<< Volver a la lista de textos
el desvan - por ANGEL CLIMENTR.+18
EL DESVAN
¿Dónde estará Juan? ¡Juan, Juan! Llamaba Luisa a su hijo.
Hacía un rato que no lo veía, ni lo oía. Empezó a buscarlo por la planta baja, comedor, lavabo, sala de estar, no lo vio y subió al primer piso, fue directo al dormitorio de su hijo, tampoco, el cuarto estaba vacío.
¿Dónde podía estar? No era la primera vez que desaparecía. Solo tenía doce años. A su mente vinieron aquella vez que se lo trajo una vecina que lo encontró cerca del Centro Comercial, o cuando el maestro se presentó en casa con el niño de la mano porque se había escapado del colegio a la hora del patio. Todavía no había acabado de aceptar la muerte de su padre, y eso que ya hacía dos años.
Mientras su madre lo buscaba él estaba en el desván, sentando en el suelo, con una linterna encendida, delante de un baúl lleno de papeles, revistas, fotos, artículos de prensa y varias cosas más que su padre había guardado desde que era joven.
Juan lo había descubierto por casualidad una de las veces que había entrado en el desván, aunque lo tenía prohibido. Desde entonces, hacia unos dos meses, siempre que podía y no estaba su madre en casa se encerraba en aquella habitación para curiosear lo que había dentro del baúl.
A la madre le pareció escuchar ruido en el cuarto de los trastos y subió al altillo mientras gritaba el nombre de su hijo.
— ¡Juan, Juan, ¿Dónde estás?!
Al oír a su madre que lo llamaba se levantó cerro el cofre, la revista y la linterna con la que se alumbraba, se tumbó en el suelo detrás del baúl, esperando que su madre no lo encontrará allí, si lo hacía le iba a caer otra regañina.
La madre abrió la puerta, echó una mirada. Asomó la cabeza y volvió gritar.
— ¡Juan, Juan, ¿Estás aquí?!
Juan al oír la voz de su madre tan cerca se asustó y se le cayó la linterna que rodó cerca de medio metro. Instintivamente al intentar cogerla para evitar que su madre se diera cuenta dio un golpe en el baúl. La madre hizo intención de entrar pero se lo pensó y salió diciendo.
—Aquí no hay nadie, ¿Dónde estará?
Juan esperó sobre un minuto, al ver que su madre no volvía a entrar, se levantó, volvió a coger la linterna, la encendió. Abrió la revista por el medio y la coloco encima del baúl enfoco con la linterna y fijó la mirada en aquella pareja desnuda que estaban realizando sexo oral. Se abrió la bragueta, se sacó el pene y empezó a masturbarse.
Mientras, la madre bajaba la escalera pensando.
Solucionado el problema, Juan está en el desván mirando los papeles de su padre. Es la forma que tiene de no olvidarse de él.
Comentarios (14):
Susana
18/07/2018 a las 22:02
Hola Angel Climent.
Soy Susana y soy nueva en el blog.
Leí tu relato y tengo algunos comentarios constructivos.
Revisa tu puntuación varias veces, ya que te hacen falta algunos acentos. Yo soy algo obsesiva en ese asunto y aún revisando mis textos varias veces, se me escapa uno que otro error.
Recuerda que para no usar tantas comas, puedes hacer pausas con punto y coma.
La escritura de tu relato se me hizo algo coloquial. Te aconsejo que uses otras palabras para darle mayor profesionalismo y profundidad a tu texto.
Si quieres, puedes ir al cuento 104, es el mío. Para que me des tus comentarios y que la comunicación sea recíproca.
Sigue escribiendo y que tengas un excelente día!
M.L.Plaza
18/07/2018 a las 22:34
Hola Angel.
Original forma de no olvidarse del padre. Me ha parecido un relato muy original y de lectura fácil.
Sí que creo que deberías revisar la puntuación: creo que faltan puntos y algunas comas.
Al contrario que Susana, me parece que el tono del relato es adecuado: no me parece demasiado coloquial. Yo no lo cambiaría.
Me ha gustado leerte.
Saludos
Ulises Vidal
18/07/2018 a las 23:17
Hola Angel!
Rescato como muy positivo el modo de encontrarse con su padre y consigo mismo.
Pienso que debería revisar la puntuación.
Mi modo de revisar ese y otros detalles e leer y releer el cuento. Suelo escribir y reescribir hasta lograr una versión definitiva.
He leído con agrado el relato porque es ameno.
Quizás para caracterizar más al padre podría haber introducido algunos comentarios de los materiales encontrados en ese baúl.
Eso podria dar lugar a compartir recuerdos con la mamá mediante la introducción de diálogos. Pero ese sería ya otro relato.
Saludos y espero seguir leyéndote.
JUANA MEDINA
19/07/2018 a las 16:42
Salud Ángel:
Perfecta edad para las actividades del personaje y la manera de trampear a la madre, para que no lo encuentre.
Me parece excelente cómo has planteado las ilusiones que suelen hacerse los mayores para no enfrentar la realidad pura y dura de hijos creciendo, y como los hijos lo saben y lo usan.
Ya te han señalado algunos problemas de puntuación. No vale insistir.
Un abrazo y felicitaciones
Alf
19/07/2018 a las 21:22
Buenas, Ángel.
De tu relato me ha resaltado especialmente ese giro final en el que planteas que eso que hace el hijo es la forma de “recordar a su padre”. Es un idea que podría resultar ciertamente perturbado para muchos, pero a mí, como amante de la literatura típica de Lovecraft o Poe, me ha resultado una perspectiva ciertamente interesante.
Coincido con los errrores de puntuación y acentuación que señalan el resto de compañeros. Por ser más concreto y mencionar algo que tal vez no resulte tan evidente, decir que aquí -> “¡Juan, Juan, ¿Dónde estás?!” yo te recomendaría dejarlo como -> “¡Juan, Juan! ¡¿Dónde estás?!” si quieres mantener esa mutua interrogación y exclamación de la frase final. Creo que esa sería la forma más correcta (y más elegante) de ponerlo.
Por lo demás, te animo, por supuesto, a seguir escribiendo y mejorando con la ayuda de la experiencia, de los comentarios de este mismo blog y de, sobre todo, alguien de confianza que pueda leer tus textos antes de publicarlos y comentarte de primera mano lo detalles que vaya viendo.
¡Un saludo!
PaulaC_99
20/07/2018 a las 09:03
Hola Ángel !!
Tu relato es ameno, fácil de leer y muy entretenido, por lo que me ha gustado mucho.
Sigue así!
(Estoy en el 99 por si quieres pasarte)
Un saludo 🙂
Amadeo
20/07/2018 a las 11:52
Angel:
Buen y sencillo relato. Giro sorpresivo. Tal vez, sería interesante “cambiar” el lugar del escondite de Juan; el altillo está muy trillado.
Agrego a comentarios anteriores un cambio de tiempo verbal: del pasado al presente en el último párrafo.
Estoy en el 74 por si quieres leerlo y comentármelo
Saludos
Laura
20/07/2018 a las 12:46
Hola Juan.
Tu relato me parece bien llevado, aunque pienso que podrìas haber omitido algunas veces la palabra madre, reemplazarla por su nombre, alguna otra expresiòn o simplemente omitirla ya que pràcticament es la ùnica persona en el relato, hasta el final.
Con respecto al final, no estoy tan de acuerdo con el resto con relaciòn a los papeles que le recuerdan a su padre. No lo sè, me choca un poco. Tal vez sòlo sea eso.
Sì me parece bien que la madre lo deje, ya sabe dònde està, conoce un nuevo escondite de un chico que por lo visto viene algo complicado.
Saludos.
Hasta la próxima propuesta.
Laura
20/07/2018 a las 12:46
Perdón.
Eres Angel.
ANGEL CLIMENT
20/07/2018 a las 16:56
Gracias a todos por vuestras opiniones, repasaré y correguiré el relato tal como mencionaís.
En mi favor decir, que lo escribí el último día casi a la última hora y que lo envie tal como salio, sin releer ni corregir, para poder llegar a tiempo.
Para próximos relatos, miraré de hacerlo con más tiempo.
Saludos
cesar henen
21/07/2018 a las 02:39
¡Hola, Angel!
Yo no veo a una madre que no sepa dónde está su hijo y que es lo que está haciendo, ya que si le tiene prohibido entrar a ese lugar es porque sabe lo que el papá es conde, así la frase final siendo el hecho de ver “los papeles” del padre era una forma de conectarse con él, sabiendo lo que realmente hacía, me es un poco extraña.
Estoy en el 98 por si gustas comentar.
Luis Ponce
22/07/2018 a las 01:07
Hola Ángel:
gracias por pasar por mi relato.
El tuyo tiene un tema muy interesante en la relación madre-adolescente masculino. Se podría profundizar para llegar a descubrir cuál era el nexo padre-hijo. Es una lástima que lo hayas dejado para último minuto, porque nos has privado de leer algo más elaborado desde el punto de vista literario.
Nos leemos.
Vespasiano
23/07/2018 a las 19:39
Hola Ángel:
Pasado el tiempo de recesión del taller vuelvo a encontrarme contigo leyendo tu relato, cuyo giro final me ha sorprendido.
Para mí que el chaval más que reencontrarse con su padre, lo que le gusta son las revistas pornográficas y darse una alegría al cuerpo.
No me extraña que la madre le tuviera prohibido subir al desván. Pero si la madre quería evitar la visión y la lectura de esas revistas, bastaría con tirar a la basura dichas publicaciones. Pero bueno eso es “rizar el rizo” y tu relato no iba por ahí. Así que te digo que me ha gustado y que no me hagas mucho caso.
Felicidades y seguiré leyéndote.
María Jesús
26/07/2018 a las 20:45
Hola Ángel: Ameno relato que me ha gustado de principio a fin, por su sencillez. Has creado una atmósfera nostálgica cuando describes la pérdida del padre y empujas al lector al desván con el niño para que el giro final nos haga ver que el chaval descubre secretillos de su padre que, dicho sea de paso, le hacen un favorcillo, jeje.
Muy buen relato.