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El reencuentro - por @alfca30R.

Web: http://pensamientodinamico2010.blogspot.com.es/

Nadie quería el turno de noche en una gasolinera de las afueras; y más aun en noches de invierno como esas, que solo invitaban a refugiarse en el calor del hogar.

Todos sus compañeros habían preferido evitar la soledad de la noche y el lento pasar de las horas, con el único sonido del viento; y a varios kilómetros de cualquier atisbo de vida, que únicamente de manera casual o imprevista aparecía por allí.

Pero él se había adaptado perfectamente a ese turno; y a esa vida. Porque cuando dormir es una tortura, al final decides no hacerlo, y la soledad para él era una condena que llevaba cumpliendo desde hacía cuatro años.

Aquella noche era como cualquier otra; en la que los quehaceres habituales lo mantenían activo. La colocación del nuevo material para la tienda, la limpieza de los surtidores y del suelo de la estación, el ajuste de las mangueras; entre otras tareas. Todo debía estar listo para la mañana siguiente, cuando la vida decidía hacer el atropellado acto de presencia en la vieja estación de servicio.

Estaba comprobando los niveles de los surtidores en su ordenador, cuando un golpeteo en el cristal de su ventanilla le sobresaltó.

Una mujer aguardaba al otro lado del cristal. El la miró y después se fijó en que no había ningún coche aparcado junto a los surtidores, por lo que dedujo que esa mujer había llegado a pie a la gasolinera.

-¿Quería algo? –preguntó con cierto recelo.

-Quiero que vengas conmigo; Antonio – respondió aquella mujer.
Su corazón se aceleró ligeramente al escuchar su nombre en los labios de esa mujer; a la que no había visto nunca.

-Discúlpeme, Señora –respondió un tanto confundido- ¿Cómo sabe mi nombre?

-Soy Sara; Antonio –respondió la mujer.

Un escalofrío recorrió su cuerpo al oír ese nombre. Durante un instante quiso que fuera verdad lo que esa mujer decía, deseó que los milagros pudieran ocurrir en noches como esa; pero su mente sabía que era imposible.

-No sé que le han dicho de mí, señora –dijo con la voz quebrada- pero mi mujer murió hace cuatro años y no se parecía en nada a usted. Por favor, le agradecería que se fuera. Ya me ha hecho bastante daño.

-No sé qué aspecto tenía cuando me fui, Antonio –dijo la mujer- tampoco sé si el que tengo ahora es el mismo o no. Eso es algo que al abandonar este mundo deja de ser relevante. Pero sé que desde que me fui apenas duermes, porque te duele el corazón de soñar imposibles. Sé que vas todas las tardes al cementerio; que aun guardas en el armario toda mi ropa, y que la idea de dejarlo todo se te ha pasado muchas veces por la cabeza, pero que nunca romperías una promesa.

Las palabras de Sara fueron penetrando en el cómo finas agujas en la carne, hasta que su mente ya no pudo más y su cuerpo cedió hasta recostarse en la silla.

-¡Sara; amor mío! –Dijo rompiendo en lágrimas- ¿Cómo es posible?

Su mujer entró en la tienda y se acercó a él. Le cogió de la mano para que se levantase y luego le abrazó con fuerza.

-Vengo a llevarte conmigo, Antonio.

-¿Estoy muerto, Sara? –preguntó él, confundido.

-No, Antonio. Es este mundo el que está condenado. A su creador se le ha acabado la paciencia y hace tiempo que dejó de velar por él. Y sin su ayuda, la cuenta atrás comenzó hace mucho tiempo. Pero después de implorarle misericordia, aceptó salvar las muchas almas buenas que aun lo habitan.

-Entonces; ¿volveremos a estar juntos?

-Claro, Antonio –dijo ella enjugándole una lágrima. Pero debemos darnos prisa. Coge mi mano.

Juntos salieron de la tienda y avanzaron hacia el exterior de la gasolinera. Tras dar varios pasos, una senda de luz surgió ante ellos, y él se estremeció.

-Tranquilo –le dijo Sara apretando fuerte su mano- todo irá bien.

Después comenzaron a caminar por aquella senda que poco a poco iba subiendo hacia las alturas, como otras muchas que también surgieron en ese momento, y por las que caminaban otras muchas almas, dejando atrás un mundo que comenzaba a desmoronarse bajo sus pies.

Comentarios (4):

Sara Sierra

18/11/2017 a las 03:09

Hola @alfaca30 me toca leerte soy el 23
Me gustó mucho la narración, la vas tejiendo poco a poco.
La historia va diciendo el porque de su tristeza que se compensa con un final esperanzador.
lo único que me parece extraño es el uso de ;y en:

con el único sonido del viento; y a varios
perfectamente a ese turno; y a esa vida

y algún otro punto y coma que cortan un poco la frase

Un gusto leerte y espero te sirvan mis comentarios.

Robert M. Roderick

19/11/2017 a las 20:46

Hola, @alfca30:

Tu relato me ha gustado.

Estructuralmente, das al lector la dosis de literatura que espera, ya que sigues a la perfección la estructura introducción-nudo-desenlace.

Comparto lo que indica Sara sobre los “;”: alguno se podría cambiar por una coma y así se rompería menos el ritmo de lectura. También te faltan algunas tildes y has omitido las comas iniciales de algunos incisos. Los guiones iniciales de los diálogos deberías cambiarlos por rayas.

Has hecho uso de un vocabulario muy acertado, preciso y sin exceso de florituras. Esto siempre es un plus.

En cuanto al argumento, la historia resulta emotiva e interesante por sí misma, por lo que no se echa en falta un giro final.

En conclusión: arreglando los pequeños flecos técnicos, lo que te queda es, en mi opinión, un muy buen relato.

Enhorabuena.

¡Un saludo!

Wester

22/11/2017 a las 15:03

Buenas @alfca30;

Me pareció un texto bueno y emotivo al que vas acercando poco a poco a un desenlace acertado. Me gusta, personalmente, que has ido al grano en los diálogos sin florituras, lo que facilita la lectura.

No sé qué más decir, no he visto grandes cosas a mejorar. Bien hecho.

Si quieres leer el mío, estoy en el 176

charola

27/11/2017 a las 01:42

¡Hola, Alfonso!

Gracias por comentar mi relato. El tuyo me gustó desde el inicio. Ese “Nadie quería el turno de noche…” ya invita a leer. Es ágil, sencillo y poco a poco nos pones en la situación. Bien planteado el contenido, con palabras sencillas y precisas. Felicitaciones.

Los comentaristas anteriores te han dicho los fallos.

-Hay un “Señora” con mayúscula, debe ser minúscula.
-También hay muchos puntos y coma que deben desaparecer.
-Porque cuando dormir “era” una tortura y al final “decidía” no hacerlo; la soledad era para él una condena…Creo que está mejor en pasado, pues todo el párrafo está en pasado. Lo mismo sucede con el verbo decidir que siguiendo al narrador en tercera persona, allí cambia por la segunda persona.

En cuanto a los diálogos te envío este link:
https://www.literautas.com/es/blog/post-2156/10-claves-para-escribir-dialogos-eficaces/

Nos seguimos leyendo.
Un abrazo.

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