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SALIDA DE EMERGENCIA - por LauraR.+18

La gasolinera estaba desierta. Por más que esperaba junto a la puerta de mi coche, nadie salía a recibirme. Al final, decidí entrar. El local estaba frío. Hacía mucho tiempo que nadie entraba allí. El polvo se amontonaba en los estantes, atiborrados de productos de primera necesidad y de comida precocinada o metida bolsas de plástico.
Después de un buen rato conservando la esperanza de que alguien aparecería, desistí. Me dirigí hacia la puerta e intenté abrirla una, otra y otra vez, sin ningún éxito. Estaba atascada. Parecía como si la hubieran cerrado desde fuera.
El reloj empezó a correr y yo cada vez estaba más y más nerviosa. Traté de llamar por teléfono, pero ni una sola raya de cobertura en la pantalla. El sol apenas penetraba por los cristales cuando se me ocurrió rebuscar en las estanterías. Encontré un par de latas de conservas y unas latas de cerveza. Una vez acabé mi improvisada cena, abrí un armario que había al fondo de la tienda en busca de algo que pudiera servirme para escapar de aquel lugar.
En él, algunas herramientas y una linterna se convirtieron en un regalo. La idea era abrir la puerta haciendo palanca con un gancho mientras me alumbraba con la linterna.
Estuve un buen rato trabajando a destajo, pero mi esfuerzo no tuvo recompensa. La maldita puerta no se movió ni un centímetro.
Frustrada y cansada, me tumbé en el suelo. Y entonces lo escuché. Fue un grito, un lamento agudo y ensordecedor que me obligó a taparme los oídos con las manos tan fuerte que notaba el latido de mi propio corazón en las sienes.
Cuando conseguí recuperarme de la impresión, me volví. Muerta de miedo, fijé la vista en en la parte posterior de la tienda. La niña avanzaba hacia mí con una sonrisa torcida y macabra. No hablaba, pero su mirada lo decía todo. Venía a por mí.
En un instinto de supervivencia, corrí hacia la caja de herramientas y saqué un martillo.
-No te acerques –susurré con el arma entre las manos, amenazante.
La niña avanzó aún más rápido y se abalanzó sobre mí. Todo ocurrió muy deprisa. El líquido rojo y espeso empezó a brotar de la herida que le hice en la cabeza. Ella yacía en el suelo, muerta.

En el juicio dijeron que yo sufría un trastorno de personalidad múltiple motivado por los abusos que sufrí de joven. Mi abogado utilizó la supuesta enfermedad para defenderme y consiguió que me llevaran a un psiquiatra y no a la cárcel. El hombre al que maté trabajaba en la gasolinera. Nunca intenté de verdad abrir la puerta. Todo estaba en mi cabeza. Incluso la lata de carne que saboreé como si fuera el manjar más glorioso del mundo. Aún noto el amargor de la sangre en mi boca.

Pero una cosa sé seguro, él jamás volverá a hacerme daño. Y yo tampoco.

Comentarios (23):

Jaime Salcedo

17/11/2017 a las 13:08

Buenos días. Wow. Me despierto, veo que la recoopilación de textos ya está y la reviso. ¡Tu texto es el primero! (Que me aparece a mí, claro). Me encantó tu narrativa. En realidad no me esperaba el giro que diste al final y como hizo el personaje para librarse de la cárcel.
“Sólo debo recalcar dos errores que, más que fallas en tu narrativa, los veo como falta de revisión del texto.
Cuando conseguí recuperarme de la impresión, me volví. Muerta de miedo, fijé la vista en en la parte posterior de la tienda” En este párrafo considero que habría sido mejor escribir: “Cuando conseguí recuperarme de la impresión, me volví; muerta de miedo. Fijé… Y lo último sería que repetiste dos veces el en.
Por lo demás, buen texto. ¡Continua participando!
Te dejaré el link de mi texto para que te pases por allá: https://www.literautas.com/es/taller/textos-escena-48/8762

Jesus Lopez Conesa

17/11/2017 a las 16:22

Al principio crees que la protagonista esta como en una especie de apocalisis zombie y llegas a sentir ese miedo y esa supervivencia que debe de sentir por dentro pero derepente, todo da un giro y se torna macabro. Genial giro y lo he disfrutado bastante.

Por cierto, soy el participante que esta debajo tuyo, espero que te pases por mi texto y lo disfrutes tanto como yo escrbiendolo. Te dejo el link por si acaso https://www.literautas.com/es/taller/textos-escena-48/8677

ANGEL CLIMENT

18/11/2017 a las 11:15

Laura: Contento de volver a leerte, me ha gustado tu relato, bien llevado y subiendo la intriga, con un final inesperado.
Nos leemos soy el 46.
Saludos

Juana Medina

18/11/2017 a las 18:21

Ay,ay,ay, Laura, ¡qué miedo! Me angustié muchísimo tratando de abrir esa maldita puerta. La salida de emergencia del relato me pareció genial.
Un saludo

Leonor Cuevas Martín

18/11/2017 a las 21:15

Hola, Laura: Me ha tocado leerte supongo, pues soy la última y no tengo siguientes, así que leo los tres primeros.
Me ha gustado tu relato, inquietante, sorprendente y con giros que hacen ver que se trate de un sueño o de un problema mental como aclara. El final no lo he entendido, “Y yo tampoco”.
Como ya te han comentado he visto unos tres errores por falta de revisión: “alguien apareciera” y has puesto aparecía. “En en”, que te han dicho y “o metida en bolsas”, te falta “en”.

La evolución del relato me ha gusta, transmite fluidez e inquietud.

Un saludo.

Si te apetece pasar por el mío, soy la última.

María Jesús

19/11/2017 a las 19:32

Hola Laura: Me ha gustado mucho tu relato, ya empieza produciendo cosquilleo de ansiedad al leer que la protagonista se queda encerrada, y lo pasas fatal con ella. Aunque el relato en si es muy bueno, el final me desconcierta un poco, pero es solo mi apreciación. Un saludo.

el chaval

19/11/2017 a las 20:45

Hola Laura,Una historia muy triste para los que tengan ésta enfermedad. La línea final es estremecedora, demuestra que no está curada.
Cositas: es mejor decir “apareciera” ; tapar los oídos con las manos, falta una coma y “tan fuerte otra” La parte posterior de la tienda, no es mejor “trastienda”? Hasta otra

Héctor Romero

20/11/2017 a las 04:04

Laura ha sido un placer leerte, por algunos momentos sentí alguna coincidencia con el mio. Si gustas revisarlo aparezco en el número 19. Me ha gustado mucho con todo y giro final.

Ane

20/11/2017 a las 15:02

Hola Laura, estoy de acuerdo con el resto de compañeros con respecto a que es una historia que refleja bien el estado de ansiedad por el que pasa la protagonista, así como el giro que das al final. Ahora bien es muy narrativo, es decir, apenas hay diálogos obviamente por la tipología de la trama. Que ella se encuentre o crea encontrarse sola durante la mayor parte del relato lo dificulta. Si acaso incluir varios pensamientos en voz alta puede que rompa un poco la narrativa logrando una lectura más amena. Es solo una opinión particular.

Por otro lado hay un momento en el que la protagonista oye un lamento y sigue: “La niña avanzaba hacia mí con una sonrisa torcida…” Entiendo que lo más correcto sería decir: “Una niña avanzaba hacia mí…” puesto que es la primera vez en todo el texto que hablas de una niña, hasta entonces el lector no sabía nada de ella.

Es mi parecer. Eso no quita que el relato no me haya gustado, al contrario.

Si te apetece visitarme estoy en el 135. Saludos.

Guiomar de Zahara

20/11/2017 a las 16:56

Laura: lo primero agradecerte tu paso y las palabras sobre él.
El tuyo lo he leído de un tirón. la idea me ha parecido original y ¿Algo surrealista? quizá.
Cuando leo algo que me atrapa no me fijo -si no es muy grave- en puntuación o cosas por el estilo. Me quedo que es fácil leerte y tu estilo es fluido.
¡Enhorabuena!

LUIS

20/11/2017 a las 18:07

Hola, Laura, gracias por leer mi relato. Buena historia la tuya que mantiene la intriga desde el comienzo. Un buen final, aunque triste. Felicidades.Una abrazo.

Maureen

21/11/2017 a las 08:30

Hola, Laura.

Me ha gustado el giro final de tu historia; ya pensaba que iba a ser una historia de terror con fantasmas o zombis y le das un giro inesperado en el que la primera parte es la “fantasía” de la asesina. Me gusta además cómo juegas con el lector con ese narrador no fiable que empleas.

Eso sí, creo que el final lo entiendo pero no acabo de estar segura. ¿La niña a la que mata es en realidad el empleado de la gasolinera? ¿Por qué mata a ese hombre? Das a entender que ella era consciente en todo momento de lo que estaba haciendo (ya que hablas de su “supuesta” enfermedad), por lo que me habría gustado alguna aclaración a ese respecto.

Un detalle: para los diálogos, se emplea la raya y no el guion. Se puede escribir con Alt+0151.

Un saludo

Laura

21/11/2017 a las 10:50

Hola Laura.
Soy Laura del 53.
Coincido con Maureen en la niña y en el hombre muerto que aparece al final. El hombre no está nombrado en ningún momento como para justificar su aparición al final, al menos en mi opinión. Tan sólo dejaría que había matado a la niña que simplemente le había ofrecido algo, unas flores tal vez que vendía.
El amargor de la sangre me chocó un poco. Por empezar, no estoy segura de que la sangre sea amarga. Tan sólo dejaría “el sabor especial/característico/etc de la sangre en mi boca”
Hasta la próxima propuesta.

Alejandro Huerta Sánchez

21/11/2017 a las 17:18

Hola Laura, te escribe el vecino del piso 137.
Creo que la acción ocurre tan rápido que la tensión no surte efecto. Al menos, no para mí.
Supongo que debe ser por las reducidas 750 palabras.
Enhorabuena!!!
Saludos

Robert M. Roderick

21/11/2017 a las 21:52

Hola, Laura:

Tu relato me ha parecido sorprendente. El desarrollo está bien trabajado y el giro final ha resultado imprevisible. Bravo.

Sólo he apreciado, como pega, ese “en” que ya te ha comentado Leonor.

¡Enhorabuena!

¡Un saludo!

beba

22/11/2017 a las 13:13

Hola, Laura: Un personaje para psiquiatra, o para Hitchcok.¡Perfecto!
Una prosa rica, limpia y ordenada.

María Kersimon

24/11/2017 a las 09:57

Hola Laura,
Un final realmente sorprendente e inesperado hace la originalidad de tu relato. Hay aquí y allí algunas faltas de puntuación y un olvido de preposición (de) sin gran importancia. El paso de un personaje a otro en la percepción de la protagonista, sí, es algo arriesgado y hace que el lector quede algo perplejo ante semejante mutación. Sería interesante acercar un poco más la ficción percibida a la “situación vivida” de modo que se pudiera entender mejor la deformación producida por la enfermedad.
No quita el interés del giro final que da la vuelta a toda la historia. Sigue escribendo.

Pulp

25/11/2017 a las 10:23

Hola Laura! Buen relato, me enganchó por completo. El giro sorprende, pues parece que nos lleves hacia otra resolución, lo has hecho bien. La única pega es lo que dices sobre el sabor de la sangre, no lo acabo de entender. Probó la sangre del empleado? Era lo que estaba haciendo en lugar de cenar? Pero si es así, eso sucedió antes de que le diese el golpe a la niña y, por tanto, matase al empleado.
Si me lo aclaras me haces feliz 😛

Zack

25/11/2017 a las 20:32

Me ha parecido brillante! Ese giro cuando piensas que estás ante el “típico panorama” apocalipsis zombie es simplemente una maravilla.

Cesar

27/11/2017 a las 10:58

Hola. muy buen relato. es atrapante. Genial. muy buen giro, no me lo esperaba.
podes darle una revisión y ver como quedan mejor uno que otro párrafo. y algunos errores de repetición: “en el”
Te felicito. Me gusta mucho

Don Kendall

29/11/2017 a las 12:51

Hola Laura,
Una buena escena, un buen trabajo para el taller de escritura. Planteas un narrador en primera persona en tiempo pasado que a su vez es el personaje principal. Eso funciona bien presentado como «plano secuencia», todo sucede un poco según el modelo “neoclásico” : unidad de acción, de tiempo, y de espacio. El riesgo que tiene esto es que si como autora vas a justificar un trastorno del comportamiento en el personaje, estás obligada a cambiar algo en la estructura anterior, si no quieres que el lector se escape frustrado y con la sensación de ser engañado.
El párrafo final merece la pena que le des un par de vueltas, que pueden dar lugar a un abanico de intervenciones muy amplio :
Desde el suprimirlo sin más, con un final «cliffhanger», hasta un cambio de narrador , de lugar, de tiempo cada uno o los tres en conjunto.
En resumen, es tu relato y esto que te digo ya sabes que es una opinión sin más pretensiones.
Gracias por esta aportación. Un abrazo y seguimos leyendo y escribiendo

el chaval

29/11/2017 a las 19:42

Hola Laura, Cuatro días antes del envío todavía no le tenía revisado y contaba con 1.260 palabras. Deprisa y corriendo, me salió este bodrio que no tenía que haberlo enviado. Te agradezco tus comentarios y no pienses que pueden herir, es así como debe ser para ir sumando en lo bueno.Espero leerte en tu próximo relato para dar mi opinión. Ahora me es imposible. Un cordial saludo

Jean Ives Thibauth

26/12/2017 a las 23:37

Hola Laura.

Un relato estremecedor, sin duda. La frase final es todo un broche que le da la vuelta a todo el contenido.

Enhorabuena.

Nos seguimos leyendo.

Un abrazo.

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