Literautas - Tu escuela de escritura

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La partida - por Pilar

Tengo tres vidas para continuar la partida y un subidón que me infunde la confianza suficiente para creer que esta vez paso de pantalla. Recuerdo el nivel anterior: un laberinto de sensaciones extremas, de euforia y éxtasis que prometía el paraíso, donde pensaba que tenía el control del juego. Falso. Desemboqué en un desfiladero por el que no tardé en caer y en el que llevo demasiado tiempo sumida en bucle, tratando de alcanzar los puntos necesarios para dejarlo atrás y pasar a un nueva fase.

Me lanzo a escalar por las paredes escabrosas del precipicio antes de que aparezca mi adversario, pues me debilito con solo notar su presencia. Trepo con la habilidad de una araña, esquivando los huecos en la roca en los que preveo que puede estar escondido. De repente, oigo el chasquido de sus pinzas y me echo a temblar. Me paro. Lo busco. Lo espero. Quiero verle. Quiero desafiar su mirada. En el fondo, me encanta este juego, la adrenalina que acumulo, lo valiente que me siento. Pero no. Lo valiente sería salir huyendo antes de que se acerque.
Sigue mi rastro, oliendo mis ganas de escapar y al mismo tiempo mi deseo por seguir jugando. Abre sus fauces y proyecta bolas de babas radiactivas que se desintegran si chocan contra las rocas, pero que me roban una vida al impactar contra mi cuerpo, que pierde el equilibrio y cae al suelo húmedo y pantanoso. Dos vidas.

Remonto y avanzo con rapidez en vertical, asiéndome a las aristas afiladas de las piedras. Ya me sé el camino, los obstáculos, los puntos por donde me atacará. No me permito mirar atrás. Tengo el objetivo cerca, el borde del precipicio que me abrirá paso a un nuevo escenario, sin duda menos hostil. Mi fuerza de voluntad será el pasaporte para salir de este pozo en el que ando metida luchando contra un ser que, de nuevo, me abate de un disparo. Una vida.

Me estremezco al contemplar la perspectiva desde el fondo, la lejanía del horizonte que separa esta pantalla de la siguiente. Ahora me toca ascender sin red, jugándomelo todo en esta partida.

No pienses en él —me obligo—, continúa, ya estás cerca…

Puedo oler la hierba fresca, sentir el calor del sol que se derrama por el valle al otro lado de este abismo. Pronto saldré del hoyo y recuperaré mi vida anterior. La que existía ajena a esta insensatez, a esta enfermiza andanza. Vuelco toda mi concentración en mis pies y en mis manos, en esa energía que espero que me dure el resto del recorrido. Ya apenas oigo su ronca espiración persiguiéndome, ni el crujido de sus pinzas pretendiendo apresarme. Sus armas no me rozan. Lo he burlado, me he escurrido del infernal bicho y estoy apunto de alcanzar por fin mi meta. Hago un último esfuerzo por impulsarme fuera, pero entonces, no sé cómo ni por dónde, reaparece. Siempre se cruza en mi camino. Ha cambiado: le han nacido nuevas patas y su aspecto más poderoso y terrorífico me hace sospechar que sus poderes no solo me dañarán físicamente sino que son capaces de doblegar mi empeño. Sin embargo no me da miedo, al contrario, me transmite una adictiva paz. Esto no puede ser bueno, me digo.

Nos retamos con la mirada. Pienso en mi siguiente movimiento. Ahora la lucha es conmigo misma. Se desata en mi interior tratando de tomar una decisión: impulsarme hacia arriba y dejar atrás este mundo oscuro o saltar al vacío y perder la partida, quedarme enganchada en el frío lodo y con esa tóxica serenidad que me aporta el sonido de sus pisadas tras de mí. Él, quieto, a la espera; yo, colgando de mis manos, buscando un apoyo con mis pies que me permita un descanso, un tiempo muerto. Rechino los dientes. El enemigo se acerca pausadamente a mí, atento a mi reacción. Noto su aliento, su hambre insaciable de personalidades débiles y circunstancias adversas. Conoce mi tormento, todos los demonios que paralizan mi último empujón. Sabe que no aguantaré mucho más y me agita con astucia una bolsita ante la nariz. Cierro los ojos. No quiero ver su sonrisa canalla. No quiero ver nada ni pensar en nada…
No tengo dinero, susurro angustiada. Y le escucho decir: «No te preocupes: a esta raya, invito yo», Y a mí ya no me quedan fuerzas para seguir sosteniéndome. Game over.

Comentarios (16):

Paola Panzieri

18/08/2018 a las 12:05

Hola Pilar

Me gustó mucho el comentario que me hiciste en la escena anterior y, aunque este mes no he podido participar, paso a saludarte.

Me ha encantado el relato y no lo digo por decir…
Podías haber obviado la información inicial que nos desvela “el misterio del relato” y enganchar al lector con la falsa idea de una lucha real, pero no lo has hecho. Las cartas sobre la mesa, ¡léelo que merece la pena! Y así ha sido.

Bien escrito, alternando la acción con los sentimientos de la prota y la maldad de ese bicho que no le da tregua ninguna. Déjalo y engánchate a Mario con sus estrellitas.
El final de diez.

Lo he disfrutado mucho y tomo nota.

Game over y un abrazo

Olivia

18/08/2018 a las 12:05

Hola Pilar:
¡Que pasada tu relato! ¡Yo estaba dentro de la partida totalmente!
O bien tienes gran experiencia con estos juegos o bien, tienes una gran creatividad. Se hace ameno y transmite en todo momento el ritmo de la partida de un juego. El final, aunque se prevé que se terminara la partida, genial con el giro que le has dado.
Me ha encantado! Un saludo!

Pilar

18/08/2018 a las 13:07

Gracias Paola y Olivia!!
Le di muchas vueltas a la forma de plantearlo para que quedara lo menos confuso posible y que al final se viera como la metáfora que es esa lucha contra las adicciones. Más bien es creatividad, que yo no soy buena ni al futbolín, jjj
Me alegro que haya conseguido el efecto deseado y lo hayáis disfrutado. En breve paso por tu relato, olivia y a ti, Paola, mucha inspiración para el próximo reto.

De vuelto

19/08/2018 a las 20:22

La idea me inspiró desde el primer momento. Creo que haré algo con videojuegos por tu culpa. La metáfora me parece interesante, pero el tema me tiene aburrido. La verdad creo que es algo personal lo que me hace pensar que no es tu mundo. Hubo algunos momentos en los que se hizo un poco obvio el relato, pero me gustó su cierre.

Mi relato es el #45

Pilar

20/08/2018 a las 14:53

Gracias,De vuelto.
La verdad es que los videojuegos no son lo mío, pero por eso me resulta atractivo este taller, porque te invita a salir de la zona de confort y explorar la creatividad.
Pasaré, sin duda, por el tuyo.

Roger Nhicap

20/08/2018 a las 22:13

Hola Pilar,
Has construido un buen relato. Me ha gustado y aunque tocas un tema poco atractivo para mí, valoro el esfuerzo narrativo y el empleo de un lenguaje muy cuidado. Buen ejercicio con un final estupendo por lo sorprendente, pero corto, en mi opinión escaso, para resaltar, enfatizar, esa lucha para superar las adicciones.
Dos sugerencias en cuanto a la forma:
-En varios parráfos empleas en exceso el pronombre personal, “me”, en las construcciones pronomimales. Ejemplo:”Remonto y avanzó…. Ya (me) sé el camino…los puntos por donde (me) atacará. No me permito mirar atrás. Los “me” entre paréntesis si los eliminas no afectan a la redacción. Hay más casos. Revisa.
-El final, mejor así:
—No tengo dinero —susurro angustiada—. Y le escucho decir:
—No te preocupes a esta raya invito yo.
—Y a mi ya no me quedan fuerzas para seguir sosteniéndome. Game over.
Te felicito por tu estilo y la creatividad que demuestras.
Un abrazo.

Carlos J. Noreña

20/08/2018 a las 23:22

Pilar:
Veo tu fascinante cuento como una encantadora manera de describir las angustias de una pugna entre los deseos de superación, de liberación, y los avances de un vicio o un mal interior que va tomando rasgos de incontrolable, todo enmarcado en las emociones de un juego de vídeo, cuyas movidas describes tan pictóricamente que los lectores nos vemos en acción.
La construcción es impecable, el hilo de la narración muy bien trazado y el sabor que se percibe al leer nos hace desear poseer esa facultad expresiva, esas habilidades narrativas.
Una observación de idioma: En “estoy apunto de alcanzar” se debe separar ‘a punto’, pues es una locución adverbial compuesta por dos palabras.
Cordial saludo.

Pilar

21/08/2018 a las 00:53

Gracias por los amables y constructivos comentarios a…
Roger: tienes toda la razón con los «me». Voy a eliminar algunos.
Carlos: no tengo perdón con «a punto», pues no es la primera vez que me pasa, pero no sé la razón por la que mi cerebro no lo asume.
Es una gran satisfacción para mi que hayáis captado todas las contradicciones de la protagonista que he querido transmitir. Saludos y hasta pronto!

Osvaldo Vela

21/08/2018 a las 05:27

Hola Pilar. el tema de tu texto no esta dentro de algo que yo domino. Yo, al igual que tú, soy totalmente ajeno a los video juegos.

Pero lo que si puedo apreciar en tu trabajo el el esfuerzo y la tenacidad para involucrarte en uno de ellos y plasmar en letras como una experta, sin serlo.

Bajo este conocimiento el reto es todavía mayor. Te felicito y sigue escribiendo.

Matilda Bookworm

21/08/2018 a las 10:14

Hola Pilar,

He disfrutado mucho con tu relato. Creo que el personaje está muy logrado, y la angustia que destila me parece muy real.
Cuando lees el final, la historia cobra una nueva profundidad. Me ha parecido genial.

Respecto a universo del videojuego, para no estar puesta en el tema me parece que lo solucionas muy bien. Sin embargo, un pequeño apunte que quizás te resulte útil: cuando pienso en videojuegos lo primero que me viene a la cabeza es una pantalla en la que el escenario de mueve en horizontal, en lugar de en vertical. Es decir, que aunque el personaje tenga que trepar o se pueda caer, siempre va hacia delante, en lugar de solo hacia arriba o hacia abajo. De todas maneras, mi conocimiento de videojuegos es bastante limitado.

En resumen, muy buen relato. Enhorabuena.

Mi relato es el 18, por si te apetece pasarte.

Saludos,
Matilda

María Jesús

21/08/2018 a las 19:32

Soberbio relato donde la adicción se convierte en un macabro videojuego. Realmente me quito el sombrero ante tanta creatividad, puedes estar muy orgullosa de este trabajo. Mi enhorabuena.
Saludos.

Laura

22/08/2018 a las 10:47

Hola Pilar.
Gran relato donde fundes la adicciòn al videojuego con las sustancias.

Unica pega:ando metida luchando: dos gerundios innecesariamente tan cerca. Alternativa: estoy luchando.

Gran final que devela todas las dudas. Felicitaciones.
Hasta la pròxima propuesta.

Pilar

22/08/2018 a las 16:46

Gracias a Osvaldo, Matilda, María Jesús y Laura. Vuestras sugerencias me parecen todas perfectas y las voy a tener en cuenta. Voy con mucho retraso, pero os visitaré…

Lunaclara

22/08/2018 a las 17:37

Pilar, como ya te dije en mi relato, el tuyo me parece muy bien escrito y estructurado. La descripción va arrastrando al lector y lo lleva a un final inesperado, pero muy inteligente.
Escribes muy bien. Muchas felicidades!

Carlos J. Noreña

22/08/2018 a las 17:48

Laura y Pilar: “ando” no es gerundio, es conjugación del verbo en tiempo presente, yo ando.
Y no hay que tener miedo excesivo a los gerundios; sí hay unas construcciones atroces, como “iba caminando pensando en ese problema”, “diez cajas conteniendo productos de aseo”. Pero el gerundio es una forma castiza y se puede, y debe, usar sin temor.

isan

26/08/2018 a las 10:15

Hola Pilar:

Juegos peligrosos que terminan en game over. Una metáfora muy bien traída que, aunque se adivina desde el principio, no pierde el interés. Yo diría, precisamente, que lo hace más interesante por la semejanza. Has reflejado muy bien la lucha de quien cae y lo deja, como bien dices en un bucle sin escapatoria.

Te señalo alguna cosa de forma para revisar.

Ya te han señalado el abuso del pronombre ME. Añado la conjunción QUE. Se repite unas treinta veces, la mitad de ellas en los dos primeros párrafos. Para mi gusto son excesivas o, quizás es que le tengo un poco manía.

“…y en el que llevo demasiado tiempo sumida en bucle, tratando de alcanzar…” Creo que habría que suprimir la coma que va después de “bucle” por no separar: llevo… tratando de alcanzar.

“…para dejarlo atrás y pasar a un nueva fase” UNA

“…y estoy apunto de alcanzar…” A PUNTO.

Magnífico relato del que se pueden destacar varias cosas, pero me ha gustado especialmente “esa tóxica serenidad”. Breve y certera.

Felicidades. Un saludo.

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