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Como parido dos veces - por Galia
Web: http://poesiadesdeelsentimiento.blogspot.com.ar
Humberto nació en Jujuy, provincia del norte argentino, limítrofe con Bolivia. Tierra de montañas y quebradas no le dio, durante su infancia, la posibilidad de visualizar el mar.
Cuando cumplió dieciocho años fue de viaje de estudios a Mar del Plata; allí se enamoró de ese mar amarronado con playas doradas.
De noche, cuando sus compañeros iban a bailar a las diversas discotecas, él se quedaba solo, a orillas del mar, lo olía, lo tocaba, escuchaba su murmullo.
Tantas noches en comunión marítima lo llevaron a tomar una decisión: sería marinero.
Se alistó en la Escuela Naval y este fue el inicio de una vida plena. La única nube que aparecía en el horizonte eran los 2000 km que lo separaban de su familia y la añoranza de las largas conversaciones que tenía con su progenitora con quien los unía una relación muy estrecha pues él era el primogénito.
Así, comenzó a recorrer los mares, a realizar tareas de rastrillaje, a vivir el mar.
En una oportunidad, estando en Puerto Madryn, decidió tomar clases de buceo.
Se sumergió en las profundidades de esas aguas azules y se deslumbró con la visión de la fauna y flora marina. Se le despertó, el deseo de ser submarinista.
El haber vivido toda su infancia entre montañas le había dado a su carácter una impronta especial, era reservado y le gustaba permanecer en lugares cerrados.
Sus ojos siempre habían tenido el límite de la montaña incrustada en el horizonte y la permanencia en el submarino, lejos de provocarle sensación de encierro, le transmitía protección.
Amaba el mar y sumergirse en él era como entrar en éxtasis con el objeto de su pasión.
La última misión los había involucrado en la persecusión de barcos pesqueros extranjeros. Cuando se alistaban para partir, un llamado en el celular de Humberto lo alertaba que su madre había sufrido un infarto.
No lo pensó dos veces, pidió autorización y corrió a sacar pasaje para viajar a Jujuy.
Alcanzó a regresar al puerto en el momento en que el submarino partía para desaparecer para siempre. Esta vez el marinero no subió al barco.
Comentarios (11):
Héctor Romero
17/01/2018 a las 18:06
Siempre es un placer leerte Galia. Un bonito relato, con esencia. Felicidades de parte del Literauta 127.
beba
17/01/2018 a las 23:49
Muy buena historia que incluye un doloroso suceso cercano. Excelente relato. Inesperado desenlace que incluye la frase obligatoria.Muy buena escritura.
yolareina
18/01/2018 a las 16:44
Hola Galia, primero darte las gracias por comentar mi relato. Muy bonita tu historia y un tema muy actual, suerte para este marinero que no subió.
Piquillín
18/01/2018 a las 17:10
Hola Galia: Genial, pensé en escribir sobre el tema, pero me decidí por algo más romántico. Yo en el último párrafo hubiera puesto una referencia más directo para los desprevenidos; pero ésto es algo que hubiera hecho yo. Fue un placer leerte. Si podés pasate por mi historia estoy casi al final. Piquillín.
Carmen Ramacciotti
22/01/2018 a las 13:28
Hola Galia. Estremecedor y brillante relato. Coincido con Yolareina, suerte que este marinero no subió.
Te seguiré leyendo en la próxima.
María Kersimon
22/01/2018 a las 16:03
Hola Galia,
Me gustó mucho tu relato. Gracias por tu visita al mío. Saludos.
Otilia
23/01/2018 a las 11:38
Hola Galia,
Gracias por leer y comentar.
Tu relato me ha gustado y es un recordatorio a los desaparecidos en este desgraciado suceso.
Solo es mi opinión y aunque es correcto no escribiría tan cerca progenitora y primogénito, utilizaría madre. Me pasa lo mismo con “visualizar el mar”, creo que estas palabras quitan fluidez al texto.
Buen trabajo. Saludos.
juan nadie
24/01/2018 a las 07:23
Hola Galia.
Me gusta tu relato y creo que toca un tema sensible para tu país y para toda la gente sensible.
Entrando en la construcción, no se si una coma en la segunda línea antes de ¨no le dio¨ favorecería el texto.
Un placer leerte
Ismael Tomas Perez
25/01/2018 a las 15:14
Hola Galia.
Como siempre, disfruto leyéndote. Has desarrollado un tema desgraciado muy actual, y que no debemos olvidar, como casi no se recuerda ya el mismo accidente de un submarino ruso hace tiempo. Muy bien redactado y llega a emocionar. Un abrazo
Osvaldo Vela
26/01/2018 a las 02:57
Hola Galia, te felicito por tu relato. me gustaron los primeros dos párrafos: ambos por lo corto de su extensión y lo mucho que comunican. En el primero describes su lugar de origen, y en el segundo su enamoramiento del mar: algo muy cerca del sentir de mi personaje narrador en el 157.
Estos dos arraigos tan profundo a dos lugares tan alejados el uno del otro, lo llevan a una decisión de vida. Esta, la manejas muy bien. Y el haber decidido poer su madre hace a tu relato mas grande.
te felicito y nos leemos.
Orestes Artiles
31/01/2018 a las 23:05
Buenas Galia;
te felicito por un relato muy emotivo, al igual que de actualidad (por desgracia). Sigue así, te leeré próximamente.
Gracias por comentar el mío
Un saludo.