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El Poeta - por Wanda Reyes+18

Web: https://unrincondelalmablog.wordpress.com

Sentado a la orilla del mar, el sonido de las olas le llamaban, le decían que ya era hora de partir.

Golpeó su puño contra la arena. La sucia venda, alrededor de su mano comenzó a teñirse de carmesí.

Se alzó despacio tratando de contener el dolor al apretar sus costillas.

Su uniforme azul marino tenía rasgado el cuello y su pantalón lucia sucio. No era ni la sombra del hombre que había llegado al puerto el día anterior.

Empujó la embarcación, sintiendo el agua fría mojar sus muslos. Se subió deprisa y tomó los remos. Miró hacia atrás una vez más. Finalmente se alejó, remando con todas sus fuerzas.

—Maldita…— Fueron sus únicas palabras.

El día anterior había sido el primer día libre del joven marino.

Le decían el poeta, pues tartamudeaba cada vez que le hablaba a una chica.

—Poeta. Te apostamos a que hoy es tu día de suerte. — El bullicio de las risas llamó la atención de los pescadores.

Entró aquella noche de verano al bar del puerto. El calor era insoportable. Se sentó en la barra y pidió una cerveza fría.

El pianista tocaba una canción alegre y el murmullo de las conversaciones se oían apenas por debajo de la música.

La noticia de la llegada de los marinos había atraído a muchas chicas al lugar, sin embargo, el poeta no buscaba una conquista aquella noche, e ignoró los descarados coqueteos.

Entrada la noche y como un imán, su mirada fue atraída hacia la bella mujer que caminaba con una bandeja entre las mesas.

El vestido rojo que llevaba se ceñía a su cuerpo dejando poco a la imaginación. Su piel caoba brillaba cuando la luz se reflejaba en las gotas de sudor que caían por sus pechos.

Su aspecto exótico y caribeño, lo seducían. La mirada intensa del poeta, la hizo levantar la vista. Al verse descubierto, se sonrojo.

Tomo unos sorbos de su cerveza, ocultando sus nervios al verla acercarse a él con una sonrisa. Sus rizos cobrizos rebotaban a cada paso.

Le tomó del brazo, y le susurró al oído. —Invítame a un trago, por lo menos antes de devorarme tan descaradamente.

Su cuerpo se puso tenso y el aroma embriagante de aquella mujer le invadió. No pudo decir nada, más ella no espero a que lo hiciera.

Pidió un trago al cantinero, lo bebió de un sorbo, y se fue sin decir más.

La buscó con la vista durante un buen rato. Cuando menos lo acordó estaba sentada a su lado.

Su confianza y belleza habían hecho que se le olvidara su torpeza para empezar una conversación, sintiendo una conexión inexplicable con aquella mujer.

Pronto entre calor y fuego terminaron fundidos en un sólo cuerpo, en una pequeña habitación a un costado de la cantina, que el poeta había alquilado.

Sin pensarlo, se escuchó decir, —Vente conmigo, viajemos juntos y olvidémonos de todo.

Por primera vez oyó inseguridad en las palabras de Irene, cuando dijo en un susurro — tal vez, — se levantó poniéndose la ropa apresuradamente.

Le dio un beso y salió sin decir más. El poeta se durmió exhausto.

Al día siguiente no la logró localizar, por lo que esa noche la buscó en el bar. Tarde ya y desesperado por verla, la vio entrar, y se enamoró de nuevo.

Tenía la sensación de que lo estaba evitando. La vio salir del bar y decidió seguirla. La encontró llorando, entre las sombras de un callejón.

Angustiado levantó su rostro y vio la inflamación alrededor del ojo. Una furia inexplicable invadió su cuerpo.

— Quien te ha golpeado? Dímelo. — La abrazó, mientras ella entre sollozos le explicaba su vida al lado de un hombre violento, quién era el dueño del bar.

—¡Lo mataré! — dijo, mientras se alejaba haciendo caso omiso a las súplicas de Irene.

No tardó en encontrar al hombre. Sin mediar palabra lo tomó por la camisa sacándolo a empujones. Pelearon hasta que el hombre cayó inconsciente.

Tomó a Irene del brazo y le dijo —vámonos—. Irene lo besó y con una sonrisa le pidió que la esperara en el muelle, solo tendría que ir a hacer algo rápido…

Mientras remaba furioso, repetía— maldita, lo preferiste a él.

Un par de años después regresaría aquel puerto para enterarse que Irene había sido asesinada por su esposo, mientras recogía a su bebé para escapar con él.

Ahora él cuida de la pequeña poetisa.

Comentarios (7):

IreneR

16/02/2018 a las 21:45

Buenas, Wanda.

Me ha gustado mucho tu relato. Y la descripción de Irene me ha cautivado. Dices poco de ella, pero me la he podido imaginar con todo detalle en mi cabeza.

Has sabido llevar muy bien la historia, el ritmo y el final.

He visto algún que otro fallo de ortografía:

“No pudo decir nada, más ella no espero a que lo hiciera.” Diría que ese “más” va sin acentuar.

Y en las últimas lineas no sé si esa manera de escribir lo que dice el protagonista es correcta.

Enhorabuena por el relato.

¡Un saludo!

Judith

17/02/2018 a las 04:23

Hola Wanda,

Me gustó mucho tu relato que creo que sería aun mejor sin el límite de las 750 palabras. Te explico por qué: me pareció que la primer parte, hasta que él la veía en el bar tu relato era mucho más profundo y detallado y luego de allí tuviste que “apurarlo” para que entrara en el límite de palabras. ¿Puede ser que sea así? De cualquier manera, muy lindo relato.

Si quieres leerme estoy en el 137.

Saludos.

Vivir soñando

18/02/2018 a las 11:48

Hola Wanda,
me ha parecido un relato muy emocionante, incluso el final porque él “cuida de la pequeña poetisa”. Me ha encantado. Supone un misterio hasta el último momento porque, aunque se vaya descubriendo qué ocurre, la última frase culmina todo.

Por otro lado, considero que hay muchas frases como si fueran párrafos, por lo que las uniría para organizar todavía mejor la historia.

Muchas felicidades por tu relato, un saludo.

Calensûl

20/02/2018 a las 12:32

Buenas Wanda:

Felicidades, has conseguido narrar mucho con muy pocas palabras. Centrándote en pocos pero intensos detalles consigues mucha riqueza. Sólo puedo decirte que podrías agrupar algunos de los párrafos, los haces muy breves y muchos están relacionados.
También: *regresaría a aquel puerto.

¡Saludos!

María Kersimon

20/02/2018 a las 15:25

Hola Wanda,
Ante todo gracias por tu visita y comentario. Tu relato me cautivó, pues tiene los ingredientes de una buena historia de aventuras: intriga,suspense exotismo… Interesante el “travelling” hacia atrás que haces para retroceder a los hechos desde la partida del marinero. La descripción del bar resulta convincente, nos traslada a una atmósfera tropical de aire asfixiante y costumbres relajadas. La descripción que haces de la mujer nos hace imaginar una caribeña sensual y seductora. Encontré el final un tanto precipitado, demasiadas cosas en unos renglones. Lo hace difícil de gestionar. Hubiese bastado con menos, o, por el contrario, gozar de la posibilidad de alargar el texto. Disfruté con su lectura.
Saludos.

Wanda

21/02/2018 a las 03:55

Gracias a todos por sus comentarios y tomaré en cuenta las sugerencias que me han dado.
Maria y Judith les aseguro que tuve que batallar conmigo misma pues el relato original era de mas de 750 palabras y me tocó acortarlo para cumplir con los requisitos. Me alegro les gustará y espero podamos leernos en otra ocasión.saludos

María Jesús

22/02/2018 a las 15:07

Hola Wanda: Me ha gustado tu relato que destila mucha fuerza.Las descripciones está muy logradas, así como la ambientación.Da gusto encontrarse relatos así que te atrapan y te dejan un regusto agrio pero a la vez que disfrutas con su lectura.
Saludos desde el 111.

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