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El Poeta - por Héctor RomeroR.
Se hizo el silencio, la maestra anunció el nombre del último alumno participante:
──Roberto Romero ──pronunciándolo con voz segura.
De forma automática y sincronizada el resto de la clase, volvió su mirada en dirección del pupitre que ocupaba el niño.
──Pase al frente ──ordenó la mentora.
El enjuto y taciturno crío, avanzó abriéndose paso entre la hilera de compañeros que seguían con la vista, su paso hacia el pizarrón.
── ¡Atención! ──indicaba, mientras daba en serie, suaves golpes sobre el escritorio, auxiliándose de una larga y delgada vara.
──Roberto, dará lectura a su poema. ──Anunciaba con apacible sonrisa.
El niño entrecerró sus melancólicos ojos y aspiró suavemente, preparándose para declamar su poema.
── ¡Un momento!, ──interrumpió la maestra.
── ¿Dónde está tu poema? ──preguntó al ver que el pequeño no tenía su cuaderno de tareas.
Roberto dirigió una triste mirada a la maestra, al tiempo que colocaba su pequeña mano sobre el lateral izquierdo del raquítico pecho. ──Aquí está, maestra ──dijo con tierna voz.
Atónita y enternecida pidió al niño proseguir.
──”Súplica de un blasfemo”, ──presentaba como título del poema. Uno a uno fue desgranando los versos de su sentida composición. Lo hacía con tanto sentimiento y profundidad, que nadie se atrevía a dejar de mirarle, era como un estado de éxtasis colectivo.
Posterior al último verso, agregó cinco palabras:
──Dedicado a mi santa madre.
No hubo aplausos, solo un profundo y extenso silencio. La maestra intentó hablar y no pudo, estaba conmovida.
El pequeño poeta interrumpió el momento con una ingenua pregunta:
── ¿Ya puedo tomar asiento señorita? ──La maestra asintió con la cabeza.
── ¿Dónde encontraste ese bello poema Roberto?, no sabía de su existencia. ──Comentó la maestra.
──Lo escribí yo señorita, tal como usted lo indicó. ──Respondió el niño.
Los días pasaron, acompañados por una fracasada búsqueda del poema “Súplica de un blasfemo”, en antologías, recopilaciones, poemarios, libros y hasta en internet. Nada, ni una tan sola referencia.
La maestra estaba atrapada en el asombro. Al recordar la declamación del pequeño, sentía que cada palabra, cada verso había salido de su corazón. Se preguntaba si sería posible que aquel niño a tan corta edad, supiera el significado de cada palabra pronunciada, como había logrado hilvanar los versos, con la certeza de un gran poeta. Sus dudas se disiparon el día que le informaron que el niño Roberto Romero, “El Poeta” había fallecido a causa de tristeza, pues nunca logró superar la muerte de su madre.
Comentarios (19):
Doralú
17/02/2018 a las 03:57
¡Hola Héctor Romero!
Con buen ritmo llevas la historia desde su inicio. Tu historia tiene una trama que me atrapó… hasta ese final sorprenderte de la muerte del pequeño poeta. Excelente relato. Fácil de entender. Tu texto ha logrado que me ubicara en el salón de clase y lograra sentir ese sentimiento de éxtasis colectivo. La imagen del niño inundó mis pupilas y se sensibilizaron mis fibras de madre. Ese final me disparó un sinfín de imágenes tristes por las que pudo pasar el pobre niño desde la muerte de su madre.
No tengo nada que comentar en cuanto a ortografía ni construcción de los párrafos.
Un abrazo
Servio Flores
17/02/2018 a las 05:05
Hola Héctor.
Que puedo decirte. Es un escrito tan personal, tan íntimo que agradezco la desnudez tan inocente y a la vez tan cruda de tus palabras de escritor transparente.
Lograste llevarme a ese salón de clases, a ese ambiente de niños melancólicos y maestra tocada hasta lo profundo.
Pude visualizar al buen “Robert” (Bob o Pop… Para los más cercanos) así, lánguido, casi inexistente, con esa pasión de artista.
El relato, es bastante atemporal hasta que mencionas la red, pero igual el entorno no cambia, es la misma aula, los mismos niños… La misma escuela de cada uno.
Siento tan real el escrito que si el poema existe quisiera leerlo.
Un gran relato.
Felicidades.
Un abrazo.
Antaviana
17/02/2018 a las 11:02
Es un relato muy bonito Héctor, y muy triste… transmites y escribes muy bien la historia. Felicidades!!!
Menta
17/02/2018 a las 23:25
Hola Héctor Romero: Tu relato es muy bonito y me ha dado mucha pena que el niño haya fallecido al final de tristeza. ¡Qué pena!
He notado una cosa en la redacción de tu relato y lo has hecho varias veces y es que por medio de una – coma – separas el sujeto del verbo. Ejemplos:”De forma automática y sincronizada el resto de la clase, volvió su mirada en dirección del pupitre que ocupaba el niño.” El resto de la clase, es el sujeto y el verbo es volvió. Nunca debes hacer esta separación con una coma. Del orden sintáctico también se podría decir algo, pero por hoy lo dejamos.
Otro ejemplo: “──Roberto, dará lectura a su poema.” No puedes separar el sujeto y el verbo.
Enhorabuena por este relato tan sentido. Un saludo, Menta
Victor Romero
18/02/2018 a las 10:24
Nada que decir simplemente estupendo gracias por compartir con los lectores y conmigo relatos como este, el rostro de mi tío estuvo ahí en cada palabra gracias.
Kathie G.
18/02/2018 a las 17:24
Hola Héctor Romero, ¡vaya! estoy realmente complacida con tu relato, tan sincero y honesto, transparente, lleno de emociones tan humanas. Realmente supiste plasmar tu visión en cada una de las palabras que empleaste, engendraste una historia fluida y con un desenlace que llama automáticamente a la reflexión. Gracias por leer mi relato, saludos y feliz escritura!
Denis Enamorado
18/02/2018 a las 18:08
Hola Héctor.
Como de costumbre un excelente relato, la honestidad y el sentimiento invertido en el deja entender una historia muy personal. Su profundidad demuestra que te sirvió de catarsis. La claridad y calidad con la que está escrito nos hace identificarnos y asumir el sentimiento de pérdida, a la vez que transmite y fortalece esa capacidad de conmovernos.
¡Felicidades!
Osvaldo Vela
18/02/2018 a las 18:35
Hola Hector. Al parecer el texto, por lo emotivo , tiene una trama de alguna manera entretejida con los versos recitados frente a la clase; algo digno de recordar. te Felicito.
La redacción es concisa y bella. El personaje llega por lo que comunica.
marazul
18/02/2018 a las 20:17
Hola Héctor:
Consigues introducir al lector en la escena. El ambiente perfectamente creado, es solemne y con una fuerte carga sentimental.
Solo me han distraído las rayas de los guiones, excesivamente largas.
Por lo demás, te felicito.
Saludos
Alícia Teruel
18/02/2018 a las 22:30
Estuve en ese salón, poniéndole cara y sentimiento a cada personaje, simplemente puedo decir que me llene de melancolía imaginándolo.
Me gustó mucho.
Felicidades Héctor!!
Charola
19/02/2018 a las 02:47
Hola, Héctor.
Muy bueno tu relato. Muy sentido y real. Triste. Felicitaciones.
Algunos mejorables, Menta ya te dijo algunos, no repetiré. Aquí van:
El enjuto y taciturno crío, avanzó abriéndose…(sin coma).
El enjuto y taciturno crío avanzó abriéndose…
──Roberto, dará lectura a su poema. ──Anunciaba con apacible
Debe ser:
──Roberto dará lectura a su poema ──anunciaba con apacible
sonrisa. (sin coma, sin punto y la “a” de anunciaba con minúscula).
── ¡Un momento!, ──interrumpió la maestra.
──¡Un momento! ──interrumpió la maestra. (Después de la raya inicial, sin espacio, después del signo de interrogación sin coma).
── ¿Dónde encontraste ese bello poema Roberto?, no sabía de su existencia. ──Comentó la maestra.
──¿Dónde encontraste ese bello poema, Roberto?, no sabía de su existencia ──comentó la maestra
──Lo escribí yo señorita, tal como usted lo indicó. ──Respondió el niño.
──Lo escribí yo, señorita, tal como usted lo indicó ──respondió el niño. (señorita es un vocativo, tiene que estar entre comas).
como había logrado ….. cómo había logrado…
Roberto Romero, “El Poeta” había fallecido
Roberto Romero, “El Poeta”, había fallecido (“El poeta” también es un vocativo).
Saludos.
Ane
19/02/2018 a las 08:38
Hola Héctor, sentido y profundo el argumento tu relato. Me quedo con la duda de cómo sería la poesía para que provocara tanta tristeza y desazón, quizas algunas lineas de la misma enriqueceria si cabe aun más esos sentimientos que dispensa y por ende a la historia.
Está muy bien escrito. Me ha gustado.
Saludos.
Galia
19/02/2018 a las 13:15
Bellísimo el relato, Héctor, con un final conmovedor. realmente nos quedmos con deseos de conocer el poema.
Saludos.
Galia
Carlyn
20/02/2018 a las 02:21
Me llego en lo profundo del alma, admiro mucho su trabajo. Excelentes relato.
María Kersimon
21/02/2018 a las 10:50
Hola Hector,
Tu relato me pareció super bien escrito. Se lee del tirón y no deja lugar a dudas de tipo gramatical ni de ningún otro.Una redacción muy cuidada y efectiva para lograr su propósito: impactar. Felicitacioens.
Saludos.
Carrie
21/02/2018 a las 13:32
Héctor,
Tu relato es todo un meritorio homenaje a este niño!
Te agradezco y realmente me alegro mucho de que no hayas compartido con nosotros este poema, “Súplica de un blasfemo”. Creo que queda mejor así porque primero, se ve que, como escritor, respetas y tomas en cuenta la imaginación de tus lectores y nuestras ganas de “meternos” y ser “partícipes” y no sólo espectadores; luego, también diría que, con no compartir el poema, contribuye al tono solemne y misterioso del relato.
¡Enhorabuena!
Pilar
21/02/2018 a las 14:12
Hola, Héctor!!!
Oooooh! Qué pena me ha dado el final! No sé por qué intuía que algo iba a acabar mal; con ese título me había imaginado que él la había asesinado… Esperaba que nos desvelases algún verso (tienes que escribirlo, eh?)
Me ha hecho mucha gracia eso de lo buscó hasta en internet, pues yo creo que actualmente es donde primero se busca, jajaja.
Lo demás, genial: muy bien ritmo, muy bien ambientado en el aula y la descripción de Roberto, aunque mínima, hace que te lo imagines perfectamente.
Apenas le he visto defectos y si los hay, seguro que ya te lo han comentado (lo siento, no me los he leído)
Decirte que ha sido muy grato leer tu trabajo tan bien adaptado al reto de este mes.
Felicidades!
Pilar, 92
Labajos.
23/02/2018 a las 02:01
Hola Héctor: No tengo más que añadir, sólo darte las gracias por escribir, alguien a echado de menos el poema, yo también, aunque pienso que ese es precisamente el “truco” de tu relato.
Un Saludo.
Jorge (Labajos 66)
Yoli L
27/02/2018 a las 18:06
Hola Hector
Me ha sido muy grato leer tu relato, es muy sentido y real, lleno de imágenes y emociones.
Los mejorables ya te los han anotado, nada que agregar.
Gracias por permitirme aprender con tu historia, por si me quieres visitar estoy en el #13 La poetisa https://www.literautas.com/es/taller/textos-escena-51/9300
¡Saludos!
(¯`•¸•´¯)YOLI(¯`•¸•´¯)