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Los girasoles - por Yoli

—¿Qué coño…?

El sonido del despertador me martillea la cabeza —¡Joder!, cada vez aguanto menos las resacas. Le pego al botón para que se calle. Recuerdo que anoche compré una docena de cervezas en el supermercado y luego me fui a casa. Supongo que bebí unas cuantas de más y me quedé dormida.

Me levanto con dificultad y pongo los pies en el suelo. El frescor de la baldosas me gusta. Me dirijo al lavabo y me lavo la cara. Tengo un aspecto horrible; el pelo en todas direcciones, orejas… pero me da igual. Tengo que ir a trabajar, así que me tomo dos aspirinas, me visto con unos vaqueros, una camisa y unas zapatillas blancas.

Cuando me dispongo para salir, me suena el móvil. No reconozco el número, aunque estoy a punto de no cogerlo, al final lo hago.

—¿Si?

—Buenos días, ¿es usted la señorita Bianca Bianchi?

—Sí, soy yo. La forma de que me lo dice me da un escalofrío. Sabía que algo malo iba a pasar.

—Soy Domenico, el abogado de su familia, nos hemos visto en alguna ocasión. No sé si se acuerda.

—Sí, sí que me acuerdo. Quiero colgar, pero noto que tengo el móvil apretado contra mi oreja.

—Por desgracia tengo que comunicarle una mala noticia. Su abuela Giulia Bianchi falleció en la tarde de ayer, en un desafortunado accidente de coche.

Conque la abuela ha muerto. No sé si siento pena o no. Aunque era mi abuela, siempre fue una mujer tirana a la que solo le importaba el dinero y el prestigio. Sintiera lo que sintiera, todo eso ya era el pasado, tenía mi propia vida, un desastre, eso si, pero por lo menos era mía.

—¿Oiga, no se me escucha bien?

—Perdone, estaba pensando en otras cosas, ¿qué me decía?

—Que su abuela le ha dejado en herencia el negocio del aceite de girasol.

—¿Qué me ha dejado que? El pánico estaba haciendo que perdiera los nervios y me salía la voz chillona. No, ni hablar, no quería el negocio familiar. No quería volver a la guerra de poder, a las zancadillas, a las tensiones, los negocios sucios…

—Oiga, mire, que lo de la herencia, que no lo acepto, renuncio. Que se lo queden alguno de mis hermanos. No quiero saber nada. Y sabe bien el porqué. No me creo lo del accidente, seguro que fue alguno de la familia de los Lombardi. Treinta puñeteros años de guerra entre ellos por unas tierras llenas de girasoles. No, gracias, no deseo eso para mí.

—Señorita Bianchi, su abuela sabía que usted no querría involucrarse en el negocio. Así que movió algunos hilos para el caso de que usted renunciase a la herencia. El motivo por el que usted tiene su trabajo y la vivienda en la que vive es porque ella lo organizó así. Nadie quería contratarla debido… a su familia. Dispuso que después de su fallecimiento, los dos contratos quedaran finalizados.

Me quedo helada con la noticia. Empiezo a sentir una rabia en el estómago, siento que podría destrozar cualquier cosa sin importarme nada… o a alguien.

—¿Por qué me iba a dejar los negocios? Me aparté de la familia porque yo no quería esa vida. Recuerdo como se enfadó, me convertí en una paria. Hace dos años que no veo a ninguno de ellos.

—La señora Bianchi vio en usted la inteligencia y el coraje para hacerse cargo. No confiaba en sus hermanos, y aunque le disgustó su decisión, estaba decidida a no cambiar de opinión., ¿por qué cree que en estos dos años nadie le ha molestado? Si sigue diciendo que renuncia a la herencia, pasará a alguno de sus hermanos, y no creo que quieran seguir con las medidas de protección. Usted decide.

No quería creerlo, pero era bien capaz de hacerlo. Siempre fue muy manipuladora. Miro alrededor de mi casa y solo tengo ganas de llorar. Nunca me dejarán en paz.

Comentarios (12):

Berundgaar

17/09/2018 a las 21:26

¡Vaya con doña Giulia, menuda arpía!
Y el resto de la familia, telita, como se suele decir.
Un relato bien escrito, intenso, no quieres dejarlo aunque intuyes que el final no será agradable.
Me lo he pasado bien con tu relato. Espero verte en las próximas entregas. Un saludo. Nos leemos.

Jose Luis

17/09/2018 a las 22:12

Hola
Me toca comentar tu texto
Casualidad que hemos coincidido en dos cosas: ¡narrador en primera persona y una abuela de armas tomar! Tu guerra es de otro tipo, pero puede que sea tan mala como cualquiera.
El cuento es entretenido en general, y deja buen sabor de boca.
Un saludo

Karian V

18/09/2018 a las 01:19

Saludos Yoli
Me encantaría que fuera una serie! Te felicito, llevas al lector hasta el final y se quiere más.
Creo que quisiste decir “ojera” en vez de “oreja”.

Auxi Morata Alegre

18/09/2018 a las 21:53

Hola Yoli!
Vaya no me esperaba leer una historia así en el reto y me ha gustado muchísimo, que malvada la señora Giulia xDDD, me ha dejado con ganas de más, me gustaría ver que le pasa a Bianca ahora con su familia y sobretodo con la familia rival, ojalá lo continues.
Soy la del 87, por si te quieres pasar 🙂
Un beso! Nos leemos!

beba

18/09/2018 a las 22:32

Hola, Yoli. Excelente relato. Personajes y situaciones bien definidas. Me gustó mucho.
Algunas observaciones:
a)—¿Qué me ha dejado que?. Aquí los acentos en los “que” están imvertidos. Lo correcto es ¿Que me ha dejado qué? Por más que el primero está más cerca del signo de pregunta no es un pronpmbre, como el último, sino una conjunción; sería como decir:¿Usted dice que me ha dejado qué?.
b) En los diálogos las rayas deben encerrar el inciso, al principio y al final Lo correcto, en tus párrafos sería: —¿Que me ha dejado qué? — El pánico estaba haciendo…
—Sí, sí que me acuerdo.— Quiero colgar, pero…
Etc.
Un saludo.

Medi Ávila

18/09/2018 a las 22:33

Hola Yoli

Soy nueva y me toca comentarte. Me ha gustado como de una llamada telefónica, montas una historia.

Hay mentes muy retorcidas y es difícil de creer lo que pueden llegar a hacer para salirse con la suya. También me he parado en la palabra “oreja” . De acuerdo con la compañera Karian V.

Saludos.

Galia

18/09/2018 a las 23:38

Buenas tardes Yoli: me gustó mucho como has encarado el relato con ambas consignas, muy bien descriptos los personajes, esa abuela terrible y manipuladora pero inteligente que supo vislumbrar quién ameritaba heredar en esa familia y esa nieta rebelde que seguro tendría las agallas necesarias para seguir con el emprendimiento. Y al final, uno se queda con una sonrisa…
Saludos.
Galia

Norelkis

19/09/2018 a las 22:53

¡Bastante bueno!

La idea de una abuela manipuladora es increíble, disfruté bastante el relato.
Es mi duodécimo favorito.
Es asombroso la manera en que relatas a los personajes, me gusta mucho. El que Bianca se volviera independiente fue asombroso, aunque eso la metió en problemas.

Ahora, es muy estúpido pelearse por un campo de girasoles. Pero la abuela movió cielo y tierra para que su nieta cayera completico en la trampa.

Un saludo, visítame por el 133.

Charola

23/09/2018 a las 06:45

Hola, Yoli.

Me gustó tu relato. Muy distante de las guerras, bombas, ametralladoras.
Hay guerra de otro tipo. Bastante imaginativo para hacer que el título y el reto se den a la perfección.
Felicitaciones.
Algunos mejorables:
-Sobra la raya de diálogo después de me martillea la cabeza.
-El frescor de laS baldosas me gusta.
-ojeras en vez de “orejas”
-—¿Sí? (con tilde)
-—Sí, sí que me acuerdo. —Quiero colgar, pero noto que tengo el móvil apretado contra mi oreja.
-eso sí
-—¿Que me ha dejado qué? —El pánico estaba haciendo…
Saludos. Un abrazo.

Isabel Caballero

25/09/2018 a las 20:34

A mí se me ha hecho corto tu relato Yoli. Tengo la impresión de que forma parte de algo más completo, porque nos has dejado con “la miel en la boca” que se suele decir.

Lo que me gusta: en la conversación entre el abogado y Bianca la diferenciación de ambas personalidades, no solo en el tono (evidentemente Biancha es joven, y está enfadada con la vida (se intuye que por algo más que la resaca y por la aversión a la abuela). La del abogado, serio, informativo, dando la información precisa.

Faltas de tildes y un despiste con la oreja por ojera 
Y nada más, que nos has dejado con las ganas de saber cómo se resuelve el conflicto.

Un saludo Yoli, hasta pronto.

Yoli

01/10/2018 a las 10:52

Hola a tod@s.
Muchas gracias por vuestros comentarios y correcciones. Haré los cambios necesarios para que esté bien 🙂

Saludos

K. Marce

03/12/2018 a las 07:20

Saludos, Yoli

Estoy retomando algunos relatos que no había leído por el rosario que estuve atravesando, en fin… encontré tu invitación y aquí estoy.

La historia tiene su pega, y cabe en lo que es una escena per se, bien por ello.
Si debes cuidar cómo estructuras los diálogos, ya te lo mencionó Beba, pero te recomiendo que te pases por la entrada que ha hecho Iria al respecto.
También debes recordar que el guion representa a una persona que está hablando, y por costumbre, creemos que es una persona presencial. En el caso de los diálogos con un personaje ausente, yo prefiero no usar el guion para no confundir al lector y hacer uso de otros símbolos, ya sean las flechas españolas o las americanas.
Hay algunas cosillas que se deben mejorar en la estructura, te consejo que siempre leas y recuerda que no debes abrir la siguiente expresión con un nuevo guion, deja todo como inciso narrativo y continúa con el diálogo de esa misma persona que habla.
Espero que te sirvan. Un saludo.
Nos leemos…

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