Literautas - Tu escuela de escritura

<< Volver a la lista de textos

El "ESPERANZA" - por ROBERTAR.

Ingrid luchaba en silencio con su dolor.
Desde que había comenzado la guerra los viajes de Rolf eran cada vez más frecuentes y más peligrosos.
Su barco, el “Esperanza”, transportaba provisiones para los soldados, en un mar infestado de enemigos.
Por eso, las mujeres como ella, aborrecían el mar, que alejaba a los hombres de sus hogares y condenaba a las mujeres a la soledad y a la pérdida.
Las partidas de Rolf eran traumáticas, ella le suplicaba que se quedara y él insistía que la supervivencia de ellos dependía de esos viajes, que le dejaban buen dinero.
Aquella fría mañana de marzo Ingrid amaneció algo descompuesta. Ella sabía muy bien de qué se trataba. Sin embargo le mintió a Rolf:
– Rolf, me siento muy mal, debes llevarme al hospital.
– En una hora zarpamos, estoy retrasado, no puedo acompañarte, ve tú sola.
– Pero Rolf, – insistió ella – no puedes dejarme así – y se dirigió al baño donde vomitó el café del desayuno.
-¿Qué diablos te pasa?, nunca vomitas así – le dijo Rolf, ásperamente.
– No lo sé, querido, pero estoy realmente descompuesta, me siento mareada, – y fue hasta una silla tambaleándose – no puedo manejar hasta el hospital.
– Llamaré a la señora Larsen para que te acompañe.
– No, por favor Rolf, llévame tú – y volvió a ir al baño a vomitar.
– De acuerdo, te llevo al hospital y de allí me voy al puerto.
– Rolf, ni una vez puedes pensar en mí antes que en tu maldito barco – respondió ella ofuscada.
– Está bien, está bien, iré al hospital contigo.
Rolf pensó que al llegar al hospital ella se sentiría mejor y él podría irse.
Cuando llegaron a la guardia estaba llena de gente. Se sentaron a esperar. El reloj del final del salón indicaba las 7:37. Rolf comenzó a impacientarse. Tenía veintitrés minutos para llegar al puerto. Pero Ingrid estaba muy pálida, y no se atrevió a dejarla.
Diez minutos después los llamaron.
El médico la revisó y después dijo:
– Vamos a hacerle un estudio, enseguida viene una enfermera a acompañarla.
– Tengo que embarcarme, doctor, ¿es algo grave? – le preguntó Rolf al médico.
– Enseguida lo sabremos, no se preocupe – fue la respuesta del médico.
El tiempo seguía pasando. Rolf buscó un teléfono para comunicarse con el puerto. Ninguno funcionaba. La guerra volvía más difíciles las comunicaciones.
El reloj indicaba las 7:58. Se irían sin él. El capitán era muy estricto, no sería la primera vez que partía sin algún marinero retrasado. Rolf estaba enojado, pero no podía hacer nada.
La enfermera vino a buscar a Ingrid y fueron a otro consultorio.
Después de un rato el médico se dirigió a Rolf:
– Lo felicito, usted va a ser padre.
– ¿Qué? – dijo Rolf, asombrado. Su enojo se transformó en una mueca extraña, que quiso ser una sonrisa.
– La señora debe tener unos tres meses de embarazo, creo yo.
– Ingrid, esto no puede ser… ¿tú sabías…? – dijo Rolf, dirigiéndose a su mujer.
E Ingrid volvió a mentirle:
– No querido, no sabía nada.
Rolf la abrazó y ella sintió la calidez de sus brazos y se sintió feliz. Juntos volvieron a casa, ella tranquila, él todavía algo enojado por no haber podido embarcar.
El “Esperanza” había zarpado sin él. Todos a bordo se preguntarían que había pasado que el marinero no subió al barco, en esa mañana fría de marzo. Y él les contaría que esa mañana supo que iba a ser padre.

Dos días más tarde la noticia conmocionó al pueblo: en un ataque sorpresivo de las fuerzas aliadas, el “Esperanza” había sido hundido y habían muerto todos sus tripulantes.

Comentarios (12):

Estel Vórima

17/01/2018 a las 22:16

Nada más ver el título de tu relato me ha llamado la atención, porque en la primera novela que publiqué “Honor,amor y otros sueños frustrados ” le puse al barco “El Esperanza”. Así que solo con el título me conectado con la historia jeje.
Me ha gustado como expresas el odio que la mujer siente por el mar. El final agridulce de esos que cuando pasan en la vida real te hacen plantearte cosas.

ROBERTA

17/01/2018 a las 23:24

Estel, gracias por tu comentario. Hace dos meses en Argentina se perdió un submarino. Uno de sus tripulantes no embarcó por un asunto familiar. Escribí el cuento pensando en él y como un homenaje a los 44 que murieron. Siempre la realidad supera a la ficción.

susylg

18/01/2018 a las 01:19

Me gustó mucho Roberta el relato, lineal pero con progresión rítmica. A veces suelen pasar esos caprichos del destino, y vos lo reflejaste muy bien en tu escena. Si quieres conocer la mía, compatriota, estoy en el 30. Estamos en contacto.

Karina

18/01/2018 a las 12:44

Roberta, muy buena historia, sobre todo porque remite a algo real, de inmediato pensé en el Ara San Juan.

Algunos comentarios de forma:
En el cuarto párrafo, que empieza con Por eso… se repite dos veces mujeres. Quizás la segunda se puede omitir y dejar solo las condenaba…
En el párrafo que comienza con El Esperanza había zarpado sin él, el qué habría pasado que el marinero no subió… ese qué va con tilde.

¡Muy buen relato!
Soy la literauta 44.

Saludos

Elíot Sag

18/01/2018 a las 16:40

A medida que se adentraba el relato, justamente pensaba justamente en el Beto el tripulante que no subió por que habían internado a su mamá, pero después me distrajo el relato y los dialogos bien logrados, para sorpenderme y emocionarme con el final. Muy bueno, te invito a que leas mi relato es el 43.

Sue

19/01/2018 a las 15:33

Antes de nada, muchas gracias Roberta por tu comentario en mi texto.

Me ha gustado tu relato, tiene buen ritmo y fluye perfectamente hacia el cénit final. Quizás como único apunte, personalmente habría intentando integrar mejor el último párrafo en el resto, pero como te digo es una opción de forma muy personal que para nada desluce el resto de la historia.

¡Enhorabuena!

Bea

19/01/2018 a las 17:27

Hola Roberta:

Primero de todo te agradezco que te pasarás por mi relato.
El tuyo me ha gusto mucho, transmites muy bien las emociones de los personajes así como sus actos. El tema en si también me ha encantado, esa mujer que intenta mantener a su marido a salvo de una guerra y al que salva inesperamanete, simplemente genial.
No puedo más que felicitarte por el trabajo que has realizado.

¡Nos leemos!

Roberta

19/01/2018 a las 22:38

Gracias a todos por sus comentarios.
Me ayudan y me alientan para seguir escribiendo.
Gracias nuevamente.

Elrecreo

20/01/2018 a las 12:13

Hola Roberta!
El relato tiene un magnífico comienzo. Desde el punto de vista formal revisaría la parte de puntuación (creo que se podrían añadir algunas comas) aunque la parte más importante es la del diálogo. En este sentido por alguna razón no me ha resultado verosímil. Quizá trabajándolo un poco quedaría mejor. Me resultan algo artificiales y me cuestan diferenciar las voces. Respecto al segundo diálogo quizá en vez de “el médico la revisó y después dijo” se podría utilizar otro enlace como “diez minutos después les atendió el médico” y a continuación seguir con el diálogo. Para finalizar sería mejor recurrir a una imagen que contar que el barco se hundió. Por ejemplo después de estar dos días ingresada le dieron el alta, en el sofá de la sala de espera del hospital descansaba un periódico con la noticia “Las fuerzas aliadas avanzan con el hundimiento del Esperanza” por ejemplo.
En general la historia tiene fuerza y me ha gustado, pero se podrían limar estos detalles.

Saludos,

Laura

21/01/2018 a las 21:21

Hola Roberta.
Me ha encantado tu relato.
Coincido con quienes te sugieren la revisión de la puntuación.

Hasta la próxima propuesta.

Menta

26/01/2018 a las 21:13

Hola Roberta: Me ha gustado mucho tu relato porque es una escena de la vida normal en un matrimonio.

La insistencia de ella y las mentiras consiguen que su marido no pierda la vida. Estas cosas ocurren en muchas ocasiones y siempre que nos lo cuentan o lo leemos, se nos erizan los vellos porque vemos detrás de estas circunstancias una mano que dirige nuestros destinos.

Muchas gracias por este bonito relatp. Un saludo, Menta

LUIS

27/01/2018 a las 14:12

Hola, Roberta. Soy Luis(130). Muy buen relato. Se lee bien. Intrigante. Aunque ya sospechaba que ella estaba embarazada, la duda la tenía. El final lo has clavado. Felicidades. Un abrazo.

Deja un comentario:

Tu dirección de correo no se publicará. Los campos obligatorios aparecen marcados *