Literautas - Tu escuela de escritura

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Los girasoles - por OtiliaR.

La lluvia, que llevaba cayendo toda la noche, hacía que se respirase la proximidad del invierno. De pronto, las calles solitarias y mojadas propagaron el eco de una canción de Camarón, la música saturó el ambiente y la voz del artista arrancó de golpe el aburrimiento del pueblo y el de sus habitantes.

Pronto corrió entre la gente que “Los girasoles” estaba habitada. Justo cuando el edificio había empezado a dar señales de derrumbe y después de medio siglo cerrada; puertas, galerías y ventanas esparcían de nuevo un soplo de vida por el páramo.

La casa, sobre todo en buen tiempo, había sido el centro de la alegría y la cultura de los alrededores. En ella se reunían los hijos de los señoritos y sus amigos intelectuales de la ciudad, algún verano alojó hasta escritores y pintores americanos.

Después llegaron las sombras, resistió los bombardeos de la guerra, y se utilizó como hospital, primero de los republicanos y más tarde de los franquistas. Se sucedieron los tiros, las bombas y los años.

En los cincuenta, los dueños, amigos del bando perdedor, cerraron las puertas, tapiaron los balcones y desaparecieron.
Todavía les quedaba una sorpresa a los lugareños del tranquilo pueblo, los nuevos inquilinos de la casa señorial eran ¡Gitanos!

En la zona solo se había conocido una familia de gitanos, “los Negretes”, asentados a principio del siglo XX y desaparecidos en los albores de la guerra.

Y ahora, una familia numerosa de calés había llegado para quedarse, a tenor de las obras que estaban realizando y de los dos camiones, repletos de enseres, descargados.

Todos en el pueblo, al mejor estilo Carvalho, comenzaron las pesquisas para averiguar, ¿quiénes eran?, ¿de dónde venían?, ¿por qué en su pueblo?
Los comentarios en los corrillos asociaban esta raza con la delincuencia:
―Ya no podremos dejar las puertas abiertas.
―Cuidado con las gitanas, entran a pedir un poco de sal y se llevan la cartera. ¡Son muy enredadoras!
―Seguro que empiezan las peleas entre los jóvenes.

El alcalde, empujado por la gente, decidió hacerles una visita y así, indagar sobre sus intenciones.
En la puerta de “Los girasoles” media docena de chiquillos jugaban. La más pequeña se acercó al alcalde.
―Hola pequeña, ¿están tus padres?
―La niña siguió mirándole mientras gritaba, “¡papa!”
Un hombre alto y enjuto apareció por la puerta.
―Buenos días, Luciano Calvo ―se presentó el edil.
―Buenos días, ya sé quién es usted, señor. Yo soy Jesús Montoya para servirle―contestó estrechando la mano que le tendía.
―Mi visita es para darles la bienvenida y de paso saber si contaremos con su compañía por mucho tiempo…

Sin dejarle terminar, el gitano respondió:
―Si Dios quiere, mis hijos crecerán y se educaran en esta tierra. Este será nuestro hogar, se acabó el frio, el calor y el sufrimiento de los caminos. Ahora tenemos una casa con sus tierras y aquí echaremos raíces.
Luciano asombrado ante las palabras rotundas del gitano, se atrevió a replicar:
―Desde el siglo pasado, que yo sepa, esta propiedad ha sido del Marqués de Somano. ¿Ha comprado usted la hacienda?
―No señor, si tiene tiempo le contaré por qué mis hijos crecerán en ella.
―Tengo tiempo.

Jesús hizo pasar al alcalde y después de acercar unas sillas y unas cervezas, comenzó la historia:
―Mi bisabuelo Manuel casó con una gitana vasca y las dos familias se asentaron muy cerca de la frontera con Francia. La guerra civil española cada vez era más cruenta y muchos grupos, por diversos motivos, huían al país vecino. Mi familia, valiéndose de que los gitanos vascos hablaban euskara y francés, ayudó a ello.

»Un día que guiaban a un grupo por los montes, uno de los hombres, herido y famélico, se dirigió a mi bisabuelo: «¿Eres “Negrete”?»
»Manuel el Negrete le miró y reconoció al hijo del Marqués de Somano. En pocas palabras se pusieron al día de sus vidas y vicisitudes. Luego, cuidaron sus heridas, le dieron comida y le condujeron a Francia. En la despedida, juró que no les olvidaría. Nunca más supieron de él.

En este punto, el alcalde añadió:
―Al pueblo llegó la noticia que había muerto cuando los alemanes invadieron Francia.

El gitano negó con la cabeza y sentenció:
―No murió porque hace dos años se presentó su nieto con los papeles para reclamar el título con la herencia y cumplir el deseo de su abuelo: «”Los girasoles” y las tierras, las cedo a la familia gitana de “los Negretes”».
―Entonces no hay más que hablar ―ratificó el alcalde.

Comentarios (22):

Laura

17/09/2018 a las 20:28

Hola Otilia.
Tu relato es interesante, pero tiene algunos detalles que no me cierran con la relaciòn entre las familias.
Si el abuelo del gitano y el hijo del Marqués de Somano se conocen, creo que en el pueblo se deberìa reconocer el apellido de los Negrete como gitanos, entre ellos el alcalde, o al menos debe haber algún tipo de recuerdo de ellos, no sòlo de las costumbres que se atribuyen a los gitanos.
– Cuando se presentò el nieto para reclamar el tìtulo, si es el nieto del marqués, parece que reclama el tìtulo a los gitanos, pero luego indicas que era para adjudicarlo a los Negrete, cumpliendo con la voluntad del abuelo. En este caso, no serìa màs sencillo que presentase alguna constancia de la transferencia de la propiedad.
. Por último, al alcalde lo convence cualquiera con una historia sin el aval de documentaciòn correspondiente. A menos que Jesùs NEgrete sea un gran ilusionista y el alcalde un simple heredero de tìtulo de alguna comarca perdida en el tiempo al que enrollan con palabras.
En síntesis, tu introducciòn promete, pero luego se presentan varias fallas en la trama, a mi parecer.
No encuentro grandes detalles a señalar desde lo formal. Lo dejo a otros que son màs hábiles en ellos.
Mis saludos. Hasta la pròxima propuesta.

Otilia

18/09/2018 a las 09:54

Gracias, Laura, por leer y comentar.
Nos leemos. Saludos.

IreneR

18/09/2018 a las 11:27

Buenas, Otilia.

Me ha gustado el relato, en especial la introducción y el cambio de “Los girasoles”, que no sea la flor, sino un lugar.

La idea del relato me parece muy interesante, pero el final creo que flojea un poco. El alcalde se conforma con una explicación que podría haberle dado cualquiera, y la historia del gitano es un poco extraña. Además, cuando dices reclamar el título, parece que el nieto lo reclama para él, y no para ellos. Eso ha sido un poco confuso.

Una buena idea, una buena introducción, pero el final habría que mirarlo. Al menos eso me ha parecido a mí.

Aun así me ha parecido un buen relato.

Nos leemos.

Un saludo.

Guillermo Forjerón

18/09/2018 a las 13:06

Hola Otilia:

Aparte de otras apreciaciones que te han realizado en comentarios anteriores, indicarte un par de cosas que he apreciado en el texto de tu relato:

Todos en el pueblo, al mejor estilo Carvalho, comenzaron las pesquisas para averiguar, ¿quiénes eran?, ¿de dónde venían?, ¿por qué en su pueblo?
Los comentarios en los corrillos asociaban esta raza con la delincuencia:
―Ya no podremos dejar las puertas abiertas.
―Cuidado con las gitanas, entran a pedir un poco de sal y se llevan la cartera. ¡Son muy enredadoras!
―Seguro que empiezan las peleas entre los jóvenes.

En este extracto, en un primer momento utilizas el estilo indirecto para indicar el narrador qué se preguntan determinadas personas del pueblo, para pasar posteriormente a un estilo directo. Creo que deberías haber seguido utilizando el estilo indirecto puesto que es el narrador el que reproduce las palabras del pueblo en esos corrillos.

Por otro lado, en el siguiente extracto:
―Hola pequeña, ¿están tus padres?
―La niña siguió mirándole mientras gritaba, “¡papa!”

Utilizas la acotación cuando está hablando el narrador “La niña siguió mirándole mientras gritaba papa. De nuevo aquí haces uso del estilo indirecto, si bien esta frase debería ir sin acotación.

A nivel de forma, estos son algunos de los detalles que he podido ver, por lo demás, es un relato muy interesante, enhorabuena por tu trabajo.

Otilia

18/09/2018 a las 16:36

Gracias, IreneR y Guillermo, por leer y comentar.
Saludos.

Don Kendall

18/09/2018 a las 17:36

Hola Otilia,
Es un relato propio de la transmisión oral, más que la propia literaria. Eso tiene sus riesgos a la hora de darle un formato literario y se nota en los apuntes que han hecho las y los comentaristas que me preceden. Son interesantes porque inciden tanto en la estructura de la voz narrativa su funcionamiento como la propia trama o sucesión y engarce de acontecimientos. Eso es decisivo, mucho más que la anécdota o lo que se cuenta.
Es una historia entretenida con frases que no se sabe muy bien su misión :
La lluvia, que llevaba cayendo toda la noche, hacía que se respirase la proximidad del invierno. Para ser usada como metáfora, quizá sea demasiado larga
Todos en el pueblo, al mejor estilo Carvalho, comenzaron las pesquisas para averiguar ¿Cuál es ese estilo Carvalho, que no aparece en todo el relato?.
En resumenn, muchas gracias por este aporte y seguiremos leyendo y aprendiendo. Saludos

JUANA MEDINA

18/09/2018 a las 18:16

Hola Otilia:
Ante todo, gracias por tu visita.
Sobre tu relato, no queda mucho por decir. Los compañeros te han señalado sobradamente lo que crea confusión o lo entorpece.
La idea es muy buena. Encuentro en ella un planteo interesante entre los prejuicios que se arrastran por siglos, y la modificación en las relaciones que suele traer la guerra.
Hasta la próxima.

Galia

18/09/2018 a las 23:58

Buenas tardes Otilia: bueno el relato pero coincido con algunos comentarios respecto al final; quizás hubiera profundizado un poquito más para hacerlo más convincente.
Saludos.
Galia

Otilia

19/09/2018 a las 08:43

Gracias, Juana, Galia y Don Kendall, por leer y por las apreciaciones.
Nos leemos. Saludos.

isan

24/09/2018 a las 21:40

Hola Otilia:

Bonita historia que te deja la duda de si será inventada o hay algo de cierto o todo en ella o, como dicen en algunas pelis “basada en hechos reales”. Me ha gustado entre otras cosas porque desmitifica comportamientos de gente estigmatizada.

Me parece que has cerrado el relato muy bruscamente, con una frase del alcalde.

Creo que la acción de este relato no transcurre en una guerra, aunque se mencione, diría que de manera tangencial.

Añado dos citas de FUNDEU que aclara la forma correcta de reflejarlos:

“Los nombres de etnias, pueblos, tribus o comunidades indígenas son nombres comunes, que, a diferencia del inglés, en español se escriben con minúscula”

“No es necesario resaltar los apodos con comillas ni cursivas, salvo que este se encuentre entre el nombre de pila y el apellido.”

Hay dos párrafos que tienen puestas las comillas de cierre en lugar de las de apertura.

Un saludo.

Otilia

25/09/2018 a las 09:16

Hola Isan,
Gracias por tu amable comentario y por las aportaciones.
En cuanto a las comillas las he usado para indicar que el diálogo que empecé con la raya de rigor continuaba. Cuando el parlamento es muy largo se empieza cada párrafo con esas comillas.
Luego leo tu historia. Saludos.

Gustav

25/09/2018 a las 19:34

Hola Otilia.
Te felicito por tu relato, conincido en las correcciones que te han citado los compañeros, a mí me ha gustado el planteamiento del texto.
Saludos.

isan

25/09/2018 a las 20:20

Hola de nuevo Otilia:
No tenía ni idea de la forma de continuar un diálogo iniciado con raya. Ahora lo he visto como lo comentas, además sin necesidad de cerrarlas.
Gracias por la información.

María Esther

26/09/2018 a las 03:05

Hola Otilia, es un relato interesante por tratarse de gitanos,que comienza muy claro, luego se queda un poco confuso, no se define bien. De todos modos me gustó.
Nos seguimos leyeno

Otilia

26/09/2018 a las 10:06

Gracias Gustav y María Esther por vuestros comentarios.
Pasaré a leer vuestros trabajos.
Saludos.

Patricia Redondo

26/09/2018 a las 13:50

Hola Otilia! lo primero gracias por pasarte por relato y comentar.

Hago lo propio con el tuyo

Para mi la idea y el argumento son buenos, me gusta mucho como plasmas los prejuicios que hay contra la etnia gitana.

El pero lo pongo en lo que te han comentado ya , hay ciertas fallas en la trama y el final demasiado abrupto y flojillo , hace que decaiga el resto del relato. Ese “no hay más que hablar” desde luego nos deja con un palmo de narices 🙂

También me ha gustado mucho que hayas cambiado el pensamiento y no te hayas ido a por el campo de girasoles (nos dicen “girasoles2 y ala , todos a pensar en las dichosas florecillas , verdad?)

Nos seguimos leyendo!

Otilia

27/09/2018 a las 09:32

Patricia, gracias por el comentario.
Hasta la próxima escena. Saludos.

SrCualquiera

27/09/2018 a las 22:46

A mí me ha parecido un relato más que bonito y además muy bien contado. Que haya fallos en la trama no lo sé, no he investigado tanto. Lo que me queda del relato es un tono, y una historia que se resuelve a favor de nuestra sonrisa.

Roger Nhicap

29/09/2018 a las 09:29

Hola Otilia,
Llegó tarde y veo que ya te han comentado, Laura y otros, las mejoras relevantes. Es cierto que la historia es interesante pero…
Dos sugerencias. Yo, que le doy importancia al comienzo, simplificaría el primer párrafo, lo dejaría así:
“La lluvía había caído toda la noche, se respiraba la proximidad del invierno.”
Continuaría igual que has escrito pero en punto y aparte. Me parece que así tendrías un comienzo con más impacto.
Respecto a tu respuesta a Isán, comentario 11, creo que no necesitas las comillas para indicar que continúa el diálogo, sería suficiente continuar con punto seguido menos que con punto y aparte.
Hasta el próximo mes.
Un abrazo, Otilia.

Roger Nhicap

29/09/2018 a las 09:32

Perdón el “menos que con punto y aparte” debe leerse como “mejor que…”

Otilia

30/09/2018 a las 08:47

Hola SrCualquiera:
Gracias por un comentario tan positivo y poético.
Voy a leer tu historia.
Saludos.

Otilia

30/09/2018 a las 08:51

Hola Roger Nhicap:
Gracias por tus aportaciones. Nos leemos.
En cuanto a las comillas de seguir, no sé si será regla obligatoria, pero las he visto en muchos libros.
Saludos.

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