Literautas - Tu escuela de escritura

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Enredados - por Sara SierraR.

Enredados

El hombre de cabellera rubicundamente teñida y gorro de Lepanto, se reclina en la barandilla para ver el pueblo costero que lo vio nacer. Ha estado fuera desde su adolescencia y sin ganas de volver; pero el navío necesita ser reparado. La cercanía con este puerto ha jugado en su contra. Los recuerdos que lo invaden son tan desagradables que cuando el carguero ancla, duda por un instante en bajar, pero lleva demasiado tiempo sin pisar tierra.

Al extremo derecho del barco, una feria ocupa la explanada. Dirigiéndose hacia ella recuerda la fecha; el pueblo de Santa María de los Carros celebra su aniversario.

Recorre la entrada principal abarrotada de porteños. Los puestos de comida se colocan a ambos lados haciendo un pasillo. En aquel momento, su mirada tropieza con lo inevitable, sus ojos.

Las escenas regresan a él como flashazos. Mariana embarazada, él culpando a su mejor amigo Javier, ante todos. El hurto y la muerte del viejo Matías a sus manos. La huida, el cambio de identidad.

Mariana y Javier con las manos entrelazadas, están frente a él. Le sonríen pasando de largo. La sangre fluye por sus venas agolpándose en la frente. Inevitablemente le atrae la idea de no ser reconocido. Los sigue topando un par de veces con ellos como sin querer, para comprobarlo.

Esos ojos vuelven a mirarle. La manera desparpajada con la que el marino coquetea, los atraen. El embustero ha lanzado su red y ha pescado.

Entonces no hay marcha atrás, el truhan decide quedarse, jugar su juego y ganar.

“Se ha metido en mi piel desde que lo conocí” Se dice, mientras mira el cielo raso desde la cama. “Todo lo pasado estos años, mi matrimonio e incluso mi existencia hasta ahora, fueron meros accidentes”. Observa a su pareja. “Tengo que comenzar a vivir”.

Nada más entrar al cuarto de baño, la idea regresa a su mente. Como todas las mañanas, desde el día en el que el marinero no subió al barco, Javier se hace las mismas preguntas de cara al espejo. Está convencido de que no queda otro camino.

El hastío que aparece en su rostro mientras se rasura, se transmuta en sonrisa al quitar el picaporte y salir al pasillo.

Mariana canta en la cocina haciendo el desayuno, se vuelve en seguida, le regala un –Tan guapo–.Besándolo en la mejilla.

Javier toma café, deja los huevos y las tostadas.

–Regreso tarde.

– ¿Otra vez? ¿Y ahora qué sucede?

–Lo de siempre– replica, dándole un fugaz beso en la frente–, hay mucho trabajo en la aduana.

–A este paso…

El reproche se queda en el aire; su marido cierra la puerta con fuerza nada más comenzar ella el comentario.

Mariana como todas las mañanas, desde que el marinero no subió al barco, espera unos minutos a que desaparezca el automóvil para llamarle.

–Ya tengo firmado el cheque prometido. Mañana comenzaremos nuestra aventura.

Él llega media hora más tarde, enfundado en su carismático aspecto. Lleva un espléndido ramo de flores. La empuja hacia la habitación, susurrando:
–Jamás me he sentido así con nadie.

Ella se pierde en sus brazos, entre las cuatro paredes que llama hogar.

Javier durante la inspección de los cargamentos, ve nervioso el reloj de pulsera. A la comida no resiste mas,le marca; una voz perturbada replica:

–Nunca me llamas a esta hora.

–Perdona… me muero por estar contigo. Lo he decidido, nos vamos, en un momento deposito a tu cuenta.

–No puedo hablar ahora, nos veremos pronto–, un «cariño» casi inaudible cierra la conversación.

Javier sale rumbo al hotel a pasar largas horas entre las sabanas.

Javier y Mariana nada más levantarse, se confrontan uno al otro. Los dos han llegado a la misma conclusión: no quieren estar juntos. Se despiden deseándose buena suerte.

Javier y Mariana se encuentran en el hotel,un poco mosqueados entran, hacen la misma consulta en la recepción. Se ven con incredulidad mientras se enteran que esa mañana, el marinero ha subido al barco.

Comentarios (8):

J. Guillén Devís

18/01/2018 a las 19:26

Final sorprendente. Me ha gustado mucho la historia de amor/desamor. Quizás al decir “el marinero…” cuando presentas a los dos personajes nos ofrezca una pista, pero está muy bien resuelto. Te felicito.
Saludos!!

Juana Medina

19/01/2018 a las 16:38

Hola Sara,
Una historia de enredos y mentiras muy bien llevada. Con todo, por momentos se hace un poco confusa y cuesta saber de quién hablas. Al menos, es lo que me pasó. Pero como relato de engaños y mentiras, perfecto.
Un saludo

Sara Sierra

22/01/2018 a las 00:17

Gracias J. Guillén, por tu comentario, efectivamente he puesto una pista, pero espero que sea una pista confusa y que el lector sospeche de uno u otro desenlace. De todas maneras pensaré si se puede hacer de otro modo. Paso a leerte.

Sara Sierra

22/01/2018 a las 00:27

Hola Juana, tienes razón, sin querer envié la primera versión y quedo así. Solo para que se entienda (espero). Transcribo aquí lo que debía ir.

Mariana y Javier con las manos entrelazadas, están frente a él. Pasan de largo sonriéndole mientras la sangre fluye por sus venas agolpándose en la frente. Inevitablemente le atrae la idea de no ser reconocido. Sigue topándolos un par de veces como sin querer, para comprobarlo.

Había otros cambios, pero pienso que este parrafo es el que se presta a confusión.

De todas maneras verificaré la estructura, gracias por ser mi lectora y señalar este problema
te paso a leer

Roger Nhicap

23/01/2018 a las 11:32

Hola Sara,
Me parece una narración buena, pero pienso como Juana Medina respecto a la complicado parte final, con un texto que confunde. Una cosa es dejar un final abierto a la interpretación del lector, y otra, jugar a enredar al lector con “pistas confusas”, tal como reconoces tu misma.
Yo prefiero más claridad en la escritura, sin confundir al lector, ya que es posible desviar su atención con cualquier recurso para que no sospeche la pista que has dejado, detalle que guardas para el giro final. Así, mantienes la tensiòn del lector hasta desvelar aquella pista o pequeño detalle. En mi opinión, esto vale también para un relato con personajes que mienten
No obstante, yo me quedé con un final.
Un abrazo

Sara Sierra

23/01/2018 a las 14:42

Gracias Roger,

A ti y a Juana por esta lectura. Me quede con la idea de que el final sí de entendía y era la presentación de los personajes la que no. Trabajaré en ello. Y te paso a leer.

Laura

27/01/2018 a las 11:58

Hola Sara.
Me uno a los confundidos, pero con algunas revisiones, más si ésta fue muy cercana al primer borrador, fácilmente se pueden mejorar. No entiendo la cuestión del depósito en relación con la historia.
Me encantaron muchas de tus expresiones.
Recuerda el uso de los guiones largos para los diálogos. Hay una entrada al respecto.

Hasta la próxima propuesta.

Sara Sierra

29/01/2018 a las 23:09

Muchas gracias Laura, tienes razón ( el depósito ) es mandar dinero a una cuenta, debí utilizar una palabra común para otros países . Gracias por tus comentarios

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