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La poetisa - por Jesús López+18
El autor/a de este texto es menor de edad
Era una noche cálida en Lesbos. Helena esperaba en la puerta a su esposo. Esa noche jurarían sus votos frente a Hera y todo el Olimpo. La casa se llenaba de gente que quería compartir la alegría de los recién casados. Entre todos ellos, había una persona que la novia no deseaba ver: Safo.
Diez años atrás una niña de unos doce años entraba en la “Casa de las Musas”. Una niña tímida, pequeña y cabizbaja. Sus ojos eran de un verde intenso y su pelo de un negro oscuro. La maestra de aquel sitio, Safo, cogió a la recién llegada y le enseñó lo que allí aprendían: Historia, filosofía, poesía, geografía y artes manuales.
Helena era inteligente pero destacaba en una cosa: La poesía. Su voz era clara, fina, tranquilizante y segura. Cuando recitaba sus propios poemas, sus ojos brillaban. Era tal su don para la poesía que circulaba el rumor de que nunca se equivocaba al escoger las palabras.
Poco paso hasta que alumna y maestra se hicieron amigas. Paseaban juntas mucho tiempo después de clase por los bosques de la isla donde hablaban, reían y discutían.
Helena veía en Safo todo lo que ella quería ser. Una mujer segura, fuerte, autoritaria, sabia y cercana. La admiración de Helena se estaba empezando a transformar en algo que ni ella sabía calificar, cuando veía a su maestra sentía que se le paraba el corazón, se le aceleraba cuando estaba cerca de ella y tenía miedo de que alguien las separara para siempre. Safo contempló como la niña se había convertido en adulta. La figura e inteligencia de Helena le atraían como si fuera un trozo de hierro frente a un imán. Un trozo de hierro que se derretía frente al brillo de los ojos o la sincera sonrisa de aquella joven.
“Helena-dijo Safo mientras estaban sentadas un día en el bosque- Dentro de poco me iré de la isla y quiero que me sucedas como maestra. En cinco años has conseguido superarme en todo lo que he intentado dominar. Tengo cerca de treinta años y no quiero casarme. Lo único que me queda es poder viajar por toda Grecia antes de que se corte mi hilo. Te imaginas poder escuchar…”
A Safo le costaba hablar. Helena sentía que el corazón le pesaba como si fuera plomo. La joven temblaba llena de nerviosismo. Safo se dispuso a hablar de nuevo pero Helena la besó antes de que dijera nada. En ese momento las dos dejaron de pensar y se empezaron a guiar por la pasión. Safo se sentó encima de Helena y empezó a arrancarle la túnica mientras le mordía el cuello. Helena se dedico a imitar a su profesora, a fin de cuentas no sabia como dar placer a una mujer pero allí estaba Safo para ayudarla. Ambas se dieron placer esa noche hasta quedar extasiadas.
Al día siguiente Safo espero a Helena pero esta no fue. Al cabo de tres días la seguía esperando pero no apareció. Al cabo de un mes comprendió que Helena no volvería nunca y al fin después de seis meses Safo comenzó a olvidarse de ella.
Diez años después, allí estaban. Helena y su marido estaban a punto de jurar sus votos pero Safo quería dar una última ofrenda a la pareja: Un poema que trataba de Afrodita y una mortal, de su amor y pasión, de como Afrodita le descubrió un mundo nuevo pero al final la diosa desaparecía para siempre de la vida de la mortal. Todos los asistentes miraban impresionados como lloraba la novia y la mujer que recitaba el poema. Esa era su historia, todo lo que ellas habían vivido. Más que una acción de una mujer despechada parecía una carta de amor en el momento menos indicado. Al terminar Safo salio corriendo y Helena al poco después. Helena corrió todo lo que pudo pero no logró llegar antes de que Safo saltara por el precipicio. A lo que si llego fue a ver como el cuerpo de Safo se rompía contra las rocas.
“¡¡¡SAAAAFOOOO!!!- gritó Helena rota por la perdida-¿Por qué lo has hecho? Sabes que nunca habría salido bien. Les conté a mis padres lo que sentía por ti, que me iría contigo a recorrer toda Grecia. Pero me encerraron y me obligaron a alejarme de ti. Tuve que casarme por contentarlos pero yo solamente te he amado a ti.
Helena lloró toda la noche. Salió el sol y siguió allí mirando a la nada… recordando.
Comentarios (14):
RosaNegra
16/02/2018 a las 14:38
Cómo me ha encantado que trate de mi poetisa griega preferida *.* muy guay!!
Fernando Caporaletti
16/02/2018 a las 23:02
Hola Jesús, muy buena historia! Conmovedora, contundente, con un final estremecedor… Muy buena, bien contada, bien escrita…
Felicitaciones!
Labajos.
18/02/2018 a las 00:45
Muy interesante, y una tentación para darse un paseo por la mitología griega, una verdadera mina para ideas y temas para escribir. Lástima que la incomprensión de los padres de Helena llegue hasta nuestros días. Me ha encantado el entorno, la redacción y la documentación.
Gina Loyola
18/02/2018 a las 04:42
¡Qué buena historia!
Mezclas lo antiguo de la mitología con una situación muy actual dando un resultado novedoso.
¡Felicidades!
dopidop
18/02/2018 a las 11:52
Buenas Jesús,
Me ha sorprendido que la ambientación estuviera basada en la mitología griega, le das ese toque de leyenda antigua que le queda genial al relato. Ya sólo con eso me has ganado (no te lo creerás pero estudié filología clásica, aunque no la acabé…).
Como siempre, el relato está muy bien escrito y se hace fácil de leer. Tiene ese aire oscuro que veo siempre presente en tus textos y me encanta esa forma tan visual que tienes de describir los sentimientos que florecen entre ellas, queda muy bonito sin llegar a ser empalagoso.
Creo que al final, cuando ya están en la boda, te atropellas un poco y pasan demasiadas cosas. Se hubiera agradecido un poco más de calma, aunque es una escena que tiene que tener ritmo, llega como una bofetada y casi no la podemos disfrutar.
Otra cosa que noto es que cuando Helena y Safo “intiman”, pones dos veces seguidas lo de “darse placer”, y parece como si te cortaras un poco. Yo cambiaría una de las dos por otra frase. Piensa que siendo en aquella época era bastante normal (bueno, más entre los hombres, pero ¡están en la isla de Lesbos!).
Por todo lo demás, un gran relato que deja ese sabor de tragedia clásica, con un final que hace reflexionar sobre la sociedad en general. Me ha gustado bastante.
Muchas gracias por compartirlo y sobre todo gracias por tus palabras en mis relatos que siempre suben la moral. Por supuesto que seguiremos leyéndonos pues para mi, sí que es un verdadero placer.
Un abrazo.
Menta
18/02/2018 a las 21:33
Hola Jesús López: Me ha gustado mucho tu relato. El tiempo en el que se desarrolla, el tipo de suicidio que elige Safo para perder la vida. La historia de amor, en fin, todo es muy bonito y muy triste.
Hay algunas cosas mejorables:
En la frase: “Helena era inteligente pero destacaba en una cosa”, no puedes poner la conjunción pero porque al ser una conjunción adversativa la empleamos cuando queremos contraponer un concepto a otro. Podrías poner “Helena era inteligente pero fea” contraponiendo inteligente/fea. En el relato puedes sustituir el –pero- por –y-. “Helena era inteligente y destacaba en una cosa”.
He visto algunas palabras a las que les falta la tilde. Antes de mentártelas, tengo que aconsejarte que revises la ortografía y la gramática antes de mandar al blog el escrito. Casi todos los procesadores de textos tienen uno.
1. En la frase: “Poco paso hasta que alumna y maestra se hicieron amigas”, –pasó- es con acento.
2. En la frase: “a fin de cuentas no sabia como dar placer a una mujer”, –sabía- es con acento aquí.
3. En la frase: “de como Afrodita le descubrió”, -cómo- es con acento.
4. En la frase: “Al terminar Safo salio corriendo”, -salió- es con acento.
5. En la frase: “¡¡¡SAAAAFOOOO!!!- gritó Helena rota por la perdida”, -pérdida es con acento.
He visto que los guiones de los diálogos no los pones largos, te mando el link del blog de literautas donde explican cómo ponerlos.
https://www.literautas.com/es/blog/post-4003/recursos-para-escritores-el-guion-largo-y-las-comillas/
Enhorabuena por tu escrito. Un saludo, Menta
Orestes Artiles
18/02/2018 a las 23:33
Buenas Jesús;
Coincido con lo dicho anteriormente por Menta en cuanto a la ortografía y gramática se refiere. Otro inciso que quiero hacerte es la repetición muy continua en el mismo párrafo (8) de la palabra al como inicio de oración.
Por lo demás, un texto ágil, con naturalidad y tratando un tema que a casi todos nos gusta. La mitología sigue siendo un filón interminable para los artistas.
Espero seguir leyéndote y tus comentarios (72). Gracias.
Un saludo.
PaulaC_99
19/02/2018 a las 14:13
Hola Jesús, lo primero, muchas gracias por comentar mi historia.
Respecto a la tuya, tengo que decir que me ha gustado mucho.
Sobretodo por haber introducido en ella la mitología griega y haber contado una historia de amor tan bonita.
Felicidades, sigue así!!
Antaviana
20/02/2018 a las 08:51
Hola Jesús, qué decirte que no te hayan dicho ya … mitológica y trágica historia, bien escrita, cuentas muchas cosas, y desarrollas bien el relato. Únicamente quizá el final como te dice dopidop resulta demasiado “rapido” teniendo en cuenta todo lo que explicas. Pero es un gran trabajo, a mi me ha gustado. Felicidades
Un saludo
Osvaldo Vela
20/02/2018 a las 15:04
Hola Jesús, que forma la tuya de contar una historia. Lectura digna del olimpo y sus pasiones.
Una tragedia clásica muy bien narrada, escrita con fluidez y con un comunicar excelso. te felicito.
Al parecer, este ejercicio antes de un descanso, ha despertado tus musas con ideas frescas.
estoy en el 143.
Kaila
24/02/2018 a las 12:04
Hola Jesús,
¡Me ha encantado! Muy buena… y eso que “odio” las historias de amor, pero esta está genial. Me ha recordado mucho a las historias típicas de la mitología, a los cuentos antiguos con giros inesperados. Ese suicidio final, repentino, loco, impulsivo, es como los finales de los cuentos. Esos que se quedan tan anchos y ponen punto final. Para una historia ambientada en la mitología me parece la guinda del pastel.
¡Felicidades por tu texto!
Nos leemos (estoy en el 65 si quieres pasarte)
Kaila
Kaila
24/02/2018 a las 12:06
Uy lo siento Jesús, ya habías comentado mi texto.
¡Es que con tantos nombres me hago un lío!
Muchas gracias por tu comentario 🙂
marazul
25/02/2018 a las 22:11
Hola Jesús
La fórmula que utilizas de mezclar personajes y ambientación de la tragedia griega con la actualidad, es realmente original. El lector se confunde entre lo mitológico y lo real; sin embargo, esto no desmerece el relato, todo lo contrario, crea cierto misterio y le da peso al relato.
Es verdad, Jesús, que las pasiones y los sentimientos son universales y tu lo reflejas muy bien en tu texto. No me atrevo a rectificarte nada porque pienso que si eres tan joven vas a ir mejorando mucho con solo fijarte un poco —puntuación etc…
Me ha gustado mucho
Un saludo
Jean Ives Thibauth
03/03/2018 a las 19:52
Hola Jesús.
Un relato sin duda merecedor de halagos. La idea y la ambientación es muy original y has sabido dominarla con maestría.
Solo un consejo que para mí es muy importante: muestra más y cuenta menos. Cuando se explican tantas cosas el relato pierde fuerza, se desinfla como un balón. Hay que agarrar al lector por las solapas y obligarlo a leer sin parar. Y eso, creo, se consigue mostrando un poquito más las imágenes que el lector se tiene que imaginar.
Nos seguimos leyendo.
Un abrazo.