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El grumete y el capitán - por Jean Ives ThibauthR.
Web: http://jeanivesthibauth.wordpress.com
El marinero no subió al barco. Se conformó con ver su estela mientras se alejaba. La luna parecía un enorme faro y su luz se reflejaba en la superficie del océano salpicando cada ola con brillantina de color plata. La sombra de sus piernas se alargaba hasta la entrada de la cueva. El lugar en el que había conseguido mantener oculta a la sirena todo ese tiempo.
Se introdujo en la penumbra. El olor a moho se mezcló con el de las sardinas frescas.
—¿Ya se han ido? —oyó su voz en lo profundo de la gruta.
—Tal y como te prometí. —Sus ojos se fueron acostumbrando poco a poco a la oscuridad. Comenzó a distinguir su cabello alborotado, su rostro aniñado, su cuerpo desnudo de mujer—. Ahora has de cumplir tu parte del trato.
La sirena acercó su rostro y le miró. Sus ojos brillaron como la luna que les esperaba fuera.
—Aún estás a tiempo de quedarte conmigo.
El silencio se apoderó de la oscuridad unos instantes. La sirena esperaba ansiosa y el marinero parecía valorar la respuesta. Ella se enroscó alrededor de su cuerpo como una culebra de mar. Metió su mano por entre los botones de la camisa y le acarició el torso. Estaba fría y el marinero sintió cómo la piel se le erizaba. Se apartó de ella cabizbajo.
—Sabes que no puedo. Estoy prometido.
La sirena salió corriendo de la cueva. El marinero la siguió. Su cuerpo desnudo aún parecía más hermoso bajo el influjo de la noche. Ella se quedó al pie del precipicio con la vista fija en el horizonte. Lloraba. Sus lágrimas rodaban por sus mejillas y se quedaban colgando en la delicada línea de su mandíbula. El marinero la observó en silencio antes de hablar de nuevo:
—Yo he cumplido. Dime dónde encontrar el tesoro.
La sirena se giró con ojos encendidos. Su pelo volaba en todas direcciones, agitado por el viento.
—¿Eso es lo único que te interesa? ¿Qué hay de la felicidad?
—Creéme, mi vida será mucho más feliz. —El marinero se acarició la barba en gesto pensativo—. Le restregaré a su padre mi fortuna —hizo una larga pausa—. ¿Sabes? El día que le pedí su mano le dije que sería capitán. Él se carcajeó de mí. «Demasiado joven para tanta ambición», me dijo. «Capitán pirata serás tú». Aceptó mi proposición, pero creo que me puso a prueba. Movió sus hilos y me puso a barrer la cubierta del barco. «Para llegar lejos hay que empezar desde abajo»… ¿Te imaginas su cara cuando me vea llegar cubierto de oro?
—Solo quiere lo mejor para su hija.
—¡Solo quiere humillarme! Estoy seguro de que desea que fracase. Así tendrá una excusa para anular el compromiso.
—Creo que quiere asegurarse de que seas un hombre honrado.
—¿Y encontrar un tesoro me convierte en un desalmado?
—Te lo entrega una sirena, ¿recuerdas? Yacer con una no te convierte en un marido fiel.
La sirena se acercó a él muy despacio.
—¿Serás feliz con ella?
El marinero sonrió.
—Con su posición y su círculo de amistades podré llegar muy lejos.
La sirena se acercó tanto que podía oler el aroma salobre que emanaba de su cuerpo.
—Quédate conmigo —le susurró al oído. Sus labios rozaron el lóbulo de su oreja y luego bajaron lentamente hacia el cuello. El marinero se sintió de nuevo embriagado e inclinó la cabeza hacia un lado. Su cálido aliento buscando su boca, sus manos buscando su cuerpo. Podía sentir la fuerza de la pleamar invadirlo sin remedio—. Olvídate del tesoro. Vivamos juntos, aunque sea con las estrellas como único techo.
El marinero abrió los ojos de repente. La apartó con brusquedad. La sirena cayó al suelo y ocultó su cara entre las manos.
—Está bien —sollozó—. Te diré dónde está.
Despuntaba el alba cuando el marinero encontró un minúsculo cofre entre unas rocas de la playa. Torció el gesto mientras examinaba su tamaño. A lo lejos, una figura inmóvil observaba sus movimientos. Los faldones de su levita ondeaban al viento.
—Vístete y vuelve a tu puesto en la rula —ordenó a la mujer que tiritaba refugiada entre unos matojos. Le lanzó una bolsa que tintineó al caer al suelo—. Has hecho un buen trabajo.
La pescadera aún lloraba cuando levantó la vista para ver al marinero, enloquecido por la rabia, arrojarse contra las olas del mar sujetando entre sus dedos lo que parecía un brillante y carísimo anillo de compromiso.
Comentarios (59):
María Kersimon
17/01/2018 a las 21:13
Hola Jean Ives,
Un relato sorprendente, de corte fantástico, que recuerda un poco determinados cuentos para niños y también algunos cuentos chinos que incluyen un animal mítico como por ejemplo el dragón. En tu caso la sirena está tan bien lograda que me desilusioné un poco cuando me bajaste violentamente del mundo fantástico transformándomela en una pescadera. Pero bueno, la trama obliga. Entiendo que se le tendió una trampa para testar su fidelidad,pero… y eso es quizás lo más grave, ¿qué hacemos con un novio cuyo único móvil es la ambición? ¿Rechazará el compromiso? El relato está muy bien llevado, la prosa adecuadamente ponderada por los diálogos, lo que hace que se lee con facilidad del tirón. Mantienes bien la intriga ya que no se sospecha hasta el final cual va a ser el desenlace.
Enhorabuena.
Saludos.
Jean Ives Thibauth
17/01/2018 a las 22:50
Hola María.
¡Puntual como siempre! 😀 ¡Muchas gracias!
Me alegro que te haya gustado porque he de confesarte que este mes me ha costado mucho llegar a esta historia. De hecho, hice tres diferentes. Es algo que no me suele pasar mucho. Al final se me acabó el tiempo y tuve que decidir entre no participar y publicar un relato que había escrito la noche anterior y que corregí a marchas forzadas. Y no quería fallar. ¡No quiero fallar!
Me alegro haberte desilusionado, jijiji. Eso significa que ha funcionado la ambientación del personaje.
Acertaste, le tendieron una trampa y el tesoro que encontró fue su anillo de compromiso y el rechazo de ese “suegro” a formar parte de su familia. No pensé que se fuera a entender porque mi lector beta casero no entendió nada de nada cuando lo leyó por primera vez. Me pasó como con el relato del mundo distópico, que me hice un lío con el giro final.
Gracias por estar ahí un mes más.
Nos seguimos leyendo.
Un fuerte abrazo.
Judith
17/01/2018 a las 23:12
Jean, hermoso relato! Un primera parte más extensa rodeada de romanticismo y fantasía y una segunda parte, la parte final, que nos arroja de un sopapo a la realidad, mostrando las partes oscuras del ser humano. Muy bien logrado! Sólo una oración de esa primer parte me sacó por completo de sitio: “la sirena salió corriendo de la cueva” y es que las sirenas no tienen piernas para correr jaja
Si quieres leerme, soy la número 27.
Saludos,
Ramón Temes
18/01/2018 a las 07:36
Pero esta sirena tenia piernas, y podía correr.
Cegado por la ambición, el marinero no puede descubrir la trampa.
Yo tampoco. Es un relato muy bien llevado que solo descubre el secreto al final.
Felicitaciones y saludos. Por cierto qué es una rula?
Elíot Sag
18/01/2018 a las 16:17
Caía en la trampa, cuando lo leía, me dije, “las sirenas no corren” así que lograste el cometido, de bien contado no me pude dar cuenta que no era una sirena, muy bueno, clap clap clap
Karina
18/01/2018 a las 18:10
¡Gran relato Jean! Justamente, saber que la sirena salió corriendo incomoda al principio pero nos tranquiliza cuando aparece la pescadera y se termina la ilusión.
¡Muy bien narrado!
Espero seguir leyéndote.
Saludos,
Karina (Blanche, la literauta 44)
yolareina
18/01/2018 a las 20:59
Hola Jean Ives, La imaginación no tiene límite, al igual que los demás me saltó lo de la sirena corriendo, pero es de risa que lo justifiqué pensando que el trato con él era precisamente el seguir siendo humana así que el final me tomó por sorpresa. Me llama también la atención que aunque es un cuento fantástico, sobre todo de sirenas, tiene fuerza y no cae en ñoñerías.
saludos
Ignacio YZ
19/01/2018 a las 18:48
Buenas Jean Ives,
Un placer leerte de nuevo! Además te debía una visita desde 2017!
Tu relato me ha encantado, como han dicho arriba la primera escena entre la sirena y el marinero está muy lograda.
Además la ambición egoísta del joven nos crea una imagen negativa del personaje que de alguna manera es contrarrestada cuando el joven permanece fiel a su prometida.
Felicidades!
Soy el número 88 si te apetece pasarte
Saludos
Juana Medina
19/01/2018 a las 22:06
Hola Jean Ives,
Tu relato me ha gustado mucho, sobre todo el giro que da la historia hacia el final.
La intriga está muy bien llevada.
Aplausos.
Charola
20/01/2018 a las 03:41
Muy bien, Jean Ives. Me encantó tu relato. Bien escrito, fluido, llevando al lector a un tema fantástico, de sirenas sin problemas y creíble dentro de lo fantástico para que después hagas caer el velo y nos pongas en tierra con la pescadera. Muy bueno el giro.
Felicitaciones.
No he visto nada por corregir. Bravo.
Nos seguimos leyendo.
DH
20/01/2018 a las 05:24
¡Hola! Primera vez que leo algo escrito por ti (es que soy nuevo). Debo decir que me gusto mucho la manera en que desarrollas la historia. Es fácil de leer, uno puede conectarse rapidamente con los personajes y eso es bueno. Si, el momento en que la sirena sale corriendo fue desconcertante, pero luego entendí. El Marinero obtuvo lo que merece. En todo momento pensé que estaba leyendo algo de fantasía, y luego resulta que la realidad es otra. Me encanta esa manera de jugar con nuestros cerebros. Oye, espero seguir leyendo más de ti.
¡Mi relato es el 40 por si quieres ayudarme a mejorar!
Otilia
20/01/2018 a las 12:28
Hola Jean Ives Thibauth,
Creo que has conseguido con sobresaliente el deseo de incorporar a tus textos una buena ambientación.
El comienzo es estupendo. Me ha gustado mucho tu relato, muy original. Felicidades.
Nos leemos. Saludos.
Osvaldo Vela
20/01/2018 a las 13:54
Hola Jean Ives, mientras leía los comentarios a tu texto, me encontré con una expresión que describe con exactitud tu trabajo: “la imaginación no tiene limite”. Pues mira que te paseaste muy cerca del precipicio, al que la ambición llevó al marinero, para lograr el reto. te Felicito.
en tus letras y en el hecho que escribiste tres relatos para el reto de este mes me dice del cuidado y la intensidad que le dedicas a Literautas.
Que el 2018 sea para ti: fecundo y creador.
Amilcar Barça
20/01/2018 a las 15:07
Jean, parecía una ilusionante historia de amor que al final naufragó en las enfurecidas olas del interés humano. El Amor, siempre es la víctima propiciatoria, la parte más débil.
Simón Martín
20/01/2018 a las 22:20
Hola Jean Ives, interesante tu juego entre la fantasía y la realidad, que le pierde fácilmente a cualquier lector desprevenido, por lo que hay que estar muy pendiente de tu historia. Solo me queda pendiente el título: para mi gusto, la sirena y no el capitán debía estar ahí. ¡Sigue adelante!
Ane
21/01/2018 a las 14:52
Hola
Bien estructurado, bien narrado, con buena prosa. Y logras mantener la intriga hasta el final. Me ha gustado.
Saludos.
Roger Nhicap
21/01/2018 a las 18:30
Hola Ives,
Interesante y sorprendente historia que mezcla la ambición del marinero con la fantasía que representa el fascinante personaje de la sirena. Una historia estupenda, de agradable lectura y que surge de una mente rebosante de imaginación.
Buen trabajo. Atrapas al lector y lo arrastras hacia un final que acaba con la seductora sirena, la pescadera tramposa.
Enhorabuena y un abrazo.
Roger Nhicap
21/01/2018 a las 18:41
Hola Jean Ives,
Una historia estupenda, de trama bien construida y narrada con soltura y ritmo. Todo producto de una imaginación rebosante para enfrentar la ambición del marinero con un personaje fantástico y legendario, la sirena marina.
Buen trabajo, donde agarras al lector y lo arrastras hacia ese final donde acabas con la fantasía y nos presentas a la tramposa pescadera. Buen giro que explica el reto.
Te felicito. Un abrazo
marazul
21/01/2018 a las 19:26
Hola Jean Ives: según empecé a leer, el Jean Ives poético me enganchó. Que si la luna se refleja…que si la brillantina color plata…que si la sirena y su cabello alborotado. Pero cuando leí lo de que “la sirena salió corriendo” pensé que era un recurso de los tuyos. Ya sabes que yo siempre detecto ese sentido del humor que transmiten tus textos.
Reconozco que me ha sorprendido, entretenido y desconcertado. Un cuento, una fábula que hasta tiene un final didáctico con ciertos elementos mágicos que atrapan al lector.
Yo también creo, como Simón Martín, que la sirena se merece parte en el título. Por lo demás, compruebo que tienes imaginación, soltura y talento para rato.
Encantada de leerte
Laura
21/01/2018 a las 21:08
Hola Jean Ives.
Al igual que al resto, me enganchó tu sirena, y más estando en una cueva.
Te felicito por la imaginación que tienes para desarrollar o incluir mundos de fantasía.
Hasta la próxima propuesta.
isan
21/01/2018 a las 23:04
Hola Jean Ives:
Se puede ser ambicioso, pero no a costa de lo que sea y menos del amor. El relato me ha parecido fantástico, nunca mejor dicho. Bueno, hasta que apareció la pescatera/sirena/mentirosa y su no suegro. Ha sido como cuando estás escuchando una música y, de repente se para el disco. Me estoy refiriendo a la historia de amor con la sirena que pintaba estupenda, no al relato que cautiva desde el principio. No sé si hago una interpretación por libre, pero con ese final lanzándose al agua con el anillo, me ha quedado la esperanza de que vaya en busca de una sirena que le ame y la encuentre.
Un relato que, para haberlo hecho en un rato como dices, está estupendo. La idea y el desarrollo. Como casi siempre nos regalas un magnífico relato para disfrutar y aprender. La forma de empezar con la estela, la luna, la brillantina, esta frase: “El olor a moho se mezcló con el de las sardinas frescas.” Y las descripciones posteriores. Lo único que he encontrado por ahí es un créeme cuya tilde ha elegido una letra equivocada
Un lujazo de relato que se agradece.
Paola Panzieri
22/01/2018 a las 19:28
Hola Jean
Me gusta. Un relato fantástico con final sorprendente e inesperado.
Solo voy a hacer un apunte porque los inicios son muy importantes: En el primer párrafo hay algunas cosas que yo escribiría de otra manera
El marinero no subió al barco. Se conformó con ver su estela mientras se alejaba. La luna parecía un enorme faro y su luz se reflejaba en la superficie del océano salpicando cada ola con brillantina de color plata. La sombra de sus piernas se alargaba hasta la entrada de la cueva. El lugar en el que había conseguido mantener oculta a la sirena todo ese tiempo.
El marinero no subió AL BARCO, SE CONFORMÓ con ver su estela mientras se alejaba. La luna parecía un enorme faro y su luz se reflejaba en la superficie del océano salpicando cada ola con brillantina de color plata. La sombra de LAS PIERNAS DEL MARINO se alargaba hasta la entrada de la cueva, LUGAR en el que había conseguido mantener oculta a la sirena, todo ese tiempo.
Espero haberte sido de ayuda
Saludos.
Menta
22/01/2018 a las 23:17
Buenas noches Jean Ives Thibauth: Me ha gustado mucho tu relato del marinero y la sirena. Tienes muchas frases poéticas que son de gran belleza.
Casi todos los comentarios de los compañeros son positivos y alaban tu relato, pero yo he visto unas cosas que me parece que deberías corregir para que quede más bonito aún si cabe:
1. “Creéme”, lleva el acento en la primera –e-. Créeme.
2. Dices: ” —Creo que quiere asegurarse de que SEAS un hombre honrado” (No creo que esté bien el verbo en subjuntivo) Yo pondría mejor: ” —Creo que quiere asegurarse de que ERES un hombre honrado”
3. He buscado la palabra rula y dice la RAE que es lonja. No conocía el significado de esta palabra.
4. Hay dos párrafos en los que repites palabras que puedes sustituir por otras: “Aceptó mi proposición, pero creo que me PUSO a prueba. Movió sus hilos y me PUSO a barrer la cubierta del barco. «Para LLEGAR lejos hay que empezar desde abajo»… ¿Te imaginas su cara cuando me vea LLEGAR cubierto de oro?”
“Sus labios rozaron el lóbulo de su oreja y luego bajaron lentamente HACIA el cuello. El marinero se sintió de nuevo embriagado e inclinó la cabeza HACIA un lado. Su cálido aliento BUSCANDO su boca, sus manos BUSCANDO su cuerpo. Podía sentir la fuerza de la pleamar invadirlo sin remedio.”
5. En cuanto a los diálogos veo que:
• Son muy largos y un poco liosos porque mezclas: diálogos, incisos y la voz del narrador.
Hay incisos en los diálogos señalados entre rayas que no son incisos, que en realidad, son frases que pertenecen al narrador. Tú escribes:
“—Tal y como te prometí. —Sus ojos se fueron acostumbrando poco a poco a la oscuridad. Comenzó a distinguir su cabello alborotado, su rostro aniñado, su cuerpo desnudo de mujer—. Ahora has de cumplir tu parte del trato.
Las modificaciones que te propongo son:
“—Tal y como te prometí. (Ahora lo que empieza es una narración, no un inciso, por lo que sobra la raya. También puedes poner un inciso de verdad)
(El narrador) Sus ojos se fueron acostumbrando poco a poco a la oscuridad. Comenzó a distinguir su cabello alborotado, su rostro aniñado, su cuerpo desnudo de mujer.
Renglón abajo, sigue el diálogo directo, no a continuación de la voz del narrador:
—Ahora has de cumplir tu parte del trato. (Debes poner un inciso aclaratorio de quien habla para que no haya duda, puede ser del tipo: —Exclamó tajante el marinero.
También deberías modificar el siguiente párrafo para darle la forma correcta:
“—Creéme, mi vida será mucho más feliz. —El marinero se acarició la barba en gesto pensativo—. Le restregaré a su padre mi fortuna —hizo una larga pausa—. ¿Sabes? El día que le pedí su mano le dije que sería capitán. Él se carcajeó de mí. «Demasiado joven para tanta ambición», me dijo. «Capitán pirata serás tú». Aceptó mi proposición, pero creo que me puso a prueba. Movió sus hilos y me puso a barrer la cubierta del barco. «Para llegar lejos hay que empezar desde abajo»… ¿Te imaginas su cara cuando me vea llegar cubierto de oro?
Este párrafo resulta muy largo y con mucho lío de voces. También sobra el punto después de feliz y el inciso empieza con minúscula… Etc.
6. Necesito una aclaración: ¿Quién dice lo siguiente a la sirena, es el padre de la novia, es el marinero? No queda claro.
“Los faldones de su levita ondeaban al viento.
—Vístete y vuelve a tu puesto en la rula —ordenó a la mujer que tiritaba refugiada entre unos matojos. Le lanzó una bolsa que tintineó al caer al suelo.
—Has hecho un buen trabajo.”
Te doy la enhorabuena por este relato tan logrado y ameno con desenlace con sorpresa final. Un saludo, Menta
Javier López
23/01/2018 a las 14:08
Hola, Jean Ives.
Después del pormenorizado análisis de Menta poco me queda más que
aportar. Salvo ensalzar la gran labor técnica, pese a los matices indicados. Es complejo puntuar bien tanto diálogo.
Del fondo, debo decir que me he perdido también al final. He tenido que leerlo un par de veces para entender que el padre de la novia era el que encontraba el cofre, pero no entiendo lo que ha pasado. ¿La “sirena” le ha mentido? ¿El padre no le ha dejado llegar al cofre? ¿Por qué nada con la alianza? ¿Ha cancelado el compromiso? Si no era una sirena. ¿por qué le brillaba el cuerpo a la luz de la luna? ¿Por qué estaba fría?
En fin, interpretaciones mil. Eso es bueno, y malo a la vez.
Lo que más me ha gustado es la metáfora de la “fuerza de la pleamar”; muy gráfico XD.
Un abrazo.
Nos leemos.
Don Kendall
24/01/2018 a las 20:48
Hola Jean Ives,
Has hecho un gran esfuerzo dices, lleno de dudas. Eso es un gran mérito, sobre todo si el objetivo era cumplir con la entrega en este taller de tu trabajo. Te lo agradezco, sobre todo porque me permite expresar mi opinión, que ya se sabe es tan despreciable como la de cualquiera.
El tema que propones , es un clásico: Padre y patrón que no acepta al pretendiente de su hija.
El punto de vista que elige tu autor es el de ofrecer algo que solo el autor sabe que es un suspense (¿que va a pasar?), pero que el propio narrador debe de ignorar porque se está dedicando a plantear un enigma (¿por qué se hace así? Para ello el narrador es alguien en tercera persona omnisciente, sin posibilidad para el lector de participar en la fiesta, por así decir. Eso es algo inimaginable en un relato que pretenda plantear un misterio o enigma.
Excepto claro está cuando se pretende plantear la lectura como una suerte de arte adivinatoria, como es el caso.
El resultado es que el lector queda como un pobre ser desamparado, con el riesgo para el autor de que abandone la lectura (excepto en el caso de este taller, como lectores beta que somos ;-)).
EMDO merece la pena replantearse la trama partir de la escena propuesta : Trampa del padre de la novia para que el pretendiente desista. ¿Una pescadera/sirena? .
En fin , es tu trabajo y está como está, pero en el estadio actual me resulta muy, muy confuso y poco gratificante.
Agradezco, eso sí, tu esfuerzo y tu trabajo y tu amabilidad infinita por no tratarme como merezco. Un abrazo y espero y quiero seguir leyendo tus relatos
Doralú
25/01/2018 a las 04:01
¡Hola Jean Ives Thibauth!
Estoy pasando algo tarde por tu relato, he tenido poco tiempo para las lecturas.
He leído tu relato Varias veces y no he logrado entender los dos últimos últimos párrafos, es posible que sea por cansancio mental. Aqui son casi las 2am, pero no quería dejar pasar más tiempo sin comentarte. Es primera vez que tengo dificultades para entenderte, por eso me pareció conveniente que lo supieras.
Me ha gustado la trama, el ritmo.
Un abrazo
Jean Ives Thibauth
25/01/2018 a las 20:45
JUDITH:
Muchas gracias por pasarte y dejarme tus impresiones.
Me alegro que te haya gustado.
De alguna manera tenía que dar indicios al lector de que no era una verdadera sirena… De todas formas, algunas sirenas, cuando están secas, tienen piernas con las que echar buenas carreras, jejejeje.
Nos seguimos leyendo.
Un abrazo.
Jean Ives Thibauth
25/01/2018 a las 20:49
RAMÓN TEMES:
Has entendido muy bien de qué iba el relato. No tenía yo muchas esperanzas, la verdad. Me parecía un poco críptico, sobre todo la segunda parte.
Un rula, en mi pueblo, es el lugar en el que se lleva todo el pescado para venderlo. No pensé fuera un localismo hasta que me preguntaste y lo miré en la RAE. ¡Qué bueno, jejeje!
Nos seguimos leyendo.
Un abrazo.
Jean Ives Thibauth
25/01/2018 a las 20:50
ELIOT SAG:
Me alegro de que hayas caído en la trampa, ;).
Nos seguimos leyendo.
Un saludo.
Jean Ives Thibauth
25/01/2018 a las 20:52
KARINA (BLANCHE):
Muchas gracias por pasarte y comentar. Me alegro que te haya gustado.
Nos seguimos leyendo.
Un abrazo.
Jean Ives Thibauth
25/01/2018 a las 21:03
YOLAREINA:
Espero que nunca falte la imaginación. Sin ella no seríamos nada ;).
Me ha gustado mucho eso de que tiene fuerza y no cae en ñoñerías. Precisamente huyo de lo rosa como del aceite hirviendo.
Muchas gracias por pasarte.
Nos seguimos leyendo.
Un abrazo.
Jean Ives Thibauth
25/01/2018 a las 21:08
IGNACIO YZ:
Madre mía, ¡desde el 2017! No tienes perdón, jejeje.
Me alegro que te haya gustado.
Nos seguimos leyendo.
Un abrazo.
Pato Menudencio
26/01/2018 a las 14:35
Buen desarrollo de la historia, con un giro sacaste toda la fantasía, y eso es bueno.
Por un momento pensaba: ¿Cómo uno puede tener sexo con una sirena? (rusa y oral no fueron incluidas, XD).
Tuve que releer el final para entenderlo del todo (puede ser porque hoy salgo de vacaciones y mi cerebro está en piloto automático).
Saludos, estamos en contacto.
Vespasiano
27/01/2018 a las 23:18
Hola Jean Ives Thibauth:
Gracias por pasarte por mi relato y dejar tu comentario.
En cuanto al tuyo me ha parecido ingenioso y bien desarrollado. Como a otros compañeros me chocó lo de la sirena corriendo y también esperaba que el protagonista se topara con las escamas cuando bajara las manos para acariciar las piernas de la pescadera.
Otra duda que me queda es saber que es lo que el marinero había cumplido. “—Yo he cumplido. Dime dónde encontrar el tesoro”.
Me ha gustado tu historia y por ello te felicito.
R.J. Esperanza Pardo
28/01/2018 a las 18:25
Hola, Jean Ives
He leído los comentarios y me uno a todos ellos: a los halagos, a las esmeradas correcciones de nuestras compañeras Menta y Paola, y también a las dudas que se plantea Javier López y al análisis de fondo de Don Kendall. Un interesante pupurri, todo ello, eso es lo bueno de este taller.
Yo no me siento demasiado capaz de analizar relatos de corte fantástico, solo hablo de sensaciones, y lo que me ha pasado es que la cosa iba muy bien mientras había una sirena preciosa rechazada por un gilip… pero todo se me ha desmoronado de repente cuando por arte de magia echa a correr y me la convierten en pescadera. Aquí es cuando mis expectativas se han ido a pique, cuando ha desaparecido esa sirena preciosa he abandonado la suspensión de credibilidad y mi mente ha exigido respuestas a todas las preguntas de la trama que quedan colgadas. A lo mejor es que la belleza de esas imágenes sugerentes ha restado espacio para explicarlo (?) No lo sé, solo puedo decirte que yo estaba encantada imaginando su pelo que volaba en todas direcciones.
Un abrazo.
Jean Ives Thibauth
29/01/2018 a las 21:17
JUANA MEDINA:
Me alegro que te haya gustado el giro final. Es en lo que más duda yo tenía porque creía que pudiera quedar confuso.
Gracias por pasarte.
Nos seguimos leyendo.
Un abrazo.
Jean Ives Thibauth
29/01/2018 a las 21:19
CHAROLA:
Me alegro que te haya gustado el relato. Ha sido uno de los más difíciles de crear.
Como le dije a Juana, el giro final es lo que más dudas me creaba. Y es cierto, que a algunos no les ha gustado o incluso les ha parecido confuso.
Muchas gracias por pasarte.
Nos seguimos leyendo.
Un abrazo.
Jean Ives Thibauth
29/01/2018 a las 21:38
DH:
Lo primero de todo bienvenido/a. Este es un gran lugar donde aprender a mejorar en la escritura.
Lo siguiente es agradecerte tu visita. Obligada o no, siempre se agradece.
Me alegro que te haya gustado el relato. Este mes no me ha sido nada fácil crearlo.
Si te apetece leer más cosas mías puedes bucear por Literautas. Ya llevo (creo) ¡casi un año!. O, si lo prefieres, en el blog hay más relatos: jeanivesthibauth.wordpress.com
Nos seguimos leyendo, sin duda ;).
Un abrazo.
José Torma
30/01/2018 a las 03:44
Hola Jean, gracias por tu visita y tus palabras en mi relato.
El tuyo me ha parecido fantástico, yo si estaba convencido de la sirena como ser mitológico, el hecho de que ande desnuda me puso la mente en otro nivel y no vi, en caso de haberlas, las pistas que desdijera esa suposición.
Muy bien contado y sobre todo, buen final para un tipo que antepone fastidiar al suegro antes de ser feliz con la hija.
Muchas felicidades.
Rita
02/02/2018 a las 19:07
Hola, Jean 😀
Lo primero, perdón por llegar a comentar tan tarde! No ha podido ser antes porque he estado de mudanza y sin internet. Ha sido un mes bastante caótico (de hecho, por eso no he participado esta vez en el taller). Y lo que queda! Pero estoy muy contenta. En fin, espero que leas mi comentario y te ayude 🙂
Vamos a ello.
Estupendo relato! Como siempre, no decepcionas.
Voy a empezar por el título, ya que he visto un par de comentarios coincidentes y no quiero que se me olvide (aunque no he podido leerlos todos por falta de tiempo; sólo los primeros). Opinan que la sirena se ha ganado su puesto en el título, incluso, en lugar del capitán. Pues bien, tenía que haber una opinión contraria para darle chicha, jajaa ;P Según he entendido el relato, aunque aparentemente la sirena tenga más protagonismo que el capitán al ser la que interactúa con el grumete, es el futuro suegro el que más peso tiene en la historia, junto al tan poco querido protagonista. La historia gira entorno al problema entre estos dos personajes, así que yo creo que el título está perfecto. Pienso que la sirena es sólo un peón del que se sirve el capitán para descubrir las verdaderas y sospechadas intenciones del prometido de su hija.
Por otro lado (igual es cosa mía), me ha parecido que tanta insistencia por parte de la sirena era como una advertencia para que se quedara con ella porque realmente así lo quería la propia sirena. Me baso en cómo miraba al prota.
Muy buena relación entre fantasía y realidad; y un buen giro al final del relato, haciéndonos aterrizar precisamente en esa realidad, al igual que el protagonista. Zasca!
Eso sí, cuando la sirena ha salido corriendo, me he quedado un poco mosca. Se supone que las sirenas tienen cola, no piernas. A no ser que haya una razón para ello, en cuyo caso, habría que mencionarlo. Por eso he pensado que había algo raro. Y vaya si lo había! Sin embargo, creo que no funciona que la sirena salga corriendo sin explicación. Yo haría algo con eso, más que nada para no decepcionar al lector. Y me consta que tú sueles tener en cuenta este tipo de detalles. A ver si es que querías provocar algo muy concreto y lo has hecho de forma deliberada, jaaja
El reto muy bien logrado.
Ahora vamos con algunos mejorables ;P
1. “La sombra de sus piernas se alargaba hasta la entrada de la cueva. El lugar en el que había conseguido mantener oculta a la sirena todo ese tiempo.”. Aunque no está mal, yo quitaría el punto y pondría coma. Hasta podría prescindir del artículo “El”: “La sombra de sus piernas se alargaba hasta la entrada de la cueva, (el) lugar en el que había conseguido mantener oculta a la sirena todo ese tiempo.”. Son dos frases conectadas, por lo que opino que es mejor unirlas en una sola; desde mi punto de vista no sería larga, por lo que no se haría pesada. Y si, además, tu intención, al principio del relato, es hacernos creer que el género es de fantasía, quedaría mejor incluso sin el artículo “el”, como ya te he dicho.
2. “—¿Ya se han ido? —oyó su voz en lo profundo de la gruta.”
“Oír” no es un verbo de habla, por lo que debe ir en mayúscula:
“—¿Ya se han ido? —Oyó su voz en lo profundo de la gruta.”
Supongo que es sólo un despiste, porque a continuación sí lo haces bien. Sin embargo, veo que te vuelve a pasar más adelante. Te aconsejo que repases el texto.
3. Repites “sus ojos” en muy poco espacio: en tan sólo dos párrafos seguidos.
4. “La sirena salió corriendo de la cueva. El marinero la siguió. Su cuerpo desnudo…”. De la sirena corriendo no vamos a hablar otra vez xD sin embargo, estas tres frases seguidas (con punto y seguido) me chocan. Por norma general, cuando hablas de dos o más personajes, se sobrentiende que, cuando, a continuación, mencionas indirectamente a un personaje (sin especificar quién es), se supone que te refieres al último al que has mencionado. A pesar de ello, es cierto que se entiende que hablas de la sirena; los lectores no somos tontos y lo entendemos perfectamente. Pero tampoco los escritores lo somos. Y yo creo que tú eres de los que pueden hacerlo mejor. Por eso, en este párrafo, echo en falta una descripción más lograda y elaborada, sin necesidad de ser enreversada y compleja. Estoy convencida de que se puede hacer. Igual soy un poco exigente xD pero te lo digo para ayudarte y que mejores. Sé que puedes hacerlo mejor 🙂
5. “Lloraba. Sus lágrimas rodaban por sus mejillas y se quedaban colgando en la delicada línea de su mandíbula.”. Quitaría “Lloraba”, me parece redundante. Además, lo mejor es mostrar, como haces a continuación.
6. “Creéme”. Igual ha sido un despiste por tu parte, pero la sílaba tónica es “cre”, por lo tanto, la tilde está mal colocada; va en la primera “e”: “créeme”.
7. “Estoy seguro de que desea que fracase.”. Cuidado con tanto “que” y tan seguidos; provoca cacofonía. Aún así, tú tienes la última palabra. Pero yo lo pondría de la siguiente manera (o de cualquier otra que elimine un “que”): “Estoy seguro de que desea mi fracaso.”. Por algún sitio leí algo como que un buen escritor evita todos los “que” posibles. Con esto no quiero decir que no pueda aparecer en el texto ningún “que”. Pero sí es verdad que el vocabulario es muy rico y se puede describir de mejor manera y con palabras adecuadas. Por lo tanto, evita poner dos o más “que” tan seguidos. Nunca los pongas si no es imprescindible.
Por último, hay una cosa que me choca y no acabo de entender muy bien. Has dejado varias veces un espacio amplio entre párrafos. No sé a qué se debe.
Por lo demás, muy bien.
Espero poder leerte en unas semanas, para el taller de febrero 🙂
Un saludo.
Nos leemos!
Jean Ives Thibauth
04/02/2018 a las 22:10
OTILIA:
Muchas gracias por pasarte y comentar. Me alegro que te haya gustado, sobre todo la ambientación. Era una asignatura pendiente.
Nos seguimos leyendo.
Un abrazo.
Jean Ives Thibauth
04/02/2018 a las 22:21
OSVALDO:
Muchas gracias por pasarte y tomarte la molestia y el tiempo necesario para leer los comentarios que te preceden.
Lo de la imaginación me lo dicen mucho, al igual que lo del sentido del humor. No siento que posea ninguna de estas dos cualidades, pero me lo voy a tener que acabar creyendo. Supongo que es algo que estará ahí escondido, bajo un millón de capas de consciencia, y que saldrán a flote subversivamente cuando escribo. Escribir es una manera de desnudar el alma. Al menos, así lo siento yo. Aunque sea a pequeños retazos.
Tienes razón; me tomo muy en serio Literautas. Me gusta. Me gusta rodearme de tan buenas plumas. Me gusta aprender con todos vosotros. Y no quiero decepcionaros. Esa es la verdad.
Nos seguimos leyendo.
Un abrazo.
Jean Ives Thibauth
04/02/2018 a las 22:30
AMILCAR:
Muchas gracias por pasarte una vez más por mi relato. Este mes no te he visto por aquí con lo que me hace agradecerte mucho más tu visita. Son de las que no esperan nada a cambio.
Espero que en el próximo reto podamos disfrutar de tu particular forma de ver el mundo.
Un abrazo.
Jean Ives Thibauth
04/02/2018 a las 22:33
SIMÓN MARTÍN:
Muchas gracias por pasarte y comentar.
Me parece realmente interesante saber que te ha costado seguir el hilo de la historia. Siempre intento ser lo más transparente que puedo pero reconozco que al final me acabo liando.
Gracias por tu sinceridad.
El título lo pensé así porque, en el fondo, la cosa era entre yerno y suegro. La sirena solo era un instrumento para probar la calaña del chaval.
Nos seguimos leyendo.
Un abrazo.
Jean Ives Thibauth
05/02/2018 a las 20:55
ANE:
Muchas gracias por pasarte y comentar.
Me alegro que te haya gustado.
Nos seguimos leyendo.
Un abrazo.
Jean Ives Thibauth
07/02/2018 a las 21:46
ROGER NHICAP:
Muchas gracias por pasarte y comentar las dos veces 😉 jejeje.
Me alegro haberte agarrado hasta el final para desmontarte la fantasía.
Nos seguimos leyendo.
Un abrazo.
Jean Ives Thibauth
07/02/2018 a las 21:49
MARAZUL:
Gracias por tu apoyo. Esos recursos míos que tan bien detectas no sabía ni que los estaba utilizando. Es curioso cómo lo que se escribe es interpretado por los demás de una manera tan particular.
Parece que sí, que hay en mi interior algo de humor sutil.
Habrá que seguir indagando a ver qué más sale ;).
Nos seguimos leyendo.
Un abrazo.
Jean Ives Thibauth
07/02/2018 a las 21:51
LAURA:
Muchas gracias por pasarte y comentar.
Me quedo con la duda de por qué te enganchó la historia por estar en una cueva.
Nos seguimos leyendo.
Un abrazo.
Jean Ives Thibauth
08/02/2018 a las 17:07
ISAN:
Muchas gracias por tus elogiosas palabras, que no creo merecer en absoluto.
Me ha gustado tu interpretación del final del relato. No lo había pensado pero bien podría ser lo que pasó. Lanzarse en pos de la “sirena” al verse derrotado. Un sueño por otro. Genial.
Nos seguimos leyendo.
Un abrazo.
Jean Ives Thibauth
08/02/2018 a las 17:10
PAOLA:
Tus correcciones me parecen muy acertadas, sobre todo la coma de separación entre la primera frase y la segunda. De echo, yo estuve dudando entre ponerla o no y al final me decidí por hacer la frase inicial más corta. Pensé que así era más eficaz.
Pero nunca se sabe. He visto por ahí frases iniciales interminables y que encajaban muy bien.
Muchas gracias por pasarte y comentar.
Nos seguimos leyendo.
Un abrazo.
Jean Ives Thibauth
08/02/2018 a las 17:16
MENTA:
Muchísimas gracias por tus extensas correcciones. Me ayudan mucho a aprender más sobre cómo escribir bien. Sobre todo las repeticiones que tú muy bien has detectado.
Lo de los diálogos sí que es cierto que son un poco liosos. Y lo que me dices de los incisos y el narrador era una duda que tenía porque no quería marcar dos líneas de diálogo separadas siendo el mismo personaje. Creía que no sería fácil de situar al lector. Por eso decidí unirlo todo en el mismo parlamento. Pero tu solución es mucho más elegante y sencilla, jejeje.
Me alegro que, a pesar de las meteduras de pata, te haya gustado.
Nos seguimos leyendo.
Un abrazo.
Jean Ives Thibauth
08/02/2018 a las 17:30
JAVIER LÓPEZ:
Muchas gracias por pasarte y comentar.
Considero un fracaso el que no hayas entendido el final. Siempre me lío y convierto los finales en una masa incierta de difícil interpretación. Tarea pendiente.
Te aclaro un par de cosas: La chica brillaba porque estaba desnuda y me parece que todos los cuerpos a la luz de la luna, sobre todo si están expectantes, brillan.
Y ¿tu no tendrías frío en esa situación? XD.
Por otra parte me encanta que te hayas fijado en la “fuerza de la pleamar”, porque fue un recurso puesto ahí a propósito.
Nos seguimos leyendo.
Un abrazo.
Jean Ives Thibauth
08/02/2018 a las 17:37
DON KENDALL:
Agradezco infinitamente tus consejos, aquí y en otros lares.
En ocasiones me cuesta mucho entender lo que explicas en tus comentarios. Soy persona de ir poco a poco y de no saltarse pasos. Pero me viene muy bien tu opinión sobre narradores, autores y puntos de vista. Para mí es una asignatura pendiente. De echo, te doy la razón. Elegí un narrador omnisciente porque tengo la sensación de que solo me desenvuelvo bien con el testigo. Quería probar con él antes de meterme de lleno con la primera persona y la segunda porque pensé que sería más sencillo.
Pero ya ves que no me resultó nada fácil. Este es un camino lleno de dudas, al menos para mí. Y la voluntad de aprender y escribir mejor con cada relato, es una máxima en mí. Así que seas siempre bienvenido para que despellejes a gusto EMDO o no EMDO. 😉
Nos seguimos leyendo.
Un abrazo.
Jean Ives Thibauth
08/02/2018 a las 17:40
DORALÚ:
Te agradezco un montón que te pases por aquí a pesar de la hora.
He de decirte que a mí me tiene pasado también, que se tiene una especie de “empacho” de relatos y algunos no se entienden bien.
Pero he de decirte que no me extraña que no lo entendieras (No eres la única, jejeje); yo me hice un poco de lío escribiéndolo, y eso se tiene que notar.
Nos seguimos leyendo.
Un abrazo.
Jean Ives Thibauth
08/02/2018 a las 17:42
PATO MENUDENCIO:
¿Sexo rusa? Me da miedo consultárselo a Don Google XD.
Te agradezco de veras que te pases y comentes. Disculpa las relecturas. Este mes no ha sido de los mejores.
Nos seguimos leyendo.
Un abrazo.
Jean Ives Thibauth
08/02/2018 a las 17:45
VESPASIANO:
Muchas gracias por pasarte y comentar.
Siento decepcionaros y ponerle piernas a la sirena en vez de cola, jejeje. Veo que a más de uno se le iba la mente a otros sitios.
Lo que el marinero cumple con ella es mantenerla oculta en la cueva hasta que se va el barco. Yo me los imaginaba en una isla o en paradero lejano. Algo así como mantenerla a salvo de mirones.
Nos seguimos leyendo.
Un abrazo.
Jean Ives Thibauth
08/02/2018 a las 17:48
R.J. ESPERANAZA:
Muchas gracias por pasarte y comentar.
Siento de veras haberos destrozado las expectativas con la sirena. Me siento un poco culpable, como el villano de la película, jejeje.
Pero me alegra que las imágenes fueran cautivadoras para ti. Eso es que por ahí la cosa no iba mal. Me gusta escribir cuando hay imágenes muy potentes que se fijan en mi cabeza, y eso, precisamente, es una de las cosas que quiero transmitir.
Nos seguimos leyendo.
Un abrazo.
Jean Ives Thibauth
08/02/2018 a las 17:51
JOSÉ TORMA:
Muchas gracias por pasarte y comentar.
Me alegro haberte distraído para darte el estocazo final, jejeje. Pero, como le dije a Esperanza Pardo, me empiezo a sentir un poco culpable por destrozaros las expectativas. A muchos compañeros les ha pasado como a ti.
Nos seguimos leyendo.
Un abrazo.
Jean Ives Thibauth
08/02/2018 a las 18:33
RITA:
Muchísimas gracias por pasarte a comentar a pesar de no haber podido participar. Es todo un detallazo.
Me alegro que pienses que el título está bien puesto, pues tu mismo argumento fue el que yo utilicé para elegirlo.
La sirena sí que quería que se que se quedara con él. Yo creo que se enamoró del marinero aunque no estaba en sus planes. Muy bien captado.
Estoy contigo en que habría que explicar por qué la sirena tenía piernas, pero he visto tantas veces que en cuanto salen del agua y se secan se les forman piernas que no pensé en otra cosa. Luego pensé que total, no era una sirena de verdad y que se descubriría el cotarro al final.
Tus mejorables me parecen muy acertados y me ayudan mucho. Gracias.
Lo de los espacios es por la obsesión que tengo en dejar los textos bonitos, sin abigarrar de párrafos que cansen al lector. Claro que no sé si los cortaré donde debo.
Nos seguimos leyendo.
Un abrazo.