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"Mare Nostrum" - por Paola
Había navegado por mares embravecidos, según él.
Cruzó océanos llenos de peligros, invadidos por tormentas que igual llegaban que se marchaban.
Contaba, siempre que alguien se dispusiera a escuchar, que cabalgó con su nave "Mare Nostrum" olas tan altas como montañas; que vio ballenas y enormes calamares y, si el oyente entraba en éxtasis con sus historias de agua y sal, llegaba a revelar, a media voz, que un día, de un año de esos que el calendario olvida, pudo escuchar el canto de una sirena en aquel sitio del mundo donde las brújulas enloquecen y el viento pierde su rumbo.
Don Cosme, marinero antes que ser humano; lleno de cuentos fantásticos que nunca nadie se esforzó por constatar, porque la magia no tiene explicación alguna y es mejor si no se la cuestiona.
Nosotros, los niños del pueblo, ya lo conocíamos viejo. Desde siempre, desde antes de nacer, él ya era un hombre de cien años: con su barba blanca y su cabello ceniciento, la cara surcada y su gorra de capitán, con una enorme barriga forjada a fuerza de vinos malos en bares rancios.
Cuando nos juntábamos la pandilla a apedrear el mar desde el acantilado, nos inventábamos cosas sobre aquel lobo marino.
Decíamos que ya había nacido así, siendo mayor; que quizá salió del mar, de entre las algas que la marea deja cuando se va…
Su esposa Nerea, lo esperó siempre, eso contaba Don Cosme, y de tanto esperarlo se quedó dormida, se sumió en un sueño tan profundo que ya nadie pudo despertarla.
Así que él cogió a Nautilus, su perro, y montados en "Mare Nostrum" llegaron a nuestro pueblo, a orillas del mar azul verdoso donde el sol y las caracolas buscan descanso.
Parece que el marinero también nos eligió para eso.
-¡Algo tendrá este pueblo!
Decía siempre mi padre, y yo aún hoy pienso lo mismo.
Aquella tarde el ocaso se apoyó en las rocas y Febo se hundió en las aguas. La brisa salada traía el gaznido de las gaviotas y el murmullo de las olas sobre las piedras.
Todo estaba igual que siempre, salvo una cosa…
Don Cosme se quedó dormido, igual que Nerea, su esposa y que Nautilus, su perro; y tan profundo que nadie pudo despertarlo.
Pasó en ese preciso instante en el que el mundo se detiene entre el día y la noche; cuando las arañas comienzan a tejer sus telas y la oscuridad se cierne por todos lados cerrándose como una garra.
Nosotros, todo el pueblo del mar, nos quedamos sin aliento; un vacío nos invadió de repente.
Así se fue el viejo marino de manos ásperas y mirada gris, con una caricia larga y un caminar cansado.
Se marchó con Nerea y Nautilus.
Ese día el marinero no subió al barco, se alejó caminando por la arena con una sonrisa y se guardó sus cuentos y se bebió sus historias, metiéndolo todo en un baúl para regalárselo a los astros.
Nos costó entenderlo. En algún rincón de nuestro ser queríamos que no fuera cierto; deseábamos que abriera sus ojos de día nublado y riendo con arrullo de corales nos contará algo maravilloso, pero no fue así. Se marchó, aunque no nos dejó porque cuando una estrella fugaz cruza el cielo, nosotros los niños del pueblo, sabemos que es él susurrando leyendas fantásticas para que nos invada el asombro y no dejemos nunca que nuestra inocencia se muera de aburrimiento.
Comentarios (17):
Tavi Oyarce
19/01/2018 a las 02:59
Hola Paola
La verdad tu relato tan lleno de imágenes marinas, es un regalo al oído. Para mi es poesía en prosa. Podría destacar algunos párrafos, pero la verdad no es posible, desde que uno empieza la lectura hasta que termina, te envuelve una atmósfera de reminiscencias de la cual es imposible escapar.
Me alegra que compartas tus trabajos aquí, tu trabajo, al menos este, es unas joyita.
Se te escapó un acento en el último párrafo, revísalo porque es un verbo y cambia de tiempo: “contará”. Siempre el diablo mete la cola.
Te felicito, una de los relatos buenos que he leído desde que entre a esta página
Saludos
A. R. Payán
19/01/2018 a las 16:17
Hola Paola.
Has escrito un buen relato, marcando bien los tiempos y el ritmo. Fácil de leer y de comprender.
Hay tantas historias que contar por los ancianos, que merecen ser escuchadas, y ésta, una de ellas.
He visto algunas cosillas que voy a comentarte.
Contaba, siempre que alguien se dispusiera a escuchar, que cabalgó con su nave “Mare Nostrum” olas tan altas como.
yo lo leo mejor como atravesó en vez de cabalgó, con la segunda solo me viene a la cabeza la imagen de un caballo.
…que Nautilus, su perro; tan profundo, que nadie pudo desperetarlo.
he quitado la “y” y he añadido una coma.
Se marchó, aunque no nos dejó, porque cuando una estrella fugaz cruza el cielo, nosotros, los niños del pueblo,… he añadido dos comas, creo que así suena mejor.
Te invito a leer mi relato, el 136.
Nos leemos.
Paola
19/01/2018 a las 20:19
Muchas gracias Tavi!
Lo que me dices me anima mucho!
Miraré ese tilde!
Por cierto, me pasaré por tu relato!!
Saludos!!!
Paola
19/01/2018 a las 20:21
Muchas gracias Payàn por tu tiempo !
Me pasaré por tu relato y revisaré lo que me apuntas!
Saludos!!!
sinombre
20/01/2018 a las 17:39
Hola Paola, te devuelto la visita, y aprovecho para darte las gracias por tu amable comentario.
De tu historia me ha gustado mucho la cadencia de las frases, esa voz que parece suspendida en lontananza. Tiene el alma del cuento infantil, una historia contada por niños pero que cuida al detalle cada palabra poética. El título “Mare Nostrum” me parece certero y revelador en un aspecto, y es que el relato habla sobre historias referidas el mar como un lugar nuestro, como un lugar común: el mar hechos de peligros, de marinos y leyendas, de seres mitológicos (concretado aquí en la figura del viejo marino) que todos guardamos en nuestra memoria arquetípica, que todos hemos podido reconocer en tu texto, ya que has ido tocando todos los tópicos del género, pero dulcemente narrados con tu propia voz.
Enhorabuena por tu trabajo, espero poder seguir leyéndote el próximo mes. 🙂
Paola
22/01/2018 a las 17:27
¡Gracias Sinombre!
Si, el nombre es un poco un juego de palabras: “Mare Nostrum” en Latín significa Mar Nuestro y a la vez “Nostrum Mare” fue el nombre que le pusieron al Mar Mediterráneo los romanos en su época imperial.
Bueno, un poco lo que tú dices y otro poco aludiendo a ese bello mar que tengo la suerte de ver cada día.
Muchas gracias por tu comentario y por visitar mi texto!
Desde luego, nos seguimos leyendo!
Saludos!
Carlota Baronchelli
22/01/2018 a las 21:50
Hola, Paola:
Me ha encantado el personaje de Don Cosme_ un tipo entrañable al que seguro que le quedaban un montón de historias por compartir. Y Nerea y Nautilus podrían ser personajes de cualquier leyenda. A mi también me ha parecido que hay mucha poesía en este relato.
Te felicito. Un saludo
Alf
23/01/2018 a las 02:46
¡Pero bueno!
Buenas, Paola, y esas cosas tradicionales que se dicen; bueno, vamos al grano: ¡Qué cosica tan bonica de relato!
Como dije en el texto de Madrugada, tu texto es de esos que se escriben con el corazoncito y que cuando lees te llenan el pecho de una sensación de optimismo… casi alegría pura, que es difícil tanto de definir como de causar.
Desde el principio, los nombres que eliges me indican que este no será el típico relato (nombres muy chulos y poco convencionales, a mi ver), ¡y vaya si no lo es!
Construyes un personaje por el que sentir cariño en muy poco tiempo, explicas su historia, sus motivaciones, toda una vida… ¡y pum, hachazo en la patata! u.u
Qué gusto da leer algo con tanto alma y tan bien escrito, que se nota que tiene algo que contar y que expresa y hace SENTIR lo que el autor desea de una manera tan profunda, que es para lo que, al final, escribimos.
Como única sugerencia (ya que aunque hubiera algún fallito más seguramente mi mento lo habría camuflado, hipnotizado por el resultado final), quería comentar esto: “Se marchó, aunque no nos dejó porque cuando una estrella fugaz cruza el cielo,” —> Sí que he echado en especial falta una coma después del “dejó”, que en mi opinión era necesaria ahí. Pero eso, por lo demás, ¡un auténtico placer, sigue así!
Un saludo.
Juana Medina
23/01/2018 a las 17:16
Maravillosa historia, Paola. Bellamente escrita, además.
De mi parte no hay sugerencias porque me he dejado llevar por el ritmo de las olas del relato, y porque descanso en la mirada de otros compañeros para el tilde que se escapó y esas cosas.
Conmovida, te mando un abrazo
Paola
24/01/2018 a las 14:19
Hola Juana!
Muchas gracias!!
Saludos
Paola
24/01/2018 a las 14:23
Hola Alf!
Muchas gracias por tu comentario!!
Si…lo de la coma… tendré en cuenta esa corrección.
Saludos!!!
Osvaldo Vela
25/01/2018 a las 01:59
hola Paola, como gozo cuando, por un buen titulo, me topo con un trabajo como el tuyo. El tuyo me encantó por bonito, por poético y porque con tres personajes y unos niños ávidos por descubrir las historias que se curten en los mares, nos regalas algo tan bello.
Voy a coincidir con el comentario de todos pero mas con el de Juana Medina: yo me encontraba tan absorto en gozar lo que tenia frente a mi que me olvidé de puntuación y tildes para luego dedicarme a extender un aprendizaje, en como se debe lograr la sublimidad de lo atractivo. Te felicito.
Que el2018 traiga mucha inspiracion para ti.
Nacho S.
29/01/2018 a las 14:06
Hola Paola,
Me ha encantado tu relato. Cómo se siente la nostalgia del viejo marinero cuya vida ya pasó y para el que su más grande alegría es ahora ver a los más jóvenes que aun tienen que vivir perdidos en sus relatos. Me salió bonito lo de la nostalgia porque como que me contagié leyendo tu relato 😉
Respecto a mejorías, yo solo noté un verbo que me sorpredió un poco la utilización del tiempo: “Nosotros, los niños del pueblo, ya lo conocíamos viejo.” Yo habría puesto conocer en indefinido: “Nosotros, los niños del pueblo, ya lo conocimos viejo” pero no me atrevo a decir que tu utilización sea incorrecta. Es solo que a mi oído, para lo que creo que has intentado decir, le suena más la segunda.
¡Un saludo y gracias por tu comentario!
Laura
30/01/2018 a las 11:54
Hola Paola.
Me encantó tu relato.Me llevaste por la más hermosa forma de narrar. Maravilloso.
Vamos ahora a algunas cuestiones:
Nosotros, los niños del pueblo… Aquí eliminaría el nosotros, simplemente con “Los niños del pueblo ya lo conocíamos…”ya lo estás incluyendo. Y una palabra es una palabra.
Ten en cuenta los guiones de diálogo. Hay una entrada al respecto.
Muy acertados los nombres.
No encuentro que las palabras del padre tengan importancia para el relato, no les encuentro relación. Pero nada de esto desmerece el maravilloso relato pleno de poesía con que nos has regalado.
Espero tu próxima propuesta.
Paola
01/02/2018 a las 10:44
Gracias Osvaldo!
tu comentario me da mucho ánimo!!
Un saludo!
Paola
01/02/2018 a las 10:45
Hola Nacho!
Muchas gracias por tus palabras!
Y gracias por tu punto de vista!
Un saludo!
Paola
01/02/2018 a las 10:47
Hola Laura!
Gracias por tus apuntes y por tu comentario!!!
Lo tendré en cuenta!
Saludos!