS GIRASOLES - por De Vuelto

Web: http://www.escribeburitica.blogspot.com

\"Hola Santa soy Marcos. Este año tengo 10 años y no quiero más juguetes tengo de sobra me he portado muy bien y me va bien en el colegio. Solo quiero un regalo para Navidad: quiero la pastilla para no engordar. Me encantan los helados, dulces, ponqués y chocolates. También las hamburguesas, pizzas, gaseosas y \"hotdos\". También quiero una para mi mamá para que me lleve a comer y ella también. Siempre me traes lo que quiero y ahora ¡lo necesito! Confío en ti. Gracias amigo\".

Desde meses antes de salir a la venta, la \"deslipofasa\" había arrasado a nivel mundial como ningún producto antes. El avance promocional realizado con modelos y superestrellas había conseguido mayor impacto que un millón de comerciales: a diario se veía a los 200 seleccionados atragantándose como si se les fuera la vida en comer. Era espectacular verlos sonreír, burlones, luciendo sus cuerpos estilizados, esculpidos según sus deseos.

Entonces salió al mercado. En tiendas exclusivas, con filas más largas que un revolucionario producto electrónico, la \"deslipofasa\" calló las bocas de quienes decían que no era más que otro falso producto milagroso, haciendo realidad el viejo sueño de comer sin engordar, en píldoras con forma de girasol.

Los restaurantes se encontraban llenos a todas horas, abandonando el conteo de calorías. Si el límite era lo que cabía en el estómago, la solución era vomitar, dando paso al más desmedido de los hedonismos. Así mismo se cerraron los buffets libres, de los que solo quedó un añorado recuerdo.

La desbordada demanda incrementó el precio. La señora Julia, la mamá de Marcos, tuvo que hacer un esfuerzo monumental no solo para pagar, sino para conseguir la anhelada pastilla. La espera era de meses y el producto se convirtió en el más vendido de las fiestas, triplicando las cantidades de consumo de comida pese a no haber alcanzado más que al diez por ciento de la población mundial, según cifras oficiales.

El planeta cambió de eje, mientras otras farmacéuticas desarrollaban un producto para hacerle competencia. Para mantener secreta la fórmula de la \"deslipofasa\", las personas tenían que acercarse hasta las tiendas de la marca a recibir, directamente en su boca, la dosis necesaria. Los \"aplicadores\" habían sido entrenados para afrontar cualquier treta que intentara conseguir una pastilla para su análisis y posterior reproducción.

La señora Julia solo tenía en la mente la situación de su pequeño. Marquitos había nacido de baja talla y poco peso por la genética de sus padres. Su alimentación había sido difícil: casi no comía cuando era bebé ni cuando iba creciendo. No mostraba especial interés por las frituras ni los dulces y cuando algo llamaba su atención, dejaba de comerlo luego de algunos bocados.

Al ingresar al colegio se volcó sobre la comida, lo que devolvió la alegría a la familia: todos lo alimentaban para recuperar el tiempo perdido. En pocos años pasó a ser el más \"rellenito\" del curso, con todos los sobrenombres que eso conlleva. Entonces pasó a comer únicamente lo necesario.

Le rogaron, lo chantajearon, intentaron engullirle la comida, pero todo con el mismo resultado: Marcos bajaba de peso a grandes velocidades. Como si tuviera la resistencia de un monje, no había plato, postre o golosina que lograra doblegar su voluntad. Entonces se escuchó la noticia de la píldora, y llegó la carta a Santa.

Contrario a las tradiciones familiares, Marcos recibió los regalos horas antes de la cena navideña. Tan pronto como vio la caja gritó de la emoción. Se tomó la \"deslipofasa\" y leyó en voz alta el folleto que la acompañaba. Luego se comió su porción, una segunda, e insistió en vomitar para una tercera. La mamá no dejó de abrazarlo.

Afuera de la sala de urgencias, con un terrible ardor en los ojos de llorar, la señora Julia trataba de entender lo que le decía la doctora. Su hijo estaba bien, había sido solo una indigestión y ya podían ir a casa. En un mes había aumentado ocho kilos. Por ahora tendría que seguir guardando el secreto, mientras resolvía cómo conseguir un maldito girasol.

Comentarios (23):

Patricia Redondo

17/09/2018 a las 13:33

El cuento es original , sin duda alguna. Interesante distopía , muy a tono con los tiempos que corren , en que una buena figura vale más que una buena cabeza.

Dos cosas que no me han gustado:

El uso de \ , no lo entiendo, aunque igual no tiene nada que ver contigo y es más un problema de editores de texto.

El final del cuento. Hubiera preferido algo más dramático, algo que realmente pusiera en la picota está ridicula obsesion que tenemos por los kilos y el aspecto físico. Al final , el niño , y la madre , se salvan con una indigestión…poco me parece…

Por lo demás lo dicho , interesante argumento.Lo que ya de por sí vale un montón.

Estoy en el 49 por si te apetece pasarte.

Nos leemos!

Nicolás

17/09/2018 a las 21:01

Me gustó mucho el relato, porque son de esos que me dejan pensando en lo que puede llegar a pensar el cerebro humano para poder crear una solución a un comportamiento errático humano (en este caso la mala alimentación) con tal de poder continuar haciéndolo.
Coincido con Patricia, un final un poco mas dramático hubiera sido aun mejor.
Disfruté mucho de tu texto.
Si gustas puedes pasarte por el mio (#71)
Saludos

Ofelia Gómez

18/09/2018 a las 01:26

Hola De Vuelto:
Me gustó tu historia, es ágil y trata con cierta ironía un tema muy actual. El enfoque es original.
Me faltó entender cómo es el problema de ese niño, que de pronto no come y de pronto come demasiado. La obsesión de la madre es la habitual y está muy lograda.
Las barras(\)incomodan un poco la lectura pero es lo de menos, el cuento de lee muy bien y es interesante.
Un abrazo

Laura

18/09/2018 a las 11:41

Hola De Vuelto.
Me resulta confuso tu relato. Lo he leìdo varias veces y estoy más que confundida.
El niño era delgado, luego aumentó de peso y fue acosado por gordito, luego adelgazó por lo que no entiendo la razón para tratar de hacerlo comer en contra de su voluntad, ¿o no sabìan lo mal que se sentìa siendo el gordito?
Finalmente la pastilla que permite dar rienda suelta al placer por la comida, placer al que el niño aparentemente habìa renunciado, por lo que no veo necesidad de que vuelva a hacerlo en exceso por las complicaciones que conlleva a nivel personal y social, por sòlo mencionar lo primero que me viene a la mente.
Y finalmente la madre se pregunta còmo hacer para conseguir la famosa deslipofasa para poder comer y adelgazar, ya que considero que en realidad no la consiguió, al indicar que debe guardar el secreto y que el niño no hizo màs que aumentar de peso.
Pobre familia, pobre madre desquiciada, pobre niño en esa familia.
Mis saludos por la originalidad desplegada.
Hasta la próxima propuesta.

Laura

18/09/2018 a las 13:09

Hola De Vuelto.
Aquì estoy, de vuelta, con disculpas por no haber comprendido tu relato. Me he quedado pensando y recièn ahora lo veo claro. La madre le da las pastillas para que el niño pueda volver a disfrutar de la comida.
Y el niño es un dulce total en su carta a Santa. No olvida a su madre en su pedido.
Mis disculpas, nuevamente, por el comentario anterior.

JUANA MEDINA

18/09/2018 a las 17:53

Hola De vuelto:
Excelente distopía, muy actual. A mí también me han molestado las \.
Fuera de eso, un aplauso.
Nos leemos

De vuelto

19/09/2018 a las 15:27

Gracias por los comentarios, chicos.
A MÍ TAMBIÉN me molestan las barras /. Se pusieron en automático, no me culpen!

Marcos tiene un desorden alimenticio y la mamá trata de regularlo, así tenga que conseguir copias adulteradas de las pastillas. Eso es todo.

Jose Luis

19/09/2018 a las 22:06

Hola
Gracias por visitar mi relato
Lamento escribir del tuyo que no he sido capaz de entenderlo en la primera lectura. Las cosas que suceden a los personajes tienen menos importancia que describir el contexto en que se desarrolla la historia, que toma demasiado espacio dentro del cuento. No llegué a ponerme en el lugar de los personajes y siempre mantuve cierta distancia.
Para remate, cuando el escritor tiene que dar explicaciones a los lectores, es que algo ha ido mal. Pero estamos aquí para aprender, y seguro que sale mejor la próxima vez.
Un saludo

Cesar henen

19/09/2018 a las 23:41

Hola De Vuelto.

Tu solamente sabrás el motivo de poner esas diagonales invertidas, yo creo que fue para diferenciar Y/o a dar a entender ciertas palabras o frases que eran propias de la historia, sin embargo lo veo innecesario si ya hay comillas de por medio.

Sin duda la historia es original, pero si hay elementos que confunden al lector.

¡Saludos!

Karian V

20/09/2018 a las 00:52

Saludos De Vuelto:
Te felicito! Veo las peripecia de una madre para estabilizar a su hijo. Me encantan todas las descripciones y el nombre de la pastilla.

Doralú

20/09/2018 a las 03:26

¡Hola De Vuelto!

Después de releer varias veces el texto y leer tu explicación logre entender el relato. El relato tiene mucho contexto que se pudiera resumir para centrar el relato en El Niño y la madre, y esa relación tan especial que existe entre ellos. De repente, tocar alguno de los problemas médicos, psicológicos o sociales unidos al trastorno alimentario. El tema tiene contenido para desarrollar. Me gustó como incluiste los girasoles.
Es tan solo una opinión para tu consideración.
Un abrazo

Carmen Sánchez Gutiérrez

20/09/2018 a las 21:15

hola,de vuelto.
Una estupenda redacción, pese a que falta continuidad en algunos párrafos. el final me ha gustado, una panacea que logra el mismo resultado que la pastilla original, Muy bueno

Chus Galego

21/09/2018 a las 19:22

Hola De Vuelto.
Me pasa como a otros comentaristas: me gusta la originalidad de tu relato y la crítica distópica, pero me resulta confusa la relación del niño con el peso y con la comida. Con todo, creo que tienes una prosa agradable de leer y que, con ciertos cambios en la redacción, puede ser un relato muy logrado.
Un saludo.

SrCualquiera

21/09/2018 a las 21:20

Hola devuelto,

Tu relato está bien escrito, pero estoy de acuerdo con algunos compañeros en que cuesta un poco comprender el sentido de la historia. También de acuerdo por Doralú en que quizá hubiera sido más acertado centrarse en el dilema del chico y no perderse tanto en la descripción del contexto social y la invención de la pastilla, no porque ese relato no resulte interesante, sino porque al volver a la historia del chico el lector se encuentra algo desconcertado, ha habido una desconexión y no acaba de casar el sentido de una cosa con otra, o al menos a mí me ha pasado, puede que sea culpa mía.

Por otro lado, la alusión a los girasoles resulta algo forzada, pero bueno, en general, creo que la escritura está bien cuidada y eso hay que reseñarlo.

Hasta la próxima.

De vuelto

22/09/2018 a las 05:40

Muchas gracias a todos por sus comentarios. Tengo que admitir que este relato hace parte de algo mayor, que empezó el mes pasado. Vamos a ver si puedo continuar por este camino.

Rufino Manzaneque Ramos

22/09/2018 a las 18:38

Proyman dice:
Escribes sobre un tema muy actual por desgracia, es algo atrevido y seguramente algún investigador ya tiene la solución, destaca la visibilidad de lo que escribes aunque no entiendo la frase <<llego la carta a Santa> seguramente quieres decir <>
Después de leerte yo me he puesto a conseguir el maldito girasol, espero encontrarlo.
Muchas gracias por leerme y espero seguir leyéndonos.

Rufino Manzaneque Ramos

22/09/2018 a las 18:43

PROYMAN dice:
Algo ha fallado y donde dice —seguramente— quieres decir
<>
Son cosas del tratamiento de textos.

Rufino Manzaneque Ramos

22/09/2018 a las 18:44

PPROYMAN dice:
Insisto Escribio.

Florencia M

23/09/2018 a las 09:11

Hola De Vuelto,

Me ha gustado tu relato. Yo encuentro muy bien logrado esos saltos que haces del contexto con la historia del niño y su madre. Muy posmoderno. Fue arriesgado y lo resolviste, a mi juicio, muy bien. No me pareció confuso. Creo que reflejaste muy bien el problema del sobrepeso, tanto a nivel social como familiar e individual. Un problema que parece arrastrarse desde la cuna, en un eterno yo-yo lleno de insatisfacciones y falsas promesas, como bien muestras y parodias.

Hasta la próxima!

M. S.

24/09/2018 a las 10:23

Hola de vuelto,
Antes de nada gracias por leerme.
Tu relato me ha gustado, has plasmado la cruda realidad en la que vivimos dentro de una bonita historia. Lo que pasa es que me ha parecido que se hubiera podido ordenar mejor el texto ya que, al igual que dicen otros compañeros, me ha resultado complicada su comprensión en la primera lectura. En cualquier caso gran trabajo.
Un saludo,
M.S.

Jaime

24/09/2018 a las 15:17

Hola, De Vuelto:

Enhorabuena por tu relato. Me parece muy original cómo has recogido el tema propuesto. La historia es muy interesante (me recuerda a la serie Black Mirror) y el desarrollo es dinámico y fluido. A mí no me resultó confuso, pero sí algo apresurado, especialmente hacia el final.

¡Un saludo!

Carlos Jaime Noreña

28/09/2018 a las 04:26

Te devuelvo la visita, De vuelto: Un buen invento el tuyo, ese de la deslipofasa. Nos pones a seguir todo el desarrollo, pendientes de lo que ha de pasar con esa preparación, pero también pendientes del ingenuo niño que cae en las garras de la publicidad, y finalmente nos das un giro con el cuento de la indigestión. Muy ameno el relato. Muy buena la sátira a esta sociedad esclava de los placeres y manipulada por los industriales.

Don Kendall

28/09/2018 a las 22:27

Hola De vuelto,
Me parece una propuesta interesante la que haces. La voz narrativa como una crónica aséptica, de lo que sucede en ese lugar inidentificable es un acierto para conseguir distanciamiento.
En plan formal, parece que tienes bien cuidada la presentación.
En resumen, gracias por ofrecer el trabajo

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