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LAS SIRENAS SIEMPREN MIENTEN - por Estel VórimaR.

Web: http://Queremosescribirsite.wordpress.com

El marinero no subió al barco aquella tarde, ni aquella ni ninguna otra.
El mar se le quedó mirando como reprochándole su abandono. Él, imperturbable, no hizo ningún gesto ante la constante regañina de las olas. Le hubiese gustado que le gritasen furiosas, que rompiesen contra las rocas, que devorasen con su espuma la playa, que zarandeasen las barcas que fondeaban en paz. Pero no, fue un reproche tranquilo, casi un susurro.
El mar y él eran viejos amigos. Desde que era un chaval jugaba en sus playas y se metía en el agua con la ropa arremangada tratando de coger algún escurridizo pez. Aprendió en lenguaje de las olas, el susurro de las caracolas, la danza hipnotizante de los peces mientras el sol se reflejaba en sus escamas.
Sus amigos, los de carne y hueso, comenzaron a mofarse de él. Decían que a él también le acabarían por salir escamas y que se casaría con una sirena. En todos esos años de búsqueda y aventuras, el mar fue su más fiel y discreto amigo. El mar guardaba celosamente todos los secretos, por inconfesables que fueran. El mar lo conocía tan bien que empatizaba con su estado de ánimo. Cuando estaba triste y cansado, el mar tenía ese color gris de los días de invierno. Si se sentía furioso, el mar rugía como lo hacía su alma. En los días felices, el mar también lo estaba y hasta los delfines salían a saludarle. Y en uno de esos días felices, el mar lo llevó hasta su sirena. ¿Podrían ser verdad todas aquellas leyendas que desde niño había oído narrar a los marineros en el puerto? Conocía el lenguaje del mar, el de viento y hasta el de las caracolas, pero no conocía el de las sirenas, no obstante, parecía entender su canto. Parecía escucharlas decir «no somos cuentos de viejas».
Promesas, promesas y más promesas. Mientras navegaba fue todo lo que oyó, miles de deseos hechos realidad, entonados con la voz más dulce y acompañado de la melodía de instrumentos jamás vistos por hombre alguno.
«Vaya, quien ríe el último ríe mejor, al final voy a encontrar a mi sirena».
Nunca supo cuanto tiempo pasó en aquel idílico ensueño ni cuando regresó. Solo podía recordar las voces, dulces y penetrantes. Solo podía recordar una última frase, ahora que estaba allí solo en el puerto, andrajoso y maloliente. Sin barco y sin amor, sin nada, solo con sus cantos de sirena: «las sirenas siempre mienten».
Porque como el astuto Ulises bien haríamos encadenándonos para no dejarnos llevar por los muchos cantos de sirena que se oyen este en mar de promesas rotas.

Comentarios (13):

Alfredo Mambié

17/01/2018 a las 18:46

Buenas tardes, estimada Estel. Eres la primera colega a quien tengo el honor de disfrutar. El título de tu historia me atrapó. Pude apreciar y disfrutar tu relato plenamente. ¡Sin dudas, el mar y todo lo relacionado con sus tradiciones, han sido desde siempre inspiradores! Mis comentarios sobre qué podrías considerar son dos: Añadir algún diálogo corto en sustitución de alguna de tus descripciones para enriquecerlo. Y ajustar el párrafo final en cuanto a sentido gramatical, para que quede así (observa las comas añadidas y el orden de colocación de las palabras “en” y “este”):

Porque, como el astuto Ulises, bien haríamos encadenándonos, para no dejarnos llevar por los muchos cantos de sirena que se oyen en este mar de promesas rotas.

Si gustas visitarme y darme tu opinión, estaré muy agradecido. Estoy en el#119 ¡Saludos cordiales y continúa avanzando!

Estel Vórima

17/01/2018 a las 22:22

Gracias Alfredo por leerme y por tis consejos. Corregi el relato varias veces y aun así se me pasó por alto lo de “este en” grscias por verlo.
En cuanto a lo del tono descriptivo es aposta. Me gusta trabajar el reto de literauta desde esa perspectiva aunque de vez en cuando también meto diálogos.

Alfredo Mambié

17/01/2018 a las 22:27

De nada, amiga Estel. Siempre atentos. Creo importante recibir la mayor cantidad posible de opiniones sobre nuestros escritos. Para eso estoy dispuesto a leerme más de tres historias y circular entre los participantes.

ROBERTA

17/01/2018 a las 23:29

Estel, me gustó mucho tu relato. A veces a mi también me da por describir y no meter diálogos, aunque siempre me critican por eso. De todos modos, son cuestiones de estilo, respeto las críticas. En tu caso no tengo ninguna que hacer. Saludos.

R. de Viturro

18/01/2018 a las 17:34

¡Hola, Estel Vórima!

Me ha gustado tu relato, principalmente porque soy una de esas enamoradas de todo lo que tenga que ver con las sirenas, jajaja.

Lo que tenía que comentarte como crítica ya lo ha hecho muy bien el compañero Alfredo Mambié, así que no tengo mucho que aportar aquí ^^

Felicidades por tu texto. ¡Un saludo!

PD. Soy la número 99 🙂

R.J. Esperanza Pardo

19/01/2018 a las 21:40

Hola, Estel Vórima

Bonito cuento. El narrador omnisciente nos relata aquí con su voz grandilocuente de fábula (“fue su más fiel y discreto amigo” “la voz más dulce”… “Nunca supo” o “siempre mienten” “miles de deseos” “jamás vistos por hombre alguno”…). Me ha gustado: la metáfora describiendo la relación de Ulises con el mar, el nombre del protagonista y sobre todo el descubrirlo en el final (creo que Ulises se ató al mástil para no ser atraído por el canto de las sirenas).
La última frase que nos relata el narrador me ha parecido un poco pesimista y moralizante, así como en los cuentos antiguos (como La Sirenita).

• Ojo con alguna repetición, y con la palabra “mar” que aparece bastante.

• “ropa arremangada”: no estoy segura de que la ropa se remangue, yo creo que se remangan las mangas (o los pantalones).

• “cuanto tiempo pasó en aquel idílico ensueño ni cuando”: “cuánto” y “cuándo”, acentuados.

• “Aprendió en lenguaje”: se ha colado la “n”.

Un cordial saludo y gracias por ofrecernos tu trabajo

Estel Vórima

20/01/2018 a las 13:49

Gracias R.J Esperanza Pardo por tus apuntes. Puse “ropa arremangada” porque me personalmente me sonaba mejor que poner pntalones, que era la prenda que yo visulizaba en mi cabeza. Tienes razón en la acentuación se me pasó y lo revisaré.

María Jesús

21/01/2018 a las 20:14

Hola Estel: Me ha parecido muy hermoso tu relato, en el que has hecho un homenaje al mar, que por otro lado, bien merecido se lo tiene. Yo no he notado la falta de diálogos, el que yo he escrito tampoco los tiene y nadie me ha comentado nada al respecto. Nada más empezar a leer ya me ha gustado como lo has escrito, en ese tono poético , que expresa muy bien la complicidad del protagonista con el mar. Gran trabajo.
Saludos.

Estel Vórima

22/01/2018 a las 14:42

Gracias María Jesús y gracias a todos por vuestros comentarios, son muy constructivos y ayudan a seguir trabajando.

Karla Melissa

22/01/2018 a las 20:39

Me gustó mucho tu historia y concuerdo con Alfredo en todo menos los diálogos. Son útiles pero en tu relato, no creo que le hagan falta.

Otra observación sería separar los párrafos, porque al entrar, se ve demasiado texto junto.

Gran trabajo y espero que sigas escribiendo.

Jean Ives Thibauth

23/01/2018 a las 22:32

Hola Estel.

Tu relato rezuma poesía por todas partes. Eso me ha gustado mucho.

Además, el mensaje que hay detrás de tu historia es claramente aleccionador y lo podríamos extrapolar a cualquier situación.

Te invito a que pases por mi relato. Te agradará saber que también va de sirenas. 😉

Nos seguimos leyendo.

Un abrazo.

Vespasiano

25/01/2018 a las 18:40

Hola Estel:

Gracias por pasarte por mi relato y comentarlo.

El tuyo me ha parecido un cuento muy bien construido, describiendo con acierto las situaciones variables del ánimo del protagonista y relacionándolo con el estado del mar, como si uno u otro se dejaran influenciar.

En cuanto a la forma, algunas cosas ya te han señalado otros
compañeros con los cuales estoy de acuerdo

Los diálogos, al no haber otro interlocutor en la historia, no se han hecho necesario.

Felicidades.

Laura

28/01/2018 a las 22:53

Hola Estel Vórima.
Tu relato fluye con delicadeza.
Coincido con R.J Esperanza Pardo con la reiteración de palabras. Con relación específicamente a “mar”, en oraciones sucesivas, creo que simplemente lo puedes nombrar sólo una vez:
En todos esos años de búsqueda y aventuras, el mar fue su más fiel y discreto amigo. Guardaba celosamente todos los secretos, por inconfesables que fueran, lo conocía tan bien que empatizaba con su estado de ánimo.Cuando estaba triste y cansado, tenía ese color gris de los días de invierno; si se sentía furioso, rugía como lo hacía su alma; en los días felices, él también lo estaba y hasta los delfines salían a saludarle. Y en uno de esos días felices, lo llevó hasta su sirena.
En fin, es tan sólo un aporte que tanto puedes tomar como desechar.

Hasta la próxima propuesta.

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