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La odisea del jubilado - por bebaR.
Web: http://ahorayodigo.blogspot.com.ar
—¿Disfrutando?— me preguntó el marinero .—¿Quiere ver las sirenas?
Era un tipo extraño para los estándares de la tripulación del yate. Había algo frágil y danzarín en su marcha y una cierta chispa de picardía en su mirada. Y esa conducta despreocupada, irreverente hacia el pasajero…
No lo recordaba, pero tampoco me preocupé demasiado; si bien el barco era pequeño y la tripulación escasa, no era probable que uno conociera a todos los marineros.
Me guiño un ojo y siguió su camino mientras yo me repantigaba en la hamaca para llenarme de silencio e inmensidad. Estaba anocheciendo. Pronto servirían la cena. Mis compañeros de viaje empezaban a dejar la cubierta para cambiar las mallas y bermudas por trajes formales.
Este viaje era mi sueño de oficinista viudo y jubilado; mi duelo había terminado al salir del cementerio; ya fuera reposando y disfrutando paisajes o corriendo aventuras había que seguir viviendo; mejor si había sirenas.
Desde el mar subían aromas limpios y sonidos adormecedores; todo mi cuerpo se abandonaba al antiguo encanto de la cuna.
Sopló un viento suave; el canto del agua se hizo más intenso y posesivo.
Curiosamente, volvieron a chistar las zapatillas del marinero; esta vez se dirigía al área de los botes; otro saludo fugaz, otro guiño, y un consejo: “Escúchelas bien. Noche sin luna. Noche de sirenas…”.
«Sirenas, sirenas…» cavilé somnoliento. «Ya sé que las sirenas son mentirosas y embaucadoras; también sé que no existen»…
De pronto, el canto se trocó en lamento. Sobresaltado, dejé la hamaca y me asomé por la borda. Algunas sombras sugerían riscos en la playa cercana. Ahora los sollozos alternaban con trinos y risas.
Nadie más parecía conmovido por el misterio. Tal vez no llegaban las voces a los camarotes donde se duchaban y perfumaban los huéspedes.
Era extraño; me inclinaba fascinado, como si me abriera a las leyendas. La música ganaba en cálidos vibratos, sin aumentar su intensidad. Pura adrenalina demandante, asfixiante. ¿Acaso las sirenas estarían sentadas esperando navegantes incautos o pasajeros adormilados?
De la nada, apareció el marinero en medio del océano. Piloteaba un salvavidas fluorescente y me llamaba con gestos excitados.
Mi propia alma me catapultó al mar y animó mis brazadas hacia el bote cada vez más alejado de mí, cada vez más cercano a la costa. Me pareció que iba al garete.
«Pero yo lo vi. ¿El marinero no subió al barco, entonces? ¿Qué habrá sido de él?»
Una bruma dorada envolvió el bote vacío. Seguí mirando, absorto, cada vez más relajado, casi un tronco flotante. Y fui testigo de la metamorfosis: una sirena dorada emergió de la bruma; sobre sus sinuosos cabellos chispeaba el casquete del marinero, a guisa de corona. De pie en el barquito, me llamó con movimientos envolventes, señalando hacia sí misma y hacia el fondo del océano.
Me invadió una pereza fría y voluptuosa, y sentí que me hundía para siempre.
Comentarios (15):
Osvaldo Vela
17/01/2018 a las 18:04
Beba, que te puedo decir, tu texto es un ensueño de amor. La brisa que susurra, que se convierte en cálidos vibratos , que emana dulzura, que canta entre sollozos que se convierten luego en trinos y risas: simplemente excelso.
La entrega de una alma que sucumbe ante la leyenda de tantos y tantos marineros es única. y la comunión de su ente espiritual al embrujo que le rodea:una pereza fría y voluptuosa es poesía pura.
Te felicito tu texto es aprendizaje del bueno.
Un generoso 2018.
Laura
17/01/2018 a las 22:21
Hola Beba.
Tu relato me atrapó de principio a fin. Hermoso.
Sigue escribiendo.
Hasta la próxima propuesta.
Leonardo Ossa (Medellín - Antioquia)
18/01/2018 a las 03:30
Hola Beba, tienes una historia tan cautivadora como el mismísimo canto de las sirenas. Es una historia que atrapa y que confirma de sutil manera, la tradicional leyenda que rodea a estos seres fabulosos. Es un relato ingenioso que se disfruta bastante. ¡Felicitaciones! la fineza en tu escritura y en las historias que nos presentas, hablan muy bien del trabajo que realizas en este taller literario.
Un abrazo.
Charola
18/01/2018 a las 03:58
Hola, Beba.
Hermoso tu relato. Es una dulzura leerlo, a pesar de lo triste.
¡Felicitaciones!
Algunos fallos que en nada desmerecen tu texto:
El primer párrafo debiera ser así:
—¿Disfrutando? —me preguntó el marinero—. ¿Quiere ver las sirenas?
-guiñó (con tilde).
-señalando hacia sí misma y al fondo del océano. (para no repetir hacia).
Enhorabuena. Un abrazo.
Hasta la próxima escena.
ortzaize
18/01/2018 a las 13:16
hola la sirena se lo llevo.
romantica historia que me ha tenido enganchada.
saludos.
J. Guillén Devís
18/01/2018 a las 18:26
Gracias por tu comentario en mi relato y te doy la razón en cuanto a la trama: Este mes no estuve muy inspirado y decidí ser más introspectivo. Ahora el tuyo: Que buen relato, que buena historia y que bien escrito. Mezcla perfecta de magia y realidad.
Saludos!!
Leosinprisa
18/01/2018 a las 20:33
Hola beba, como siempre un estilo depurado y elegante. Un estilo propio que se agradece de leer y complace mucho más comentar.
Tan solo te sugeriría (es una manía personal), el que si te es posible separaras los párrafos o líneas de texto para hacer aún más agradable su lectura.
Un placer leerte y un saludo.
Patricia Redondo
18/01/2018 a las 23:01
Hermoso relato, ensoñador , lleno de magia y de misterio. El final un poco brusco para mi gusto, pero quizás han sido las ganas de seguir un poquito más en esa atmósfera envolvente y fantástica… malditas 750 palabras!
No me busques que este mes no fui capaz de escribir una sola palabra, no sé por que…
Yoli L
19/01/2018 a las 00:31
Hola Beba
Me ha encantado tu relato, con imágenes que transportan.
Como mejorables, tengo la misma manía de Leosinprisa, algunas veces cuando me encuentro un relato en bloque, me da flojera leerlo, pero es cuestión de gustos, en realidad no se si habrá alguna regla de forma en cuanto a ese tema en literatura.
Un gusto leerte, si me quieres visitar, estoy en el #31 El espía https://www.literautas.com/es/taller/textos-escena-50/9169
¡Nos leemos!
(¯`•¸•´¯)YOLI(¯`•¸•´¯)
Judith
19/01/2018 a las 21:01
Beba,
Excelente cuento! Aunque conociendo las fábulas de sirenas uno podría esperar ese final, lo increíble de tu relato es cómo lo escribes. Una lectura rica con todos los matices: la cotidianidad o mundano de, por ejemplo, el cambio de vestuario para la noche, la fantasía del marinero que se transforma en sirena. Estos dos aspectos se van entretejiendo en tu cuento como se entreteje en la mente del protagonista el engaño de la sirena.
Felicidades y espero seguir leyéndote. Si quieres leerme mi relato es el 27.
Saludos.
Clau Cruz
20/01/2018 a las 23:00
Beba:
En dos palabras: Me encantó.
Hermoso relato, envolvente, atrapador, de ensueño.
Felicidades, es un verdadero placer leerte.
Saludos!
Si tienes tiempo, me agradaría que te pasaras por mi relato, estoy en el #15
María Kersimon
21/01/2018 a las 23:29
Hola Beba,
Poco a poco haces pasar al lector del realismo a lo onírico/mágico sin mediar sobresalto alguno. Cuando uno toma consciencia de que se encuentra irremediablemente hundido en lo profundo de la sinrazón ya es tarde para remediarlo. Sin embargo no se dio cuenta del paso de la frontera de un mundo a otro. En esto consiste, en mi opinión, el mérito y lo excepcional de tu relato. Me hiciste resbalar hacia las profundidades contra mi voluntad. ¡Me engañaste!
Un abrazo.
Vespasiano
22/01/2018 a las 23:31
Hola Beba:
Extraordinario relato lleno de fantasía.
Me ha gustado de principio a fin.
En mi fuero interno pienso que tal vez el jubilado estuviera vislumbrando la posibilidad de reunirse con su esposa.
Pero a lo mejor estoy buscándole tres pies al gato.
Felicidades.
Galia
25/01/2018 a las 20:29
Hola Beba, me encantó tu ralto, me introdujo a un mundo onírico plagado de sensaciones, desborda sensualidad.
Nos seguiremos leyendo.
Saludos.
Galia
José Torma
31/01/2018 a las 20:04
Hola Bea.
A ti las tablas se te ven desde la primera mayúscula hasta el punto final. Que historia tan bien construida, no es predecible y te lleva a un ritmo cadencioso hasta el puerto de tu elección. Me ha gustado mucho.
Felicidades. De la forma yo me abstengo, tengo cero autoridad para marcar errores, eso se los dejo a los compañeros más capacitados, yo como lector he quedado muy feliz al terminar de leerte.
Un abrazo.